jueves, 28 de diciembre de 2017

Un buen síntoma


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

En Navidad, pude observar tres partidos seguidos de NBA: Sixers-Knicks, Cavaliers-Warriors y Wizards-Celtics. Más allá de ese especial maratón de partidos, pude ver básquetbol de gran nivel. Competitivo, bien jugado y con un alto ritmo. Me detengo en esto último. El ritmo, o como bien se dice en inglés: game pace. Esos tres partidos navideños fueron buenos porque tuvieron un ritmo sostenido, lo cual derivó en algo entretenido para ver.

Nada de eso es casual y nada de eso es novedoso a esta altura. Cualquiera que siga la NBA con relativa frecuencia, sabe que el flujo de los partidos ha cambiado en los últimos años y con ello, han subido los promedios anotadores. Para tener en cuenta: en la temporada 2013/2014, hubo 17 equipos que promediaron 100 ó más puntos a través de todo ese año, mientras que en el actual curso 26 de los 30 equipos están promediando al menos 100 unidades por partido. Claro y preciso, el juego se volvió más ofensivo y con ello, los partidos son mucho más ágiles y atractivos que hace algunos años.

A título personal, debo decir que siempre me cargó el baloncesto que imperaba en buena parte de la década pasada. Eficiente defensiva + ofensivas lentas que rara vez pasaban los 100 puntos. En la parte defensiva, todo bien. No hay que ser erudito para saber que en este deporte es primordial la defensa, pero eso más ataques de media cancha que agotaban todo el reloj de tiro en cada posesión era a la larga una fórmula tediosa y hasta aborrecible. Mientras escribo esto, me acuerdo mucho de los Pacers de Rick Carlisle, quienes practicaban esa metodología y hasta anduvieron cerca de unas finales. Los Pistons campeones del 2004 también tenían esos matices, pero con una ofensiva algo más dinámica gracias a sujetos como Chauncey Billups y Richard Hamilton.

Por suerte, el deporte es cíclico y son iguales de cíclicas las formas de jugar. En esos mismos años, estaban los Suns de Steve Nash y Amare Stoudemire, con el señor Pringles en la dirección técnica (a.k.a. Mike D'Antoni). Nunca llegaron a las finales pese a haber tenido varias campañas prolíficas pero dejaron un gran aporte para la posteridad: movimientos continuos, muchos pases y más lanzamientos. Jugadores ágiles, sueltos, en un esquema fresco, ideal para imponer velocidad e intentar romper defensas rígidas. Esos Suns eran espectaculares y tenían varios conceptos que ahora son cotidianos en la NBA actual.

Una diferencia puede estar en los roles de los jugadores, aquel equipo de Phoenix jugaba con posiciones definidas en la pista. Nash era el armador y jugaba de armador, Amare era ala-pívot y jugaba de ala pívot, y así sucesivamente. En el basket de estos días, las posiciones son muy relativas. Draymond Green es un ejemplo de versatilidad. Nominalmente es alero, pero en la práctica juega de alero, armador y hasta de escolta, atacando y defendiendo todo el partido. No es raro que sus registros sean de triple decena -como supo hacerlo el lunes pasado- o cercanos a esa marca, dadas sus cualidades que encajan perfectamente en el sistema de los Golden State Warriors. Esas cualidades lo llevan a ser un buen tirador como también un respetable pasador.

Esta aceleración del juego e inclinación por los triples ha hecho cambiar también a los pívots. Estos también deben ser versátiles (algo aparte: cómo criticaban a D'Antoni en su momento, cuando ponía a Pau Gasol a tirar triples). Qué espectacular es Joel Embiid, puede dominar cerca del aro como también puede meter triples con total naturaleza. Encima, es garantía en los rebotes y hasta con algunas tapas. Embiid, con poco más de un año de la liga, ya se convirtió en una pieza fundamental de los Philadelphia 76ers. Un equipo que, después de tankear descaradamente por varios años, ha integrado esta forma "moderna" de jugar. Rotaciones, pases, muchas cortinas, muchos tiros. Todo muy fluido, cuando sale bien. Aún están en proceso, aún cometen fallos, pero estos Sixers ya tienen su forma de juego y con integrantes idóneos. Hasta ya encontraron su armador con Ben Simmons, un candidatazo al premio de mejor rookie de este año.

En la actual NBA de muchos tiros y de muchos puntos, hay una técnica distinta, hay más pases (un buen signo de mayor juego colectivo) y sobre todo, hay más velocidad. Los Warriors, los Rockets y hasta los Sixers parecen volar a veces, por la forma en como mueven la pelota, pero los Wizards muestran otro sentido de velocidad, reflejado en sus dos bases. Cuando John Wall y Bradley Beal se lanzan en carrera, parecen imparables. Vuelan libremente por la pista, al ritmo de un buen contra ataque. Muy frenético, muy atrapante. Pueden hacer daño metiendo pases fulminantes, tomando tiros difíciles y hasta terminando jugadas con espectaculares volcadas. Un juego más individual tal vez, pero igualmente atractivo y que encaja muy bien en el basket actual.

A los más noventeros no les gusta mucho esto. Dicen que no hay defensas (quizás tengan algo de razón), dicen que los Warriors ganan fácil (que yo sepa, los gloriosos Bulls también tenían muchos partidos sencillos en temporada regular) y dicen que esto no es básquetbol. La verdad, es que esto sí es básquetbol. Más fresco, más acorde a este tiempo y hasta más mejorado incluso. Quienes tuvimos que aguantar a equipos que jugaban a desinflar el balón (¡tremendo concepto! el crédito va para el coach Carlos Morales), celebramos el basket de esta década. En las pistas de la NBA, nunca se corrió tanto como ahora y los partidos nunca fueron tan ágiles como ahora. Qué bueno que sea así, porque estamos viendo un buen espectáculo. Y tomando como base esta forma de juego, no suenan descabelladas las recientes palabras de Kareem Abdul-Jabbar, cuando dijo que la NBA será la liga del futuro en Norteamérica. Este basket invita a creer en aquello.

Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

jueves, 14 de diciembre de 2017

De todo un poco


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

Qué impreciso estuvo Matt Ryan frente a los Saints. Lanzó tres intercepciones, de las cuales dos fueron responsabilidad suya, rifando el balón sin darle ventaja alguna a sus receptores. Eso sí, hay que mencionar que el retorno de Devonta Freeman a la alineación de los Falcons fue importante para la victoria, gracias a su velocidad y lectura para atacar espacios, ayudo a mover las cadenas y así prolongar el tiempo de posesión en favor de su equipo. Otro detalle, fue su mejoría en terceras oportunidades. Pasaron del nefasto 1/10 frente a los Vikings a un muy respetable 7/12 en este desafío. Como bien se sabe, las conversiones en 3° down suelen marcar el camino de un equipo.

El duelo entre los Seahawks y los Jaguars dejó varios conceptos interesantes. Para el equipo de Jacksonville fue muy valiosa esta victoria, no solo por la carrera rumbo a los playoffs, en la que disputa el título divisional con los Titans, sino que por la complejidad del desafío frente a un equipo experimentado y muy difícil de doblegar. Así como en New Orleans está Alvin Kamara, en Jacksonville figura Leonard Fournette. Su explosividad impacta y causa grandes efectos en la producción de los Jaguars. El domingo, sumó 101 yardas en 24 acarreos con un touchdown y fue el quinto partido del año en el que obtiene la centena de yardas terrestres. El éxito en las corridas es el soporte para que Blake Bortles juegue con más comodidad. Por cierto, excelente el toque de Bortles en sus dos pases anotadores.

Como se anticipó previo al partido, la defensa de los Jaguars presionó toda la tarde a Russell Wilson. El resultado: tres intercepciones, dos capturas y varios golpes más. Hay que destacar que dos de esas intercepciones, fueron en pases donde Wilson estaba presionado y se vio forzado a lanzar a lugares donde habían más defensivos de los Jags que ofensivos de los Hawks. De aquí, se desprende esta conclusión: el # 3 de Seattle está jugando solo, realmente solo. Casi sin protección y con escaso apoyo de sus corredores, Wilson está corriendo por su vida en cada partido. Como bien comentaba mi compañero Christopher Holmes en el podcast de NFL Chile, eso se ve muy bien para los highlights pero a la larga resulta contraproducente.

Tienen suerte los Eagles de tener como mariscal reserva a Nick Foles, quien tiene algunos años de experiencia como titular de la NFL con las mismas Águilas, además de haber disputado un partido de playoffs. La lesión de Carson Wentz (quien estaba firmando una temporada con categoría de MVP) alteró todo el flujo del equipo de Philadelphia, el cual marchaba de manera impecable en buena parte gracias a la evolución de su joven estrella y en el que apunta a tener al menos un partido de postemporada en su estadio. Habrá que ver como será el plan que tenga Doug Pederson, ahora sin Wentz en su alineación. ¿Seguir jugando el mismo sistema aún con Foles o darle mayor énfasis a los acarreos? una seria interrogante que será resuelta en los próximos partidos.

En cuatro de sus últimos cinco partidos, los Steelers vencieron por diferencia de tres puntos o menos. El duelo del domingo pasado frente a sus archirrivales Ravens estuvo muy al limite. Comenzaron 14-0 en el cuarto inicial, luego en el tercero se fueron abajo por 20-31 y eventualmente, lograron remontar para terminar imponiéndose por 39-38. Se puede interpretar de distintas formas. Por un lado, estamos viendo a un equipo de Pittsburgh que encuentra maneras de ganar y sobreponerse a complejidades en partidos de alta intensidad. Por otro, esas remontadas se han dado por comienzos lentos o bajones muy pronunciados como los que evidenciaron ante Baltimore. La defensa es permeable y ante eso, tienen que aparecer los Killer B's para llevar todo el peso productivo.

El domingo, Ben Roethlisberger terminó con 506 yardas de pase (lleva tres partidos con +500 yardas, récord de NFL) en ¡66 intentos de pase! Sí, 66 pases lanzados en un partido. Muy llamativa será esa cantidad de intentos, pero nunca es muy recomendable irse solo por los pases. Pueden salvar algunos partidos, pero al final del camino siempre se requiere de una mayor producción global. Por aspectos así, cuesta todavía creer en los Steelers como genuinos contendientes al Super Bowl.

Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

jueves, 7 de diciembre de 2017

Incoherencias


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

A lo largo de esta década en la NFL, los directivos de la liga encabezados por el comisionado Roger Goodell han enfatizado una y otra vez en el cuidado de los jugadores, especialmente en la prevención a los golpes en la cabeza, ajustando detalles en el reglamento e incrementando los personal fouls, a raíz de esos mismos golpes o bien de impactos que lucen muy violentos o contra jugadores que quedan indefensos ante una arremetida de un adversario. Eso se ha visto en muchos partidos, donde se cobran muchos golpes casco-a-casco, respetando en gran parte esos ajustes reglamentarios. Pero hay un aspecto considerable que va relacionado con los mismos golpes y que llega al terreno de las suspensiones. Curiosamente, la liga no reacciona de la misma forma cuando tiene que sancionar a jugadores por golpes intencionales.

Una prueba de ello ocurrió el domingo pasado. Durante el partido entre los New England Patriots y los Buffalo Bills, Rob Gronkowski le propinó un golpe tardío a Tre'Davious White, mientras este ya se encontraba en el suelo tras haber interceptado un pase. Con la jugada ya finalizada, Gronk se lanzó y lo golpeó por detrás. Fue penalizado por rudeza innecesaria pero no fue expulsado del partido. Eso sí, el lunes hubo una declaración del vicepresidente de la NFL, Jon Runyan, quien manifestaba: "sus actos no fueron incidentales, pudieron evitarse y pusieron al jugador rival en riesgo de sufrir una lesión seria". Hasta ahí, nada mal en el discurso. Pero la sanción de apenas un partido -que cumplirá el próximo lunes- dejó cuestionando a muchos alrededor de la liga sobre la forma en como se imparten sanciones ante acciones que supuestamente pretenden erradicar.

Un partido de castigo parece muy poco para una acción violenta y donde hubo intención de lastimar a otro jugador. Lo peor del caso es que ya han habido antecedentes similares y con igual sanción en la liga. Sin ir más lejos, el pasado 28 de septiembre, durante el juego entre los Chicago Bears y los Green Bay Packers, Danny Trevathan golpeó intencionalmente en la cabeza de Davante Adams, mientras este último intentaba atrapar un pase. Trevathan nunca disputó el balón, tan solo fue a golpear y hasta tomó distancia para lastimar a Adams, quien debió salir de ese partido por una conmoción cerebral causada por ese golpe. La liga sancionó en esa ocasión a Trevathan con dos partidos, pero el jugador de los Bears apeló a la causa (!) y su castigo fue reducido a solo un partido.

Muy irrisorio. Se vuelve hasta burlesco tomando en cuenta el insistente énfasis que ha hecho la liga en la prevención de esos golpes y con estas modestas sanciones, parece no actuar en coherencia con el discurso que se ha instaurado en los últimos años. Otro caso con igual sanción fue la pelea de Aqib Talib y Michael Crabtree, el pasado 26 de noviembre en el partido Denver Broncos-Oakland Raiders. Ambos fueron expulsados de la cancha por haberse agarrado a golpes en pleno partido, en un incidente que tuvo involucrados a más jugadores de los dos equipos. Tomando en cuenta este hecho y el episodio de la temporada pasada, cuando Talib le arrancó la cadena a Crabtree, la liga decidió suspenderlos con dos partidos cada uno, pero la sanción fue rebajada a uno después de una apelación.

Cuesta entender estas sanciones que parecen ser mínimas frente a situaciones antideportivas. El discurso de reducir los golpes a la cabeza y evitar las malas conductas es muy bueno y hasta aplaudible, pero la forma en como la NFL resuelve varios de estos casos no condice precisamente con ese discurso. Es extraño ver como hay sanciones peores por otros sucesos, pero por estos golpes mal intencionados y peleas casi gangsteriles, apenas se otorgan un par de semanas de suspensión. A veces, la liga se cae en algunos detalles. Y en este caso, está fallando groseramente. Con estos (mini) castigos, difícilmente se podrán reducir los malos comportamientos en la cancha.

Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

jueves, 30 de noviembre de 2017

Las amenazas de diciembre


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

Siempre ocurre que, en el tramo final de competición en la NFL, hay una línea divisoria en cuanto a rendimientos. Primero, está el grupo de equipos relativamente afianzados que han ganado muchos partidos, son líderes divisionales y tienen casi lista su clasificación a los playoffs. Y el grupo que viene después, tiene a equipos que se aferran a los puestos de comodín o bien, son equipos que están repuntando y buscan arrebatar alguno de los últimos lugares en la siembra. De ese puñado, siempre hay equipos que toman ritmo y forma justo en las últimas fechas de la etapa regular, causando más de algún estrago y en algunos casos, llegando bien lejos en el torneo. En esta ocasión, hay tres equipos de esta especie a los que debemos considerar en las cinco semanas que restan en la presente temporada.

Carolina Panthers: 8-3, co-líderes división sur NFC

Se enredaron en octubre, cuando perdieron dos partidos consecutivos. Pero desde entonces, no cayeron más. Con cuatro triunfos seguidos, los Panthers ya alcanzaron a los New Orleans Saints en la cima divisional y tendrán tres de cinco partidos como locales durante diciembre. Cam Newton mejora lentamente su precisión, que alcanza el modesto 60.2% y mientras el # 1 combina pases desde el pocket con sus corridas, que han vuelto a ser más frecuentes, la figura de Christian McCaffrey se vuelve cada vez más importante. Ya no solo es el jugador que colocan en movimiento para distraer a los rivales, sino que se afianza como un arma dentro del esquema ofensivo de los Panthers. Para tener en cuenta: con sus 59 recepciones, McCaffrey es el segundo mejor entre corredores y está dentro de los 13 mejores de toda la liga en cuanto a atrapadas.

Además, la defensiva vuelve a marcar presencia, como lo ha hecho en las recientes semanas. Luke Kuechly ha sido el factor principal. En este momento, encabeza al equipo con 45 tackleadas, 3 pases interceptados y como si fuera poco, se dio el lujo de convertir un pick six que acabó siendo clave en el triunfo del domingo pasado frente a los New York Jets. En su retorno al equipo, Julius Peppers sigue dando muestras de su calidad. Lleva 8.5 capturas, un cuarto de todas las que registra su conjunto. El próximo partido será de visita en New Orleans, quien gane quedará como líder solitario de la división, el subsiguiente será en casa frente a los Minnesota Vikings y cerrarán de visita en Atlanta, a quienes ya vencieron en el primer encuentro. Dado su nivel ascendente, no habría que descartar una clasificación de los Panthers como campeones de su grupo.

Atlanta Falcons: 7-4, tercer lugar división sur NFC

Por varias semanas se estuvo dudando mucho de este equipo, especialmente de su ofensiva que no tenía la prolijidad que la distinguió durante el 2016. Después de la preocupante derrota en New England, las cosas empezaron a mejorar. Ganaron cuatro partidos de cinco y el conjunto muestra esa fluidez que los llevó a ser campeones de conferencia en la temporada pasada. El último partido fue el más productivo de todo el año. Registraron 516 yardas ofensivas, de las cuales 253 corrieron por cuenta de Julio Jones, quien además anotó dos touchdowns. Encima, Matt Ryan está mejorando su precisión con el transcurrir de los partidos y en las últimas dos semanas, han sabido cubrir la baja de Devonta Freeman con una sólida producción de Tevin Coleman, quien en el partido ante los Tampa Bay Buccaneers bordeó la centena de yardas terrestres y anotó en un par de ocasiones.

El triunfo de visita ante los Seattle Seahawks, en la jornada antepasada, fue valioso tomando en cuenta lo difícil que es para cualquier forastero jugar en la cancha de Seattle. Bajo un marco de mucha presión, la unidad ofensiva respondió bien con una apropiada estrategia que dio estabilidad y con ello, la oportunidad de anotar y tomar la ventaja que supieron mantener hasta el final. Desafíos así son los que necesitaba ganar el equipo de Atlanta. En la próxima jornada, les tocará recibir a los Vikings y después, solo tendrá partidos divisionales, entre ellos los dos enfrentamientos ante los Saints y ante los Panthers, en el cierre de campaña. Llegan en buena forma a la parte más brutal de su calendario.

Los Angeles Chargers: 5-6, segundo lugar división oeste AFC

Es cierto, los Chargers de San Diego Los Angeles tienen balance negativo, pero cuentan con talento y potencial para ganar más partidos. De hecho, cinco de sus seis derrotas fueron por diez puntos o menos lo que da a entender que este es un equipo que siempre está en la pelea y tomando en cuenta el bajón de los Kansas City Chiefs, todavía están muy latentes las expectativas de una clasificación a los playoffs. El jueves pasado tuvieron su mejor partido del año. Vencieron por 22 puntos de margen a los Dallas Cowboys, registraron 515 yardas ofensivas, tuvieron el balón por más de 36 minutos y su veterano mariscal Philip Rivers jugó plácidamente, fallando apenas seis pases (completó 27/33), sumando 434 yardas y lanzando los tres touchdowns convertidos por su conjunto.

Keenan Allen es la principal opción de Rivers. Rápido y muy explosivo, se sitúa como el quinto mejor receptor de la liga en cuanto a yardas, con 927, además de ser uno de solo 11 jugadores con al menos 60 recepciones. Mucho ojo con los pateadores. Este es el equipo con la peor eficiencia en goles de campo (12/19, 63.2%) y la séptima peor eficiencia en puntos adicionales (27/30, 90%). Los fallos del coreano Younghoe Koo costaron dos derrotas a principio de temporada y su actual pateador, Nick Novak también ha tenido algunos problemas. Se sabe que en partidos cerrados, la diferencia puede pasar por los pateadores. Tienen tres partidos en casa y dos de visita, una de esas salidas será a Kansas City el 16 de diciembre. A lo mejor, ahí podría definirse una posible clasificación.

Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

jueves, 23 de noviembre de 2017

Disciplina vikinga


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

Una ofensiva que ejecuta las jugadas tal como son dictadas y que reparte el balón equitativamente, una defensa física y bien preparada, capaz de presionar y neutralizar cualquier amenaza que se les ponga enfrente y un entrenador que impone su sello, a tal punto de tener un conjunto que comete pocas infracciones. Todo eso reúnen los Minnesota Vikings, un equipo que ha tenido que adaptarse a diversas lesiones que han sufrido. Aún así, han encontrado la solución a cada problema y así es como rinden de forma consistente.

