miércoles, 28 de noviembre de 2018

Los (posibles) tapados


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

Por delante, nos quedan cinco semanas de temporada regular en la NFL. Lo lógico es indicar a equipos como los Chiefs, los Rams o los Saints como genuinos aspirantes a llegar al Super Bowl. Razones no faltan en todo caso. Pero, el pasado reciente nos ha mostrado que siempre hay un equipo que se mete por la ventana a la postemporada, pero que llega con buena racha la cual sirve para hacer unos destacados playoffs. Casi al finalizar el tercer mes de competencia, hay líderes divisionales o aspirantes al wildcard que no reciben tanta atención como los equipos antes mencionados, pero bien deberían ser considerados, tomando en cuenta sus rendimientos que van en ascenso.

Dallas Cowboys (6-5, líderes NFC Este). Después de una calamitosa caída a principios de este mes contra los Titans, entraron en racha positiva. Con tres victorias consecutivas treparon al primer lugar de su división y ya tienen ventaja en los desempates de su grupo, de cara a las últimas cinco semanas. Parece ser que Jason Garrett por fin se dio cuenta que la clave del éxito consiste en darle el balón a Ezekiel Elliott una y otra vez. De hecho, en los últimos tres partidos siempre tuvo más de 25 toques de balón, anotó 4 touchdowns y promedió 177 yardas totales en cada juego. Give the Ball to Zeke, period.

También, tengamos en cuenta la llegada de Amari Cooper, quien poco a poco se ha ganado su lugar. Su último partido fue impactante, hizo una escapada de 90 yardas hasta el touchdown que casi liquidó el partido a favor de los Cowboys y en total, sumó 180 yardas en 8 recepciones. Justo la clase de receptor que no tenía Dallas y que tanto necesitaba Dak Prescott. Aunque es la defensa, la unidad que mantenido en la contienda a los Cowboys durante todo el año. Leighton Vander Esch y Jaylon Smith se consolidan en sus puestos de linebacker, tackleando con consistencia (126 tackles combinados), mientras que Demarcus Lawrence es la mayor amenaza para los pasadores rivales, hasta ahora lleva 8.5 capturas. Este jueves reciben a los New Orleans Saints. Gran desafío, primero por sus aspiraciones a los playoffs y segundo, para comprobar cuál es su verdadero nivel de juego.

Seattle Seahawks (6-5, séptimo lugar NFC). Un equipo peligroso, por donde se le mire. Desde que balancearon su ofensiva, encontraron una forma mucho más clara de jugar, lo que ha beneficiado a Russell Wilson, quien ya no tiene que correr por su vida en cada jugada. Por cierto, Wilson está jugando un football extraordinario y sobre todo, se ha vuelto cada vez más confiable en el 4° cuarto. El domingo, de visita contra los Carolina Panthers, completó un pase preciso en cuarto down con David Moore que acabó en touchdown y en la última serie, completó un envío de 43 yardas con Tyler Lockett que derivó en el gol de campo decisivo a favor de los Seahawks.

Wilson luce más cómodo, en parte también por los corredores que le han dado otra dimensión al ataque de Seattle. Entre Chris Carson, Rashaad Penny y Mike Davis se reparten los acarreos, ayudando a dominar en el tiempo de posesión y de ahí, el balance en las jugadas. De hecho, los Seahawks son el único equipo que tiene más jugadas terrestres que aéreas. Crédito para Pete Carroll, quien le saca el máximo provecho a un equipo que parecía estar en transición. De los cinco partidos que les quedan, tres son contra los débiles Cardinals y los igualmente débiles 49ers (ida y vuelta). Si logran su pase a los playoffs, Carroll debiera ser considerado para el premio de mejor entrenador de la liga.

Los Angeles Chargers (8-3, quinto lugar AFC). Están muy firmes en los puestos de wildcard y todavía está cerca la opción de alcanzar a los Chiefs (9-2) en la cima de la división oeste. Después de haber comenzado 1-2, ganaron siete de sus siguientes ocho partidos, sacando provecho de un calendario relativamente accesible. Fue impresionante su triunfo en Seattle el pasado 4 de noviembre, como también fue preocupante su derrota en casa contra Denver el día 18. Aunque en su más reciente partido, anotaron 45 puntos frente a los Arizona Cardinals. Philip Rivers falló apenas un pase (28/29) y lanzó tres touchdowns. Ad portas de cumplir 37 años, el quarterback Charger está jugando a un nivel altísimo, figurando dentro de los diez mejores en todos los rubros pasadores. De hecho, tiene el tercer mejor rating (115.7) y la cuarta mayor cantidad de touchdowns (26).

Rivers comanda una ofensiva bien armada y que fluye orgánicamente sobre la cancha. Keenan Allen es la principal opción de pase, aunque ha sido Mike Williams quien más ha destacado con 7 touchdowns, dos de ellos en el último juego donde mostró mucha concentración y elasticidad. Melvin Gordon es la pieza clave, siendo capaz de correr y de atrapar el balón por igual (1.255 yardas totales, 13 touchdowns), pero debido a una lesión se perderá el próximo partido, que será de visita ante los Pittsburgh Steelers. Puede pesar la baja de Gordon en ese juego, donde los Chargers verán mucha dificultad, sobre todo al enfrentarse a un equipo de alto calibre como forasteros. Por cierto, si los playoffs comenzaran hoy, Chargers y Steelers se estarían enfrentando en primera ronda. El partido de este domingo en la noche podría ser una primicia.

Indianapolis Colts (6-5, séptimo lugar AFC). Uno de los equipos que más ha crecido en este año. Bajo la dirección de Frank Reich, quien está debutando como entrenador en jefe, los Colts han encontrado una identidad mucho más agresiva, que se percibe en como enfrentan los partidos y también en algunas decisiones de su propio coach, jugándosela en algunos 4th downs. Ese crecimiento se ha manifestado en su ofensiva, cuya línea está brindando la protección que no tenía Andrew Luck en muchos años. De hecho, Luck estuvo sin recibir capturas en cinco partidos consecutivos.

Están en carrera por un lugar en los playoffs y su última victoria fue muy valiosa. Perdiendo por 10 puntos en el 4° cuarto, Luck comandó tres ofensivas que derivaron en un touchdown y dos goles de campo que fueron suficientes para derrotar a los Miami Dolphins. Para destacar, en la última serie, Luck bajo presión y en movimiento completó un tiro de 34 yardas con Chester Rogers, el cual acercó a los Colts a la victoria. Hasta ahora, Luck lleva 32 pases de touchdown (solo lo supera Patrick Mahomes, con 37) y los Colts suman cinco triunfos seguidos. Aunque por el bien de Luck y todos los Colts, y como bien dijo mi compañero de podcast Joaquín Candia en su Power Ranking Popular: nunca más pongan de receptor a Luck, por favor. Lo exponen a una lesión y el # 12 de Indy ya ha pasado por muchas.

Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Chiefs 51, Rams 54: Matices de un partidazo


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

El lunes pasado, los Rams de Los Angeles y los Kansas City Chiefs protagonizaron el mejor partido en lo que va de temporada en la NFL, cumpliendo con la enorme expectativa que se generó previo al juego. Un inverosímil 54-51 a favor de los Rams generó un total de 105 puntos, la tercera mayor puntuación histórica en un partido, además de 1.001 yardas combinadas. Los mariscales de campo lanzaron 10 pases de touchdown y en general, hubo 14 TD’s siendo 3 de ellos generados por las defensivas. Registros exuberantes que reflejan el estado actual en el que se encuentra la liga, con partidos de alta anotación y sobre todo, muy cargados a los pases. Lo bueno del caso, es que estamos viendo más creatividad en las ofensivas gracias a los entrenadores y las nuevas generaciones de talentos, que han llegado con otras cualidades a impactar la competencia. Más allá de las anotaciones, este partido dejó una serie de aspectos para consignar y que en parte, configuraron el desarrollo del mismo.

Goff y Mahomes, presente y futuro. Los quarterbacks que jugaron este partido son la cara de la nueva generación de pasadores en la liga. Ágiles, con potencia para lanzar el balón y con carácter para jugar los grandes partidos. Pero de igual manera, Jared Goff y Patrick Mahomes tienen cualidades que los distinguen notoriamente. El progreso de Goff va de la mano con la gestión técnica de Sean McVay, quien desde su llegada a los Rams el año pasado, se ha encargado de potenciar las virtudes de su mariscal. Goff tiene elementos propios de un pocket passer, se maneja bien dentro del bolsillo y sabe interpretar los movimientos adversarios antes de repartir el balón de forma indiscriminada con sus receptores. La buena protección de sus linieros le da tiempo y espacio para buscar opciones con tranquilidad, como supo hacerlo el lunes. Además, la producción de Todd Gurley le da pie para ejecutar el play action, donde Goff suele completar jugadas de largo trayecto.

