miércoles, 31 de mayo de 2017

Dubs-Cavs / Episodio III

por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike


En 2015, una brillante campaña más un sorpresivo aporte desde la banca por parte de Andre Iguodala derivaron en el campeonato ganado por los Golden State Warriors. Primer título para la franquicia en cuatro décadas, el primero para Stephen Curry y el primero para Steve Kerr en su debut como director técnico. En 2016, un 3-1 en contra se convirtió en un 3-4 final para una histórica remontada y consagración de los Cleveland Cavaliers, quienes ganaron el primer título en la historia del equipo. El tapón de LeBron James sobre Iguodala y el triple de Kyrie Irving en el minuto final fueron las dos grandes postales que dejaron el séptimo juego. Ahora en 2017, los Warriors y los Cavaliers vuelven a encontrarse en junio. Los últimos dos campeones de la liga, los equipos de mejor rendimiento en la NBA en las últimas tres temporadas se enfrentarán en las Finales por tercer año consecutivo, un hecho sin precedentes en la historia de la asociación.

El desarrollo de los playoffs fue una crónica anunciada, ambos equipos pasaron sus respectivos obstáculos y llegarán a disputar el primer partido con una semana de descanso/preparación. Así de predecible acabaron siendo las finales de conferencia. A través de la postemporada han demostrado ser los equipos más completos. Cleveland perdió un solo partido (el tercero de la serie con los Boston Celtics), mientras que Golden State barrió con sus rivales de conferencia (Portland Trail Blazers, Utah Jazz y San Antonio Spurs). Juegan muy bien, imponen sus ofensivas, dominan con sus defensivas y ganan de buena forma sus partidos. Así ha quedado de manifiesto durante sus series y así lo reflejan las estadísticas, las cuales lideran en varios rubros.

Playoffs 2017            Golden State    Cleveland   
Puntos por partido          118.3               116.7
Puntos permitidos          102.0               103.1
Tiros al aro                    50.2%              50.7%
Triples                          38.9%              43.5%
Eficiencia ofensiva         118.0               122.7
Eficiencia defensiva       101.7               108.4
*La eficiencia ofensiva/defensiva consiste en un promedio estimado de puntos por cada 100 posesiones jugadas.

Warriors y Cavaliers figuran dentro de los tres mejores equipos en la postemporada, en cuanto a eficiencia ofensiva y defensiva. No debiera sorprender dado el nivel técnico y de ejecutoria de ambos conjuntos. Lo que sí podría llamar la atención, en especial al publico no tan conocedor, es ver a los Warriors encabezando la tabla de eficiencia defensiva. Frente a aquel suceso, bien vale una acotación: parte fundamental del éxito en Golden State radica en la defensa, comenzando por proteger el tablero para asegurar los rebotes y también por presionar mucho al jugador rival que lleve el balón. Esas dos claves generan más posesiones y en especial, muchas oportunidades de contra ataque, generando varias canastas fáciles para los Dubs. De hecho, en temporada regular bordearon los 20 puntos por partido en jugadas de fastbreak.

La eficiencia defensiva es algo que ha estado mejorando Cleveland a través de los playoffs, llegando a neutralizar a los Toronto Raptors y los Boston Celtics. Esto, luego de haber tenido problemas en el tramo final de la temporada regular y el comienzo de los playoffs, donde pasaron algunos apuros en su primera serie frente a los Indiana Pacers. De hecho, los cuatro partidos de aquella eliminatoria se definieron por un margen de seis puntos o menos. Aunque la historia fue muy distinta frente a los Celtics, donde Cleveland sacó margenes desde los 13 y hasta los 44 puntos a través de esa serie. Claramente, ha habido un cambio.

Por otra parte, es llamativo ver a los Cavs con un mejor promedio de triple que los Warriors y eso se explica porque LeBron y compañía suelen llevar posesiones más extendidas con mucha rotación de balón, a raíz de eso es porque Cleveland ha intentado casi 70 triples más que Golden State (437-373) durante los playoffs. Este último concepto también se ve reflejado en la cantidad de posesiones que juegan ambos equipos, los Warriors tienen 100.3 posesiones por partido contra 95.2 de los Cavaliers. Evidentemente, el equipo de California juega más rápido mientras que los representantes del Este juegan un poco más pausado, un tipo de estrategia que puede ser recomendable para emplear frente a los Guerreros. Otro aspecto que marca la diferencia en el ritmo de juego de estos equipos se ve en cuantos segundos toma cada uno para sacar un disparo. En los playoffs, Golden State ha jugado posesiones de +15 segundos en tan solo 28% de los casos, mientras que Cleveland lo ha hecho en un 47%.