La temporada comenzó con un resonante triunfo sobre los New Orleans Saints, donde impresionó Sam Bradford quien era el quarterback titular de este equipo. En ese mismo partido, Bradford sufrió una lesión en una de sus rodillas, la que le impidió seguir compitiendo. Case Keenum lo relevó en la segunda semana y desde entonces, se ha mantenido como titular. Le tomó tiempo y un par de derrotas entre medio, pero finalmente se adaptó al sistema de juego, ejecutando correctamente sus pases, algunos de rápido desarrollo y otros, mediante fintas con sus corredores. No brilla ni mucho menos podría ser comparable a los pasadores de élite, pero cumple con su tarea y silenciosamente figura dentro de los diez pasadores más precisos del torneo, con un 65.7% de pases completos.

Keenum, además, se beneficia de una línea que ha mejorado ostensiblemente este año, después de haber permitido 38 capturas en 2016. En diez partidos jugados en el presente curso, Keenum es el mariscal titular menos capturado de toda la liga, con apenas cinco. Claramente, tiene tiempo para lanzar y ha encontrado en Adam Thielen su blanco predilecto en los pases. Thielen combina velocidad, buen recorrido de rutas y capacidad para hacer jugadas de alto impacto. Sin ir más lejos, liquidó el partido del domingo pasado frente a los L.A. Rams con una jugada de 65 yardas, la más larga del equipo en todo el año.

Esta ofensiva tiene balance debido a la forma en como reparten las jugadas por tierra con sus dos corredores. Después de la lesión de Dalvin Cook, quien era el líder en yardas después de cuatro partidos, el peso de los acarreos se repartió de forma equitativa entre Jerick McKinnon y Latavius Murray, quienes ayudan a darle estabilidad a la ofensiva de los Vikings, sumando yardas que ayudan a prolongar las series y en el caso de McKinnon, funcionando también como opción para pases cortos o rutas de escape. De hecho, en el más reciente juego, Murray corrió 15 veces y McKinnon 14, y sumaron en total 143 yardas terrestres con un par de touchdowns, ambos por cuenta de Latavius. El complemento justo y necesario para un correcto juego de pases.

Quizás, lo más impresionante de este equipo está en su defensiva, con un cuarteto de linieros que cubre espacios y colapsa el pocket, además de un grupo de linebackers que juega de forma muy física pero a la vez, con mucha inteligencia y un bloque secundario que puede seguir paso a paso a los receptores rivales, como también puede tacklear con mucha fuerza. Desde que Mike Zimmer asumió como entrenador en jefe de los Vikings en 2014, la defensa fue el punto principal a mejorar y así es como en la actualidad, este conjunto figura dentro de los cinco mejores en cuanto a yardas (290.5) y puntos permitidos (17.2).

En seis de sus ocho victorias, esta defensiva ha dejado a sus rivales en menos de 300 yardas totales y en siete ocasiones, han permitido menos de 20 puntos. Lo que realizaron el domingo pasado frente a los Rams, el equipo con mejor ofensiva de la liga, fue extraordinario. En jugadas de pase, se enfocaron en cubrir los costados para limitar el desplazamiento de Jared Goff, al punto de forzarlo a lanzar varios pases malos y cuando los Rams quisieron correr, los linebackers Anthony Barr y Erick Kendricks estaban muy enfocados en cubrir sus zonas, con tal de no permitir ningún avance de Todd Gurley, quien terminó con apenas 37 yardas.

El equipo de Los Angeles anotó en su primera ofensiva, pero después no pudo anotar más. Por casi 55 minutos, la ofensiva que promediaba casi 34 puntos por partido, no pudo pasar de las siete unidades frente a unos Vikings que ajustaron y dominaron en la línea de golpeo, llegando a capturar a Goff en dos ocasiones además de presionarlo otras tantas veces más. A través de la temporada, la presión con los linieros ha sido una característica de este equipo y en ello, han sido claves Everson Griffen y Danielle Hunter, autores de 15 de las 27 capturas registradas por el conjunto (10.0 y 5.0, respectivamente).

Todo esto se ha logrado jugando con mucha intensidad, pero a su vez con mucha inteligencia. En este momento, los Vikings son el equipo con la cuarta menor cantidad de castigos en toda la liga, con 58. Disciplina es otro de los aspectos fundamentales en la metodología de Zimmer y así ha sido no solo en este, sino que en los años más recientes. Es raro ver a este equipo cometiendo castigos defensivos en 3° down que cuestan en 1° down para el rival y tampoco cometen demasiados holdings, algo totalmente meritorio.

Un equipo bien armado y ante todo, muy serio. Estos Minnesota Vikings son capaces de incomodar hasta la más productiva de las ofensivas y cada semana lucen más sólidos. Si los playoffs comenzaran hoy, entrarían como campeones divisionales y con la segunda mejor marca de su conferencia, con ocho victorias en diez partidos. Por cierto, el Super Bowl LII será en su estadio y nunca en la historia un equipo ha jugado un Super Bowl en su cancha. Quien sabe, ellos podrían ser los primeros.

Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

jueves, 16 de noviembre de 2017

La marcha de los Saints


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

Después de perder los dos primeros partidos, la temporada parecía complicarse seriamente para los New Orleans Saints. Pero la verdad, es que tras ese mal comienzo, han ganado siete partidos consecutivos, siendo el equipo más enrachado de la NFL junto con los Philadelphia Eagles. Coincidencia o no, ambos equipos poseen las dos mejores marcas en su conferencia. Les ha tomado tiempo, pero los Saints lucen actualmente como un equipo bien trabajado y sobre todo, con un ritmo establecido para jugar.

Tal como ha sido desde su llegada a la franquicia en 2006, Drew Brees es y sigue siendo la principal clave de este conjunto. La ofensiva gira en torno a su presencia, dicta las jugadas, marca los tiempos del juego y reparte el balón sabiamente, dejando como resultado a una ofensiva que puede dominar en cuanto a yardas y tiempo de posesión, de la forma en como ocurrió en el triunfo como visitantes ante los Buffalo Bills, donde la ofensiva se mantuvo dentro de la cancha por más de 41 minutos. A sus 38 años, Brees está muy vigente, tanto así que, en este momento es el mariscal con mejor precisión de la liga, completando 71.7% de sus pases y es quien tiene el cuarto mejor rating, con 104.0.

Brees mueve la ofensiva y tiene a Michael Thomas como su principal arma por aire, pero parte fundamental de esta unidad pasa por sus dos corredores. En la actual campaña, tanto el experimentado Mark Ingram como el novato Alvin Kamara están teniendo mucha actividad, llevando el balón ya sea por acarreos o mediante pases de Brees. Ambos se encargan de hacer las jugadas que otorgan primeros downs y que hacen ganar tiempo a este equipo. Ambos superaron las cien yardas por tierra en el último partido, pero a través de la temporada han producido yardas que han generado un balance que quizás le había faltado a New Orleans en los años recientes.

Es tal el impacto que están causando estos dos running backs, que dentro del equipo son los dos jugadores con más recepciones (Ingram 43, Kamara 31) después de Michael Thomas, quien lidera con 59. En cuanto a yardas totales, Mark y Alvin no solo están marcando la diferencia en los mismos Saints, sino que lo hacen a nivel de liga, donde figuran dentro de los 11 mejores jugadores en cuanto a yardas desde el scrimmage, Ingram con 864 y Kamara con 790. Encima, llevan combinados 13 touchdowns totales (corridas + recepciones) siendo una dupla letal saliendo desde el backfield.

Si bien Ingram es quien lleva mayor cantidad de jugadas, Kamara ha sabido ganarse su espacio después de un difícil comienzo. Semana a semana, el jugador elegido en la tercera ronda del pasado draft mejora notoriamente, a tal grado que actualmente figura con la tercera mayor cantidad de recepciones en la liga entre corredores, superado únicamente por Christian McCaffrey de los Carolina Panthers y por James White de los New England Patriots. Esta pareja de corredores ha ayudado mucho a Brees y ha sido parte fundamental del presente exitoso de los Saints, quienes figuran como la segunda mejor ofensiva en yardas, con 402.4 por partido y la tercera mejor en puntos, con 29.7 por partido.

Por increíble que parezca, la defensiva también está dando frutos en un equipo siempre caracterizado por ser prolífico solo en ofensiva. La presión sobre los mariscales contrarios resulta y así es como la pareja de alas defensivas compuesta por Cameron Jordan y Alex Okafor es responsable en 11.5 de las 25.0 capturas que registra todo el equipo (Jordan 7.0, Okafor 4.5), figurando dentro de los diez mejores de la competencia en ese rubro. Como si fuera poco, también ha mejorado la cobertura de pases limitando la producción de varios rivales a los que han enfrentado. De hecho, con las 10 intercepciones que llevan como conjunto, los Saints figuran dentro de los siete equipos que han registrado más de una decena, siendo Kenny Vacaro el jugador destacado con tres picks.

Cierto, se puede hablar sobre la calidad de quarterbacks a los que ha enfrentado esta defensiva, como el siempre desganado Jay Cutler, el debutante Brett Hundley, el novato Mitchell Trubisky, el siempre errático Ryan Fitzpatrick y el temeroso Tyrod Taylor. Pero es igualmente cierto que estos Saints han sabido mantener las ventajas construidas por su ofensiva y esa es una buena razón para entender porqué van con marca de 7-2, en la cima del sur en la Conferencia Nacional. De todas formas, más adelante esta defensiva tendrá que enfrentar a pasadores de la talla de Cam Newton, Matt Ryan (dos veces en tres semanas durante diciembre) y Jared Goff.

El nivel de esos mariscales a los que enfrentarán también radica en el calibre de los oponentes que tendrán los Saints en las próximas semanas, donde aún tienen pendientes los dos partidos frente a los Atlanta Falcons, así como la revancha frente a los Carolina Panthers y una compleja visita a los L.A. Rams a fines del presente mes. El equipo dirigido por Sean Payton va bien encaminado y ha encontrado las variantes precisas para su ofensiva. La tarea de aquí y hasta el final de la temporada será mantener esa consistencia que han logrado en las recientes semanas, la cual se veía impensada en septiembre y que impresiona en este tramo de la competición.

Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

jueves, 9 de noviembre de 2017

La revolución carnera


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

Hace menos de un año, los L.A. Rams no solo eran uno de los peores equipos en la NFL sino que contaban con la peor ofensiva, promediando unos escuálidos 14.0 puntos por partido. Ahora, en la medianía del curso 2017, estos mismos Rams son punteros divisionales, juegan muy bien y tienen la mejor ofensiva del torneo, promediando 32.9 puntos por partido. ¿Cómo es posible semejante cambio? la principal clave pasa por la dirección técnica. Durante el receso, cambiaron al veterano Jeff Fisher por un joven e inexperto Sean McVay...