Por otro lado, el talento de Mahomes se basa en mucha velocidad que se manifiesta de diversas formas. Como se desplaza dentro y fuera del pocket, su lectura de juego y sus pases, los cuales parecen rayos que van a toda velocidad, además de tener una notoria influencia beisbolera, considerando el pasado de Mahomes como pitcher. Una jugada que ilustra esa técnica y velocidad pasadora, fue la conexión de 73 yardas con Tyreek Hill donde el balón voló de forma precisa y sobre todo, muy rápida tomando en cuenta el largo trayecto que recorrió el ovoide en esa secuencia. Hill tan solo tuvo que atrapar el balón y convertir el touchdown. Esa velocidad de Mahomes se traduce en ímpetu, el cual se refleja desde su semblante para salir a la cancha y en pleno partido, cuando lanza sin miedo a equivocarse. Para ser un jugador de segundo año y siendo este su primero como titular, muestra mucho progreso. Quizás, sus errores sean lo único que tenga de novato. En dos de sus tres intercepciones lanzadas el lunes, Mahomes falló en el cálculo y terminó cometiendo esos errores que fueron factor en el resultado final.


The Tyreek Show. Adam Thielen destaca por atrapar pases en cada partido, Michael Thomas brilla con sus escapadas, pero Tyreek Hill reúne todo eso y genera mucho más. Discutiblemente, debe ser el receptor más difícil para marcar hoy en día y a su vez, es el receptor más espectacular para ver en acción. Puede desempeñar de receptor abierto como también en posición slot o hasta saliendo del backfield, dependiendo de los respectivos motions. Hill tiene mucha velocidad pero también sabe correr bien sus rutas y hace los cortes adecuados para desmarcarse. Y en campo abierto, es imparable. En mi opinión, la mejor habilidad de Tyreek es el catch n’ run. Una vez que atrapa el balón y con espacio para correr, es prácticamente indefendible. Apenas atrapa el pase, en un pestañeo puede sacar diez yardas de ventaja. Y teniendo a un mariscal como Mahomes quien lanza muy rápido, la fórmula es peligrosa en cada partido de los Chiefs. Los registros del # 10 de Kansas City en este partido son para enmarcar: 10 recepciones, 215 yardas y 2 touchdowns. Los Rams probaron con todas las formas posibles. Marcación personal, doble cobertura, defensiva zonal. Nada resultó con Tyreek, quien volvió a ser imparable como ha sido en todo este año.

Todos son útiles en los Rams. Una gran virtud del equipo de Los Angeles está en sus receptores, son todos igualmente confiables. Da igual si es el primer receptor o alguien que apenas juegue algunos snaps. Goff reparte el balón de igual forma con todos los receptores y estos responden, atrapando el balón. Incluso, ante la reciente baja por lesión de Cooper Kupp, la unidad no pareció estar resentida. Brandin Cooks, Robert Woods, Tyler Higbee y hasta el desconocido Gerald Everett contribuyeron el lunes para completar los pases de su mariscal. El caso de Everett es muy curioso. Le lanzaron cuatro pases, de los cuales atrapó tres. Y de esas tres recepciones, dos acabaron en touchdown. Eficiencia máxima. Así como fue el caso de Everett en este juego, han sido otros que han anotado en los partidos anteriores. Así están armados los Rams y así supieron rendir el lunes.

Poca defensa, pero buena. En un partido de tono ofensivo, fueron esporádicas maniobras defensivas las que inclinaron la balanza en favor de los Rams. Permitieron 546 yardas a los Chiefs y 6 pases anotadores de Mahomes, pero supieron colocar presión y crearon jugadas que fueron claves. Aaron Donald volvió a tener otro partido dominante, hizo dos capturas (lleva 14.5 en el año) y forzó dos balones sueltos que derivaron en 14 puntos. La rapidez e instinto de Donald son incomparables a cualquier otro jugador defensivo en la actualidad y aún con doble bloqueo, puede romper esos obstáculos y llegar de forma muy rápida al mariscal contrario. El otro jugador destacado en la defensa de L.A. fue Samson Ebukam, quien hizo jugadas tan o quizás más impactantes que Donald. Aparte de hacer una captura, devolvió un fumble al touchdown y le interceptó un pase a Mahomes, que también regresó hasta las diagonales. Y para rematar, cuando quedaba 1:20 para el final, alcanzó a golpear el brazo de Mahomes alterando la fuerza del pase que acabó en las manos de Marcus Peters para la intercepción. Ebukam fue un inesperado protagonista.

No fueron solo las yardas y los puntos, Rams y Chiefs mostraron todas sus armas y toda su versatilidad que se vio reflejada en la variedad de formaciones, con receptores que se esparcían por toda la cancha, además de todos los motions previos a cada jugada. Fue un partido bien jugado, en el que se notó que estaban en acción los mejores equipos de cada conferencia. Jugadas de toda especie y secuencias que cambiaban el tono del juego. Por momentos, parecía que Andy Reid le ganaba la partida a Sean McVay, pero al final la ejecutoria de los quarterbacks terminó siendo el principal factor por el que Los Angeles terminó imponiéndose ante Kansas City.

Ahora, cabe la pregunta: ¿Les alcanzará para llegar al Super Bowl? Veremos, no por nada siguen teniendo los mejores registros de la liga (Rams 10-1, Chiefs 9-2), pero es evidente que tienen detalles muy atendibles. Los Rams han tenido que batallar con diversas lesiones además de su notoria debilidad cubriendo los pases largos, Aqib Talib regresa para el próximo partido y veremos cuanto puede ayudar a subsanar ese problema. Los Chiefs cometieron demasiados castigos y además, su defensa no ha sabido mantener ventajas ante quarterbacks de gran nivel. Convirtieron 40 puntos en Foxboro pero acabaron perdiendo ante Tom Brady y los Patriots y en este juego en el Coliseo de Los Angeles, pasaron a la historia al ser el primer equipo que pierde un partido anotando 50+ puntos, luego de la serie que pudo montar Jared Goff en el final del juego.

Quien sabe, quizás hayamos visto una primicia de la definición del próximo 3 de febrero. Aunque bien pudieran aparecer otros equipos como Saints, Patriots o Steelers. De lo que estoy seguro, es que nadie se enojaría si se repite un partido con estas mismas características, en Atlanta.

Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

NFL en Sudamérica, ¿y por qué no?


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

Se suponía que el partido del próximo lunes entre los Rams de Los Angeles y los Kansas City Chiefs se iba a jugar en el Estadio Azteca, en el marco de la visita anual que hace la NFL a México. Ya no podrá ser, debido a las espantosas condiciones que presenta la cancha del coloso mexicano, razón suficiente para que la liga moviera el partido a Los Angeles, dado que los Rams oficiarán como locales. Negligencia y falta de compromiso es de lo que más se está acusando a la organización local y ya se especula que la liga quizás no vuelva en el corto plazo a México, aún si por contrato tocarían partidos en las próximas dos temporadas.

El deplorable estado del césped en el Azteca más los efectos posteriores que pasarían a raíz de la cancelación del juego de la NFL en México para este año, podrían dar pie a otras ideas. El comisionado Roger Goodell ha manifestado anteriormente la idea de expandir comercialmente el fútbol americano a otros lugares fuera de Norteamérica, de ahí se justifica la realización de partidos en Londres desde 2007 a la fecha. En algún momento surgió la idea de llevar partidos oficiales a Alemania y también a China, aunque en este último caso es a priori muy complejo dado que por las diferencias de horario, los partidos llegan muy tarde además de no haber mucho público que siga la NFL en China.

Mientras comentábamos este tema en la reciente edición del podcast de NFL Chile, junto con mis compañeros Stefano Prieto y Joaquín Candia, se me ocurrió plantear la idea de Sudamérica como un futuro destino para recibir al menos un partido anual. Con Joaquín coincidimos en Brasil como único destino viable, en caso que la liga tuviera en consideración a esta parte del mundo. Razones no faltarían, el mismo Joaquín apuntaba los estadios construidos y/o remodelados para el Mundial de Fútbol jugado en 2014. Ahí quedaron construcciones de lujo que nada tienen que envidiar a los coliseos de Estados Unidos.

Pero este no es el único fundamento. Después de EE.UU. y México, es Brasil el país con más fanáticos de la NFL con 19.7 millones de brasileros que confiesan seguir la liga ya sea por televisión o plataformas móviles. El fútbol americano ha estado en continuo crecimiento en Brasil desde que comenzaron a emitirse los partidos de la NFL hace más de 20 años y desde que comenzaron a formarse clubes, primero de flag y luego de tackle football, los cuales dieron vida a las distintas ligas de football equipado que actualmente existen en ese país.

Aparte, si llega a haber algún interés de la NFL por llevar un partido a Brasil, no sería la primera vez que habría al menos un esbozo de organizar un evento por esos lares. Ya en 2015 hubo rumores de llevar el Pro Bowl a Rio de Janeiro, una idea que fue comentada en diversos medios y hasta algunos funcionarios de la liga, como Michael Signora, reconocían a Brasil como un país con un creciente número de fans que siguen los partidos. Para considerar también, los brasileros están habituados a acoger grandes eventos deportivos. Además del mencionado Mundial de 2014, los Juegos Olímpicos de 2016 y la venidera Copa América del próximo año, Brasil ha estado recibiendo continuamente eventos de la UFC, además de Fórmula 1 e incluso, ya hubo tres partidos de exhibición de la NBA en esta década. Como si fuera poco, además de tener ligas desarrolladas, Brasil es el único país sudamericano cuya selección nacional de football asistió a un Campeonato Mundial (Canton 2015, donde ganó un partido) y hasta cuenta con un representante en la NFL, gracias al paulista Cairo Santos, quien ingresó a la liga en 2014 y recientemente se sumó a los Tampa Bay Buccaners.

