jueves, 22 de agosto de 2013

The Answer

Desde sus días como jugador de la universidad de Georgetown ya hacía ruido. Corriendo, saltando, anotando, rompiendo esquemas. Sus 1,83 metros de estatura no fueron impedimento para que Allen Iverson fuera un basquetbolista sobresaliente, en especial en sus primeros siete años de carrera con los Philadelphia 76ers, los que sin duda fueron los mejores.

La temporada 2000-2001 fue la más memorable. Iverson se estaba consagrando como estrella de la NBA, y como tal, fue el líder absoluto de los Sixers en su camino que derivó en las finales. En el proceso, A.I. fue el máximo anotador de la liga en ese año, promediando 31.1 puntos por partido y fue elegido como MVP de la liga.

Los Sixers ganaron 56 partidos, adjudicándose el mejor registro en el Este, y su ruta a las finales estuvo llena de obstáculos. Debieron batallar cuatro partidos para vencer a los Indiana Pacers, luego en semifinales los Toronto Raptors de Vince Carter los pusieron en aprietos, pero Iverson y compañía lograron ganar en siete partidos (el 7° juego acabó 88-87), y en las finales de conferencia, sobrevivieron a otro thriller de siete encuentros. En aquella instancia, los Milwaukee Bucks de Ray Allen; Sam Casell y Glenn Robinson fueron sus adversarios.

Superadas todas esas barreras, el equipo de Philadelphia llegó a la serie por el campeonato. Enfrente tenían a los campeones defensores, Los Angeles Lakers, quienes habían barrido con todos sus rivales del Oeste. En el primer partido de la eliminatoria, los Sixers parecían tener la fórmula para detener a los Lakers. Limitando relativamente la eficiencia de Shaquille O'Neal, Kobe Bryant y compañía en defensa, y del otro lado, Iverson liderando el ataque, tomando todos los tiros posibles, sin ruborizarse y sin importar si fallara la mitad de ellos.

El tiempo reglamentario concluyó igualado a 94, así que el duelo se tenía que definir en una prórroga. Los
Sixers prevalecieron, gracias a Iverson quien hizo honor a su seudónimo y tuvo la respuesta en el desenlace de ese partido. Puso en ventaja a su equipo con un triple, a menos de minuto y medio para el final, y en su siguiente intervención con el balón, le hizo un señor crossover a Tyronn Lue, dejándolo tendido en el suelo, mientras Allen embocaba un largo doble que extendía la diferencia a cuatro puntos, la que terminaría siendo de seis.

Posteriormente, los Lakers ganaron cuatro partidos consecutivos (tres en Philadelphia) y aseguraron su bicampeonato, pero la muestra de carácter entregada por Iverson en el juego inaugural (48 puntos) fue una de las historias principales de esas finales y una de las grandes proezas en la carrera del jugador nativo de Hampton, que estará llegando oficialmente a su final dentro de esta semana.

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