¿Quién?

McVay. Con 31 años de edad, por lejos el coach más joven de la competencia, asumió el desafío de tomar a un equipo con talento pero tremendamente inestable y falto de confianza. Previo a asumir este cargo, Sean había sido el coordinador ofensivo de los Washington Redskins, además de haber sido entrenador de tight ends en la misma franquicia. Con ese antecedente, se puede entender la evolución ofensiva de este conjunto, el cual añadió nuevos jugadores este año (Robert Woods, Sammy Watkins) que han encajado de forma adecuada dentro del sistema.

El propio McVay admite que su foco principal está en hacer funcionar la ofensiva, delegando la tarea defensiva a Wade Phillips quien es el coordinador de esa unidad. El crecimiento de estos Rams se ve reflejado en su quarterback Jared Goff. Hace algunas semanas, destacaba que Goff se veía más suelto para jugar y sobre todo, tomando mejores decisiones. Pues bien, eso ha sido la constante con Goff este año, quien está desarrollando habilidades para leer defensivas rivales e identificar duelos favorables, sacando provecho del talento y sobre todo, de la velocidad de sus receptores quienes están llenando las estadísticas en cada partido.

En su reciente victoria, como visitantes frente a los New York Giants, Goff firmó su mejor partido como profesional con 311 yardas, en apenas 14 pases completos, y 4 touchdowns -  dos de ellos, mediante jugadas de más de 50 yardas. Goff lanza el balón y sus receptores aplican todas sus cualidades para sumar yardas y puntos. Woods y Watkins llegaron para aportar, de igual forma como lo hacen Cooper Kupp, Tavon Austin -el hombre motion de este conjunto- y Todd Gurley, quien produce tanto por tierra como por aire.

Gurley, en este momento, es el líder en yardas totales (corridas + recibidas) de los Rams con 1.024 y suma 10 touchdowns totales. Solamente Kareem Hunt de los Kansas City Chiefs lo supera en cuanto yardas y nadie ha anotado tantos touchdowns como lo ha hecho Todd en estas nueve semanas disputadas. Tal como mencionaba hace algunas semanas, el # 30 de los Rams es otro gran beneficiado en esta nueva etapa del equipo y dada la productividad por aire, se vuelve muy peligroso como un arma complementaria. Puede atacar de varias formas, sobre todo por tierra donde combina muy bien su potencia física con velocidad, cuando ataca los espacios y se lanza a correr en campo abierto.

En septiembre sorprendieron, en octubre continuaron su ascenso y comenzaron noviembre anotando 51 puntos. Los Rams no solo ganan, sino que juegan un football atractivo y veloz, con muchas variables que los vuelven muy dinámicos. Actualmente, no solo son punteros divisionales, sino que son -junto con los New England Patriots- los únicos invictos como visitantes en toda la liga, al haber ganado sus cuatro partidos. Y otra cosa: sus dos derrotas fueron en partidos definidos por siete o menos puntos.

La segunda parte de la temporada tendrá desafíos importantes para estos Rams. Entre otros, les tocará recibir a los Saints y a los Eagles, y aún tienen pendientes las revanchas contra los Seahawks y los Cardinals, ambos partidos como visitantes. A pesar de estar en el primer año de su nueva etapa y de la juventud de muchos de sus integrantes, los L.A. Rams lucen como un equipo con una estructura idónea para el tipo de jugadores con los que cuentan, mostrando un sólido funcionamiento. Llegará el momento para comprobar como sigue marchando esta inesperada revolución.

Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

jueves, 2 de noviembre de 2017

Presente y futuro


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

79 puntos, 988 yardas totales y un touchdown decisivo, ocurrido a menos de 30 segundos para el final del tiempo reglamentario. El domingo pasado, los Seattle Seahawks y los Houston Texans nos regalaron el mejor partido en lo que llevamos de temporada en la NFL. Un juego verdaderamente disputado, donde se pudieron apreciar estrategias y sobre todo, una amplia variedad de jugadas por aire en las que brillaron Russell Wilson y Deshaun Watson, quienes desde el principio fueron las estrellas de la tarde.

Por una parte, Wilson representa liderazgo y experiencia. Por otra, Watson tiene el talento y el ímpetu propio de un novato que viene de tener una destacada carrera universitaria. Desde su arribo a la liga en 2012, Russell Wilson ha evolucionado a tal punto que ya es un quarterback que domina diversas facetas del juego. En sus primeros años (incluso cuando ganó el Super Bowl XLVIII) era un scrambler con cierta capacidad de completar pases en jugadas rotas. Su propio crecimiento, además de otras características de su equipo, lo han llevado a tener mayores cualidades de un pasador clásico.

Ahora, Wilson lee más y mejor a las defensas rivales, identifica donde están los espacios como lo sabe hacer cuando se queda dentro del pocket. El domingo lo hizo para conseguir múltiples primeros downs y también en la jugada del triunfo, cuando vio que uno de los safeties se cargaba a un costado, dejando el centro libre, justo por donde corría Jimmy Graham para así lanzarle el balón y convertir la anotación que significaría el definitivo 41-38 en el marcador. Son cada vez más comunes los pases de Wilson jugando plantado dentro del bolsillo, pero sus habilidades escurridizas siguen intactas.

En su primer pase de touchdown, Wilson logró escapar de la presión que venía por su costado izquierdo, estiró la jugada y encontró a Paul Richardson en las diagonales para completar la jugada. Cabe mencionar también que Richardson cooperó notablemente, al cambiar su ruta original una vez que Russell evadía la presión. Mérito tanto del mariscal como del receptor. El mismo Richardson protagonizó otra enorme recepción en la última serie, cuando atrapó un auténtico bombazo lanzado por el # 3, donde Paul quedó uno contra uno y en una especie de jumpball, se quedó con el balón dándole un gran avance a Seattle.

Habilidades muy similares, pero aún en pleno desarrollo, son las que posee Deshaun Watson. El otrora campeón universitario con Clemson tiene atributos físicos que le dan ventaja para desempeñarse como quarterback, los cuales combina muy bien con una fuerza precisa para lanzar pases largos, los cuales saca con asombrosa facilidad y tal como lo ha hecho desde que asumió la titularidad en la segunda semana. Watson se encuentra inserto en un esquema que le permite hacer fintas y sobre todo buscar jugadas grandes, sin tener que interpretar demasiado. En el comienzo del juego del domingo, apenas se tomó un par de segundos para identificar a Will Fuller, quien había ganado la posición a los profundos de Seattle y Watson lanzó un pase con ventaja suficiente para que terminara en anotación.

El playbook que emplean los Texans parece estar hecho para un jugador como Watson, ya que hay muchas jugadas con receptores en movimiento o bien, con opciones para amagar y correr el balón por su propia cuenta. Deshaun sabe ejecutar esas corridas, que son muy propias del college, y encima lo hace con inteligencia ya que no se expone innecesariamente y hasta se barre cuando es necesario. Aparte, tiene capacidad para vender bien las fintas. Lo hizo contra Seattle, donde en dos ocasiones utilizó la misma doble finta -primero de read option y segundo de pase lateral- para completar dos envíos largos, uno de ellos terminó en touchdown, nuevamente con Fuller.

Watson tiene mucha habilidad para desplazarse y poner buenos pases, pero como novato que es, aún tiene detalles que pulir, sobre todo leyendo defensivas. El domingo lanzó tres intercepciones, las tres fueron por errores principalmente suyos. En la primera, nunca vió a Earl Thomas quien siempre siguió la vista de Watson y anticipó el envío, el cual convirtió en siete puntos para los Seahawks. En la segunda, intentó quitarse a dos defensivos y forzó un pase apoyándose en el pie trasero, el resultado fue una intercepción de Richard Sherman. Y en el final del juego, el mismo Sherman anticipó un pase que Watson lanzó de forma precipitada, el # 25 tan solo tuvo que seguir a Fuller y en el acto, quedarse con el balón.

Uno ya tiene trayectoria, otro comienza a construir una carrera a grandes pasos. El domingo, los talentos de Russell Wilson y Deshaun Watson se juntaron para protagonizar un inmenso partido, donde Seattle continúa su ascenso en esta temporada en buena parte gracias a su mariscal, mientras que Houston sigue batallando pero con la buena noticia de haber encontrado a su pasador del futuro. Russell ya es de la elite, Deshaun tiene los pergaminos para pertenecer a ese sitio en la eventualidad.

Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

jueves, 26 de octubre de 2017

Los renovados Eagles


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

A pesar de no haber clasificado a los playoffs el año pasado, los Philadelphia Eagles estuvieron cimentando las bases de su nueva etapa. Durante el 2016, llegaron Doug Pederson para asumir como el entrenador principal, Jim Schwartz para ser el coordinador defensivo y Carson Wentz, como la destacada selección del draft, para convertirse inmediatamente en el quarterback titular del equipo. Ya en el segundo año de este proceso, se capta y se aprecia un crecimiento que ya está dando frutos a todo el equipo, reflejándose en buenos desempeños colectivos y con ello, buenos resultados.

El mayor progreso se puede percibir en la ofensiva, siendo este un conjunto que ejecuta jugadas de rápido desarrollo, con Wentz interpretando y lanzando desde el pocket, generalmente en formación shotgun con receptores que se agrupan en una esquina y una vez hecho el snap, se desparraman por toda la cancha. Para que todo eso ocurra, ha sido importante el desarrollo de Carson como un pasador clásico, que no se desespera ante la primera insinuación de carga contraria, sino que al contrario, se mantiene sereno y busca la mejor opción. Pueden ser pases con buen toque para mover las cadenas o bien, largos envíos con la fuerza necesaria para que acaben en touchdown, como bien lo hizo en aquella combinación de 64 yardas con Mack Hollins, durante el partido del lunes ante los Washington Redskins. Paciencia del mariscal y una ruta bien corrida del receptor, quien ahí partió directo desde una formación con tres receptores en la derecha.

Y si de situaciones complicadas se trata, Wentz tiene la capacidad y sobre todo el carácter para resolver bajo presión, siendo capaz de evadir tackleadas y llevar el ovoide por tierra. La personalidad del # 11 se pudo ver en dos jugadas que realizó el lunes: la primera, en un 3° y gol, Wentz se mantuvo en el pocket a pesar de tener a dos jugadores de los Redskins casi encima suyo. Ahí, sacó un pase bombeado que cayó en las manos de Corey Clement para el touchdown. La segunda, ocurrió en el último cuarto, cuando el mariscal Eagle se mantuvo estoico ante la presión de tres defensivos, se resistió a la caída y convirtió una posible captura en contra en un largo avance. El jugador surgido en North Dakota State insinuó cosas muy interesantes en su primer año y ahora, está dando notorios signos de progreso. En este momento, encabeza la NFL con 17 pases de touchdown y tiene el cuarto mejor rating entre pasadores, con 104.0.