El resultado de las Finales de 2016 generó un brusco cambio en Golden State. Si el equipo que ganó el título hace un par de años y que estuvo a un triunfo de repetir en el pasado ya era bueno, el conjunto actual es igualmente bueno o incluso mejor. La llegada de Kevin Durant trajo otra potente opción anotadora a los Warriors, al punto que fue el líder en anotaciones durante la temporada regular, siendo el salvavidas en varios momentos en los que Stephen Curry y/o Klay Thompson estuvieron acomplejados ya fuera por buenas defensas rivales o por malas rachas tiradoras. De todas formas, en los playoffs ha sido Curry quien ha vuelto a encabezar las anotaciones de este equipo (28.6 puntos por partido), presentando un interesante y poco usual porcentaje tirador: 50.2% en tiros de cancha, 43.1% en triples y 90.7% en tiros libres.

Durant ha continuado su faena en la postemporada, con 25.2 puntos y 7.8 rebotes por partido, dada su corpulencia y cualidades para resolver en el uno-a-uno es por la que KD puede generar situaciones favorables en momentos complicados, aunque los Isolations que está jugando Kevin son mucho menores en comparación a los que jugaba con el Oklahoma City Thunder. Draymond Green se ha consolidado como el All Around Player que tienen los Warriors y que todo gran equipo requiere para ser campeón. Hace de todo y encima, le pone el toque agresivo para imponer presencia frente a sus adversarios. El #23 literalmente llena la ficha: 13.9 puntos, 8.7 rebotes, 7.2 asistencias, 1.9 robos y 2.1 tapas en casi 35 minutos de media por cada partido en estos playoffs. Conduce, asiste, anota, rebotea, juega defensa y hasta se da tiempo de palabrear a uno que otro rival.

¿Y Klay Thompson? ha sido la decepción anotadora de los Warriors. Apenas promedia 14.4 puntos por partido en los playoffs con un discreto 34.4% de tiros al aro. Ha tratado una y otra vez, sus compañeros continúan involucrandolo en las jugadas de ataque, pero Klay simplemente no ha podido entrar en ritmo en el último mes y medio. La impecable producción de Curry y Durant lo salvan, pero no deja de ser preocupante que un tirador por excelencia como Thompson esté metido en un fuerte bache. Y hablamos de alguien que ha sido capaz de convertir hasta 60 puntos en un partido, como lo hizo temprano en la actual temporada.


Del otro lado, los Cavaliers han sabido mantener las bases que los llevaron a conquistar el título en la temporada pasada. Hay una sólida estructura, eso sí muy dependiente de sus tres jugadores principales. LeBron James, a sus 32 años de edad, está jugando por sobre los 40 minutos en cada partido. Tienen suerte los Cavs de tener a una estrella físicamente fuerte y que no sufre grandes molestias, pese a la enorme carga que debe llevar en cada partido. Ni siquiera está dentro de los tres candidatos al premio de MVP de esta temporada, pero eso no parece importarle. En estos playoffs, promedia 32.5 puntos, 8.0, rebotes, 7.0 asistencias y 2.2 robos, además de registrar un impresionante 56.6% en tiros al aro. Un LeBron típico, completo, ganador, ya de nivel legendario a esta altura de su carrera.

Aunque él no juega solo. Tiene en Kyrie Irving a un excelente socio, capaz de romper partidos con sus fulminantes ataques al aro o bien con tiros matadores de larga distancia. En la postemporada promedia 24.5 puntos y 5.6 asistencias por partido, y es por lejos el mejor lanzador en la línea de libres, convirtiendo un 90.6% de sus tiros. Por su parte, Kevin Love está firmando unos respetables playoffs siendo un jugador muy confiable en el poste, colaborando incluso en facetas defensivas. Es el único jugador de Cleveland que promedia una doble decena (17.2 puntos, 10.4 rebotes) y presenta una consistente serie tiradora: 45.7% tiros al aro, 47.5% en triples y 85.5% en tiros libres. Bastante bien para alguien que en algún momento fue calificado hasta de intrascendente.

