martes, 31 de diciembre de 2019

Lo que quedó y lo que vendrá


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

Una década después, los Patriots vuelven a jugar comodines. La derrota en casa en la última fecha regular, dejó a los New England Patriots en tercer lugar y con ello, sin la ansiada semana libre en la primera ronda de los playoffs de la NFL. Aquella caída ante los Miami Dolphins alteró el mapa de toda la conferencia y también la planificación de los Pats, quienes de seguir avanzando deberán ganar eventuales partidos de visita para volver al Super Bowl. Llegarán a los playoffs con la mejor defensiva de la liga (14.1 puntos permitidos por partido), pero cerraron la campaña regular perdiendo tres de los últimos cinco partidos. Tom Brady registra su porcentaje más bajo de pases completos en seis años (60.8%) y su rating más bajo de toda la década (88.0). Jugarán de locales el sábado, pero tendrán el rival más difícil que a priori les podría tocar. Tendrán enfrente a los Tennessee Titans, que cuentan con el rey corredor de este año en la figura de Derrick Henry, quien corrió 211 yardas y anotó tres veces en el último partido, finalizando el año con 1.540 yardas y 16 touchdowns. Y como si fuera poco, Ryan Tannehill viene jugando el mejor football de su carrera y en las bandas está Mike Vrabel, quien conoce bastante bien a los Patriots, desde sus años como jugador. Los Pats bien pudieran llegar lejos una vez más, pero el escenario quedó particularmente complejo después de una derrota que seguramente no estaba en los planes de nadie.

Expectación en la bahía. En un partido definido por centímetros (literal), los San Francisco 49ers aseguraron la primera posición en su conferencia y con ello, la posibilidad de jugar todos los playoffs en su estadio. Serán los primeros playoffs de este conjunto bajo la dirección de Kyle Shanahan y los primeros de Jimmy Garoppolo como titular, aunque la puesta a punto la vivieron durante todo el presente mes. Ganaron tres de los últimos cinco partidos, y cada uno de ellos fue definido por cinco o menos puntos. Ganaron de local y de visita, y quizás lo más valorable fue el carácter que siempre mostraron en diversos ambientes, bajo la lluvia de Baltimore, en el domo de New Orleans y en medio del bullicio de Seattle. Los Niners no solo juegan bien, sino que lo hacen con creatividad sacando varios motions, y variedades de formaciones. En el último tiempo han cambiado su tendencia y están pasando como prioridad. Jimmy G juega con más aplomo y de a poco ha reducido sus errores, cuentan con George Kittle, quien debe ser el mejor ala cerrada de la liga y por margen kilométrico, Emmanuel Sanders ha sido un buen aporte desde su llegada y Deebo Samuel se ha vuelto cada vez más fundamental. Bordearon los 30 puntos de media por partido (2° en la liga) y ganaron 13 partidos pese a tener varios lesionados durante la temporada. En defensa, también cuentan con buenas armas. Nick Bosa causó impacto inmediato en su año de novato, Fred Warner ha crecido una enormidad como linebacker y además, cuentan con un esquinero de amplia experiencia como Richard Sherman. Será difícil este equipo en playoffs y jugando en su casa, tienen razones para ilusionarse.

Eagles, en modo survival. A pesar de haber perdido por lesión a casi todos sus jugadores claves, los Philadelphia Eagles ganaron sus últimos cuatro partidos que les valieron la clasificación. Ciertamente, no son una máquina de jugar football, pero han hecho lo suficiente para ganar los partidos. Carson Wentz jugará sus primeros playoffs y merece crédito por su actual campaña. Además de ajustarse a todas las lesiones de sus compañeros, juega con escasa protección de sus linieros (37 capturas sufridas). Aún así, se las ingenió para sumar 27 pases de touchdown a cambio de solo 7 intercepciones. Para tenerlo en cuenta, estos fueron los jugadores que acarrearon o recibieron pases en el reciente partido ante los New York Giants: Boston Scott, Miles Sanders, Dallas Goedert, Joshua Perkins, Deontay Burnett y Greg Davis. Algunos de ellos ni siquiera tenían cabida al comenzar la liga, pero han aparecido ante la baja de jugadores insignes como DeSean Jackson y Alshon Jeffery. Llegarán en buena racha a los playoffs, los terceros consecutivos con Doug Pederson, quien ha tenido que variar notoriamente sus esquemas ofensivos, orientando el juego más a los pases cortos y las series sostenidas. Su récord fue un discreto 9-7, pero al haber ganado la división podrán jugar en casa el partido de wildcard frente a los Seattle Seahawks, quienes cerraron el año perdiendo tres de sus últimos cuatro partidos. Se enfrentaron en noviembre y ganó Seattle 17-9, pero dado el momento en que llegarán ambos equipos a los playoffs, ese antecedente queda muy lejano y hasta podría ser inútil.

Green Bay: luciendo menos, produciendo más. En el primer año de Matt LaFleur como director técnico, los Green Bay Packers ganaron 13 partidos y con ello, el derecho de descansar en la primera ronda de los playoffs. El proceso ha pasado por altos y bajos, pero en la mayoría de los casos han encontrado formas de ganar partidos, muchas veces apoyados por fuertes comienzos de Aaron Rodgers o en otras, por remontadas lideradas por el mismo Rodgers, como ocurrió en la Semana 17 donde ganaron después de ir abajo por 14 puntos al intermedio. Aaron Jones se ha consolidado como una pieza clave, corre muy bien con el balón y es una opción confiable en pases cortos, dando pie a jugadas del tipo Jet Sweep, las cuales no se veían antes en Lambeau Field. En la temporada, Jones sumó 1.558 yardas totales y 19 touchdowns, empatado con Christian McCaffrey como el mejor del torneo. Su contribución le ha dado aire a Rodgers, quien no ha requerido de producciones monstruosas. De hecho, Rodgers apenas tuvo dos partidos de +400 yardas, pero su balance de touchdowns e intercepciones es un respetable 26/4. La defensiva ha tenido sus momentos, pero en cuanto a jugadores sus mayores contribuciones vinieron de parte de Preston y Za'Darius Smith quienes han hecho valer sus fichajes en agencia libre desde el comienzo de esta liga. Fueron responsables de 25.5 de las 41.0 capturas de los Packers y saben como quitarse bloqueadores ocupando distintas posiciones. En la temporada, lograron ocho triunfos en partidos definidos por ocho puntos o menos. Un hecho no menor, el saber liquidar partidos. Eso puede ser una virtud para Green Bay, que jugará en casa en la ronda divisional.