Talento y juventud que se ve reflejado en el propio Wentz, como también en otros integrantes del equipo como Wendell Smallwood, Mack Hollins y Nelson Agholor, todos menores de 25 años y todos con un rol importante dentro del esquema de este conjunto. La juventud distingue a los Eagles, debido a que 24 de sus jugadores tienen tres años o menos de experiencia en la liga. Estos jovenes talentos se complementan con otros jugadores con mayor experiencia que también están aportando, como ocurre con Fletcher Cox y Brandon Graham, dos de los pilares defensivos.

Impresiona ver tanto a Graham como Cox atacando desde los costados a toda velocidad, imponiéndose en duelos personales con casi cualquier tackle ofensivo al que se enfrenten y todo con el objetivo de capturar al mariscal contrario. En los siete partidos disputados, llevan 7.5 capturas combinadas, las cuales han sido importantes para darle soporte a una defensiva que permite muchas yardas, pero que gracias a jugadas como las que realizan estos dos linieros, han podido mantener las ventajas construidas por la ofensiva. De hecho, el lunes capturaron cuatro veces a Kirk Cousins, limitando las opciones del pasador de los Redskins.

En 2016, los Eagles tuvieron un prometedor comienzo ganando tres partidos consecutivos, pero después el equipo se desinfló y acabó ganando solo siete juegos. En este año, el equipo de Philadelphia parece haber aprendido de las caídas del torneo pasado y muestra mayor consistencia en su desempeño, el cual se puede notar en como producen yardas en cada ofensiva y en la intensidad que ponen los linieros defensivos para ganar en las trincheras. El equipo marcha bien y lo interesante es que aún están en pleno crecimiento, por lo que podrían llegar en buena forma footballística al tramo final de la temporada.

Es considerable la lesión de Jason Peters, el experimentado tackle izquierdo. Habrá que ver como suplen esa baja los Eagles y también habrá que ver como siguen evolucionando en sus próximos desafíos. Todavía tienen pendientes los dos partidos contra los Dallas Cowboys (19 de noviembre y 31 de diciembre) y complicadas visitas a los Seattle Seahawks (3 de diciembre) y los L.A. Rams (10 de diciembre). En esos cuatro partidos se podría comprobar en qué nivel se encuentran estos Eagles y ver sí son realmente contendientes. Hasta ahora, su balance de 6-1 sí lo demuestra. Tienen la mejor marca de toda la liga luego de siete semanas.

Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

jueves, 19 de octubre de 2017

Récords engañosos


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

Después de seis semanas de acción en la NFL, ya no tenemos equipos invictos, solo dos líderes divisionales tienen balance de 5-1 y quizás lo más llamativo es ver a 18 equipos con marca de 3-2, 2-3 ó 3-3. Es decir, más de la mitad de la liga en este momento está rondando la medianía. ¿Paridad o mediocridad? depende de cada caso. Estos récords suelen reflejar a equipos inconsistentes, que no cuentan todavía con un patrón definido de juego e incluso, récords que no indican necesariamente el estado o calidad de un equipo. Dentro de ese numeroso puñado de equipos, hay tres que por diversas características representan esa inestabilidad que está marcando a buena parte de la liga en este tramo de temporada.

Comencemos con los Pittsburgh Steelers. Si bien han ganado cuatro de seis partidos y son líderes divisionales, los 'acereros' han tenido problemas para tomar ritmo y forma, sobre todo en ofensiva, donde Le'veon Bell y Antonio Brown no han sido lo fundamentales que sí fueron durante el año anterior. En la jornada antepasada, Ben Roethlisberger lanzó cinco intercepciones de las cuales dos fueron regresadas a touchdown, en un partido en que los Steelers casi se olvidaron de correr. Demás está decir que perdieron ese juego en su casa, frente a los Jacksonville Jaguars. Para el juego del domingo pasado frente a los Kansas City Chiefs, cambiaron la estrategia involucrando mucho más a Bell y con ello, balanceando mucho más las jugadas ofensivas. Antes de llegar al intermedio, Bell ya tenía casi 100 yardas, los Steelers dominaron en el tiempo de posesión y acabaron propinándole la primera derrota de esta temporada a los Chiefs.

Es curioso que no hayan empleado una estrategia así en los partidos anteriores, considerando lo productivo que fue Bell el año pasado y también, el hecho que Big Ben ya no está para lanzar demasiados pases en un partido. Es más, el propio # 7 manifestó que quizás ya no tiene mucho más para dar. Veremos si Mike Tomlin y Todd Haley insisten con establecer ofensivas balanceadas y sin tener que lanzar más de 50 veces. Tanto pase y tanta serie corta afectó mucho a Pittsburgh en los primeros partidos y esa era una buena causa para entender porqué los Steelers no estaban rindiendo plenamente a pesar de sus buenos resultados.

Por otra parte, los Atlanta Falcons llevan un registro de 3-2, aunque esas cifras bien pudieran ser distintas, tomando en cuenta que dos de esas tres victorias fueron aseguradas casi en el final. De hecho, en esos dos partidos tanto los Chicago Bears como los Detroit Lions lograron acercarse en el último cuarto mientras la defensa de los Falcons mostraba fragilidad. Curiosamente, las dos derrotas fueron jugando en su nuevo estadio y en esos dos partidos, los Falcons desperdiciaron ventajas que habían construido temprano. Lo más preocupante ocurrió el domingo pasado, cuando habían comenzado con ventaja de 17-0 antes que los Miami Dolphins revirtieran el marcador en la segunda mitad para terminar ganando por 20-17.

Al igual que en esos dos partidos salvados como visitantes, en las dos derrotas la defensa estuvo igualmente frágil en el tramo final permitiendo avanzar y anotar a los rivales, haciendo inevitables los recuerdos del Super Bowl increíblemente perdido en febrero. Para peor, Matt Ryan no ha sido la solución en los finales de los partidos. Lanzó una intercepción en la última serie el domingo y en lo que va de esta temporada, tiene 6 touchdowns e igual cantidad de intercepciones. Los Falcons necesitan más consistencia de su ofensiva y sobre todo, saber liquidar los partidos. Parece ser que aún les pesa aquella derrota ante los New England Patriots. Por cierto, el próximo fin de semana habrá re-edición del pasado SB en casa de los Pats. Será el primero de tres partidos consecutivos que tendrá Atlanta fuera de su estadio.

Los San Francisco 49ers son un caso bien especial. Han perdido sus seis partidos disputados, pero en cinco de ellos la diferencia fue de tres puntos o menos, incluyendo dos caídas en tiempo adicional. A diferencia del año pasado, se nota que el equipo compite de mejor forma y juega con más intensidad. En algunos partidos han estado incluso en posición de ganar, pero no han sabido resolver, como ocurrió en sus visitas a Seattle, donde permitieron una escapada de Russell Wilson, a Arizona, donde Larry Fitzgerald mató sus chances casi al cierre de la prórroga y en su más reciente visita, a Washington, donde el novato C.J. Beathard lanzó una intercepción en la última ofensiva.

Una vieja frase de Bill Parcells decía: "eres lo que tu récord indica". Es verdad, pero también es igualmente cierto que los Niners, a pesar de no tener victorias, se han mostrado como un equipo difícil de vencer, dejando de manifiesto que a nivel general es muy complicado ganar en la NFL (a menos que el rival de turno sea Cleveland). Veremos que ocurre con estos equipos. Dado lo cambiante que es buena parte de la liga semana a semana, no extrañaría ver a los Steelers estableciéndose como un equipo sólido dentro de un par de meses o incluso ver a los Niners ganando partidos divisionales más adelante, perjudicando así las opciones de otros equipos. Eso es lo bueno de una liga altamente competitiva.

Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

lunes, 16 de octubre de 2017

Todos cambiaron, menos los Warriors


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

Este martes comenzará la temporada 2017-2018 de la NBA con partidos en Cleveland (Cavaliers-Celtics) y Oakland (Warriors-Rockets), respectivamente. No solo es un nuevo año de baloncesto, también es un año de varias novedades en la liga. Entre las más notorias, figuran la introducción de auspiciadores en las camisetas, así como también el comienzo anticipado de la liga con el propósito de jugar los mismos partidos pero en más días, con tal de no tener tantos partidos en noches consecutivas. De igual forma, se anuncia una reducción en los timeouts con el objetivo de tener partidos más fluidos y también, un cambio en el formato del Partido de Estrellas (18 de febrero, en Los Angeles) dejando atrás el clásico Este-Oeste por un encuentro en donde dos jugadores serán los capitanes quienes elijan a los respectivos integrantes de cada equipo, manteniendo en todo caso el sistema de votación abierto para el público.

Muchos cambios en cuanto a la competición, pero también hubo muchas movidas en cuanto a los equipos. En cuanto a intercambios, el más destacado fue el generado por Boston y Cleveland. Los Celtics adquirieron a Kyrie Irving, quien había manifestado públicamente que no quería seguir jugando con los Cavs, mientras que LeBron James tendrá como nuevo compañero a Isaiah Thomas, quien fue traspasado pese a haber realizado una campaña estelar en la liga pasada. Se habla mucho de la lesión de cadera que tiene Thomas, razón por la cual Danny Ainge decidió cambiarlo y razón por la que Isaiah podría volver a jugar recién en enero. Además, los Cavs añadieron a Dwyane Wade y Derrick Rose, dos jugadores de glorioso pasado pero de cuestionable presente. En principio, ambos serían titulares pero está por verse cual será el verdadero aporte de ambos para el equipo.

Por su parte, los Celtics además de haber fichado a Irving, también contarán con Gordon Hayward, quien viene del Utah Jazz. Hayward viene de tener su mejor temporada, promediando casi 22 puntos por partido en el torneo anterior. Sus cualidades tiradoras las agradecerán los C's, un equipo que tuvo cierta inconsistencia anotadora, particularmente cuando estaban los suplentes en la cancha. Con Irving y Hayward como titulares en los puestos de base y con un pívot versátil como Al Horford, la tropa que comanda Brad Stevens podría vivir una evolución en cuando a cualidades ofensivas. Y como si fuera poco, invirtieron su selección de primera ronda del pasado Draft en el prometedor Jason Tatum. En Boston hay talento para apuntar bien alto en esta temporada.

