Cada semana, hay partidos que son caracterizados por una serie de sucesos o una acción específica que cambia el curso del mismo, impulsando a un equipo y desmoralizando a otro. Algunas de estas jugadas surgen por decisiones del entrenador, como ocurrió ayer con los Detroit Lions. Con el propósito de ser "agresivos", como declaró Jim Schwartz después del juego, decidieron hacer una jugada de engaño en 4° y 5, a 10 yardas de la línea final y estando arriba por tres puntos, en el cuarto período. El snap fue tomado por Sam Martin, quien fue detenido a dos yardas de conseguir el primer down y, en el acto, le zafan el balón que acabó siendo recuperado por Ryan Clark y, con ello, la posesión era para los Pittsburgh Steelers.
Posteriormente y con todo el ímpetu a su favor, los Steelers anotaron en sus próximas dos ofensivas (consumiendo casi 10 minutos de juego) y acabaron ganando el partido. En un juego cerrado, de visitante, ante un rival complejo y con lluvia, no resulta muy necesario sacar jugadas de fantasía. Más aún, si se está defendiendo una ventaja. En esos casos, siempre se sugiere jugar más a la segura. No se trata de no arriesgar, sino que saber cuando y cómo hacerlo.
Si de jugadas cambiantes se trata, en el duelo de Ohio entre Cincinatti Bengals y Cleveland Browns si que las hubo. Los Browns acabaron el primer cuarto con ventaja de 13-0, luego de una intercepción devuelta a touchdown de parte de Joe Haden. Los visitantes ganaban y en Paul Brown Stadium se respiraba una sensación de incomodidad, la cual desapareció antes de llegar al intermedio. Los Bengals ya habían revertido el marcador con dos pases anotadores de Andy Dalton y prácticamente, aseguraron el triunfo en el segundo cuarto.
Primero, con un despeje bloqueado y devuelto a las diagonales por Tony Dye, y después, con un balón suelto de Chris Ogbonnaya fue recuperado y convertido en seis puntos, por Vontaze Burfict. Con sólo algunas acciones, el equipo bengalí dio vuelta un escenario muy desfavorable y se afianza en lo más alto de su división, mientras que Cleveland se desmoraliza producto de las mismas secuencias. Claro, además no ayuda mucho tener de quarterback a Jason Campbell.
En Louisiana Superdome hubo espacio para la controversia. Con poco más de tres minutos por jugar en el duelo entre New Orleans Saints y San Francisco 49ers, estos últimos parecían encaminarse a un valioso triunfo como visitantes, luego de un balón suelto provocado por Ahmad Brooks y recuperado por Patrick Willis... ¡Pero! esperen un momento. En la jugada (3° down y 2), se marcó un foul personal a Brooks por un golpe al cuello de Drew Brees y por resultado, significó un primer down automático para los 'Santos'. El contacto como tal, existió. Ahora, ¿fue realmente como para lanzar un pañuelo? ¿Puede un jugador defensivo frenar su ímpetu cuando está intentando hacer su jugada? Los ajustes de reglamento han limitado a los defensivos y muchos golpes, antes catalogados legales, ahora se marcan beneficiando a los ofensivos y en este caso, dándole una nueva oportunidad a New Orleans que logró igualar el juego.
Donde no hubo dudas fue en el despeje que efectuaron los Niners, a casi 1:40 de finalizar el tiempo reglamentario. Darren Sproles pidió recepción libre, pero al atrapar el balón fue golpeado por Kassim Osgood. Error mental clamoroso que costó 15 yardas y con ello, algo más de facilidad para que los Saints movieran el balón 47 yardas, hasta el gol de campo de Garrett Hartley que aseguró el triunfo para los locales. Resulta increíble que en un equipo con pretensiones de campeonato se cometan errores por desconocimiento u olvido de reglas y/o desconcentraciones.
Aunque si consideramos que el entrenador en jefe de San Francisco es Jim Harbaugh, quien malgastó sus dos desafíos de jugada en la primera mitad, los errores son más entendibles. Pero de esas calamidades, mejor hablamos en otro episodio.
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