Twitter: @chonet
Y ya tenemos campeón de la final de la Stanley Cup 2017. Los Pittsburgh Penguins se convirtieron en el primer equipo de la NHL en el presente siglo que logra defender con éxito su título, luego de derrotar en seis partidos a los Nashville Predators. El equipo dirigido por Mike Sullivan logró hacer historia, duplicando su título por primera vez desde el bicampeonato de los Detroit Red Wings a finales de los años 90, equipo que ya reseñamos en la crónica previa a las finales.
Los Predators, por juego y
momentum, iban directo a la victoria, pero casi al final, el desaparecido
novato (venía de 8 partidos seguidos sin anotar gol) Jake Guentzel marcó el gol clave con un disparo que se coló arriba
de la portería de Pekka Rinne. Al
final, se concretaría la dupleta de Nick Bonino, con un gol en portería
vacía.
Dos días después, en el mismo PPG Paints Arena, el segundo duelo. De seguro, no se
repetiría una secuencia de tres goles rápidos para los locales. Pero para sorpresa
de muchos, se volvió a dar. En el primer período, por fin
Nashville pudo ponerse en ventaja, con un golazo de Pontus Aberg, quién en un esfuerzo solitario, venció la débil marca
de Olli Maata y con un rápido
movimiento derrotó a Matt Murray. El
empate llegó luego de un pobre PP de los Penguins, gracias a un jugador que,
ahora, estaba en estado de gracia, Jake Guentzel.
En el comienzo del tercer
período, la avalancha pinguina. Luego del pitazo inicial, una rápida contra de
los locales via Bryan Rust. El
oriundo de Pontiac lanzó un potente disparo, y el rebote dejado por Rinne queda
a merced del talentoso novato Guentzel, para poner el 2-1. Los otros dos goles,
llegaron tres minutos después, y en un lapso de 15 (si, quince!!!!) segundos. El
primero vendría de la mano de Scott
Wilson, quién le dio un insignificante toque al puck luego de un pase de un muy irrelevante Phil Kessel, que permitió el rebote en
el patín de Fiddler. El disco entró por un espacio también insignificante, para
decretar el 3-1.
Al rato después, la velocidad impresionante de Malkin le permitió sacar una enorme ventaja a Roman Josi y sacó un bombazo que se metió arriba de la portería de Rinne. Un Pekka Rinne que recibió 9 goles en 37 tiros al arco, que lo condenó a salir por el resto del partido, para dar paso al finés Juuse Saros. El reserva salió invicto gracias a un gol anulado por el mismo mecanismo del partido anterior. Un offside visto en el replay. 2-0 en la serie y los Predators tenían que preparar la batalla de los partidos tres y cuatrp en un verdadero volcán en ebullición, el Bridgestone Arena.
Al rato después, la velocidad impresionante de Malkin le permitió sacar una enorme ventaja a Roman Josi y sacó un bombazo que se metió arriba de la portería de Rinne. Un Pekka Rinne que recibió 9 goles en 37 tiros al arco, que lo condenó a salir por el resto del partido, para dar paso al finés Juuse Saros. El reserva salió invicto gracias a un gol anulado por el mismo mecanismo del partido anterior. Un offside visto en el replay. 2-0 en la serie y los Predators tenían que preparar la batalla de los partidos tres y cuatrp en un verdadero volcán en ebullición, el Bridgestone Arena.
Y fueron muy contundentes. Un global de 9-2 se llevaron los Penguins de vuelta a casa. En el tercer partido, Pittsburgh se puso en ventaja, nuevamente de la mano de Guentzel, y terminó el primer período arriba en el marcador. Pero el segundo período fue la fiesta de Roman Josi. El fenomenal suizo anotó el empate con un balazo y luego dio asistencias a Gaudreau y James Neal, éste último aprovechando un rebote y pase de Viktor Arvidsson, para cerrar el período con un sólido 3-1. En el tercer período, los Penguins literalmente desaparecieron. Smith con un disparo frente a Miller y Ekholm, con un fuerte y angulado disparo cerraron la goleada 5-1. La sensación posterior era que unos Predators más disciplinados estarían tranquilamente en ventaja de 3-0.
La serie se empató 48 horas después. Los Penguins solo
anotarían en el primer período, con el empate parcial de Sidney Crosby, luego de la oportuna acción de Calle Jarnkrok para
abrir la cuenta. Luego del primer intermedio, Gaudreau anotaría su tercer gol
de la serie para romper el empate, en una rápida movida detrás de la portería,
que tuvo que ser confirmada luego de revisar el video. Los Penguins tuvieron
grandes oportunidades para empatar, pero una gran tapada luego de un violento
lanzamiento de Crosby y, tras cartón, otra salvada imperial de Rinne impidió el
2-2. En una contra, Arvidsson anotaría el casi definitivo 3-1, el cual fue
confirmado con un Empty Net Goal de
larga distancia, cortesía de Filip
Forsberg. Sería el último gol de los playoffs para los Predators.