En cuanto al Oeste, llamaron la atención las movidas que hicieron los Houston Rockets y el Oklahoma City Thunder. Los Rockets adquirieron a Chris Paul, quien fue transferido de los L.A. Clippers, y hará dupla con James Harden en las posiciones de base. A priori, causa mucha intriga ver cómo pueden jugar en pareja, tomando en cuenta que ambos son jugadores que pasan mucho tiempo con el balón en sus manos y que suelen llevar ofensivas a su propio ritmo. Y en el caso de Harden, hay que sumar su escaso compromiso defensivo. En principio, Paul ocuparía el puesto de 1 y Harden de 2. Será interesante ver como Mike D'Antoni distribuye las jugadas entre ellos y a ver cuanto afecta al equipo, que ya venía jugando con una forma establecida y sobre todo, a un alto ritmo.

El Thunder rodeó a Russell Westbrook y formó un nuevo trío. Primero, llegó Paul George desde los Indiana Pacers y hace algunas semanas llegó Carmelo Anthony, mediante un traspaso con los New York Knicks. George y Anthony siempre estuvieron acostumbrados a ser la primera opción anotadora en sus equipos y en el caso de Carmelo, en su etapa en New York nunca se distinguió por compartir mucho el balón. Tendrán que complementarse con Westbrook, quien en su primera temporada como estrella absoluta del OKC, promedió una triple decena y fue premiado como el MVP de la liga. Billy Donovan tiene un buen desafío, al tratar de hacer funcionar a estos tres jugadores dentro de un mismo conjunto.

Lonzo Ball es la apuesta de los Lakers para este año, en el que seguirán en su etapa de transición. Hay demasiadas expectativas sobre Ball, aunque ya tuvo un buen apronte en las ligas veraniegas disputadas en julio. Los Timberwolves ya no tendrán a Ricky Rubio, pero sí tendrán a Jimmy Butler quien vuelve a tener como entrenador a Tom Thibodeau. De todas formas, Karl Anthony Towns y Andrew Wiggins son los pilares de ese equipo. Manu Ginobili seguirá un año más con los Spurs e igualmente, Dirk Nowitzki con los Mavericks. En medio de todos esos movimientos, hubo un equipo que se mantuvo intacto en la pretemporada.

En verdad, los Golden State Warriors no requerían ningún cambio. Después de haber ganado el campeonato con Kevin Durant como MVP de las Finales, y con Stephen Curry, Draymond Green y Klay Thompson rindiendo a un nivel excepcional en casi todo el año, este equipo no necesita arreglos. Es más, dice su entrenador Steve Kerr que podrían ser aún mejores. El equipo se puede recitar de memoria: Curry, Thompson, Durant, Green y Pachulia los titulares. Iguodala, Livingston, McGee y West entre sus suplentes destacados. Y encima, añadieron a Nick Young, un ex Lakers que puede ser aporte desde la banca. Son los mejores y el objetivo no es otro que repetir el éxito de la liga pasada.

Con todo este panorama y con todos los cambios generados durante el receso (nunca antes se habían cambiado a tantos All Stars en un año), el concepto parece ser simple y preciso: todos contra los Warriors.

Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011, escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

jueves, 12 de octubre de 2017

Creación y precisión


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

En los partidos de la NFL siempre hay jugadas que dado su diseño, ejecución y contexto en el que se generan, pueden marcan el desempeño de un equipo a favor o en contra. En el reciente fin de semana, hubo tres jugadas que causaron alto impacto en los partidos jugados en Dallas, Detroit y Chicago, respectivamente.

Un ejemplo de absoluta precisión se pudo apreciar en el epílogo del partido entre los Green Bay Packers y los Dallas Cowboys. En la última serie de los Packers en el juego, Aaron Rodgers montó una ofensiva que recorrió 75 yardas teniendo apenas 1:13 disponibles. Desde la yarda 12 se produjo la jugada victoriosa. En una formación escopeta, con tres receptores en la derecha y con Davante Adams aislado en la izquierda, Rodgers sacó provecho de ese mano a mano que se produjo entre Adams y el esquinero Jourdan Lewis. La marcación del jugador de los Cowboys fue buena, siguiendo paso a paso al receptor. La clave fue en el toque que puso Rodgers en su pase, el cual fue lanzado al hombro que daba hacia afuera y con la altura suficiente como para que solo Adams pudiera llegar. En un momento de presión, el equipo de Green Bay sacó una jugada precisa y de magistral ejecutoria, tanto de su quarterback como de su receptor, quien increíblemente estuvo activo para jugar después del golpe en la cabeza que había sufrido en la fecha pasada.

El duelo entre los Carolina Panthers y los Detroit Lions tuvo a unos Panthers que volvieron a insistir con muchas fintas, tal como lo habían hecho en otros partidos, pero en esta ocasión aplicaron una maniobra distinta. En el segundo cuarto, dentro de la yarda 6, el equipo de Carolina sacó una jugada en formación escopeta con dos corredores, Jonathan Stewart y Christian McCaffrey. Previo al snap, Curtis Samuel salió en movimiento de izquierda a derecha, abriendo el espacio por donde iba a atacar Cam Newton. Luego, Newton amagó con jugar un pitch a la izquierda con Stewart, atrayendo la atención de tres jugadores de los Lions. Mientras Stewart arrastró marcas, McCaffrey se filtraba por el centro de la línea y ahí fue cuando Newton decidió darle el balón mediante un pase de pala. Ningún jugador de Detroit vio venir a McCaffrey, quien tras recibir el balón tuvo camino libre hasta el touchdown. La clave en esta jugada estuvo en la lectura de Newton, quien supo ver como los defensivos de los Lions se fueron con Stewart y se descuidaron de McCaffrey. El # 1 de Carolina resolvió a tiempo y su equipo terminó ganando de visita por segunda semana consecutiva.

Y si de creatividad se trata, el mayor ejemplo se pudo notar en el partido del lunes que reunió a los Chicago Bears y a los Minnesota Vikings, donde los Bears aplicaron dos jugadas especiales. La primera ocurrió durante el tercer cuarto. Perdiendo 10-2, en un cuarto down, los Bears se alinearon para hacer un despeje, pero en verdad hicieron una finta, donde el despejador Pat O'Donnell se convirtió en pasador y le lanzó el balón a Benny Cunningham, convirtiendo el supuesto despeje en una anotación de 38 yardas. Y la segunda jugada ocurrió durante el último cuarto, cuando tras haber convertido un touchdown (pase de Mitchell Trubisky a Zach Miller), los Bears se alinearon en la yarda 2 para una conversión de dos puntos. Ahí, Trubisky le entregó el balón a Josh Howard quien parecía correr una reversible pero en plena carrera le entrega el balón a Miller. Doble reversible, pero había un pase más. Sí, porque Miller casi al llegar al scrimmage juega una optativa con Trubisky -dejando tendido a Anthony Barr- quien recibió el ovoide libre de marca para lograr la conversión.

Una jugada de muy alto riesgo pero con un óptimo resultado, debido a la precisión con la que se ejecutó. Si bien, más adelante Trubisky lanzó una intercepción que acabó costandole la derrota a los Bears, hay un enorme mérito por atreverse a sacar jugadas así en momentos complejos. Este tipo de jugadas con fintas y lecturas sobre la marcha no suelen aplicarse mucho dentro de la liga debido al riesgo de perder el balón y generar una opción para el rival. Pero es el riesgo lo que vuelve interesantes estas jugadas y si son ejecutadas con la precisión requerida, acaban siendo espectaculares. Como lo supieron hacer los Bears recurriendo a su repertorio de trucos, como lo hizo Newton al mostrar una variante de sus clásicas read-option y como bien lo hizo Rodgers aprovechando un duelo favorable y resolviendo con maestría. La pizarra llevada a la cancha y en la práctica, causando estragos.

Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

jueves, 5 de octubre de 2017

Incomodas visitas


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

En este primer tramo de temporada en la NFL, hay tres equipos que figuran con marca de 3-1. Los tres han ganado partidos difíciles, los tres vencieron como visitantes el último fin de semana y los tres se impusieron ante equipos que estuvieron en los pasados playoffs. Con matices y características bien especiales en cada conjunto, los Carolina Panthers, los L.A. Rams y los Buffalo Bills sorprendieron por haber ganado fuera de casa y además, por haber impuesto diversas formas de juego.

Los Panthers tuvieron un comienzo complicado, cayendo en una temprana desventaja frente a los New England Patriots además de haber sufrido una intercepción por un pase mal tirado de Cam Newton, pero antes de llegar al intermedio, los Panthers comenzaron a hilvanar buenas jugadas ofensivas y así fue como acabaron imponiendo su estrategia. A lo largo del partido, el equipo de Carolina probó con muchas fintas, poniendo en movimiento a Christian McCaffrey (algo que venían haciendo en los partidos anteriores) ya sea para ubicarlo como receptor, o bien como simple distracción para los rivales.

Eso último fue lo que ocurrió en dos de los touchdowns de los Panthers. En el segundo cuarto, impresionó ver como todos los defensivos de New England se tragaron la finta de corrida con McCaffrey en la derecha. Al final, todos vieron como Newton lanzó a la izquierda para un descubierto Fozzy Whittaker, quien tan solo tuvo que acelerar para anotar. Y luego, en el último cuarto, los linebackers de los Patriots se fueron con McCaffrey quien amagó con llevarse el balón, cuando en verdad fue Newton quien se quedó con él y lo llevó por el centro para la 50° anotación terrestre de su carrera (récord para mariscales).

Por parte de Newton no solo fueron las fintas, sino que también fue su inusual precisión dentro del pocket. Leyó un poco más las coberturas rivales y tuvo paciencia para identificar sus objetivos y lanzar sin tener que desplazarse dentro del bolsillo protector. Acabó la tarde en Foxboro completando 22 de 29 pases con 316 yardas, 3 touchdowns y un rating de 130.8. Ese es el nivel de precisión que todos los Panthers esperan de Cam y si el # 1 logra sostener ese rendimiento a través de los próximos partidos, el conjunto de Carolina podría seguir creciendo y así lograr más victorias.