Lunes negro, franquicias oscuras. El fin de temporada regular dejó a dos coaches damnificados. Freddie Kitchens fue despedido después de apenas un año al mando de los Cleveland Browns, mientras que Pat Shurmur corrió la misma suerte tras dos campañas con los New York Giants. El caso de Kitchens confirma las dudas que habían previo al comienzo de la temporada, sobre su capacidad de comandar un conjunto lleno de expectativa y sobre todo, con muchos egos. No solo no fue capaz, sino que además nunca hubo disciplina, cosa que los Browns mostraban cada semana cometiendo infracciones de toda especie, la peor sin dudas fue ese golpe con el casco de Myles Garrett a Mason Rudolph. Kitchens es el noveno coach despedido en los últimos doce años en Cleveland. Pasan los entrenadores y sigue la inestabilidad. Por parte de Shurmur, nunca pudo establecer un proyecto, dejando como resultado un equipo débil y con muchas dudas, partiendo por el puesto de quarterback. ¿Se retira Eli Manning? ¿Daniel Jones podrá ser el mariscal del futuro? Shurmur deja New York con apenas nueve triunfos en dos años y la franquicia parece ir a la deriva, después de la salida de Tom Coughlin, hace ya cuatro años.

Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

martes, 17 de diciembre de 2019

El método Bills


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

A dos semanas del cierre de campaña regular en la NFL, los Buffalo Bills ya tienen asegurada su presencia en playoffs, sus segundos en tres años. El mérito de los Bills radica en ser un equipo definido por la defensa, la cual está bien armada y capacitada para enfrentar cualquier desafío, como lo ha demostrado durante el año. En su reciente triunfo ante los Pittsburgh Steelers, la defensa marcó el tono del partido, tackleando fuerte, confundiendo al rival con esquemas de presión y obligando a probar jugadas poco vistas.

Si bien el marcador siempre estuvo parejo (17-10, al final), fueron los errores acereros y robos de balón los que inclinaron el asunto a favor de Buffalo. Abrieron el marcador luego de un horrendo despeje que dejó a los Bills a solo 40 yardas del endzone. En el proceso, Josh Allen corrió 12 yardas en un 3rd & 18 y en la siguiente jugada, completó un pase en 4th down. Para entonces, la defensiva había robado un balón y al poco rato iba a robar otro más gracias a un balón suelto, el cual se originó de una inusual formación wildcat que estaban probando los Steelers, a raíz de la incapacidad para sumar yardas con jugadas convencionales.

En la segunda mitad, Pittsburgh llegó a ponerse arriba en el marcador, pero los Bills siempre estuvieron apegados a su plan de juego. Es muy interesante la secundaria. En general, cubren muy bien los pases, jugando con mucha sincronía entre sí. Interceptaron cuatro pases a Devlin Hodges y en cada uno ellos, anticiparon las decisiones del QB. Tre’Davious White se quedó con dos de esos balones (acumula seis en el torneo) y en el final del juego, Jordan Poyer y Levi Wallace liquidaron el juego con las otras dos intercepciones. Y además, en algunas jugadas los safeties sorprendían presionando al mariscal contrario, tal cual como ocurrió con Micah Hyde en varias secuencias.

La defensiva ha cargado con el equipo y así lo demuestran siendo la segunda mejor unidad en cuanto a puntos permitidos (15.9 por partido) y como si fuera poco, en siete ocasiones han dejado a sus rivales por debajo de las 300 yardas. En cierta medida, ayudan a subsanar las complejidades que vive la ofensiva, que a pesar de producir los puntos necesarios para ganar partidos, en el proceso demuestra una inconsistencia que en ocasiones les ha impedido cerrar encuentros antes de lo estimado.

Josh Allen tiene condiciones y de a poco va limitando sus errores (18 touchdowns, 9 intercepciones). Ha ido mejorando su precisión, pero todavía sufre cuando le ponen presión. Hay buenos jugadores como Devin Singletary, John Brown y Cole Beasley. Pero la falta de buenos jugadores complementarios deja corto al plantel y por ahí se explica que en ocho ocasiones han anotado 20 puntos o menos.

De todas formas, es valorable que el proyecto de Sean McDermott haya encontrado una forma a partir de una sólida defensa que les ha permitido instalarse como un equipo competitivo dentro de su conferencia. Esa base les hace pretender una buena postemporada, aun cuando tengan que jugar posiblemente fuera de casa y tengan que enfrentar a mariscales del calibre de Deshaun Watson, Patrick Mahomes, Lamar Jackson y Tom Brady (a estos dos últimos ya los enfrentaron previamente). En el pequeño Orchard Park, se construye una gran fortaleza y como han dicho sus jugadores, solo piensan en crear su propia historia.

Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

martes, 10 de diciembre de 2019

Altibajos


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

El domingo pasado, los San Francisco 49ers dieron un gran paso rumbo a quedarse con el primer lugar de su conferencia al imponerse como visitantes frente a los New Orleans Saints (48-46). Es interesante ver cómo evolucionan los Niners, sobre todo en cuanto a estrategias y la relevancia que tienen los jugadores a partir de las jugadas diseñadas por Kyle Shanahan. De a poco han integrado matices a su juego de carrera que tenían establecido desde el comienzo de la temporada. Dadas las circunstancias del reciente partido, el equipo de San Francisco buscó más opciones de pase y dieron resultado, gracias a buenos desempeños de sus protagonistas.

