
Pequeños gigantes: previo al partido se habló mucho del impacto que podría tener Rob Gronkowski debido a su increíble combinación de tamaño, fuerza y manos seguras. En parte, fue factor atrapando seis pases y anotando en el segundo cuarto (24 yardas), pero muchas otras secuencias fue alineado como ala abierta o en el slot solo para arrastrar marcas. Y en esas jugadas, otro jugador de estatura mucho más baja tomaron el protagonismo. Julian Edelman, quien hace unas semanas sorprendió lanzando un pase de touchdown, suele destacar por su velocidad e intuición para atacar espacios que dejan los rivales. Anoche, Brady lo encontró en nueve ocasiones, todas ellas en rutas cortas o medias en las que el receptor aprovechaba el espacio que dejaban los Seahawks para sacar más yardas y sin miedo por si tenía que enfrentar intentos de tackleo. Completó 109 yardas y atrapó el pase que acabó siendo el ganador para los Pats. En su sexto año en la NFL, Edelman tuvo finalmente su noche estelar y quizás tenía tantos méritos como Brady para ser premiado como el más valioso del partido.
El perímetro rindió: si bien permitieron cuatro pases de +20 yardas, los secundarios de los Patriots desarrollaron una buena labor cubriendo las rutas de los receptores de Seattle, ya sea en coberturas personales u ocasionalmente, jugando en zona. De ahí se explica porqué Russell Wilson tenía tanto tiempo en el pocket, porqué terminó con un discreto 12/21 en pases y porqué eligió correr en algunas jugadas. Chris Matthews, quien no había atrapado un solo pase previo a este juego, sorprendió en un momento recibiendo cuatro pases con un touchdown incluído, pero una vez que causó estragos le pusieron a Brandon Browner en marcación personal y ahí murió la sorpresa. Crédito para Bill Belichick y el coordinador Matt Patricia por esos ajustes. Y por supuesto, un merecido reconocimiento para Malcolm Butler, el safety que hace poco más de un año jugaba en un equipo de segunda división universitaria, quien fue clave defendiendo algunos pases y asegurando el triunfo con su intercepción. Mérito suyo, puesto que en esa jugada anticipó el envío de Wilson y la trayectoria que pretendía realizar Ricardo Lockette. Butler llegó primero, se quedó con el ovoide y selló la victoria.
Marshawn bestial: el corredor de los Seahawks es el mejor de toda la liga y anoche lo demostró, corriendo sumando yardas y arrollando rivales. Su fuerza para derribar tackles y seguir moviendo las piernas hacia adelante son sus cualidades distintivas, aún si todo el equipo contrario se amontona para intentar contenerlo. Lynch fue la principal razón por la que Seattle pudo reaccionar ante un lento comienzo y fue el caballito de batalla, como lo ha sido en tantas jornadas. 102 yardas en 24 corridas con un touchdown. Revisando su producción, con mayor razón cabe la duda de porqué Pete Carroll no ordenó una jugada para él cuando los Hawks tenían la chance de ganar el partido en el último minuto, en la yarda uno.

El partido en si, fue bien disputado y de rápido desarrollo, algo que se agradece en tiempos en que comienzan a abundar partidos tediosos como pasó con varios de temporada regular. Y el último cuarto fue un claro ejemplo que muestra porqué el Super Bowl es la fiesta por excelencia del deporte norteamericano y uno de los mayores eventos deportivos a nivel mundial. Primero, por lo brillantes que fueron Brady y los Patriots para nunca perder la calma y ser capaces de remontar un déficit de 10 puntos. Y después, con toda la emoción que tuvo la última ofensiva de los Seahawks. La recepción en el piso de Doug Baldwin, por el contexto, recordó a muchos a aquella jugada de David Tyree hecha hace siete años en el mismo University of Phoenix Stadium. Y luego, en el último minuto, el tiempo corría, ninguno de los coaches pidió tiempo fuera (algo curioso, por decir lo menos) y la jugada que decidió el encuentro. Un duelo que cumplió con la expectativa y que sin duda fue uno de los mejores de los últimos años.
Seattle falla en su intento por repetir como campeón y ahora tendrán un reto igualmente complejo, puesto que les tocará renovar contratos de jugadores claves como Russell Wilson y Bobby Wagner, además de Marshawn Lynch a quien ya le estarían ofreciendo una extensión. Por su parte, New England termina con una espera que se estaba haciendo larga. Tuvieron que pasar 10 años para conseguir el cuarto trofeo Lombardi y por las reacciones post-partido de Brady, Belichick y el dueño Robert Kraft, este título tiene un valor muy especial, quizás mucho más que cualquiera de los tres ganados a principios de la década pasada. Los Patriots igualan la línea de los Green Bay Packers y los New York Giants con cuatro victorias en el Super Bowl, siendo superados por los Pittsburgh Steelers con seis y por los Dallas Cowboys y los San Francisco 49ers, con cinco cada uno.
Brady tiene su cuarto anillo de campeón y además, acaba esta serie de playoffs con 21 triunfos en rondas finales, el mejor de toda la historia entre quarterbacks. Belichick suma cuatro campeonatos ganados como entrenador, igualando lo hecho por Chuck Noll y Hank Stram y la franquicia de New England pasa a ser la que más títulos ha ganado en lo que llevamos de Siglo 21, además de tener el mejor rendimiento de toda la NFL en los últimos años, con un 73% de partidos ganados. El título que parecía esquivo finalmente llegó, los Patriots tienen su cuarto trofeo acallando todas las críticas por el conflicto de los balones desinflados. De la forma que sea, demostraron ser los mejores en un Super Bowl que hizo honor a su nombre, por el partido y el ganador del mismo. Un súper campeón.
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