viernes, 20 de junio de 2014

Eternal Spurs


Como si fuera un guión escrito a la perfección. A 15 años de la obtención de su primer título, los San Antonio Spurs cerraron el curso 2013/2014 de la NBA en lo más alto, festejando su quinto campeonato. Este, tiene un sabor muy especial. Ciertamente, no es igual al primero (1999), al segundo (2003), al tercero (2005) o al cuarto (2007), en el que la franquicia alcanzaba un nivel de excelencia en su método y ejecución del mismo. Este quinto título representa la consagración definitiva de un proyecto, en el que todas las piezas importan y todas reman en la misma dirección. Es el triunfo de un gran equipo. Así, puramente tal. Equipo, grupo, colectivo. En los titulares queda el trío Tim Duncan-Manu Ginobili-Tony Parker, pero en la práctica los trece integrantes del equipo aportan. Todos aportan, todos se mueven, todos juegan, todos pasan la pelota, todos lanzan, todos anotan. Al final del ciclo, todos ganan y todos sonríen. Porque así lo practican y así lo sienten, el talento individual al servicio de un objetivo común.

El sabor especial de este triunfo también queda demostrado en como y contra quién se consiguió. El último obstáculo era el Miami Heat. Bicampeones defensores, con los que habían caído dramáticamente en las Finales pasadas, una serie en la que San Antonio tuvo contra las cuerdas a Lebron James y compañía, hasta
que un triple salvador de Ray Allen y los eventuales triunfos del Heat en el sexto y séptimo juego aseguraron el trofeo para Miami. Ellos eran los monarcas, el modelo a seguir en la liga, el que mejor aplicaba defensiva y ofensiva. Pero los Spurs estaban decididos a tener su revancha. Y no solo la tuvieron, la aprovecharon y la jugaron con un nivel técnico casi inaudito para una serie por el título. Cortinas, sucesión de pases, movidas con y sin la pelota, ofensivas al poste, rotación a las esquinas, tiros cercanos al aro y lanzamientos de tres puntos. La actual versión de los Spurs alcanzó la cúspide y ocurrió en el momento ideal. No solo ganaron la serie en cinco encuentros, acabaron pulverizando a un adversario que era visualizado por la liga como un monstruo indestructible. La sinfónica del maestro Gregg Popovich dio una cátedra, una revolución sin serla necesariamente. Su modo de juego parece inusual para los estándares de la NBA, pero en verdad, no es más que baloncesto clásico expresado de forma sublime por las 'Espuelas'.

Hablar de los Spurs es hablar de los fundamentos de Duncan, así como de las filtraciones de Parker y las jugadas de alto impacto de Manu. Y también lo es hablar del carácter de Kawhi Leonard (MVP de las Finales con 22 años de edad, oficialmente nació una estrella), la versatilidad de Boris Diaw, el crecimiento de Tiago Splitter, la eficiencia de Danny Green, la sutileza de Marco Belinelli y la superación (a sí mismo) de Patty Mills. Todas esas variables, tan distintas y tan ideales para conformar una fuerza colectiva armónica y admirable. Cuando un grupo logra conjuntarse y adquirir una coreografía natural y genuina, su puesta en escena es una auténtica delicia para quien lo ejecuta como quien lo observa. Y si no basta con su apreciación en la pista, en pleno juego, los números no hacen más que confirmarlo. A continuación, la producción ofensiva de los Spurs a lo largo de la serie.

Juego 1 (victoria): 110 puntos, 40 canastas convertidas, 30 asistencias, 59% de conversiones, 52% de triples.
Juego 2 (derrota): 96 puntos, 37 canastas convertidas, 16 asistencias, 53% de conversiones, 42% de triples.
Juego 3 (victoria): 116 puntos, 38 canastas convertidas, 21 asistencias, 59% de conversiones, 45% de triples.
Juego 4 (victoria): 107 puntos, 40 canastas convertidas, 25 asistencias, 57% de conversiones, 43% de triples.
Juego 5 (victoria): 104 puntos, 37 canastas convertidas, 25 asistencias, 47% de conversiones, 46% de triples.

Incluso en su única derrota de la serie, por apenas dos puntos de margen, los Spurs sostuvieron un alto índice de asistencias, que derivaron en una altísima efectividad en sus lanzamientos. Nada es casual, todo fue producto de su método. Curiosamente, los mejores pasajes los vivieron en el tercer y cuarto partido, ambos disputados en Miami, donde los Spurs lograron una diferencia de 20 puntos en ambas victorias. Esa expresiva diferencia se manifestó porque su rotación de balón alcanzó un grado en el que los jugadores se pasaban la pelota de memoria. Recibir y pasar al instante. Entrenamiento, repetición, ejecución, conversión. Eso puede lograr una idea que es ejecutada con convencimiento, en el que su nivel de excelencia puede volverse algo endemoniado. Un ejemplo: la primera mitad del tercer juego. En esos 24 minutos, San Antonio encestó 25 de 33 intentos a la canasta y 6 de 9 triples con 71 puntos en total. Esa ejecución parece propia de un videojuego, lograda con una práctica adictiva. Los Spurs lo hicieron en el básquetbol real y en un juego de Finales. Tan surreales son esas cifras que claramente indicaban que estabamos en presencia de un eventual campeón.

La grandeza, la verdadera grandeza, no sabe de modas, épocas específicas o fechas de vencimiento. En los últimos 15 años, los Spurs han ganado el 70% de sus partidos oficiales, más que ningún otro equipo en la NBA durante ese lapso, y de seis finales disputadas han ganado cinco. Eso es una dinastía, que ha sabido mantenerse en el tiempo, madurar, evolucionar y alcanzar un punto en que es inevitable su reconocimiento. Nunca los Spurs habían tenido suficiente crédito. Tal vez por ser de una ciudad 'chica' como San Antonio, por su estilo más asociado con la FIBA que la misma NBA, porque Duncan debe ser posiblemente la estrella con menos marketing, por la apariencia apática y cuadrada de Popovich. Claro, la apariencia. En verdad, esta franquicia ha flexibilizado y renovado sus recursos, por decisión de 'Pop' y en beneficio del equipo. La consagración de un proyecto que, a corto plazo, no parece tener fin. No solo fuimos testigos de la versión 2013/2014 de los Spurs, en la que reflejaron su mejor cara y expresión en toda su historia, sino que también asistimos a una brillante clínica de básquetbol.