Aun siendo proclive a cometer errores, Jimmy Garoppolo responde bajo presión. Lo demostró en varias jugadas frente a los Saints, interpretando bien los esquemas e identificando duelos favorables. Completó varios pases fulminantes con Emmanuel Sanders, quien sumó 157 yardas en 7 recepciones y un touchdown (además de un pase anotador), y también acertó varios envíos con Deebo Samuel y George Kittle, este último alineado en diversas posiciones y quien ejecutó la jugada decisiva en la última serie, convirtiendo un 4th & 2 en una jugada de 39 yardas, que desde su origen estaba destinada para él. Los Niners sacaron adelante un partido ante un posible rival de playoffs y siguen creciendo rumbo a esa instancia, a pesar de todas las lesiones que han sufrido a lo largo del año.

El arbitraje volvió a dar la nota baja y en esta ocasión, los malos cobros afectaron a los New England Patriots en su derrota ante los Kansas City Chiefs (16-23). Entre todos los cobros, hubo dos que alteraron el juego. Casi al final del tercer cuarto, Stephon Gilmore recuperó un balón suelto y mientras buscaba acercar el balón al touchdown, los jueces sonaron el silbato deteniendo la acción. Luego de la revisión, confirmaron el fumble pero dejaron sin efecto la corrida posterior de Gilmore privando a los Pats de una posible anotación.

La otra secuencia cuestionable ocurrió en el último cuarto, cuando N’Keal Harry se estiró con el balón hasta el goal line. Por todos lados se vio el touchdown, pero los jueces determinaron que Harry había salido en la yarda 3. Para mala fortuna de Bill Belichick, ya habían retado dos jugadas y ya no podían pedir revisión. Por desgracia, los malos referatos se están haciendo comunes en la NFL y sobre todo, la falta de criterio está distinguiendo a los cuerpos arbitrales en cada partido. Si bien Kansas City hizo méritos para ganar, esos malos cobros además de otras interferencias no advertidas dejaron frustrado a todo el equipo de New England, que además de perder en casa debió soportar el mal procedimiento de los jueces.

Hay que tener en cuenta a los Tennessee Titans. Llevan ocho victorias e igualaron a los Houston Texans, a quienes deberá enfrentar dos veces dentro de las próximas tres semanas. Desde que Ryan Tannehill fue designado como quarterback titular, han ganado seis de siete partidos y siempre anotaron sobre 20 puntos. Además, el ex Dolphin está encabezando la liga con un admirable 118.5 de rating, el más alto de su carrera (nunca ha superado los 95.0 en una temporada). En sus siete titularidades, solo en una ocasión quedó bajo los 100.0. Su presencia ha refrescado a la ofensiva que solo tenía a Derrick Henry como única opción viable. Ahora, los pases y acarreos se complementan, y Henry se consolida como uno de los mejores corredores con 1.243 yardas (2° mejor) y 13 touchdowns (el mejor).

En los primeros seis partidos, hubo tres en los que anotaron menos de 10 puntos sufriendo incluso un 16-0 en contra, en la sexta jornada. Después de aquel juego, se produjo el relevo de Tannehill por Marcus Mariota y la ofensiva creció, al punto de ser la décima mejor en la actualidad, promediando 24.5 puntos por partido. Además del ida y vuelta ante los Texans, les queda recibir a los Saints. Están en buena racha y no será descabellado creer que pueden ganar los tres partidos restantes. De ocurrir aquello, podrían arrebatarle la división a Houston y así tendrían un partido de postemporada en casa. También está la posibilidad de ingresar a los playoffs mediante un comodín, en este momento están con las mismas victorias que los Pittsburgh Steelers. De cualquier manera, los Titans enfrentarán las últimas tres fechas en una clara curva ascendente.

Sin dudas, la peor división es la NFC Este. Se puede comprobar en los rendimientos, donde los Dallas Cowboys y los Philadelphia Eagles comparten el liderato con más derrotas que victorias (6-7) y se puede comprobar también en el desempeño de los cuatro equipos, donde impera la inconsistencia. El duelo entre Eagles y Giants fue un ejemplo de esa inconsistencia. Philly quizás tenga el plantel más talentoso de la división, pero no lo ha demostrado en parte por las lesiones y en especial, por la falta de regularidad en su juego. En cada partido, se ve que Carson Wentz no tiene protección suficiente y muchas veces, los receptores no ayudan soltando muchos pases.

Los Cowboys parecían tener buen rumbo, pero sus patrones negativos les causaron tres derrotas consecutivas y con ello, los cuestionamientos sobre la gestión de Jason Garrett. Aún está pendiente la revancha entre ‘Boys e Eagles (22 de diciembre en Philadelphia), pero es evidente que estos son equipos muy irregulares, plagados por las lesiones y con rendimientos que solo ofrecen chispazos de buen football. Anotan pero les anotan por igual, son capaces de ganar como también pueden cometer todos los errores posibles. Inestabilidad pura.

Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

viernes, 6 de diciembre de 2019

Eastern Coast Trip (IV)


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

New Jersey / 1 de diciembre, 2019. Ha hecho frío toda la semana, se siente que es otoño casi invierno. El viernes ya había visto gente con ropa verde y amarillo, el sábado vi más gente con atuendos referentes a los Packers. Era obvio, muchos andaban de visita en New York aprovechando que a Green Bay le tocaba jugar en estos lares. El partido iba a tener un condimento especial, el clima. Durante el sábado, en los noticieros locales ya alertaban una inminente nevada que iba a caer en toda el área de New York/New Jersey el domingo y el lunes. Ya me estaba haciendo la impensable idea de ver un partido con nieve y lo difícil que podría ser eso. Para matizar, un poco de humor. Vi el reporte de los Giants en la estación local de ABC y Pat Shurmur salió diciendo que "my players are doing good job in practices", el único detalle como el mismo añadió era que en los partidos no ejecutaban bien. Ese pequeño detalle. Con razón a los Giants les está yendo mal.