Con todos esos antecedentes, no parecería tan descabellada la idea de llevar un partido de la NFL a tierras brasileñas. Con los estadios que tienen, no debieran pasar por los inconvenientes que sí tuvo el Azteca y además, sería una tremenda ventana comercial para la liga, para Brasil y porqué no para toda Sudamérica. Solo basta imaginar: septiembre u octubre de 2019 ó 2020, un Packers – Chargers en el Maracaná, un Ravens – Rams en el Arena Palmeiras o un Bears – Raiders en el Estadio Morumbí. Si realmente llega a darse algo así en el futuro sería la gran oportunidad para mucha gente de presenciar un partido en vivo, no solo para los brasileros sino que para toda la afición sudamericana que sigue este deporte.

En el podcast planteamos esta idea y a su vez, en Twitter hubo gente en Brasil que reaccionó ante la cancelación del partido en México. Muchos prendieron con la idea y hasta algunos rogaron por amor a Tebow (!) con tal que el comisionado tenga a Sudamérica en consideración, luego de los problemas que ha dado la experiencia mexicana. A título personal debo decir que me encantaría ver alguna vez un partido oficial de la NFL en Brasil. Hace poco pude presenciar un partido en Metlife Stadium, tremenda experiencia que bien podría replicarse en un lugar como Rio de Janeiro. Eso, con todo el ambiente y espíritu brasilero podría ser una combinación única e incomparable para una fecha del International Series.

Nada se pierde con pedir y con ilusionarse. Ya crearon un hashtag los brasileros, para el cual yo me sumo y que debería tomar fuerza más adelante. Todo el pueblo footballístico de Sudamérica podría unirse a esta causa.

De aquí hasta llegar al objetivo… #VemPraBrasilNFL

Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

jueves, 8 de noviembre de 2018

Eastern Coast Trip (V)


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

Brooklyn / 2 de noviembre, 2018. Apenas desperté, me puse a revisar StubHub, el mismo sitio donde había comprado las entradas para los partidos que había asistido. Tal como supuse la noche anterior, habían bajado un poco los precios de las entradas para el Nets vs Rockets que iba a jugarse más tarde. Rebaja suficiente como para considerar seriamente comprar una entrada a última hora. Después de pasar por Central Park y haber ido a NFL Experience -altamente recomendable-, tomé la decisión y poco después de las 4 de la tarde, ya tenía entradas para el basket. Un partido más, el quinto, el extra, el broche de oro para la gira, que de por sí estaba resultando buena.

En la crónica anterior mencionaba que hay que tomarse el tiempo para viajar en el subway neoyorquino. Bueno, aquí tuve que aguantar largas detenciones en algunas estaciones, por lo que el viaje de 42nd Street a Atlantic Avenue duró casi 1 hora, cuando a priori no debiera superar los 35-40 minutos. Llegué directo al Barclays Center, poco antes de las 6 de la tarde, y al contrario de lo que pasó con el hockey 24 horas antes, acá habían largas filas esperando la apertura de las puertas. Ya en la previa pude captar lo masivo que es el basket, dado que había mucho publico internacional tal como ocurrió en Boston y en New York. Hasta divisé algunos argentinos con camisetas futboleras -Boca, River y Racing. Bien variados-. Algo que tuve claro desde que me puse en la fila, era que iba a ser otro partido con mucho público visitante. Montones de camisetas Rockets, hasta había alguien con la clásica camiseta azul de principios de la década pasada.

Apertura de puertas y acceso al estadio en orden, como fue en todas las jornadas. Un sujeto, asiático en apariencia, fue la excepción ya que andaba con comida en su mochila, lo cual no está permitido. Hasta donde yo vi, estaba haciendo escándalo porque no le dejaban entrar la comida. Esas cosas uno las sabe de antes, es cosa de averiguar y organizarse. Ya dentro de la cancha, llegué a mi ubicación y con mucha satisfacción, al estar cerrando con éxito una gira de partidos que estaba superando cualquier imaginación previa. ¡Qué distinto lucía el Barclays en una noche de basket! Se nota que es un estadio pensado en principio para el basket. Toda la pista con decoraciones negras, de fondo mucha música urbana y desde la tribuna se podía captar la barba de James Harden, quien con audifonos puestos, estuvo hasta el último segundo del calentamiento practicando tiros al aro. Metió la mayoría. Y esa fue la aparición de Harden, dado que ya estaba confirmada su ausencia del partido.


La verdad, no me importó mucho. Estaba Chris Paul, un buen jugador para ver en vivo y el equipo de Brooklyn, pese a no ganar muchos partidos, tiene jugadores interesantes para seguir. En la presentación de los jugadores se ratificó la "localía" de los Rockets en las tribunas. El público de los Nets era minoritario, aunque mucho más numeroso que el público de los Islanders que estuvo en la noche anterior. Por cierto, el estadio casi se llenó y muchos compraron tickets a última hora, igual que yo. Antes del tip-off, la mejor interpretación del himno que vi y escuche, en versión violín. Una maravilla, el violinista se llevó una ovación de todo el estadio.

Comienza el juego, a todo ritmo. De entrada, Paul andaba metiendo fintas y sobre todo una, que se repitió mucho después por tv: en una esquina se puso a driblear frente a Jared Allen, le metió dos fintas y en la segunda, Allen se mareó tanto que perdió la marca de Paul. El triple no cayó, pero el asombro fue tremendo. CP3 podrá gustar o no, pero es muy habiloso con la pelota en las manos. Brooklyn tiene una conformación de plantel, por decir lo menos, curiosa. Cuenta con D'Angelo Russell como uno de sus referentes, después de su frustrado comienzo de carrera con los Lakers. Al igual que Russell, hay otros que también están en los Nets después de ser traspasados como Jared Dudley y Shabazz Napier, junto con ellos está también Caris Levert, un prometedor escolta que lleva dos años en la liga y fue seleccionado por en primera ronda del draft. Claramente, tienen problemas defensivos e inconsistencia, pero al menos se ve que compiten y con buenas armas. En la primera mitad, me entretuve mucho viendo la rotación rápida de pelota que hacían los Nets con muchos ataques al aro y otros que terminaban en triples.

Me di cuenta de inmediato que D'Angelo es uno de los favoritos en Brooooo-kleeeeen -como coreaba la afición en algunos tramos- y lo bueno del caso es que el # 1 de los Nets asume su rol protagónico. En el primer cuarto, se jugó unos isolations que terminaron con lujosos dobles. Varios aplaudimos, igual que con los tiros de Levert, quien acabó liderando las anotaciones de los Nets con 29. Brooklyn jugaba bien y hasta tirando lujos en la primera mitad, estaba viendo un inusitado show baloncelístico. Los Nets llegaron a sacar ventaja superior a los 10 puntos en un momento. Pero así como pichanguean con harto estilo, también tienen inconsistencias propias de un equipo que aún no sabe ganar partidos. Su falta de defensiva les pesó de a poco, así fue como los Rockets lentamente se metieron en el partido. A falta de Harden, era Chris Paul quien conducía toda la ofensiva y todo el flujo del equipo pasaba por él.

Casi sin darme cuenta, en menos de dos cuartos Paul ya tenía siete asistencias. La verdad, es que conduce muy bien el balón, a pesar que a veces se queda mucho tiempo con la naranja. A propósito, Chris tiene cosas propias de Streetball, en especial cuando empieza a botar el balón y a jugar isolation. Pero lo suyo viene siendo un Streetball más pro, más sofisticado. Y en este caso, impulsó a que los Rockets revirtieran el margen en contra. Antes de cerrar el segundo cuarto, en plena carrera metió un triple que colocó el partido con diferencia de cinco puntos. Los Nets aún ganaban, pero los Rockets ya acechaban.


Houston es un equipo que juega rápido y juega derechamente a lanzar triples, da igual si ponen cortinas o dan muchos pases. En algunos tramos, tocaban el balón dos veces y lanzaban. Shoot, shoot and shoot. De a poco caían esos tiros. Carmelo Anthony salió de la banca y se dedicó a lo suyo: lanzar y nada más. En esta le fue bien, metió varios triples que ayudaron a la remontada y hasta puso una tapa en el tercer cuarto. Cuando vi a Carmelo haciendo esa gesta defensiva, hasta me asusté. Repito, Carmelo ayudó en defensa. No se ve todos los días.