En la nota anterior, mencionaba que ya se ven cosas distintas con los L.A. RamsEl sistema de su joven entrenador, Sean McVay, comienza a ver sus frutos temprano en esta campaña y se ve en el nivel de estrategia y ejecutoria de su ofensiva, con más variables en sus formaciones y mucha más precisión para hacer sus jugadas. Todd Gurley volvió a ser una pieza clave en el triunfo del pasado domingo en casa de los Dallas Cowboys, con 215 yardas y un touchdown por aire. Igualmente, Jared Goff se ve cada vez más suelto dentro del esquema, tomando buenas decisiones y hasta arriesgando pases largos, sacando provecho de sus talentosos receptores Sammy Watkins, Robert Woods y Cooper Kupp. Tampoco hay que olvidar a Tavon Austin, a quien suelen usar como receptor y corredor de igual forma.

La ofensiva produce y mejora en cada partido, lo cual ya es un gran avance para los Rams. Eso sí, el problema está en la defensa que tiene problemas en los inicios de los partidos, concediendo muchas yardas y con ello muchas anotaciones tempraneras, dejando al equipo en situación de tener que revertir el marcador. De todas formas, esta unidad puede hacer jugadas importantes, como en el final del último partido, cuando detuvieron a Ezekiel Elliott en 4° down, dejando a Zeke en menos de 90 yardas totales (aunque igualmente anotó dos veces). Este puede ser un rival muy duro dentro de la división sur de la conferencia nacional y dada su velocidad, pueden generar peligro a los equipos de Seattle y Arizona cuando llegue el momento de enfrentarlos. A propósito, este domingo Rams-Seahawks en el Coliseo de Los Angeles. Partido con muy buena pinta.

En su primera posesión de la temporada, Tyrod Taylor lanzó una intercepción con la que abrió esta temporada con los Buffalo Bills. Desde entonces, Taylor no lanzó más intercepciones y la ofensiva de Buffalo no tuvo más balones perdidos. Por increíble que parezca, los Bills tienen casi cuatro partidos completos sin pérdidas, un interesante aspecto para entender porqué van 3-1 en la temporada y como pudieron vencer a los Denver Broncos y a domicilio frente a los Atlanta Falcons. En ofensiva, privilegian los acarreos aprovechando la presencia de LeSean McCoy, quien es capaz de sumar yardas y darle buen tiempo de posesión en cada serie, además de ser una respetable opción en pases cortos. Para tener una referencia, en el reciente triunfo en Atlanta, los Bills corrieron 36 veces y lanzaron en otras 20. Una fórmula que parece ser la indicada para Sean McDermott, quien está comenzando su primera experiencia como entrenador principal, luego de haber sido coordinador defensivo con los Panthers.

Y hablando de defensiva, esa unidad también muestra mejorías en Buffalo. Permite yardas, como ocurrió en Atlanta, pero logra detener en situaciones tipo 3° down y de igual forma cuando el oponente busca un touchdown, generando también robos de balón - 7 hasta el momento, uno de ellos devuelto a las diagonales. Una referencia para ver como están los Bills en defensa es tan simple como los puntos en contra: en este momento, tienen el menor promedio de puntos permitidos por partido, con 13.5. Junto con los Pittsburgh Steelers (14.8), son los únicos conjuntos cuyas defensas permiten menos de 15 puntos a sus adversarios.

En un hecho pocas veces visto, los Bills llegarán al segundo mes de temporada como líderes divisionales, aventajando por un partido a los Patriots, a quienes enfrentarán el 3 y 24 de diciembre. Para entonces ya podremos comprobar si estos Bills continúan madurando o si esto solo fue una casualidad propia de septiembre.

Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

jueves, 28 de septiembre de 2017

Días vertiginosos


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

Mientras se está jugando la temporada de la NFL, todo marcha de forma fluida. Los partidos y todo lo que rodea a los mismos genera un alto flujo informativo que mantiene bien ocupada a la prensa especializada y a todos los fanáticos siguiendo las diversas alternativas. Pero llega un momento en que ese ritmo se acelera más de lo pensado, pasando a un estado de vértigo. La última semana en la liga estuvo muy movida, por hechos footballísticos y extra deportivos (estos se han tomado casi toda la atención). Los finales cerrados que hubo en algunos de los partidos del domingo se mezclaron con las manifestaciones anti-racistas de muchos jugadores en las respectivas ceremonias del himno estadounidense. Toda esa avalancha de comentarios en redes sociales se confundieron con las dos definiciones en prórroga que hubo en la tercera jornada, en Chicago y en Green Bay.

Parece como si en los últimos días todo se hubiese acelerado aún más en la liga, tal como pasó con algunos corredores que fueron protagonistas en el último fin de semana. Kareem Hunt en tres partidos ha causado estragos. Es ligero, rápido, interpreta bien las jugadas y apenas explota un espacio corre sin parar hasta la anotación. En los tres partidos que ha jugado superó las 100 yardas y en cada uno de ellos tuvo un touchdown de 50+ yardas. En la visita de los Kansas City Chiefs a los L.A. Chargers, Hunt mató el partido en los minutos finales con una escapada de 76 yardas. Jugada de cutback, lectura precisa del bloqueo, campo abierto después de las 10 yardas y chao. Kareem ya es una pieza importante de la ofensiva de los Chiefs que continúa creciendo y variando en cuanto a su repertorio de jugadas. El equipo de Kansas City es uno de dos invictos en el torneo (los otros: Atlanta Falcons), juega buen football y el novato Hunt ha sido fundamental en este prematuro éxito.

Todd Gurley parece estar determinado a mejorar después de su irregular desempeño del 2016. Así lo demostró en el juego de sus L.A. Rams en casa de los San Francisco 49ers. Siendo el jugador que lleva el peso de las corridas, como bien lo explica Stefano Prieto en su crónica publicada en NFL Chile, Gurley enfrenta a sus oponentes, no teme en dar y recibir castigo, impone su fuerza, le agrega mucha velocidad y así fue como totalizó 113 yardas en 28 acarreos con dos touchdowns por tierra. Y para coronar una noche redonda, también atrapó un pase de Jared Goff que convirtió en otros siete puntos. Es cierto que a los Rams les faltan muchas cosas que mejorar, pero ya es evidente que muestran matices diferentes a los exhibidos en su pobre campaña anterior. Gurley es un beneficiado del cambio de estrategia ofensiva y lo retribuye sumando yardas, consolidando así un respetable juego de carrera del equipo de Los Angeles.

Otro que está acelerando mucho es Jordan Howard. En su segundo año con los Chicago Bears ya se está haciendo notar como un confiable corredor, que no realiza muchos cortes pero que sí lleva el balón con mucha determinación, como supo hacerlo en el reciente partido frente a los Pittsburgh Steelers. Desde el primer cuarto y hasta la última jugada del encuentro se dedicó a machacar oponentes con su fortaleza física y poco a poco fue sumando yardas que le daban 1°s downs a los Bears y con ello, más opciones de anotar para su equipo. Acabó con 138 yardas en 23 acarreos con dos touchdowns, el segundo fue para liquidar el pleito en tiempo adicional. Se cargó a la izquierda, siguió un bloqueo y tan solo le quedó llegar a las diagonales, mediante una jugada de 19 yardas. Mientras sigue corriendo, Howard evoluciona en Chicago y ya es catalogado como uno de los elementos claves de su conjunto.

Hunt, Gurley y Howard corren a tal punto que el solo verlos genera vértigo, el cual se hizo aún mayor mezclando con los desafortunados dichos de Donald Trump. La misma competencia con aquel conflicto extradeportivo ha generado mucha atención, tanto así que hace un par de días fui contactado el diario Pulso, con el propósito de dar a conocer diversos puntos de vista sobre la NFL además del impacto que generó la vigente polémica con Trump. En la edición publicada el 26 de septiembre aparecen varios datos e impresiones que compartí, como por ejemplo el venidero encuentro entre los Green Bay Packers y los Chicago Bears con el que comenzará la cuarta jornada. La crónica completa la pueden revisar en este enlace.

Ahí no apareció completamente mi comentario sobre el conflicto NFL/Trump. De igual manera, quise dar mi impresión al ser consultado. Sabiendo que es un tema muy complejo y que cuesta mucho comprenderlo integralmente, considerando que uno observa esas cosas a varios kilómetros de distancia, esto fue lo que dije:

"Este conflicto no tiene precedente alguno, al menos en la historia reciente de la liga. Para ponerlo en contexto: todo esto se originó el año pasado cuando Colin Kaepernick -jugador afroamericano- comenzó a poner rodilla en el suelo durante el himno estadounidense, en señal de protesta contra todos los actos racistas que existen en Estados Unidos. Con el tiempo, más jugadores se sumaron a esa causa y las recientes declaraciones de Trump llevaron el problema a un peligroso extremo. Fue impactante ver cómo en los partidos del domingo, jugadores, entrenadores y hasta algunos dueños se unieron para rechazar los dichos de Trump. Eso habla mucho de los mismos protagonistas, quienes no callaron ante tal situación, sino todo lo contrario. Además, el hecho que el comisionado Roger Goodell se expresara públicamente a favor de los jugadores deja de manifiesto que la NFL es muy potente, no solo en lo deportivo sino también a nivel de organización".

Revisando nuevamente mi opinión entregada en ese cuestionario, me doy cuenta que ese conflicto, tan solo observándolo a la distancia, ha agitado mucho los ánimos en todo el ámbito deportivo. Claramente, estos sucesos han acelerado la marcha en los recientes días en la NFL, tanto como la velocidad que imprimen los jovenes corredores que se están tomando las canchas en la actual competición.


Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es comentarista en el podcast de NFL Chile.

jueves, 21 de septiembre de 2017

La fiebre naranja


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

En Denver, ha sido la defensa la que ha cargado con el peso colectivo de los Broncos en los últimos dos años. Así fue como se adjudicaron el Super Bowl 50 y gracias a esa unidad, se mantuvieron en la contienda durante la temporada pasada mientras la ofensiva experimentaba dificultades debido al ingreso de Trevor Siemian. En este comienzo de campaña en la NFL, los Broncos mantienen su agresividad para jugar defensa, pero lo más llamativo ha estado en la ofensiva. Criterio, inteligencia y talento. Todo conjugado en un mariscal que ya tiene un año completo de experiencia más un grupo de corredores y receptores que vuelven a brillar en un sistema que muestra interesantes matices.