Domingo, 8am. Ya estaba despierto, preparándome para mi retorno a Metlife Stadium. Y este retorno era especial, era para presenciar a los Green Bay Packers en directo. ¡Iba a ver jugar a Aaron Rodgers! Aún no tenía mucha conciencia de aquello. Apenas al salir a la calle, ya estaba lloviendo. Y cuando llegué en el bus hasta el estadio, ubicado en Meadowlands, la lluvia era más intensa. La temperatura oscilaba entre 0 y 1 grado, mucho frío. Aunque ya había mucho ambiente a las 11am. Fuera del estadio, mucha gente bebiendo y comiendo asados. Me gustó ver a gente simpatizante de los dos equipos compartiendo entre sí. De todas formas, los hinchas de los Packers eran mayoría. Camisetas verdes y blancas por todos lados. Vi a varios con jerseys de Rodgers, Matthews, Nelson y algunos medios especiales de A.J. Hawk y hasta uno de Blake Martínez (!). En fin, la diversidad. Hacía tanto frío, que adelantaron la apertura de las puertas. Antes de las 11:30 ya estaba adentro, viviendo mi último partido de la gira. Mucha gente dentro, pero nadie en los asientos. Para combatir el frío, café y comida rápida. Sirvió mucho para calentar el cuerpo.

Ya a esa hora reportaba mi presencia en las redes, sobre todo para NFL Chile. Me avisaban que los Giants no contarían con algunos backs defensivos. "Rodgers se forra", pensé. Además, supe después que tampoco iban a contar con Golden Tate y Evan Engram. Casi a las 12:30 decidí finalmente subir a mi ubicación en el estadio, lo primero que escuché fue a alguien gritar "Fire Shurmur!" Qué mal la pasan los hinchas de New York. Cuando salieron a calentar los jugadores de Green Bay, aplaudimos casi todos. Los Packers jugaban de local en New Jersey. Mucho frío y se avecinaba la nieve, como lo dije en un reporte que hice previo al partido. Ya cuando cantaron el himno, estaba nevando y se notaban algunas manchas en la cancha. Se viene el snow football.

Pasada la 1:00, comenzó el football. Packers contra Giants. Green Bay necesitaba ganar, había sufrido una fea caída en San Francisco. Los big blue ya están fuera de todo. Apenas comenzado el partido, me di cuenta que Rodgers por sí solo valía la entrada. En menos de un cuarto de juego comprobé in situ que es un jugador excepcional. Por presencia y por cualidades. Sin perder tiempo, empezó a completar pases desde la primera serie, hasta llegar al touchdown inaugural con Davante Adams. Pude comprobar también que Adams es el receptor con el que mejor se lleva Rodgers. Además del timing, se nota que hay jugadas diseñadas para que Adams atrape el balón. Algo que me impresionó, fue ver como Rodgers siempre mantenía la vista fija en sus receptores, aún cuando tenía que salir del pocket. Los Giants colocaban presión y lo sacaron varias veces del bolsillo, Rodgers nunca perdió la calma.

Los azules al menos le ponían ganas al principio. Empataron el juego con un pase de Daniel Jones con Sterling Shepard. En ese momento, la cancha ya estaba cubierta por la nieve. Sí, esas clásicas escenas televisivas ahora las tenía frente a mí. Es bonito presenciarlo, pero es difícil soportarlo. Jones colocaba pases rápidos y tenía tiempo para lanzar, los Packers no presionaban y los backs quedaban expuestos. Antes del final del primer período, una de mis jugadas favoritas del día: play action, pase con espiral perfecta de Rodgers y touchdown de Allen Lazard. Creación, precisión y perfección. Aaron no necesita mucho tiempo para hallar receptores, así lo demostró en este partido. 14-7 al finalizar el cuarto y si bien, el duelo era parejo, ya comenzaban a patinar los Giants. Confusiones en algunas jugadas y los primeros errores de Jones. Así tiró la primera intercepción, Kevin King aprovechó el regalo. Pese a no correr mucho, los Packers lograban avanzar en la cancha. Solo sacaron un field goal de Mason Crosby para la diferencia de 17-10 rumbo al intermedio. Los NYG insistían y hasta se la jugaban en casi todos los 4th downs, pero de a poco comenzaban a rezagarse.

Estaba bueno el partido, bien dinámico como reportaba por Whatsapp en el intermedio. Por cierto, fui a calentarme las manos durante la pausa. ¡Qué frío que hacía! Y estabamos todos en la misma. Cabe mencionar que el estadio estuvo solo a un 70% de su capacidad. Supongo que el frío y la pobreza de los Giants habrá hecho que mucha gente haya decidido no ir al estadio. Durante las pausas, ofrecían algunos highlights de los partidos que se jugaban en simultáneo. Parece que estaba intenso el duelo en Baltimore y casi me desmayo con esa trick play que sacaron los Dolphins. De vuelta a la acción, el tercer cuarto se fue rápido aunque con solo tres puntos. La diferencia era de cuatro, pero el entusiasmo que aparentaban los hinchas locales se esfumó a pocos minutos de comenzado el último cuarto. Una serie de +7 minutos culminó con un fulminante tiro de Rodgers a Adams, para el 24-13. Hasta canté el touchdown para NFL Chile. Al poco rato después, Jones regaló otra intercepción. Listo, se fueron casi todos los seguidores de los Giants. Y el éxodo continuó con la última anotación, Rodgers a Marcedes Lewis. Aaron se desplazó con comodidad para sacar el pase, fue la sentencia para el noveno triunfo de Green Bay. Esa jugada también fue merecedora de otra nota de audio.

En los minutos finales, uno de mis momentos favoritos: el cántico "Go Pack Go!", coreándose fuerte y claro por todo el estadio. En serio, se sentía fuerte ese cántico. Packers locales y triunfantes esta vez, 31-13. El partido se fue rápido, a las 4:00 ya estaba concluyendo y antes de retirarme, me tomé un tiempo para grabar un breve comentario. Solo para dejar registro que estuve en Metlife Stadium, para ver como los Packers aprovecharon ante unos débiles Giants que sufren otro año perdido. A menos que pase una catastrofe, Green Bay debiera estar en los playoffs. Aunque no se cuanto vayan a durar, viendo que la defensiva está con problemas para presionar mariscales. De todas formas, Za'darius Smith regaló otro de los momentazos, cuando capturó a Jones y acto seguido, se puso a bailar. Za'darius sabe.