Los Rockets dieron vuelta el juego previo al último cuarto, gracias a las canastas de Paul, quien metió un buzzer beater para cerrar el tercer período, así como también gracias a los tiros de Anthony, Eric Gordon y también gracias a Clint Capela, quien ganaba mucho solo por altura. Hizo un par de volcadas con cierta prepotencia, como queriendo pasar por arriba de los rivales. Jugando con autoridad, dirían algunos. Así como Capela aportaba, también dejó dos momentos jocosos: en una secuencia, tenía el balón a la altura de la línea de libres y buscaba a quién pasar. Carmelo estaba desmarcado en una esquina, pidiendo el balón desesperadamente con los brazos. Todos lo vimos, menos Capela. Y la otra, fue un tiro libre que ni siquiera tocó el aro. Varios nos echamos a reír, mientras el DJ del estadio tiraba la clásica fanfarria de fail. Comedia pura.

En el último cuarto, los Nets hicieron el intento por revertir el marcador, pero nunca tuvieron la defensa suficiente como para detener los tiros de Houston. Entre Joe Harris y Caris Levert quisieron llevar el comando ofensivo, pero del otro lado la conducción de Paul fue excelente y los Rockets convirtieron casi todos sus tiros para liquidar el partido, terminando con otra producción acorde a su estilo: 119 puntos contra 111 de Brooklyn. Terminé viendo un muy buen partido, jugado a gran ritmo y con algunos momentos de alta fluidez. Me quedé con los dribles de CP3, los Iso's de D'Angelo y el movimiento de balón de los Nets en la primera parte del juego. Pese a que los locales perdieron, todos en el estadio aplaudimos al final del partido. Hay que tener en cuenta que mucha gente va a los estadios en Norteamérica a ver un espectáculo. Este partido tuvo cosas propias de un show, encima fue en noche de viernes y en un ambiente hiphopero. De hecho, habían varios raperos locales en la primera fila, todos vitoreados apenas aparecían en la pantalla gigante.

Fue el cierre preciso para mi gira. A eso fui a Estados Unidos, a ver el show. Y vi el show, en su plenitud. El juego, los jugadores, el ambiente, el público, los fanáticos, la música, la diversión. El deporte norteamericano no es solo el partido y nada más. Hay todo un circo alrededor que le da el colorido necesario para que estos deportes luzcan espectaculares ya sea en la cancha o por televisión. Encima, con toda la tecnología y modernidad, ayuda a tener eventos que alcanzan la excelencia. Eso vale el viaje y la experiencia de asistir a los estadios a ver estos partidos. El panorama de viernes, ir a Brooklyn a ver un partido de la NBA. En ese momento, no podía pedir mucho más. Y para agregar, de regreso a New York fui a un local a cenar, mientras veía por tv el partido entre los Warriors y los Timberwolves. Para cualquiera que sea fanático de los deportes norteamericanos, debiera ser un panorama ideal. Así fueron mis días durante una semana. En plena gira, pensé por un momento si mi trabajo fuera cubrir deportes como basket o fútbol americano en los estadios... cosas que uno piensa, cuando se está de viaje. Una semana pasando por el área de New York y entre medio, un día por Boston. Un éxito, así de simple. En menos de 24 horas, tocaba viajar de vuelta a Chile.

Tres deportes, cuatro estadios, cinco partidos.
Eso fue el Eastern Coast Trip.
Eso es Gringo Sports.


Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

Eastern Coast Trip (IV)


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

Brooklyn / 1 de noviembre, 2018. Cuarto partido de la gira, tocaba tomar el metro y dirigirse hasta la estación Atlantic Avenue, la cual deja a metros del Barclays Center. Es verdad eso que dicen del metro neoyorquino. Es sucio por dentro, pero funciona bien. Eso sí, hay que hacer los viajes con tiempo. A veces, el metro tardaba en pasar y pueden darse contratiempos. Lo bueno es que las señalizaciones están claras, en cuanto a las estaciones, líneas y colores del metro. Desde 33rd Street me dirigí a Brooklyn, en un recorrido que me habrá tomado una media hora. Apenas salí, caminé un poco en un barrio que en apariencia es mucho más tranquilo que Times Square y al entrar por Atlantic Avenue, encontré un tremendo edificio con una creativa fachada. Era el Barclays Center, el estadio que comparten los Brooklyn Nets y los New York Islanders. Ahí era el destino y el cuento de este día era ver hockey sobre hielo de la NHL, donde los Pittsburgh Penguins visitaban a los Isles.

Antes del estadio, recorrí los alrededores y pasé a comer a un local muy cercano al Barclays. Mucha tranquilidad en el ambiente y mucha música Rythm and Blues y/o Hip Hop. Muy urbano, me gustó ese entorno. Mientras almorzaba veía por las pantallas: en una, un panel de discusión sobre los Nets en Yes Network y en otra, NBA TV repetía el partido de la noche anterior entre los Timberwolves y el Jazz, donde Derrick Rose convirtió 50 puntos. Hasta pegó un lagrimeo el buen Rose después del partido. El cielo estaba nublado y el aire bien fresco, aún había tiempo por lo que me tomé con mucha calma el almuerzo. Porción engañosamente pequeña de fettuccini, no comí más hasta la noche. Pasada las 5 de la tarde comencé a caminar hasta llegar al estadio. Estaban comenzando a llegar algunos fanáticos. Fuera del estadio ya noté que predominaban los visitantes. Muchos Penguins, varios con camisetas del ídolo Sidney Crosby, algunos con camisetas de Evgeni Malkin y los más retro usaban la # 66 de Mario Lemieux. Todo en tonos negro, amarillo y blanco.

Roberto Abramowitz, un neoyorquino puro que tiene varios años de trayectoria como narrador deportivo, me alertó que los Islanders no llenaban su cancha. Tenía razón Robert, aparte de no llenar, los Isles tienen una afición pequeña y algo callada. Las camisetas Islanders se confundían con la gente de Pittsburgh, más algunos extranjeros. Habían personas con camisetas de la selección de Suecia. Algo lógico, el hockey se juega mucho en países nórdicos, los cuales aportan con una buena cantidad de jugadores para la NHL. Se abrieron las puertas a las 6 de la tarde, el acceso fue tan tranquilo como el ambiente de todo el partido. De todos los partidos que asistí, este fue sin duda el de ambiente más calmado. En los pasillos estaba Sparky, la mascota de los Islanders que se tomaba fotos con cuanta persona se acercara. Sus colores naranja y azul le daban una presencia algo curiosa, por decir lo menos. Entré a la cancha y mi primera vista es a la pista, que brillaba con el hielo, el cual lo pulían en zamboni en cada intervalo del partido.

Barclays Center es un estadio inaugurado en 2012 y se nota que es relativamente nuevo. Aparte de su construcción, los accesos son muy amplios por dentro y las butacas son muy cómodas. Encima, como predomina el negro dentro del estadio, ese oscuro detalle le da un toque bien especial. Muy Brooklyn, seguro. Ya se acerca el partido, la presentación fue muy formal. El hockey no tiene mucho show como sí pude ver en la NBA. Los jugadores de los Islanders eran todos aplaudidos por igual, no había predilección por nadie en específico. Pero cuando presentaron a los Penguins, Malkin y sobre todo Crosby, recibieron abucheos masivos. Para bien o para mal, parece que todos fuimos a ver a Sidney Crosby. Antes del faceoff y a propósito de la tragedia que había ocurrido en Pittsburgh casi una semana antes, hubo un momento de silencio en la pista. Silencio, tal cual. Nada de bromas. Mientras tanto, en la pantalla aparecía el lema "Stronger Than Hate". Sensato mensaje.

Hora de jugar. Los Islanders presionaban de entrada y el arquero Matt Murray tuvo que intervenir mucho. Los Pinguinos no atacaban, hasta su primera situación de power play donde abrieron el marcador. Dominik Simon recibió el puck y apuntó de una al arco. Golazo, 1-0. Con poco, los Pens lograban marcar diferencias. Son realmente buenos. El hockey no es un deporte masivo en comparación al fútbol americano o el béisbol, pero ver un partido de la NHL puede ser muy entretenido. Atletas que se desplazan a toda velocidad sobre el hielo, usando casco y protecciones y tratando de impactar el puck con un bastón. Por cierto, este encuentro me sirvió para derribar el mito ese que el puck no se distingue in situ. Falso, el disco se ve muy claro y se oye fuerte cuando un jugador lo impacta. Aparte, se aprecia cuando hacen sustituciones en pleno partido. A veces, los dos equipos cambian al mismo tiempo.

Volvamos al partido. Segundo período, los Penguins tenían todo controlado hasta que Josh Bailey quedó mano a mano con Murray y definió con mucha calma. Por fin hubo gritos locales, era gol para los Islanders. 1-1 y el partido se ponía bien interesante. En una esquina, se veían bien inocentes unos fanáticos Islanders que metían ruido y tocaban tambores, tratando de animar. Nunca lograron su cometido. Los Penguins gritaban mucho al principio, pero poco a poco se fueron silenciando. Un par de amagos de pelea en la pista subieron un poco los ánimos, pero no fueron más que insinuaciones. En verdad, el juego era bastante limpio. Con los años, la NHL ha limitado mucho la violencia en los partidos. No sé si personajes como Scott Stevens o Rob Blake tendrían cabida en el juego actual.