En cuanto a jugadores, este conjunto no ha cambiado mucho en ofensiva. Siemian fue ratificado como el quarterback titular, C.J. Anderson continúa siendo el corredor principal, mientras que Demayrius Thomas y Emmanuel Sanders, quienes supieron destacarse en su momento con Peyton Manning, siguen siendo las principales armas aéreas. En el triunfo del domingo pasado frente a los Dallas Cowboys (42-17), llamó la atención ver la variedad de formaciones ofensivas que exhibían los Broncos en sus jugadas, desde diseños clásicos para correr, como de formaciones con solo un corredor, esparciendo receptores por toda la cancha y poniendo a Siemian a realizar maniobras del tipo play-action y hasta un bootleg, como ocurrió en su cuarto pase de touchdown, el cual completó con Virgil Green durante el tercer cuarto, en una serie que se prolongó por más de siete minutos y donde convirtieron cinco terceras oportunidades, una de ellas fue aquella jugada de anotación.

Dentro de las jugadas de pase de los Broncos, hay muchas que consisten en envíos cortos ya sea lanzados al mismo punto donde se planta el receptor para iniciar la jugada o bien en una trayectoria inferior a 10 yardas, con el objetivo que el receptor, al atrapar el pase, logre espacio y/o siga bloqueos pertinentes para conseguir una mayor ganancia. Thomas y Sanders se desenvuelven muy bien en ese rol, suelen ser muy confiables en todo tipo de rutas, desarrollándolas con mucha inteligencia y siendo capaces de estirar la cancha mediante las YAC's (Yards After Catch o Yardas Después de la Atrapada). En el juego del domingo, Demayrius y Emmanuel sumaron 12 recepciones combinadas (seis cada uno) con 133 yardas y dos touchdowns, ambos por cuenta de Sanders.

Anderson también contribuye mucho en ese rol, tal como lo demostró en el touchdown que anotó en el segundo cuarto, donde recibió un pase corto que transformó en una jugada de 16 yardas, abriéndose camino y dejando atrás a toda la oposición vaquera. Sus cualidades de receptor las complementa muy bien con su rol de corredor, donde suele ganar muchas yardas haciendo cambios de dirección una vez que cruza la línea de scrimmage y sigue el bloqueo correspondiente. C.J. sumó 118 yardas en 25 acarreos con una anotación en el juego del domingo y hay que decir que fue un beneficiado de la alta eficiencia aérea del equipo de Denver. Hubo un momento que los defensivos de Dallas estaban muy pendientes de los pases y ahí apareció el #22 para atacar. En buenas condiciones, es el socio ideal para Siemian en el backfield, sobre todo como ruta de escape.

En cuanto a la defensa, los Broncos han de ser uno de los conjuntos más difíciles para enfrentar en toda la competición. El crucigrama que plantean es bien complejo. Por las cualidades de sus jugadores, el esquema 3-4 es el indicado para ellos. Cruces en la línea, pass-rushers jugando mano a mano con los tackles y rápidos movimientos generan una oportuna cobertura de los espacios que obliga a los rivales a tener que forzar pases de manera constante. El domingo limitaron a Ezekiel Elliott a tan solo 8 yardas corridas (su peor producción desde que llegó a la NFL) e incomodaron a Dak Prescott dentro del bolsillo. El resultado de esa presión: dos capturas, ambas por obra de Von Miller y dos pases interceptados, el primero por Chris Harris Jr. y el segundo por Aqib Talib, el cual convirtió en un pick six de 103 yardas.

A propósito de Harris Jr. y Talib: impacta ver como ambos esquineros tienen las cualidades y las agallas para jugar uno contra uno frente a cualquier receptor que se les ponga enfrente. Tienen la velocidad para seguir rivales y tienen el instinto para anticipar la lectura del mariscal y de esa forma, buscar alguna intercepción. La jugada de Talib fue una prueba de aquello. Este tipo de coberturas se dan porque Chris y Aqib pueden hacerlo y también por los estragos que causan sus siete frontales. Un peligroso complemento.

Los Broncos finalizaron el 2016 con balance de 9-7, lejos de los puestos de clasificación a los playoffs. Sus problemas ofensivos fueron en parte la causa de ese mediocre resultado final. Sin embargo, con un año de experiencia Siemian parece tener más aplomo dentro de la cancha e interpreta las indicaciones de su nuevo entrenador, Vance Joseph y su coordinador ofensivo, Mike McCoy, con mucha más seguridad, intentando reducir cualquier chance de cometer errores. Esto, combinado con una defensiva dominante hace de este conjunto en uno con mucho potencial para este año y desde ya, se puede catalogar a Denver como un equipo que puede competir seriamente con los Kansas City Chiefs y los Oakland Raiders dentro de la división oeste de la conferencia americana.

Peyton Manning ya no está en Denver y su imagen puede seguir apreciándose solo en comerciales, pero al parecer su presencia sigue viva en Mile High. De otra forma no se podrían entender los "Omaha!" que exclama Siemian previo a ejecutar algunas de sus jugadas. Signos de un legado que precedió a este nuevo ciclo.

Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es comentarista en el podcast de NFL Chile.

jueves, 14 de septiembre de 2017

Sorpresas y decepciones


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

Es obvio que esto tiene un toque de exageración, debido a que son reacciones después de un solo partido. Pero de todas formas, aquí presento a tres equipos que impresionaron y a otros tres que defraudaron en la primera jornada de competición en la NFL.

Sorpresa: ofensiva de Kansas City Chiefs

Variedad en formaciones, un corredor novato que impacta rápidamente y un pasador que arriesga y supera las 300 yardas. Sí, esos fueron los Chiefs del pasado jueves donde lograron imponerse en casa de los campeones Patriots. Fue un triunfo que se construyó de a poco, primero con jugadas de corto avance con las que se metieron en el partido y luego, en la segunda mitad, Alex Smith soltó el brazo como pocas veces lo hace y conectó pases largos, de los cuales dos acabaron en las diagonales - Tyreek Hill, 75 yardas; Kareem Hunt, 78 yardas; ambos en el último cuarto. Mención aparte para Hunt: en su estreno oficial no titubeó y fue factor en el desempeño ofensivo de los Kansas City Chiefs, con 246 yardas totales y 3 touchdowns. Una válida opción para correr por fuera de los tackles y también para jugar como receptor. Puede ser un razonable recambio para el lesionado Spencer Ware.

Decepción: defensiva de New England Patriots

Así como los Chiefs fueron moviendo el balón en ese partido, los jugadores defensivos de los Patriots se fueron quedando sin reacción, concediendo yardas en casi todas las acciones y permitiendo tres anotaciones en el último cuarto que terminaron sentenciando el partido. Se nota que Stephon Gilmore aún no está totalmente adaptado al equipo, puesto que falló en varias coberturas y se vio descoordinado con Devin McCourty, permitiendo mucha ganancia adversaria en jugadas de pase. Los Chiefs vieron esas fallas perimetrales y los quemaron continuamente durante la segunda mitad. En total, la defensa de New England permitió 537 yardas y 42 puntos, más del doble de puntos que permitía en promedio este equipo durante todo el año pasado.

Sorpresa: defensiva de Green Bay Packers

La unidad coordinada por Dom Capers pareció estar muy bien preparada para el partido frente a los Seattle Seahawks. Durante todo el juego estuvieron mandando diversos esquemas de presión, primero para crear ventaja sobre los linieros ofensivos de Seattle y luego, para incomodar a Russell Wilson. El objetivo se logró: Wilson estuvo maniatado dentro del bolsillo, fue capturado tres veces, en otras siete fue golpeado y para peor, tuvo que forzar varios pases, sobre todo en situaciones de 3° down. El jugador clave de los Packers fue Mike Daniels. Bastó solo con su enorme presencia (en sentido literal: pesa 132 kilos) para colapsar el centro de la línea de scrimmage, ganó varios duelos uno contra uno y generó la jugada que marcó el partido, cuando en el tercer cuarto capturó a Wilson y en el acto, forzó un balón suelto que recuperó el equipo de Green Bay. En la siguiente jugada, Ty Montgomery anotó y los Packers tomaron la ventaja en el marcador, la cual mantendrían hasta el final. Daniels fue el pilar de una defensa que se comportó a la altura de la circunstancia.

Decepción: defensiva de Houston Texans

De acuerdo a lo visto en el año pasado y en la reciente pretemporada, no era descabellado pensar que la ofensiva de los Texans iba a producir poco, pero con lo que nadie contaba, era con que la defensa de este equipo fuera a rendir tan mal en su primer partido. Este conjunto, que estuvo dentro de los diez mejores en cuanto a yardas y puntos permitidos en 2016, no fue capaz de contener a los Jacksonville Jaguars. Nunca pudieron presionar a Blake Bortles, no fueron capaces de frenar a un novato -Leonard Fournette- que les corrió 100 yardas y les anotó un touchdown en 4° & Goal y encima no pudieron hacer un solo robo de balón. El resultado: 15 puntos en contra -los otros 14 fueron obra de la defensa de los Jags- y una dura derrota en casa por 22 puntos de diferencia. Aún con J.J. Watt de vuelta en la alineación no pudieron hacer nada y les tocará un partido de visita en la próxima jornada. Más de alguno ya habrá visto el botón de pánico.

Sorpresa: ofensiva de Minnesota Vikings

Llegó a asombrar el nivel de precisión que tuvo Sam Bradford en el triunfo de los Vikings frente a los Saints. Sus linieros le dieron protección necesaria y Sam aprovechó completando 27/32 pases, varios de ellos lanzados con una perfecta espiral. Stephon Diggs y Adam Thielen fueron los mayores beneficiados de los pases de Bradford, realizando grandes atrapadas con las que el equipo de Minnesota logró anotar en tres ocasiones y así tomar una buena ventaja en el marcador, durante el tercer cuarto. Mucho ojo también con Dalvin Cook. En su primer partido como profesional, corrió 127 yardas, mostrando mucha velocidad y decisión cuando atacaba los espacios que abrían los linieros. El espacio otorgado por estos últimos fue clave en el desarrollo ofensivo del conjunto vikingo y eso fue algo que faltó durante el año pasado. Ahí podría estar un potencial factor para lograr más victorias.

Decepción: todo el equipo de Indianapolis Colts

Este equipo parece ir de mal en peor y ya están perfilados para terminar dentro de los cinco peores de la competición en este año. Scott Tolzien regaló dos intercepciones, las dos fueron devueltas a touchdown. Permitieron 46 puntos a unos L.A. Rams que promediaban menos de 15 el año pasado y como si fuera poco, después del partido, Chuck Pagano le dio todo el crédito del resultado a sus rivales, que según él eran... los 49ers. Si el entrenador tiene ese enfoque, ¿qué se puede esperar de todo el equipo? Y lo peor, es que si vuelve Andrew Luck el panorama no cambiaría mucho. Tiempos complicados en Indy.

Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es comentarista en el podcast de NFL Chile.