Terminó el juego y por increíble que pareciera, terminaba la gira. Mi segunda gira en poco más de un año. Si me hubiesen dicho hace un par de años, que iba a viajar dos veces a NYC e iba a ver nueve partidos en total, no la hubiese creído por ningún motivo. Y creo que aún no lo proceso totalmente. Vi en directo a Aaron Rodgers y vi a los Packers, y el Go Pack Go y todo eso que le gusta a la gente de Green Bay. Había que tomar el bus de vuelta a New York, bajo una interminable lluvia. En el bus, casi puros Packers. Algunos mexicanos, incluso. Para cerrar, entré a un SportsBar de estilo irlandés para comer algo, mientras observaba los partidos del segundo turno. Un domingo neoyorquino cualquiera en temporada de fútbol americano, supongo.

Siento que pasó todo rápido, será porque trato de no hacer mucha expectativa antes o quien sabe. Termino una segunda gira con éxito, aprovechando la experiencia del primer viaje, volviendo a lugares que ya considero como hogar (Boston!!!) y hasta me di gusto de ver en directo a los Packers. Supongo que con los años sabré valorar estas experiencias. Dos viajes, dos giras, dos recorridas por estadios. ¿Habrá tercera? veremos, ni yo lo sé.

Gringo Sports In Situ.

Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

Eastern Coast Trip (III)


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

New York City / 29 de noviembre, 2019. Terminado mi fugaz paso por Brooklyn, volví a mi alojamiento por un par de horas. Mientras comentaba y compartía imagenes en las redes, tenía de fondo un partido de College Football: Arkansas - Missouri. De reojo, vi dos golpes en la cabeza y varios errores. Me fijé en los récords, ninguno de esos eran grandes equipos. Y todo eso estaba saliendo a nivel nacional en Estados Unidos. Cosas incomprensibles que a veces deja el deporte norteamericano. Pasadas las 5:30 pm salí rumbo al Madison Square Garden para mi tercer partido de la gira. Qué bien suena y se lee eso, me voy caminando a ver basket al Garden. Me lo tomé con calma, tenía a favor la experiencia del año pasado. Vi que muchas tiendas estaban repletas, era el Black Friday. En medio de todo, por la 31st Street llego a la esquina de 7th Avenue. Mucho tránsito, taxis de lado a lado, hasta que llego a la entrada del Garden. Cuando me acercaba, escuché a un sujeto gritando "Championship". Me detuve por un rato a pensar en eso, alguien gritando Championship en el MSG. Dos conceptos casi incompatibles. Ese personaje debió estar borracho.

Por mi experiencia, puedo comprobar lo que dicen algunos: el Garden se llena con puros turistas. La verdad, es que se mezclan los turistas, los neoyorquinos y en este caso, el numeroso público de Philadelphia que llegaba a este partido. Se enfrentaban los Knicks y los Sixers, dos archirrivales. Equipos con historia y que viven de sus viejas historias. En las filas de espera, vi a algunos con camisetas de Patrick Ewing y Allen Iverson, y en la tienda oficial de los NYK venden camisetas de John Starks y Latrell Sprewell. Nostalgia, nostalgia, nostalgia. Claro, si el presente no les deja mucho. Casi ni se notan las camisetas de Ntilikina y Barrett que se venden ahí mismo. Ya en la entrada, notaba un poco de la amargura que hay en los forofos Knicks. Entendible, tanta derrota y tanto plantel disfuncional termina cansando. En la presentación de los equipos, noté que había mucho público Sixer y además, fui testigo de la mejor interpretación que vi en la semana del himno estadounidense, en un elegante violín. Una extensa ovación se llevó apenas concluída la entonación.

A la distancia, distingo a los comentaristas de la tv local. Mike Breen, a quien había visto también en Boston, muy delgado y Walt Frazier, con un vistoso traje dorado. Hecho este alcance, al partido. ¡Qué bien partieron los Knicks! Estaban jugando defensa, movían la pelota, tomaban buenos tiros y hasta hacían dunks. ¿Qué está pasando acá? pensaba yo. ¿Durarán hasta las 10 de la noche? seguía pensando. Algunas jugadas interesantes de Frank Ntilikina (TI-LI-KI-NA, como exclamaba el louctor del estadio) y R.J. Barrett se combinaban con la astucia de Marcus Morris, un ex celta que se fue a New York solo porque le ofrecían más plata. Este plantel de NYK también cuenta con Julius Randle, uno que nunca prendió en los Lakers, Taj Gibson, un correcto pívot que fue titular hace varios años en los Bulls y saliendo de la banca, Dennis Smith quien cayó de rebote luego del traspaso de Kriztaps Porzingis. Pobre, le arruinaron la carrera. Un alcance con Barrett: es novato y juega decentemente. Suficiente para que los neoyorquinos le prendan velas, tal como lo hacían el año pasado con Allonzo Trier.

Los Knicks mantenían el ritmo y hasta le sacaron distancia de 15 en un momento a los Sixers. Estos últimos se fueron metiendo de a poco al partido, varias secuencias de back door trajeron varios dobles fáciles a Philly. El juego se fue enredando con el roce y los fouls, ya en el segundo cuarto esto se convirtió en un duelo digno del Eastern Conference. Posesiones trabadas y énfasis en la defensa. De a poco, New York comenzaba a fallar en defensa. Llegaron al intervalo en ventaja, pero cuidado que Joel Embiid ya se imponía en los tableros, a pesar del descontrol que en un momento tuvieron los Sixers. Embiid no solo es el jugador más alto de los Sixers, sino que es la pieza clave del equipo. Muchas posesiones giran en torno a él, busca espacio para un pick and roll, se combina con Ben Simmons o bien, sirve de referencia para crear duelos favorables para sus compañeros.