Último período y en cuestión de tres minutos, se movió el marcador dos veces. Hubo éxtasis cuando los Isles tomaron la ventaja, con gol de Anders Lee tras una sucesión de varios pases. Apenas pudieron disfrutar ese 2-1 parcial, ya que los Penguins aprovecharon otro power play para anotar. Gol de Malkin y volvieron a gritar los fanáticos Pens, quienes creían que podían llevarse el juego. De hecho, Pittsburgh jugaba mejor a esa altura. Hasta hubo tiros en los palos durante el tercer período. Pero el empate no se rompió y los 60 minutos reglamentarios acabaron 2-2. Había que jugar cinco minutos más y de acuerdo a las reglas del overtime en temporada regular, había que jugar tres contra tres. Pista abierta para la definición.

El tiempo adicional se resume en una jugada: contra ataque de los Penguins, Crosby se lleva el puck desde su propia zona y se va solo hasta a enfrentar a Thomas Greiss. Todos de pie presenciamos como Greiss se la jugó tirandose al hielo y en el acto, estiró su bastón para sacarle el disco a Crosby cuando buscaba amagar para sacar el tiro. Jugadón del arquero Islander, se llevó una ovación cerrada. Luego, casi en el final de la prórroga, Reiss se lució otra vez con una Glove Save. Se había convertido en figura, salvó el empate y el ganador tenía que definirse por penales o como bien se dice en la NHL, Shootout.

En la definición fallaron todos, Crosby incluido, con excepción de Bailey quien convirtió el último tiro de New York y fue suficiente para ganar el partido. Triunfo de los Islanders y su escasa afición sonreía respetuosamente, sin nada de burlas a la masa Penguin. Ya habían vencido a domicilio hace un par de días y ahora, volvían a hacerlo en su pista. Triunfos importantes, ya que estos equipos disputan el primer lugar de su división. Debo decirlo, fui a ver a Crosby pero terminé aplaudiendo a Greiss, quien fue premiado al final como el First Star del partido. Sus atajadas, aparte de útiles fueron espectaculares. Una experiencia muy agradable, viendo en acción a dos de los buenos equipos de la NHL disputarse un partido que llegó hasta la última instancia.

Debido a la prolongación del juego, todo acabó después de las 10 de la noche. Todo en orden y en calma, mucha gente al igual que yo tomando el metro de regreso a New York. Más tarde, pasé a comer a un local en Madison Avenue, que tenía varios partidos sintonizados. Me puse a ver NBA, Blazers contra Pelicans. Antes de la mitad, los Blazers ya tenían 70 puntos. Al sujeto que estaba sentado al lado mío parece que no le gustaba mucho partido ."There's no defense right now in the NBA", exclamaba con molestia antes de seguir hablando con el bartender sobre como y por quién apostar en los partidos de fútbol americano. En otra pantalla, había NFL: un chiste de partido, donde los 49ers se pasearon a los Raiders con un tal Nick Mullens jugando de mariscal en San Francisco. Un poco más lejos, había otro partido de hockey: los Rangers derrotando a los Ducks por penales, tal como en el partido que había presenciado hace poco.

Volví a engancharme con el basket. Mientras los Blazers llegaban a 132 puntos, en la parte baja de la pantalla pasaban noticias. Una de esas: "James Harden, doubtful for friday vs Nets". Me detuve en ese momento. Sabia que al día siguiente había basket en Brooklyn y al ver esa noticia pensé, si Harden no juega quizás haya gente que deje sus entradas o tal vez bajen un poco los precios. Supuestamente, el hockey iba a ser mi último partido. De pronto, me entró el apetito por un quinto partido. El jueves anduvo bien con el hockey en vivo, pero el viernes podría estar mejor. Se abrió la chance de un partido más en la gira.


Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

miércoles, 7 de noviembre de 2018

Eastern Coast Trip (III)


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

New York / 31 de octubre, 2018. De regreso, luego del paso por Boston. Día de Halloween y se nota, porque en Times Square y alrededores anda mucha gente disfrazada a las 3 de la tarde. Después de imprimir mi entrada para el juego que iba a ver, pasé por NBA Store. Una enorme tienda de tres pisos en la que uno puede encontrar lo que se imagine, camisetas actuales y old school, zapatillas, balones, figuras en miniatura de los jugadores y varias cosas más. Es adictivo meterse a una tienda así. Hecha esa visita, era hora de caminar rumbo a 33rd Street esquina 7th Avenue, en el mismo centro de New York. Mucho ruido y mucho tumulto al ser un día hábil. Y en medio de todo eso, un edificio enorme que abarcaba toda una cuadra. En las fachadas se podía advertir, había llegado al Madison Square Garden, al famoso coloso neoyorquino para ver el juego entre los New York Knicks y los Indiana Pacers.

Apenas llegué al MSG pude notar que es un estadio con historia y un encanto particular. En las paredes, hay recuadros con citas y recuerdos de diferentes eventos y personajes que han pasado por ese lugar, hasta Roger Federer alguna vez jugó en el Garden. El ruido que había en las calles era tanto como el ruido que empezó a generarse, ya cuando abrieron las puertas para ingresar. Los Knicks son populares y tienen mucho apoyo, independiente cual sea su momento y sus resultados. La afición local se mezcla con toda la presencia foránea que parece ser muy numerosa, incluyendome. Muchos turistas europeos y se notaba que muchos iban solo por darse la experiencia de ver un partido en el MSG. En las tiendas oficiales del equipo, las camisetas más vendidas son las de Tim Hardaway Jr y Kristaps Porzingins, quien a pesar de estar fuera por lesión es muy un jugador popular en el ambiente Knickerbocker.

Llegó el momento de entrar a la cancha. Ver el techo que tanto caracteriza a este lugar fue quizás lo más impresionante de entrada, además de ver el video-marcador mientras los jugadores comenzaban con sus ejercicios de calentamiento. En los preparativos, podía percibir a los comentaristas televisivos. Mike Breen se veía tan delgado como sale siempre en pantalla, esta vez trabajando para el canal local de NY junto con Walt Frazier. A pocos metros, Jeff Van Gundy con su inconfundible calva junto con Mark Jones, llevando la transmisión de ESPN. Cuando se acercaba el comienzo, estaban hablando frente a la cámara. Seguro que estaban abriendo la transmisión. Sigo observando. Arriba, casi escondidos, se veían los títulos de los Knicks que están muy añejos. Dos campeonatos ganados en los 70s, más otro par de títulos de conferencia. El más reciente, fue un título divisional de 2013. Glorias pasadas, claramente. En la actualidad, los Knicks son muy disfuncionales y vienen de campañas muy complicadas. El público a pesar de su apoyo, es consciente de aquello. Hardaway Jr, quien ni siquiera debe estar dentro de los mejores 10 bases de la liga, es el jugador más aplaudido en el Garden, como se pudo comprobar en la presentación de los jugadores.

A Timmy le gusta tener mucho el balón y hacer dribles de toda especie, pero casi no pasa el balón. Un ballstopper o un pichanguero, en jerga chilena. Y ese es el mejor jugador de los actuales Knicks. Al comenzar el partido, Timmy metió un par de canastas y NY insinuaba, pero los Pacers imponían orden defensivo y posesiones largas. Darren Collison rinde como armador y repartía el balón de entrada, Myles Turner impuso algo de terror con un par de volcadas y el factor sorpresa apareció después con Domantas Sabonis, quien ganaba con altura y buenos movimientos de poste. Ritmo pausado y ataques bien urdidos, es una buena fórmula sobre todo para un equipo del este. Los Pacers tienen materia prima para competir a buen nivel. No por nada en la liga pasada llegaron a los playoffs y forzaron siete partidos a LeBron James y su ex equipo, Cleveland Cavaliers. En otra época, con esa forma de jugar los Pacers habrían sido catalogados como contendientes y quizás puedan serlo en la eventualidad, pero ahora el basket se juega a mil por hora y quizás por eso cuesta tomarse realmente en serio a este equipo.

Había mucha voz de apoyo y mucho grito en las tribunas del MSG. Para desgracia de los locales, todo eso no condice con el desorden que transmiten los Knicks en la cancha. En ofensiva, muchas veces parecen remar cada uno por su cuenta, jugando posesiones de pocos pases y casi nulas cortinas y en defensa, mucha desatención en los rebotes y también para hacer cambios de marcas. En varias secuencias, los Pacers lograban meterse al aro haciendo pick and roll. Aún con toda esa inestabilidad, que también se manifestaba en la expresión de su coach David Fizdale, los Knicks combatían y se mantenían cerca en el marcador, suficiente para que el público se mantuviera expectante. De hecho, la primera mitad terminó favorable a NY por dos puntos de margen. Decía antes que los Knicks viven de glorias pasadas y durante un timeout se notó mucho más: por la pantalla, mencionaron a Jeff Van Gundy, el director técnico del equipo finalista de 1999. Razón suficiente para que los fanáticos Knicks aplaudieran furiosamente. Poco más y lo pedían de vuelta en la banca, junto con Latrell Sprewell, Allan Houston y Patrick Ewing.

