lunes, 5 de enero de 2015

Rumbo a Arizona (I)


Para comenzar, una observación general: esta serie de partidos en la ronda de comodines dejó de manifiesto que la NFL no necesita más equipos en la postemporada, como tanto anhela el comisionado Roger Goodell quien desea añadir un conjunto más por conferencia a partir de la próxima temporada. Este fin de semana, tuvimos un aborrecible Colts-Bengals, en el que un equipo solo requirió hacer lo suficiente para ganar y otro aparentemente jugaba para no perder (¡En playoffs!) y para iniciar la festividad, un cuestionable Cardinals-Panthers, donde si bien estos últimos se han ganado su derecho de estar donde están, lo hicieron con récord negativo y en tanto, Arizona llegó a este juego con un equipo terriblemente parchado. Como resultado, en Charlotte se jugó un partido con nivel propio de temporada regular.

El actual formato de 12 clasificados a los playoffs es la medida justa y precisa para una liga que siempre se ha jactado de ser ultra competitiva. Solo los mejores y quienes se hayan ganado su derecho deben estar en las eliminatorias por el título. Añadir más equipos solo haría crecer el margen de error, abriendo espacio para más equipos con récords 8-8 o similares y por lo tanto, sería muy posible tener más partidos mediocres en el primer fin de semana de postemporada. Los únicos beneficiados serían los dueños de la liga y las cadenas televisivas, quienes percibirían más ingresos... muchos más de los que ya tienen.

Thriller texano

Lo mejor quedó para el final. Dallas Cowboys y Detroit Lions cerraron esta jornada y protagonizaron, sin duda alguna, el mejor de los cuatro partidos. Tuvo de todo: anotaciones, grandes drives, buenas defensivas y hasta fallos arbitrales cuestionables (por desgracia, esto se ha vuelto una costumbre). Los Lions comenzaron muy fuertes, con una admirable ejecución en ambos lados del balón. Antes de finalizar el primer cuarto, habían sacado un margen de 14 puntos y se debió en buena parte al criterio de Matthew Stafford para hacer algunas fintas y tomar muy buenas decisiones. Por ejemplo, en el pase de touchdown con Golden Tate (51 yardas), Stafford vio que Barry Church se fue con Calvin Johnson, quien corría una ruta profunda. Tate cortó al medio y en ese instante, el mariscal Lion le lanzó el pase que acabó en la primera anotación de la tarde.

En este partido se pudo comprobar la evolución defensiva que vivieron los Lions a lo largo de todo este curso. La presencia de Ndamukong Suh en el centro de la línea, las ocasionales cargas de los linebackers y las buenas coberturas de los secundarios fueron un auténtico rompecabezas para Tony Romo y compañía, quienes tardaron más de dos cuartos en entrar realmente en ritmo. La agresividad de los cuatro frontales hizo incomodar por muchos momentos a Romo, a quien derribaron en seis ocasiones y lo hicieron extender varios de sus intentos de pase, razón fundamental para entender porqué Dez Bryant (48 yardas en 3 recepciones) nunca fue factor.


La clave del éxito para los Cowboys, quienes por primera vez ganaron en playoffs remontando un déficit de 10 puntos, estuvo en que nunca se desesperaron y nunca abandonaron su estrategia ofensiva, insistiendo con los acarreos de Demarco Murray, a pesar que este siempre fue anticipado por los defensivos de Detroit. Igualmente, fue Murray quien metió de lleno a Dallas en el partido con su touchdown en cuarta oportunidad, una sabia y arriesgada decisión del entrenador Jason Garrett en pleno tercer cuarto.

La última ofensiva de los locales fue para enmarcarla. Convirtieron una cuarta oportunidad y luego, dos terceras oportunidades, la última que significó el touchdown ganador para Dallas. En esas tres jugadas, Romo tuvo paciencia y supo leer los movimientos de sus receptores, además de tener muy buena protección de su línea, como no la tuvo en el resto del juego. En el pase anotador, Romo vio que Bryant se llevó la marca de dos jugadores, dejando solo a Terrance Williams en el medio del endzone. En el momento en que este se desmarcó, Tony ya le había lanzado el balón.

Respecto a aquella interferencia de pase favorable a los Lions que después fue levantada por los jueces, lo realmente cuestionable es que Pete Morelli nunca dio una explicación por la que levantó ese flag, siendo que originalmente se había marcado la infracción y un primer down automático para los visitantes. Ahora, este fallo arbitral de ninguna manera puede ser considerado como excusa para explicar la derrota de Detroit.

Solo para tener una referencia: en la siguiente jugada, 4ta y 1 en la yarda 46 de territorio contrario y con menos de nueve minutos por jugar, el entrenador Jim Caldwell decidió que sus jugadores dejaran correr el reloj de jugada para tomar un castigo de retraso de juego y luego, despejar. Acto seguido, los Cowboys les remontaron el marcador como ya se explicó. Mientras Garrett arriesgó a la hora de la verdad, Caldwell fue timorato y jugó para no perder. Esta clase de comportamientos suelen definir juegos de playoffs. Los Cowboys se la jugaron y se ganaron un viaje a Green Bay, mientras que los Lions tomaron un camino más conservador y ya acumulan 23 años sin triunfos en postemporada.

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