¿Qué pasa con el resto? los demás rinden, a una escala mucho menor que las tres estrellas, pero lo suficiente como para asegurar los triunfos para el equipo de Ohio. Tristan Thompson cumple en su función de pívot, con 9.3 rebotes por partido e imponiendo su presencia frente a otros aleros y/o pívots en la zona pintada. Otros elementos como J.R. Smith, Iman Shumpert, Kyle Korver y Deron Williams contribuyen conjuntamente para un 44% de efectividad al aro. Aporte menor, pero no por eso menos importante.

En cuanto a los coaches también hay factores considerables. Los Warriors llevan jugando casi todos los playoffs con Mike Brown como director técnico interino, debido a que Steve Kerr se encuentra con serias molestias en su espalda que le han impedido seguir ejerciendo su trabajo. De todas formas, Kerr continúa participando haciendo ajustes en los intermedios. Hasta acá, no ha habido diferencia alguna con Brown en la banca, aunque bien se sabe que su estilo está más volcado a la defensa y a los ataques más convencionales (como lo hizo en sus años como DT de los Cavs), algo completamente opuesto a la ofensiva altamente fluida y de muchas cortinas que implementa Kerr. Veremos si es que en algún momento de la serie, Mike Brown realiza algún ajuste de su sello que pueda generar algún impacto.

Por el lado de los Cavaliers, Tyronn Lue está terminando su primer año completo como director técnico del equipo, luego de haber asumido a mediados del año pasado en reemplazo de David Blatt. Existe un estigma sobre Lue, el cual indica que es un coach que en verdad no lo parece. Pero hasta el momento, ha pasado cada una de sus pruebas realizando ajustes en la rotación de jugadores y delegando funciones a James e Irving en los momentos cruciales. Habrá que comprobar como anda haciendo ajustes estratégicos, en caso que Golden State logre imponer su ritmo y sacar ventaja de doble dígito en el marcador.

Llegó el duelo esperado. Los mejores equipos de la liga y las mejores estrellas sobre la pista, en el escenario más grande que puede ofrecer la NBA. Muchas cosas en juego: un segundo título en tres años para los Warriors o un bicampeonato para los Cavaliers. Un segundo trofeo para Curry o un cuarto para James, o bien un primero para Durant. Un largo camino de ocho meses en donde estas dos franquicias demostraron ser las mejores. Sólo queda esperar, observar y disfrutar de esta serie de batallas que definirán al monarca de este año en el deporte del balón naranja.

Frente a nosotros, un nuevo capítulo de esta saga basquetbolística.

Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es comentarista en el podcast de NFL Chile.

lunes, 29 de mayo de 2017

Rumbo a la Stanley Cup 2017


por Claudio Jorquera
Twitter: @chonet

Este lunes 29, a las 20 horas de Chile, comienza la disputa de uno de los torneos más antiguos que tenga el deporte de Norteamérica, la Copa Stanley. La final de la liga de hockey sobre hielo, la NHL, comenzó a disputarse en Canadá en la última década del siglo XIX, gracias al ímpetu del Gobernador de Canadá en ese entonces, Frederick Stanley. El objetivo, entregar el trofeo al mejor equipo amateur de Canadá, el cual debía grabar su nombre en la Copa, la cual nunca es propiedad del ganador, sino que debe ser entregada año a año al nuevo monarca. En la Copa se van registrando los jugadores y técnicos campeones, por lo que el trofeo ha ido aumentando su tamaño con el paso del tiempo. Pero eso no podía continuar. Actualmente, cada piso de la Copa permite ingresar 13 campeones. Para mantener el tamaño, el agregado de un nuevo piso obliga a eliminar el más antiguo. Esos pisos desechados por el paso del tiempo, son almacenados en el Salón de la Fama del Hockey.