Las animaciones y la música que suena en el Garden durante el juego tiene mucho toque retro. La cortina de "D-Fense" viene de un músico que toca el órgano en una esquina del estadio, que incluso fue presentado en un momento para tocar una cortina alusiva a Halloween. Música en vivo, lo que siempre estará bien. También habían juegos en los que se podía participar utilizando una aplicación en celular. A mi alrededor, varios se entretuvieron así. Y también, el grupo de animadores lanzaban poleras a las tribunas. Una pasó cerca mío, habían muchos de pie esperando ansiosamente alguno de esos regalos. En fin, volvamos al basket. Decía antes que Hardaway Jr es el jugador más aplaudido de los Knicks, otro aplaudido es Allonzo Trier, un novato que se integró al equipo después de brillar en las ligas veraniegas. Lanza bien al aro, razón suficiente para que la gente se entusiasme con él. Al parecer, en NY están vitoreando a cualquiera que juegue medianamente bien. En la banca de los Pacers, estaba Kyle O'Quinn un jugador normal que había pasado por los Knicks hace un tiempo. Fue tratado casi como un prócer patrio.

La segunda mitad tuvo un tono similar a la primera, partido relativamente luchado con momentos marcados para cada equipo, pero con mucha imprecisión en ataque. Sabonis seguía destacándose, de hecho iba a terminar la noche perfecto en sus lanzamientos al punto de llegar a las 30 unidades. Brillaba, mientras Victor Oladipo seguía escondido. Mientras miraba el partido, pensaba: los Pacers, poniendo un poco de orden, pueden ganar. Y así fue, en el cuarto período, Indiana apretó mucho más las marcas y de a poco se fue haciendo del control del juego. New York buscaba, pero sin una fórmula clara. Sujetos como Damiean Dotson y Noah Vonleh contribuyen, pero no como para darle solidez a su equipo. Sabonis había llegado a los 30 puntos, pero fue descalificado por cometer seis fouls. Se prendió el público, por fin. Pero ante la baja de Domantas, apareció Oladipo para liquidar el partido, metiendo canastas de contra ataque y un triple a menos de 30 segundos para el final. Ahí, los Pacers sacaban ventaja de cinco y mucha gente no quiso ver más y se levantó de sus asientos antes del final. Otra vez, la fiel hinchada abandonando. Hasta en New York ocurre.

107-101, Indiana terminó ganando de visita, mientras los Knicks volvían a perder en su casa. Oladipo justificó su rol de estrella cuando más contaba, Sabonis sorprendió convirtiendo sus 12 tiros y los Pacers mostraron orden con la dirección de Nate McMillan. "Go back to Seattle!", le gritaba alguien desde la tribuna. Hardaway Jr convirtió 37 puntos, pero juega solo para él. No conduce ni menos reparte el balón. En highlights puede ser que se vea bien, pero en directo se ve como alguien que juega de forma contraproducente para su equipo. Una lástima que dentro de un estadio con tanta historia y para un público que grita mucho, el actual equipo de los Knicks sea tan disfuncional. No tiene forma definida y Fizdale tampoco transmite mucha seguridad, algo que podía percibir desde mi ubicación a varios metros de la cancha.

Faltaba poco para las 11 de la noche. Hora de salir del Garden. Dentro de todo, una buena visita a un estadio histórico, aunque la experiencia no fue plena debido al juego desabrido de los locales. Era noche de Halloween, por lo que había que recorrer las calles y sobre todo, captar el ambiente de esa celebración. En New York se toman en serio los disfraces y se creen el cuento, no hay vergüenza. Ojalá Timmy Jr fuera igual de serio para jugar, le haría bien a su equipo y su propia causa. Pasó una segunda noche de NBA, queda más. Y sobre todo, queda más por conocer. Brooklyn, a la vista.


Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

martes, 6 de noviembre de 2018

Eastern Coast Trip (II)


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

Boston / 30 de octubre, 2018. Después de mi experiencia NFL, llegó un día para hacer turismo. Paseo en ferry, Estatua de la Libertad y caminar por el Brooklyn Bridge. Y por la noche, un poco de NFL en tv con el triunfo de los Patriots sobre los Bills, y en el local en que me encontraba, pasaban por otra pantalla la victoria de los Knicks sobre los Nets. En verdad, fue un lunes turístico y para el martes, un día que iba a superar cualquier expectativa: viaje a Boston por un día. El propósito, ver mi primer partido de la NBA. Desde adentro.

El viaje como tal fue muy tranquilo. Poco más de cuatro horas desde New York hasta Boston. Mientras pasaba por Connecticut, pude notar una de las postales más yankees de toda la semana, cuando aprecié las típicas casas con diseño clásico norteamericano, sin rejas y con mucho verde. Tal como uno siempre lo vio por tv. Apenas llegando al estado de Massachussets, habían carteles felicitando a los Red Sox por su reciente coronación en la Serie Mundial y cuando llegué al terminal de buses, solo veía portadas de diarios destacando a los Sox. Recorriendo un poco la ciudad, además del impresionante orden en las calles, pude notar a mucha gente con camisetas rojas de los Sox que se mezclaban con camisetas verdes de los Celtics. Estaban todos con el pecho inflado y tenían derecho para estarlo, el béisbol les dio una nueva alegría para la ciudad, que tiene 11 campeonatos deportivos ganados en este siglo, más que cualquier otra ciudad en Estados Unidos.

Entrando por Causeway Street, pude apreciar una instalación gigante, al recorrer por el costado que daba hacía la carretera, lo pude confirmar: era el TD Garden, ¡el coloso de los Celtics! La razón por la que había ido. Mi reacción fue inmediata: "¡Esto es Boston!". Faltaban más de tres horas para el partido, por lo que fui a almorzar a un local ubicado frente al estadio. Una pizza, que se veía pequeña pero era muy contundente. En general, se come y bastante bien en Estados Unidos. Las porciones se ven muy engañosas, la verdad. Mientras almorzaba, veía por las pantallas pura programación deportiva. En una, había un especial de Sportscenter en vivo con la última hora de traspasos de jugadores en la NFL. Y hartos cambios que hubo en ese rato. Panel de lujo con John Fox y Bill Polian, quién mejor que Polian para hablar de trade deadline. En otra pantalla, estaba The Jump, un programa de comentarios y análisis de NBA con Rachel Nichols, Paul Pierce y Tracy McGrady. Los temas, LeBron James, los 14 triples de Klay Thompson y el rendimiento de Kyrie Irving, quien había metido apenas 3 puntos en el último partido de Boston. Y en la otra pantalla, repetían por la televisión local el partido del equipo de football de Boston College.

Noté mucho ambiente deportivo, en especial porque había mucha gente con camisetas de los equipos locales. Aparte de C's y Sox, se divisaban también algunos Patriots y Bruins. De parte de los Celtics, Irving y Tatum eran las camisetas más repetidas. Dentro del local, el ambiente se estaba poniendo mejor casi llegando a las 5 de la tarde, pero era hora de ir al estadio y esperar la apertura de las puertas. Poco después de las 6, se abrieron los accesos. Eso sí, antes de meterme a la cancha quise entrar a una de las tiendas, donde compré un par de poleras de los Celtics además de un puck conmemorativo del próximo NHL Winter Classic, en el que jugarán los Boston Bruins en la cancha de Notre Dame. Son adictivas esas tiendas, dan ganas de comprarse todo.

Faltaba poco menos de una hora para el comienzo del basket, cuando finalmente fui a mi ubicación dentro del estadio. Llegar ahí, ver la pista, el verde en los bordes y el duende en el centro. Y cerca de los aros, jugadores haciendo el calentamiento. De nuevo, ¡Esto es Boston!. De a poco se fue poblando el estadio, muchos fanáticos locales, pero también muchos foráneos como yo. En la pantalla gigante, mostraban a un sujeto con la bandera uruguaya que sostenía de forma invertida y junto a mí, habían asiáticos con camisetas verdes y unos franceses que al parecer, no entendían nada. Como si fuera poco, en la fila de atrás había alguien con una camiseta noventera de los Pistons, de los tiempos de Grant Hill. Dentro del verde bostoniano, había algo de variedad.

Eran casi las 7:30. Eddie Paladino, la voz del estadio, nos daba la bienvenida al duelo entre los Boston Celtics y los Detroit Pistons. En el comienzo, Eddie mencionaba el reciente triunfo de los Red Sox. Ovación cerrada de todo el estadio. Luego, la ceremonia. Ahora sí pude presenciar todo el momento previo, con el himno estadounidense incluido. Y cuando suena el himno, todos se ponen de pie. Presentación de los jugadores. En verdad, todos los integrantes del actual plantel céltico son aplaudidos, pero quienes se llevaron la mayor ovación fueron Kyrie Irving y Jayson Tatum. Los más determinantes y talentosos de todo el equipo, cosa que iban a demostrar después en la pista.

Hora de jugar. De entrada, Irving tiró un par de crossovers y metió un par de triples. Como si fuera poco, Tatum hizo un par de movidas llenas de elegancia. El cuento partió con todo y el ambiente estaba bien arriba. Este equipo de los Celtics causa buena impresión y tiene potencial para grandes cosas, y todos lo saben. Regresaron Irving y Hayward después de sus lesiones de la temporada pasada y el equipo está íntegro. Desde el comienzo, pude captar lo bien armados que están en defensa y también, lo bien que lucen en ataque cuando se mueven todos en la pista, colocando picks altos y moviendo el balón sostenidamente. Irving es la figura máxima y es quien marca el ritmo del juego. Con su presencia, todos los Celtics fluyen y parecen estar en paz, sabiendo que todo andará bien con el # 11 en la cancha.