En el tercer cuarto, empezaron los errores de los Knicks. Empezaron a fallar, llegó la inconsistencia. Y los Sixers comenzaron a imponerse como equipo, el parcial de 31-17 lo delataba. Philadelphia jugaba mejor y encontraba mejores tiros, Tobias Harris y James Ennis metieron algunos importantes para la remontada. Había un juego más fluido, a pesar de la imprecisión la cual se manifestaba en su propio entrenador, Brett Brown, quien se ganó una falta técnica por protestar ante los jueces. Brown refleja un poco el estado de los Sixers, equipo con condiciones aunque no tan estable como requiere un supuesto contendiente al título. Brown grita, protesta y hasta se descontrola. Y del otro lado, David Fizdale... bueno, Fizdale... Fizdale estaba clavado en la silla.

El último cuarto fue tenso, el partido se apretó. Si bien los Sixers mantuvieron la ventaja, los Knicks empujaron y hasta llegaron a colocarse a tres puntos en los minutos finales. Esos instantes me dejaron uno de mis momentos favoritos de la semana, cuando todo el estadio coreaba "De-Fense!!!". Juro que el grito se oía fuerte, era un coro que gritaba espontáneamente y creaba presión. En el último minuto, un triple que no tocó el aro y una pérdida de balón colmaron la paciencia de los fanáticos que se habían entusiasmado. Faltaban 30 segundos para el cierre y ya muchos abandonaban sus asientos. 101-95. "Another tough loss", como dijo Breen en su relato y otra noche amarga en Manhattan. Esfuerzo sin consistencia, otra derrota como sentencia. Los Knicks pretenden formar equipos, pretenden agarrar futuras estrellas en el draft, pero no. No tienen equipo, no tienen fórmula y no tienen un coach decente. Una franquicia disfuncional en una urbe colosal.

Del lado vencedor, Embiid se fue con una doble decena (27 puntos, 17 rebotes) y los Sixers se apuntaron el triunfo, aunque por alguna extraña causa no les compro el cuento de ser un equipo contendiente. Quizás sea porque a Embiid siempre lo vi como un jugador frágil, pese a sus condiciones, quizás sea porque en playoffs han sufrido caídas calamitosas. En fin, habrá que ver como sigue su proceso. Se supone que les tocaría el momento de una final de conferencia, como mínimo. A la salida del estadio, vi varios Sixers pero me sorprendió ver gente con ropa verde y amarilla, los colores de los Green Bay Packers. Palpitando las emociones del domingo...

Aprovechando la noche, recorrí un poco Times Square antes de irme a descansar. Terminaba el viernes, el día de la doble función baloncelística. Hubo de todo, pero en especial, hubo baloncesto real. Quedaba solo el último partido. El haber visto gente con ropa auriverde me sirvió para comenzar la antesala. Qué rápido está pasando todo esto...


Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

Eastern Coast Trip (II)


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

Brooklyn / 29 de noviembre, 2019. Pasó el feriado de Thanksgiving y se notó que fue feriado, porque había poca gente en las calles. Hubo pavo para la cena y football por televisión, el país entero vio como los Dallas Cowboys hacían el loco en su propia casa. En fin, bochornos aparte, me aguardaba un viernes bien especial. Dos partidos de básquetbol, uno a mediodía y otro de noche. Partido en Brooklyn y velada en el MSG. Panorama ideal para cualquiera que se jacte de ser fanático de la NBA. Tocaba madrugar para llegar a la estación de metro Atlantic Avenue, la cual conduce directamente a la entrada del Barclays Center. Hacía frío, mucho. No más de dos grados, mucha gente tomando café y el frío fue buena razón para adelantar la apertura de puertas. Antes de las 11am ya estaba dentro del estadio. Qué modernidad y qué comodidad. Fue mi impresión el año pasado y vuelve a serlo en esta diurna sesión en Brooklyn. Antes del partido, pasé por la tienda de los Nets. Muchas camisetas de Kevin Durant, aunque ni él ni Kyrie Irving aparezcan en los afiches del equipo. Eso me llamó la atención y eso condice con la realidad que viven los Nets.

Ya en la entrada noté otra cosa: había mucho público de los Celtics, tanto así que en el partido la afición era un 50/50. Da pena que los Nets con toda la movida comercial y urbana que los rodea, tenga tan poca afición. Debieran prender más, no por nada llegaron a los playoffs en la última temporada y ahora, están ganando varios partidos a la espera que se reintegre Irving y que debute (se supone) Durant más adelante. En la previa, se sentía más apoyo bostoniano que se notó incluso en la presentación de los locales. Locales en Brooklyn, tal cual. Aunque en la pista, los jugadores de los Nets hicieron sentir la verdadera localía. El comienzo fue igual que en el partido en Boston, volcada de Jarrett Allen. Las volcadas iban a repetirse desde las 12:10 hasta las 2:25. Desde el comienzo que los Nets sacaron provecho de su ventaja en estatura, además de tirar unos buenos alley oops. Allen la volcó, Joe Harris también y cuando alguno de ellos iba a la banca, aparecía DeAndre Jordan quien regaló varias piruetas. De verdad, impacta ver esos saltos en directo. Sobre todo, por la longitud que alcanzan los jugadores y como algunos hasta se suspenden para saltar y volcar el balón.

Aparte de los dunks, hubo dos elementos de los Nets que se dieron en el partido en Boston y que se repitieron en este: el aporte de Spencer Dinwiddie y la eficiencia colectiva en tiros de tres. Si Allen me llamó la atención por la estatura, Dinwiddie lo fue por su ejecución. Juega bien, hace jugadas para efecto del equipo y hasta se la juega a veces, cuando queda uno contra uno. En este partido la rompió, 32 puntos y 11 rebotes. Metió varios tiros, entre ellos seis triples y sobre todo, impulsó a que todo el equipo de Brooklyn se hiciera con el control del partido desde el primer cuarto. Jugador infravalorado, seguro. En general, los Nets se pasaban mucho el balón y al igual que en Boston, encontraron muchos tiros favorables. En este partido, encestaron 17 triples. Cada tiro era una confirmación del buen juego que hacían los Nets, aceleraban el ritmo lo suficiente para mantener alejados a los Celtics, quienes claramente entraron dormidos al partido.