Stanley nunca pudo entregar la Copa, ya que debió regresar a Inglaterra debido al final de su mandato en América. Año a año, un equipo debía desafiar al campeón. Si bien la copa está plenamente relacionada con la NHL en la actualidad, durante sus primeros años fue repartida entre diferentes ligas amateurs y semiprofesionales de Canada. En 1917 fue fundada la NHL, que reemplazó a la suspendida NHA y comenzó a disputar el campeonato del mejor del mundo contra la Pacific Coast Hockey Association, la cual ya estaba incorporando equipos de Estados Unidos, como Portland y Seattle.

Incluso, en 1922 el torneo se disputó entre 3 ligas, dada la incorporación de la WCHL (Western Canada Hockey League). En 1924 desapareció la PCHA y en 1926, la rebautizada WHL sufrió la misma suerte, por lo que en 1927 la Stanley Cup pasó a disputarse entre los equipos de la NHL, que en ese momento contaba con 10 conjuntos, cuatro de Canadá, siendo los Ottawa Senators los primeros campeones en este formato. Unos Senators que son una franquicia diferente a la actual.

La NHL contó con un máximo de 10 equipos hasta 1942, donde se redujo a seis, los cuales eran conocidos como The Original Six. Los seis originales eran los Detroit Red Wings, Toronto Maple Leafs, Boston Bruins, Montreal Canadiens, Chicago Blackhawks y los New York Rangers, quienes se repartieron los títulos de la Stanley Cup hasta la temporada 1967-68, cuando se produjo la primera oleada de expansión, subiendo de 6 a 12 equipos.

Ahora la NHL cuenta con 31 franquicias (sumando la participación de Las Vegas Golden Knights, que debutarán en la próxima temporada) y son los Montreal Canadiens los máximos ganadores, con 24 títulos (22 como miembro de la NHL), secundado por los Toronto Maple Leafs con 13 y los Detroit Red Wings, con 11 conquistas.


En 2017, la final contará con un debutante absoluto en esta instancia, los Nashville Predators. Y como sorpresa absoluta. El equipo del estado de Tennessee fue el último clasificado a Playoffs, representando a la Conferencia Oeste con 94 puntos, a quince de los primeros sembrados, Chicago Blackhawks. Y el equipo de la ciudad del viento fue el primero en sufrir los embates del conjunto sureño en la postemporada, inclinándose rápidamente por un resultado final de 0-4. Una barrida que empezó con dos partidos con el arco en cero. Chicago demoró 141 minutos en anotar el primer gol a los Predators, en el segundo período del tercer partido, que terminaría perdiendo en overtime. En el cuarto partido, los Hawks fueron barridos en el tercer período, perdiendo finalmente por 4-1. 10 goles de ventaja obtuvo Nashville en la serie, con un global de 13-3.

En la segunda ronda, Nashville debía enfrentar a los St. Louis Blues, quienes habían obtenido el tercer lugar en la División Central. Una serie muy cerrada en los marcadores (cuatro de los seis partidos se definieron por un gol), pero que siempre tuvo el control de Nashville, que iba aumentando su confianza, gracias a la gran eficiencia del portero finés Pekka Rinne y su contundente primera línea ofensiva, conformada por Filip Forsberg, Ryan Johansen y Viktor Arvidsson, quienes acumulan 13 goles y 25 asistencias en los Playoffs. 4-2 fue el resultado final de la serie a favor del equipo amarillo y blanco.

En la final de conferencia, los rivales fueron los campeones de la División Pacífico, Anaheim Ducks, permanentes animadores de los playoffs en esta década. Estos equipos ya tenían un historial previo en 2016, donde los Predators se quedaron con la serie de primera ronda. Difícil enfrentamiento en el papel, ya que los Ducks tenían la mejor defensa de la conferencia, aunque no se había visto tan bien en la postemporada. Los Ducks, al igual que los Predators, barrieron a sus rivales en primera ronda (los Calgary Flames), pero llegaron al máximo de siete partidos frente a los Edmonton Oilers, uno de los cuales remontó de forma épica, con tres goles en 181 segundos en el último período para forzar el overtime y ganarlo. La serie Predators - Ducks fue golpe a golpe hasta el cuarto partido. En el quinto juego vino el quiebre, perdían 0-1 a la mitad del tercer período, pero tres goles seguidos les permitieron quedarse con el partido. La serie se acabó en el Bridgestone Arena, Luego de un 2-0 en el primer período, los Ducks batallaron para ponerse 3-3 casi en la mitad del último período. Colton Sissons casi finiquitó el partido con el 4-3, a seis minutos del final. La necesidad obligó a los Ducks a dejar su portería vacía para intentar remontar, pero dos goles postreros cerraron una goleada de 6-3 para los locales, que celebraban su primer viaje a la Stanley Cup.