Boston comenzó con todo, pero Detroit tenía lo suyo. De hecho, sorprendieron los Pistons. Andre Drummond y Blake Griffin sacaban ventaja en un momento por su estatura. Drummond es pura altura, pero Griffin lo combina con más habilidades con el balón y capacidad para jugar uno contra uno. Por cierto, desesperaba ver a Griffin usando repetidamente los hombros cuando se acercaba al aro. Los Celtics tuvieron problemas marcándolo. Terry Rozier lo marcó en un principio y lo pasó, luego pasó a marcarlo Jayson Tatum y fue lo mismo. Con algo de doble marca y con Irving provocandolo a cometer fouls ofensivos, pudieron sacarlo un poco de ritmo. Pero quedó claro que Griffin es un muy buen jugador y difícil de neutralizar.

Con esos dos grandes y algo de sus bases como Reggie Jackson, quien era aplaudido solo por ser de Boston College, los Pistons lograron meterse al partido y hasta tuvieron el comando del marcador en algunos momentos. De hecho, al llegar a la mitad el marcador era 58-56 a favor de Detroit. El tercer cuarto de los Celtics fue espectacular y fue ahí donde se gestó mi secuencia favorita del partido: tres triples consecutivos de Irving para darle ventaja de 12 a Boston. Tres tiros y los tres lanzados sin drible previo ni nada parecido. En el segundo, hubo reacción eufórica y en el tercero, donde Kyrie lanzó casi de media cancha, reventó el TD Garden. El ídolo máximo estaba en llamas y tenía a los Celtics en control absoluto, y con todo el estadio coreando "MVP! MVP!". Aparte que el partido estaba bueno y los C's jugaban bien, no había tiempo para descansos ni menos para aburrirse. Durante los timeouts, habían espectáculos con las cheerleaders y el grupo de dancers oficiales de los Celtics. ¡El sujeto vestido de duende hasta se tiraba unos break dance! El show estaba completito.

Quedaba el último cuarto. Algunos jugadores de Boston se llenaban de fouls y de a poco, los Pistons volvían a acercarse. Los suplentes de Detroit también aportaban, incluyendo Zaza Pachulia quien era por margen kilométrico el jugador más abucheado de todos. Zaza es una ofensa al basket y es una ofensa que todavía siga jugando en la NBA. Volvió Irving después de un descanso y la ofensiva de los Celtics volvió a ser estable, metió canastas que fueron decisivas y se combinó bien con sus compañeros. Un crack total. A propósito de jugadores que saben rendir, Al Horford me causó la misma impresión que me genera al verlo por tv: es inteligente y juega muy bien, pero juega tan para el equipo que pasa inadvertido a veces. Para destacar, una volcada que hizo en la segunda mitad. Varios nos levantamos a aplaudir.

En los minutos finales, los Pistons se enracharon y empezaron a embocar triples. Llegaron a ponerse un punto abajo en el marcador. Había un poco de susto, hasta que Marcus Smart hizo de las suyas al tirarse al suelo para robarle la pelota a Ish Smith después del saque, en la disputa el balón le cayó a Irving quien luego metió dos tiros libres para asegurar el triunfo de los Celtics que fue por apenas tres puntos de margen, 108-105. Tatum también se hizo notar en el final con algunos tiros libres que fueron claves. Mi primera experiencia de NBA en vivo no podía ser mejor, fue en Boston y viendo a los Celtics, que ganaron en casa. Irving es el ídolo en Boston, el mismo que se aburrió de jugar con LeBron James y quiso vestirse de verde para ayudar a un equipo con pretensiones de campeonato.

Se nota el esfuerzo y la energía en defensa, que creció aún más en la segunda mitad cuando agilizaron las rotaciones y los cambios de marca. No por nada, los ataques de Griffin perdieron eficacia a partir del tercer cuarto. Están Irving y Tatum como los dos principales jugadores de ataque en Boston, luego viene Horford, por ahí aparece Hayward quien de a poco tendría que encontrar su forma. Y después jugadores que derrochan energía como Jaylen Brown, Marcus Morris, Terry Rozier -habían camisetas con su imagen y el lema Scary Terry-, Marcus Smart y Aaron Baynes, quien fue muy aplaudido en general, sobre todo con su intervención en el primer cuarto.

Ya tienen la defensa. El día en que los Celtics sean más consistentes en ataque, podrían ser tan imparables como los Warriors. No creo que sea una exageración. En este mismo partido, tuvieron varios tramos con mucha fluidez y ritmo ofensivo, pero hubo otros donde caían en lagunas debido a la innecesaria tendencia de jugar isolations, sobre todo de parte de Brown quien parecía que se iba a desarmar cuando quería atacar el aro. Este es un equipo que ha llegado a finales de conferencia en las últimas dos temporadas y han hecho las movidas precisas como para apuntar más alto. La sensación positiva que hay en los fanáticos de los Celtics condice totalmente con el momento del equipo.

La salida del estadio fue tranquila y con mucha satisfacción, al ver a los Celtics jugando en su cancha y en medio de un ambiente 100% basket. Fue todo tranquilo, salvo por un par de mujeres que se insultaban entre sí. Seguro que tuvieron un problema. Lo que sí era claro era la vehemencia con la que se gritaban "bitch!" de manera mutua y con decisión. Caminando por las calles, paso por fuera de varios locales y todos tenían sintonizado el post partido de los Celtics. En algunos televisores, algo de hockey porque los Bruins también habían ganado y en las calles, la gente caminando con mucha seguridad después de ver un triunfo de sus C's. Un paso más rumbo al gran objetivo. Y los festejos no paraban en Boston, para el día siguiente tenían anunciado el desfile de celebración de los Red Sox. Habría sido bueno haber presenciado aquello, pero era momento de volver a New York porque en menos de 24 horas tocaba otra visita.

Pasó Boston y la pasé increíble. Primer partido de la NBA, fue con los Celtics y vi a Irving en modo MVP. Día redondo en el TD Garden, para coleccionarlo. Y por si no quedó claro...

¡Esto es Boston!

 

Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

lunes, 5 de noviembre de 2018

Eastern Coast Trip (I)


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

New Jersey / 28 de octubre, 2018. Tengo 18 años viendo deportes norteamericanos por tv. Hasta este año, ni siquiera había considerado la idea de viajar a Estados Unidos, básicamente por un asunto de costos (es caro hacerse un viaje a EE.UU). Pero hace unos meses se dio el caso que mi hermana mayor planificó un viaje a New York para las fechas de Halloween, junto con su familia, para el que me propuso también ir con ellos. Conciente de los costos, acepté y quise ir. Era la oportunidad de viajar por fin a EE.UU y con ello, por fin estaba la chance de asistir a ver in situ esos partidos que toda la vida he visto por tv, por tantos años y a miles de kilómetros de distancia.

Las reservas ya estaban hechas de hace varias semanas. Previo al viaje, no tenía grandes expectativas ni imaginaba tantas cosas. Quizás sean los años y los tropiezos, pero al parecer ya no me hago tantas ilusiones antes que ocurra algo. Y parece que es la mejor opción, pero ese es otro tema. Llegamos a NYC el día 27, después de un viaje que duró toda la noche. Y al día siguiente, era el momento de ir al Metlife Stadium en East Rutherford, porque se iban a enfrentar los New York Giants con los Washington Redskins. Mi primer partido en Estados Unidos era uno de NFL, el show deportivo norteamericano por excelencia.

Ya que veo los partidos y sigo la actualidad de la liga, sabía que no iba a ver a los mejores equipos del mundo. Los Redskins andan relativamente bien este año, pero los Giants no dan pie con bola y han ganado solo un partido. Consciente de aquello, mi enfoque era vivir la experiencia de un partido de NFL en el estadio. El cuento no partió tan bien, ya que debido a contratiempos, se atrasó el bus y llegué al estadio con el partido encima. De hecho, estaba en la fila cuando ya estaban cantando el himno. Por lo tanto, no pude captar el ambiente previo y llegué directamente al partido. De una y sin preámbulos, a la acción.

Se nota que en Estados Unidos tienen todo muy planificado. El Metlife Stadium queda ubicado en un suburbio, un territorio dedicado exclusivamente para este enorme y moderno recinto, junto con sus estacionamientos que son muy amplios. Por dentro, los accesos son muy claros y expeditos. Todo señalizado y si estás perdido, siempre habrá alguien que te ayude a encontrar tu ubicación. Tenía ubicación en la bandeja más alta y mi primer golpe de vista, al entrar a la cancha fue ver algo parecido a una mesa de billar. La cancha y con el logo de NFL en el centro se veía pulcra y muy bien hecha. No parecía ser algo real o lo que uno entendería como real. Mejor que en tv, claramente.