¿Habrá sido por la hora de comienzo? pero se notó que partieron muy lentos los Celtics. Siempre llegaban tarde en defensa y en ataque, muchas posesiones no resultaban porque los Nets anticipaban las cortinas y con ello, los jugadores de Boston tomaban varios tiros incómodos. Está bueno el ambiente que crean en Brooklyn, la influencia del hip hop ayuda mucho, desde la música que colocan de fondo, pasando por los grupos de baile que se lucen en las pausas -las Brooklynettes y los Team Hype- y hasta en los raperos que asisten a la primera fila del estadio. Bien Brooklyn la cosa, lo único cuestionable sería ese extraño grupo que cubre una tribuna, se hacen llamar The Bk Block. Pretenden ser una hinchada y hasta cantaban "Kyrie better" cuando Kemba Walker lanzaba libres. La verdad, se veían y se oían muy inocentes. Las barras bravas no pegan para nada en los States.

Boston jugó mal, pero aún así llegaron a colocarse a tres puntos cuando faltaba poco más de un minuto para el cierre. Los Nets tenían casi listo el triunfo, pero invadió el susto por un momento. Fortuitos timeouts para organizar y conversiones de libres para asegurar, terminaron sellando el triunfo de Brooklyn que fue por poco margen, 112-107. Aplausos para los locales y sobre todo para Dinwiddie, mientras era entrevistado después de su rendimiento estelar. La salida fue en calma y hasta casi silente, se notaba que habían muchos Celtics en el público. Fue todo muy fugaz, la llegada al estadio, el partido mismo que se fue volando y la salida del estadio. En verdad, no había mucho tiempo que perder. Había que descansar un poco para continuar con la gira, cuyo siguiente episodio ocurría unas pocas horas después. Tocaba volver a 7th Avenue.

Hasta pronto, Brooooo - kleeeeeeen!


Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

Eastern Coast Trip (I)


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

Boston / 27 de noviembre, 2019. Había pasado un año de mi primer viaje a Estados Unidos. Un año y montón de nostalgia, la suficiente como para emprender un segundo viaje cuyo recorrido era el mismo - New York, New Jersey, Brooklyn y Boston. Los mismos sitios, pero diferentes situaciones. Lo comprobé apenas llegué a NYC el día 26, el frío y la víspera del Thanksgiving marcaban la fecha. Al día siguiente, bien temprano, había que tomar el bus rumbo a Boston. Esta vez, la gira iba a comenzar en la casa céltica. Cielos nublados y amenaza de lluvia al llegar a Boston, cuando comencé a recorrer un poco la ciudad, fue como re-encontrarme con un paisaje que había añorado. Una sensación rarísima, siendo que había estado una vez y por apenas un día. Debe ser cuando uno engancha con un ambiente en particular.

Caminando por las calles, pasando por el parque Boston Common y metiéndome por algunas vías llegué a Causeway Street, la calle que conduce al TD Garden. Comienzo a sentir ambiente baloncelístico. Un año después, el regreso. ¡Esto es Boston! Cambian las épocas, cambian los jugadores. Pero ahí está el verde. Y cuando digo que cambian los jugadores, hubo uno que marcó todo el receso previo a esta temporada. Kyrie Irving, idolatrado por varios (incluyéndome) hace poco más de un año, se fue por la puerta de atrás y en malos términos con el equipo. Fue a parar a los Nets, el rival de este día. En los partidos que ha jugado con el equipo dark, ha tenido buenos desempeños pero con resultados dispares. Pero hace unos días se reportaba lesionado y fue declarado ausente por algunos partidos, uno de ellos era este que iba a marcar su vuelta a Boston. Parece que nadie se la compró y nadie le perdona nada. No hubo retorno de Irving, pero el pueblo céltico se la cobra por igual. En los alrededores del Garden, hay carteles con su rostro y el lema 'Coward' (Cobarde). Corta, sin rodeos. Como le gusta a la gente (de bien). Del amor al odio, del respeto al desprecio. Todo en cuestión de un año. Este no iba a ser un partido cualquiera, aún si el aludido evadió el regreso a su antigua casa.

Faltaban poco más de tres horas para el juego, había tiempo para almorzar. Al igual que en aquel día de octubre 2018, entré a Tavern in the Square, un muy buen local ubicado frente al estadio, perfecto para comer, tomar algo y vivir algo de ambiente deportivo. Muchos verdes, por todos lados. Pero ya nadie con la # 11 de Irving. Ahora, muchos cambiaron por la nueva # 8 de Walker, además del # 0 de Tatum, el # 36 de Smart y hasta vi un # 99 de Tacko Fall (!). Mientras almorzaba, veía las pantallas. Los canales de ESPN estaban con sus paneles de lujo, para variar. En otra pantalla, tenían NFL Network que repetía un partido jugado hace unos días y una que me llamó la atención, estaba sintonizada en TNT que pasaba en directo la Champions League. Es verdad, parece que el fútbol está pegando cada vez más en los States. Pantalla para ver el juego del Liverpool. Y el día antes en Times Square había pillado varias pantallas con partidos de la copa europea. Se me pasó volando la hora, hasta que llegó la hora de cruzar la calle y hacer mi entrada o mejor dicho, mi regreso triunfal al Garden. Volver a casa, juro que así me sentía. Poco antes de las seis abrieron las puertas y ya dentro del coloso, definitivamente me sentía en mi habitat. En poco más de un año, mi segunda visita a la casa céltica.