Por el lado de la Conferencia Este, los campeones vigentes, Pittsburgh Penguins, buscan lograr una hazaña que no se consigue desde 1998, cuando el gran coach Scotty Bowman (quien también logró una Stanley para los Penguins en 1992) logró un bicampeonato para los Detroit Red Wings, aquel fabuloso equipo con el Russian Five, compuesto por los atacantes Igor Larionov, Vyacheslav Kozlov y Sergei Fedorov. mientras que en defensa, las estrellas eran Vladimir Konstantinov and Viacheslav Fetisov, cerrando la formación de ese dominante equipo, que también tenía en su plantel a otras grandes estrellas como el fantástico defensor sueco Nicklas Lidstrom y el eficiente portero canadiense Chris Osgood.

Los Penguins cuentan con el mejor jugador de la liga, el canadiense Sidney Crosby y un plantel lleno de estrellas que han formado gracias a la agencia libre, pero fundamentalmente a la buena gestión de sus prospectos en sus equipos de divisiones menores, en particular a los que han jugado en su filial de AHL, los Wilkes-Barre/Scranton Penguins, un equipo de una pequeña ciudad del estado de Pennsylvania. Evidentemente, son los grandes favoritos para alzarse con la Copa.

Pero el camino no ha sido fácil para Pittsburgh. Hace 18 meses el equipo estaba viviendo una fuerte crisis deportiva. Un equipo fuera de zona de playoffs, con refuerzos que no funcionaban, terminaron con la salida del coach Mike Johnston, quién fue reemplazado por Mike Sullivan, un ex jugador de la NHL que solo tenía dos años de experiencia como entrenador en jefe, con los Boston Bruins hace 10 años. El cambio fue un bálsamo de alivio para la franquicia. Una racha impresionante de partidos, un cambio de arquero clave y el rescate de las grandes estrellas le permitió quedarse con la Copa Stanley de 2016. Es curiosa la historia de los Penguins en playoffs. tres de sus cuatro títulos vinieron luego de cambios de entrenador durante la temporada y las cuatro copas conseguidas, fueron ganadas en partidos fuera de casa.

En esta temporada, los Penguins obtuvieron el segundo mejor récord de la liga con 111 puntos, siete menos que los campeones del Este en temporada regular, los Washington Capitals. En primera ronda, se enfrentaron a los Columbus Blue Jackets, un complicado equipo que sólo quedó a tres puntos de los Pens. A pesar lo contundente que se ve un 3-0 en la serie, los partidos fueron bastante parejos en el trámite. El renacido portero Marc-André Fleury fue la gran figura, acumulando 103 salvadas de gol en esos tres primeros duelos. A pesar de la derrota en Columbus, el equipo de Pittsburgh cerró la serie en casa con un triunfo de 5-2, con el delantero Bryan Rust como gran figura, anotando dos goles. Fleury estuvo nuevamente soberbio, salvando 49 de los 50 tiros al arco que recibió en ese partido.

En semifinales, un viejo conocido. Un equipo ávido por ganar la Copa, los Washington Capitals, comandados por su gran figura Alexander Ovechkin, drafteado en 2004 (un año antes que Sidney Crosby). Los Penguins se impusieron de forma muy clara en los dos primeros duelos en condición de visitante y parecía que la serie se acabaría muy rápidamente. Pero el punto de inflexión se produjo en el tercer partido. El referente Crosby saldría por lesión durante el desarrollo del primer período, partido que terminarían perdiendo en overtime, luego de un notable esfuerzo de Malkin y Schultz en los últimos dos minutos del tercer período. Crosby se ausentó en el cuarto partido, pero eso no impidió que la serie se pusiera 3-1 para los Pens. Sería el último partido de gran nivel para este equipo hasta la serie final. El retorno de Crosby no fue fácil y Washington igualó la serie 3-3. En el séptimo duelo, un partido perfecto de Fleury permitió la blanqueada por 2-0.