Pese a los resultados, el público neoyorquino acompaña y apoya mucho a sus equipos. Se nota que los Giants son el equipo popular de fútbol americano, en comparación a los Jets. El estadio era casi totalmente azul, tal como los uniformes de los Giants que estaban sobre la cancha. La gente apoya, pese a todo y pese a la lentitud de Eli Manning. Pero vamos de a poco. Primer cuarto, los Giants insinuaban. Un pase largo de Eli en tercer down fue atrapado por Odell Beckham Jr, quien pese a ser sujetado logró quedarse con el balón. Fue el primer estallido de la tarde en la cancha. Pero después, ese avance no lo pudieron concretar. Una tónica que se iba a extender por todo el juego.

Los Redskins en ofensiva, son buenos más no extraordinarios. Ejecutan bien sus jugadas y saben mover el balón correctamente (escribo esto y me acuerdo del "Move The Chains" que salía por las pantallas, cada vez que los Giants obtenían un primer down). La línea está bien armada, Alex Smith sabe desenvolverse bajo presión, pero el jugador Redskin que más me llamó la atención en vivo fue Adrian Peterson. Siendo un treintón de tomo y lomo, se nota que Peterson ha sabido conservar su físico para mantenerse vigente. Aparte de correr y tener buenas movidas para esquivar rivales, aguanta golpes de manera suficiente para resistir un partido completo.

De hecho, fue Peterson quien anotó el primer touchdown de la tarde. Casi en el final del primer cuarto, pase corto de Smith y Adrian supo correr las yardas necesarias. Washington de a poco jugaba mejor y la impaciencia comenzaba lentamente a apoderarse del ambiente en el Metlife. 7-0 fue la diferencia con la que llegaron los Redskins al intermedio, dada la incapacidad de New York para concretar sus oportunidades. Beckham Jr, quien sin dudas es el jugador ofensivo más talentoso de los Giants, hizo su parte. No por nada, superó las 100 yardas. El problema estuvo con Saquon Barkley, quien nunca pudo entrar en ritmo y por ende, nunca fue factor. Se notaba que los Redskins estaban preparados para frenar a Barkley. Anticiparon muchos de los acarreos de Barkley, quien al moverse lateralmente era perseguido siempre por al menos tres defensivos. Eso condicionó a que los Giants lanzaron muchos pases desde temprano.


Recordaba haber comentado el año pasado, en el podcast de NFL Chile, que Eli Manning está robando con sus glorias pasadas. Al verlo en vivo, pude confirmar esa impresión. Aparte de tener bien ganado el apodo Elinterception, está muy lento para moverse dentro del pocket y en varias secuencias, tardaba mucho tiempo para lanzar el balón. En más de alguna ocasión, Sterling Shepard o el propio Odell Beckham Jr levantaban sus manos advirtiendo que estaban libres para atrapar el balón, pero Eli siempre tuvo la vista en cualquier otra parte. Hasta el público que ya perdía la paciencia antes del intermedio, intentaba alertar a Eli de esas chances. Pero no, Eli está lento y su lentitud afecta a todos los Giants, que tienen buenos jugadores ofensivos pero que podrían andar mejor con un pasador mucho más fresco.

Final de la primera mitad y con ello, el descanso. Aparecieron unos niños vestidos con cascos y hombreras, al parecer competían entre ellos. Hubo par de buenas atrapadas que animaron al público local que se entusiasmaba más con eso que con sus Giants. Mientras, en las pantallas mostraban datos del partido y highlights de los partidos que se jugaban de forma simultánea. Otro buen detalle para comprender la experiencia NFL, si uno se levanta del asiento para ir a comer algo o para ir al baño, por todas partes hay pantallas que muestran el partido y hasta hay una radio instalada en el baño, que lógicamente tenía la narración del partido. Ah, y habían algunas pantallas que mostraban otros partidos y en una de esas, tenían sintonizado el show de Scott Hanson (a.k.a. NFL RedZone). Una maravilla.

De regreso al partido. Los Redskins seguían dominando sin hacer nada del otro mundo, con un par de goles de campo lograban mantener su ventaja, mientras que la línea ofensiva de los Giants colapsaba de forma grosera. La desazón era mayor con cada captura que sufría Eli y cuando había una chance de anotar, los mismos Giants la echaban a perder, a pesar de los esfuerzos de su defensa que hasta le robó un balón a Peterson que los dejó en posición favorable. "Eli, just throw the fucking damn ball", se escuchaba clarito un par de filas detrás de donde estaba. "Kickoffs are a joke", exclamó otro después de un patada que no tuvo devolución. Razón no le faltaba a esa persona. Pero el comentario tribunero que me quedó grabado por todo el viaje, fue de una niña que gritaba a todo pulmón "Run the ball!!!", en un momento que los Giants estaban dentro de las últimas 10 yardas. Corrieron en primera, pero en las siguientes dos jugadas, Manning (quien a esa altura ya había regalado dos intercepciones) tiró dos pases horrendos y en cuarto down, fueron por un field goal. El festival de "booooooooos" que ya caía, tipo 3 de la tarde, era de cuidado.

Al comenzar el cuarto período, mucha gente ya había dejado sus asientos, luego de ver esa secuencia de errores (¿u horrores?). Demasiada jugada mal hecha, seguro. La defensa de los Redskins seguía haciendose un festín colapsando el pocket, al punto de capturar 8 veces a Eli. La mejor jugada del partido llegó casi al final, cuando Peterson, quien era uno de los jugadores más viejos que estaban en la cancha, siguió un bloqueo, se cargó a su banda derecha y no paró más. 64 yardas hasta el endzone. Desde la tribuna se podía captar la fuerza y velocidad de Adrian para correr de esa forma con el balón. Pilló el espacio y se escapó, una jugada que valió por todo el partido. Y para los Redskins, fue la jugada con la que casi liquidaron el partido y así lo sintieron casi todos en el estadio, quienes abandonaron apenas Peterson convirtió el touchdown. La fiel hinchada abandonando, parece que esa mala costumbre se da en todas partes, sin importar los colores.

El otro highlight lo dejó Beckham Jr, quien minutos más tarde, atrapó un pase en el aire y a una sola mano. El grito a coro de "Whoaaaa!" se sintió en todo el estadio. Los pocos que nos quedamos disfrutamos de una tremenda atrapada que resume las condiciones de OBJ como receptor, quien además de correr y atrapar el balón, sabe como ejecutar sus rutas. Me llevé una impresión muy grata del # 13 de los Giants, es muy talentoso. Y sin dudas, merece jugar con un mejor mariscal. Con menos de 20 segundos, los Giants por fin llegaron a las diagonales. Pase corto de Eli a Evan Engram, para el 13-20. Pero era demasiado tarde, apenas algunos festejaron esa anotación. Luego, patada corta recuperada por los Redskins, formación victoria y Game Over.

Final del juego que tuvo sus cosas interesantes. En directo, se pueden captar muchos detalles, se aprecian en plenitud las formaciones y los sidelines se ven claros. De hecho, desde mi ubicación se podía notar nítidamente el cabello amarillo (!) de OBJ, mientras él descansaba. Al ser un juego tan complejo, a veces cuesta centrarse ya que ocurren muchas cosas aparte del balón. A veces, me ponía a ver como estaban alineados los receptores o la ubicación de los safeties previo al snap. Esas movidas pueden marcar el desarrollo de las jugadas y con ello, el tono del partido. Y otra cosa más: cuando el referee principal, que en este caso fue Bill Vinovich, prende el micrófono para dar a conocer la infracción, se escucha tan bien como por tv.

4:15 de la tarde. El juego se acabó y era hora de salir del estadio. Los pocos fanáticos Giants que quedaban, salían con clara sensación de molestia. "Embarrasing football", se escuchaba en un pasillo. Por la radio local, estaban con un programa post partido con Amani Toomer y otros personajes integrando el panel de lujo. No puse mucha atención a eso, pero supuse que el tema de debate era que se tenían que ir todos y que no quede ni uno solo (?). En los estacionamientos, había gente que pese a la séptima derrota en ocho partidos de los Giants, igual se puso a tomar cerveza, a hacer asados y a pichanguear con el balón. Sí, queridos turistas: el famoso tailgate es real y hasta lo hacen después de un partido. Hay que entender este es el panorama de domingo para muchos, en Estados Unidos.

Insisto con que los Giants serían mejores con otro quarterback y que ahora mismo, podrían dedicarse al tanking. Estoy seguro que les iría mejor. Los Redskins son un equipo correcto, pero no extraordinario. Y eso lo pude confirmar horas después, al ver jugar a los Rams y a los Saints por tv. Las palomas caen en masa sobre los estacionamientos, para arrasar con todos los restos de comida y por mi parte, era hora de tomar el bus de vuelta a New York. Partido regular tirando a bueno por momentos, pero la experiencia de ver NFL in situ fue excelente. Un espectáculo deportivo en un estadio moderno y muy cómodo, donde se puede presenciar el show con todos los detalles, sin importar la ubicación. Fue ideal haber comenzado la gira con un partido de fútbol americano. Y lo mejor era eso, que mi visita al Metlife Stadium era tan solo el comienzo de la gira.


Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.