Habría que estar en tiempo de playoffs para notar alguna diferencia, pero la gente se lo toma con calma en este juego de temporada regular. A menos de 20 minutos para el partido, aún habían butacas vacías, pero a la hora del juego ya se completó casi todo el estadio. Poco más de las siete, tiempo de ceremonia. El himno de US, escuchado con atención. Luego, los jugadores. Mientras era presentado el equipo de Brooklyn, los abucheos dieron paso a los "Where is Kyrie!?". Ese fue el cántico que llevó la batuta durante la noche, en el sector en que estaba había mucho público local y poco turista. Bien, estaba en ambiente más puro. Al momento de la presentación de los Celtics, me percaté de algo: las ovaciones que antes eran de Irving, ahora son para Walker. Como si nada, ha cambiado el referente. Aunque como decía antes, en el ambiente las preferencias por los jugadores son muy variadas. Bien por un parte, el equipo importa más que los individuos.

Tip off y a jugar. De entrada, se captaba que iba a ser un partido duro. Volcada de Jarrett Allen para empezar. Solo por su tamaño, Allen le sacaba ventaja a cualquier alero/pívot de Boston. Incluso a Theis, que es grande pero sin la fuerza que demuestra el centro de Brooklyn. A los Celtics les costó meterse al partido, pero unas maniobras de Tatum y Brown pusieron a los C's en la contienda y con ello, el marcador fue cambiando mucho en casi toda la primera mitad. Cuando estuve el año pasado, ya noté que Jayson Tatum tiene muchas cualidades, lo confirmé en esta visita y pienso que podría ser aún mejor, si deja de creerse igualito a Kobe Bryant. En serio, pienso que Tatum quiere hacerle al Kobe. Tiene explosión, salta bien y está desarrollando buenos tiros. Pero seamos serios, Kobe era uno solo. Y a veces, los Iso's que juega Tatum estancan algunos ataques. Aunque en este partido, sus maniobras ayudaron a resolver varios acertijos. Lo mismo en el caso de Jaylen Brown, quien gusta de jugar al uno contra uno. Aunque para mi sorpresa, lo veo mejorado en comparación al año pasado. Sobre todo, más firme cuando driblea el balón.

El juego se volvió parejo, pero habían tramos en que los Nets jugaban mejor. Sobre todo, mejor circulando la pelota y lanzando de tres. ¡Como caían esos triples! Spencer Dinwiddie aprovecha bien sus minutos y hasta hace buenos algunos pick and roll. Garrett Temple también rinde y mientras veo a Brooklyn jugar en colectivo, recuerdo un concepto que se evoca de hace unos semanas: "sin Irving, el equipo anda mejor". Incluso, ese mismo día en el Boston Globe salió un artículo en el que argumentaban porqué Irving podría terminar dañando a los Nets. Pura odiosidad. En fin, la primera mitad terminó 63-57 para los Nets. Pese a los problemas defensivos, había margen para que los Celtics ajustaran. Después del intervalo, que tuvo una muy entretenida perfomance de percusionistas, llegó la reacción bostoniana, la cual se originó desde la defensa.

A falta de tamaño, los jugadores de Boston se enfocan en presionar sobre el balón, sobre todo cuando el rival intenta armar. Lo noté mucho cuando los Nets querían subir el balón, ahí Smart, Brown y hasta Wanamaker apretaban para causar errores y con ello, salidas rápidas. Por cierto, qué garra le pone el pequeño Wanamaker. Corre todo el partido y a veces, hasta decide atacar el aro. "Why you need Irving, when you got some Brad" coreaba alguien furibundamente desde la tribuna. Wanamaker se llevó una de las grandes ovaciones, durante el cuarto período. A propósito de gritos tribuneros, hubo varios cobros que hicieron enojar a varios en la segunda mitad. Faltas dudosas, por decir lo menos. Los enojos cambiaron cuando Brad Stevens retó un cobro, el cual fue revertido y con ello, un grito que parecía el de una canasta convertida.

La defensa mejoró, hubo más rebotes y así, los Celtics comenzaron a inclinar el juego a su favor. Apareció Kemba, quien había tenido problemas al comienzo. Metió un crossover, metió varias fintas, se atrevió a tirar triples. Es bueno Walker y tiene esa actitud que le encanta a la gente en Boston. Y a medida que acumulaba puntos, los C's sacaban distancia en el marcador. El partido comenzaba a tomar un tono verde en el último cuarto. Ya en los últimos cinco minutos, iba a llegar la diferencia que iba a terminar en la definitiva de 121-110. Kemba completó su faena con seis triples y salió de la cancha a menos de dos minutos para el final, salió para los aplausos. Mejor dicho, ovación cerrada de todo el estadio. Luego, sacaron a Smart cuya última acción fue sacar con un palo el balón que se había atascado cerca del reloj de juego, arriba del tablero. Estoy seguro que para varios, Marcus es el auténtico MVP de estos Celtics.

Noto que Boston ha recuperado el sentido colectivo que se había perdido en la temporada anterior, hay buena rotación de pelota y no hay tantas jugadas forzadas, aún con todos los Iso's que puedan hacer algunos. No tienen un plantel top dentro de la NBA, pero le sobra garra. Eso sí, creo que el plantel es corto. Los titulares son buenos, pero los suplentes no tanto. Wanamaker intenta crecer, lo mismo que Ojeleye. Escribo esto y recuerdo una contorsión que intentó sin éxito. "What are you doing, Ojeleye!?", se escuchaba clarito desde un rincón. No me gusta Kanter, para nada. Lo encuentro torpe y quizás salva porque toma algunos rebotes. Del resto, Robert Williams es muy novato y Carsen Edwards usaba zapatos rosados, nada más. De juego, poco y nada.

Ahora mismo, los Celtics figuran dentro de los mejores desempeños de la liga y pelean la cima del Este con los Bucks. Si bien Walker llegó para ocupar el lugar de Irving, no se ve que haya un jugador por cual gire todo el equipo. El protagonismo es compartido y el balón también es compartido, lo mostraron en varios tramos de la segunda mitad. Satisfacción por un nuevo triunfo céltico y en mi caso también, por mi segunda visita al TD Garden. Luego de comer en un Dunkin Donuts (está lleno en Boston), a dormir algunas horas y al día siguiente, muy temprano, tocaba la vuelta a New York.

Insisto, no es cualquier escenario y no es solo basket...

¡Esto es Boston!


Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.