En la final de conferencia, un equipo de perfil totalmente diferente, los Ottawa Senators. El equipo de la capital de Canadá se destaca por un juego defensivo, muchas veces criticado por lo aburrido. Pero allí estaba, luego de despachar por 4-2 a sus rivales previos, Boston Bruins y New York Rangers. Y los Penguins, que ya venían en baja, lograron apenas ganar uno de los tres primeros partidos de la serie, marcando apenas tres goles en total y siendo totalmente vapuleados en el tercer duelo. El 0-4 de Ottawa en los primeros 13 minutos del primer período significó la otra vuelta de tuerca de Mike Sullivan, con la salida de Marc-André Fleury por el muy joven Matt Murray. El talentoso portero cerró el arco al rival y fue muy importante para el éxito final en la serie. Después de la catástrofe, el juego cuatro fue totalmente opuesto. Un 3-0 inicial para los Penguins fue maquillado por dos goles finales de los Senators. El quinto, una verdadera paliza. Un 7-0 para los Penguins que hizo delirar al a veces muy frío PPG Paints Arena y que parecía hundir definitivamente al equipo canadiense. Pero luego de un 0-1 inicial, Ottawa se quedó con el sexto duelo, que forzaba a un todo o nada en Pittsburgh.

El séptimo juego fue dramático. Los Penguins esutvieron arriba en todo momento, por juego y marcador. Pero los Senators se las arreglaban para empatar. El partido tuvo que extenderse hasta un segundo overtime, gracias a la actuación colosal del portero Craig Anderson, el mismo que fue vapuleado 7-0 en el día de su cumpleaños, pero que en el partido decisivo salvó un verdadero bombardeo de los locales. Finalmente, la gloriosa defensa de Ottawa cayó con un formidable tiro a media distancia de Chris Kunitz, a pase de Crosby. 85 minutos se necesitaron para cerrar la serie.

Pittsburgh vs Nashville. Han pasado casi 19 años, la NHL ha visto pasar 17 temporadas (debemos recordar que la temporada 2004-05 no tuvo campeón debido a una huelga de jugadores) y no hemos tenido campeones seguidos. 11 de los 30 equipos de la liga se han repartido los campeonatos en ese lapso, siendo Chicago el máximo ganador con tres Copas Stanley, obtenidas en 2010, 2013 y 2015. ¿Logrará Pittsburgh un bicampeonato histórico para este siglo? ¿Tendremos una nueva cenicienta en los deportes?

Lo sabremos en el mes de junio.

Claudio Jorquera es columnista invitado en Gringo Sports. Es uno de los responsables de NFL Chile, siendo columnista y conductor del podcast de aquel sitio. Además, contribuye para Spanish Bowl.

domingo, 28 de mayo de 2017

La encrucijada de Celtics y Danny Ainge


por Stefano Prieto
Twitter: @Stefano_USA

Primeros de su conferencia en temporada regular, finalistas en el Este habiéndoles arrebatado un partido a los Cavaliers de LeBron (jugando sin su principal estrella) y en posesión del pick uno del draft que se celebrará el 22 de junio. Si nos centramos única y exclusivamente en estos hechos, podemos afirmar que los Boston Celtics están ante una posición inigualable para ser uno de los dominadores de la liga durante mucho tiempo.

Ahora bien, hay que poner todo esto en contexto y ser conscientes de que la offseason que se plantea por delante a la franquicia más laureada de la NBA marcará completamente el devenir de sus próximos años. Un verano boreal que se presenta apasionante, con opciones casi infinitas y en el que todo el peso de cada decisión que se tome recaerá sobre un hombre, Danny Ainge.

Ainge está ante una oportunidad envidiable de formar una plantilla que sea perenne aspirante al anillo. Cualquier general manager sueña con una ocasión así, pero como todo gran poder, conlleva una gran responsabilidad. Todos y cada uno de los movimientos que realice serán analizados con lupa, pero lo cierto es que nadie, ni tan siquiera él mismo, sabrá si está haciendo lo correcto. Será el tiempo quien dicte sentencia.