Como sucede habitualmente, el
quinto partido sería clave. Podía dejar match point a los Predators, quienes
podrían finiquitar su primer título en casa. Pero justo se les ocurrió jugar el
peor partido de la serie. Y los Penguins, jugaron el mejor. En menos de 7 minutos ya los
Penguins estaban 2-0, con sendos goles de Justin Schultz y Bryan Rust. En la
agonía del período inicial, los locales se ponían 3-0 con una combinación
extraordinaria de Phil Kessel y Evgeni Malkin. El primero, controlando
con maestría el disco, esperando con paciencia la llegada del ruso, quien con
un bombazo de primera, derrotó a Rinne. Nuevamente sería sacado del partido.
El segundo período también fue muy contundente. Connor Sheary le dio rápidamente la
bienvenida a Juuse Saros, luego de
un genial pase de Crosby. Luego, Kessel firmó su oportuna reaparición, con un
disparo solo a media distancia. Al terminar el período, una esforzada salida
desde propio campo del defensor Ron
Hainsey le permitió llegar al
gol luego de una nueva combinación de Kessel y Malkin. Se repetía la misma
fórmula, pero en orden distinto, al 3-0
del primer tiempo. Partido más que finiquitado. El período final estuvo de más,
aunque se destacó por sus 14 penalidades, 9 de ellas por peleas, mala conducta
y actitud antideportiva. Aunque lo más violento había sucedido en el primer
período, donde en una acción que pasará a la historia, un violento Sidney
Crosby -quién ya sufrió conmociones cerebrales en el pasado - golpeó
repetidamente contra el hielo la cabeza de
P.K. Subban, situación lamentablemente ignorada por los jueces. Algo que no
va a ayudar a la imagen de jugador sucio que tiene la superestrella de los
Penguins.
El partido 6 suponía el regreso a
la caldera de Nashville y la oportunidad de los locales de salvar el match
point que tenían en contra, el primero de todos los playoffs. Hubo
oportunidades para ambos equipos, generando un partido muy dinámico y muy
entretenido. Rinne y Murray fueron figuras durante todo el encuentro.
Los errores arbitrales fueron muy
comentados. En el segundo período, un disparo a quemarropa de Filip Forsberg es
contenido de forma parcial por Matt Murray. Pero en un costoso error, el
referee Kevin Pollock firmó su sentencia de muerte en el estado de Tennessee y
pitó apresuradamente el fin de la jugada, pensando que el portero había
detenido completamente el puck. Pero no fue así, el disco se deslizó por debajo
de joven guardameta y quedó a merced de Colton Sissons, quien anotaría. Luego
del replay, el equipo arbitral confirmó la anulación del gol. Error costoso que
cambió en parte el destino de la serie.
En una inocente jugada cerca de la pared del lado de Nashville, el defensa Ryan Ellis hizo rebotar el puck contra el muro. El Center Calle Jarnkrok, algo perdido en terreno defensivo, no fue capaz de enviar lejos el disco. Chris Kunitz lo tomó en terreno contrario y buscó a Justin Schultz, quién intentó un fuerte disparo a la derecha del portero. Luego del rebote en la pared y la parte posterior del arco, apareció un desaparecido Patrik Hornqvist, quién en un rápido movimiento, se desplazó del frente del área celeste, se puso a la izquierda de Rinne, hizo rebotar el puck en el codo izquierdo del portero, quién desesperado, no pudo dar con el disco y le dio un golpe en la cara al que inició la jugada, Ryan Ellis.
Luego de la revisión por posible
interferencia sobre el portero, se confirmó el gol, y en las postrimerías del
partido, un gol con la portería vacía de Carl Hagelin sentenció la serie, la Copa y
el bicampeonato para la franquicia de Pittsburgh. Quinto título en seis
finales, y todas logradas fuera de casa. Los jugadores felicitaban con
todo al joven Matt Murray, quien
sacó dos blanqueadas en los partidos 5 y 6 de la serie. Mientras tanto en
Pittsburgh, una multitud pagó 10 dólares para ver el partido en la pantalla del
PPG Paints Arena. 19.000 fanáticos lloraron de alegría con el nuevo éxito de los
Penguins.
Sidney Crosby se llevó por
segundo año seguido el Conn Smythe Trophy, que premia al
mejor jugador de todos los Playoffs. 27 jugadores (incluyendo tres lesionados,
como el destacado defensa Kris Letang)
y 26 entrenadores, administrativos y miembros del Front Office -incluyendo a
la leyenda y dueño Mario Lemieux-
se ganaron el derecho de ver sus nombres grabados en la legendaria Stanley Cup.
Los Penguins se convirtieron,
junto a los Edmonton Oilers, en los
equipos con más campeonatos de la Stanley Cup dentro de las franquicias que no
formaron parte del Original Six, superando
a un rival clásico, los New York Rangers,
aunque aún quedaron muy lejos de los 24 títulos de Montreal Canadiens, los 13 de Toronto Maple Leafs y los 11 de Detroit Red Wings. Eso sí, han quedado apenas a un título de Boston Bruins y Chicago Blackhawks, por el cuarto lugar en el historial de campeones.
Nos veremos en una próxima
oportunidad.
Claudio Jorquera es columnista invitado en Gringo Sports. Es uno de los responsables de NFL Chile, siendo columnista y conductor del podcast de aquel sitio. Además, contribuye para Spanish Bowl.
No hay comentarios:
Publicar un comentario