Lo primero y más importante que debe hacer es posicionarse en lo relativo a lo que la figura de Isaiah Thomas significa para el equipo. Todos hemos presenciado de lo que es capaz Thomas. Esta ha sido su temporada de explosión, la cual le ha permitido ganarse la etiqueta de estrella. Ha sido uno de los cinco mejores jugadores del año, una auténtica máquina anotadora que además regala su mejor versión en los momentos de mayor tensión, “The King of the Fourth”. Hemos sido testigos de cómo un pequeñín de 1.75 cm se ha sublevado en un mundo de gigantes, siendo una delicia ver las diabluras que hace en pista a rivales muchos más grandes y fuertes que él. Me quito el sombrero ante Isaiah. 

Dicho todo esto y habiendo dejada clara mi admiración ante Thomas, he de reconocer que soy de la idea de que el base, a día de hoy y jugando como ha venido jugando, le hace mal a su equipo. Y aunque suene ventajista, el mayor ejemplo lo hemos tenido en la serie ante Cavs. Respecto a su defensa poco se puede decir. Su físico le impide ser tan siquiera un ligero estorbo a cualquier adversario de cierta entidad. El staff técnico lo trata de esconder emparejándole con el jugador rival de menor calado ofensivo, pero aun así una debilidad tan notoria es inevitable que termine siendo relevante. Todos hemos podido ver como Boston ha crecido en la eliminatoria ante Cleveland a partir de la defensa en el momento que Isaiah dejó de ser de la partida por lesión.

Respecto al ataque, una pregunta: ¿alguien recuerda a los Celtics de 2016? Seguro que durante las actuaciones de Thomas en temporada regular pocos eran los que echaban en falta la exquisita circulación de pelota que sí hemos visto en estos últimos partidos. La búsqueda de espacios y tiros abiertos que faciliten una anotación sostenida, y la involucración de otros jugadores como factores importantes y generadores de juego. Con el actual IT4 todo eso se pierde y su excesivo amasamiento de la bola, incentivando más lo individual  que lo colectivo, limita las capacidades de Stevens de hacer jugar bien al equipo. 

Stevens ha demostrado de sobra ser un entrenador como la copa de un pino, y no quiero achacarle el juego unidimensional que han mostrado los de Massachusetts esta campaña. Es obvio que se ha dejado llevar ante la burbuja y la vorágine de todo el fenómeno Thomas, pero ello ha limitado su inteligencia táctica, ese juego de pizarra en el que es un auténtico genio.


Por todo esto, hay una pregunta que está sobrevolando la actualidad de la franquicia y que puede llegar a considerarse como lícita: ¿son los Celtics un mejor conjunto sin Thomas? Para mí rotundamente no, por el simple hecho de que es mejor tener a un gran jugador como Isaiah en tu roster que no tenerlo.  Este es un argumento muy simplista pero totalmente válido. No obstante, estoy convencido de que podrían ser aún mejores con una versión del base diferente, una en el que su rol se adapte a las necesidades de los suyos, sacrificando estadísticas individuales por el bien común. La versión 2017 de Boston tiene un techo que ya han alcanzado y que si quieren romper deben o bien traspasar a Thomas o bien hacerlo participe de un juego que se aproxime al de hace un año.

Para más inri, hay un factor que hace que tanta disyuntiva alrededor de Isaiah sea aún menos baladí si cabe. El número uno del draft va a ser un base, ya sea Markelle Fultz o Lonzo Ball (casi seguro el primero), lo cual chocaría directamente con la confección actual de la plantilla. Además, sea quien sea el elegido, la sensación es que ambos están listos para aportar desde el primer día y llevar las riendas de un equipo NBA desde la posición de uno. ¿Pueden jugar juntos Fultz/Ball y Thomas? Cosas más difíciles se han visto y Stevens tiene la capacidad suficiente para hacerlos funcionar, pero a simple vista me parecería más un matrimonio de conveniencia que una unión legítima y feliz.

Se ha hablado hasta la saciedad de la posibilidad de realizar un traspaso con este pick y optar a estrellas ya consagradas en la liga como Paul George o Jimmy Butler, pero a día de hoy la alternativa que el cambio sea por Isaiah y no por la elección del draft está más latente que nunca. Sinceramente, no sé cuál es la mejor opción, pero lo que tengo clarísimo es que si se quedan con Thomas, lo cual significaría una renovación por el máximo (termina contrato en 2018), tanto Ainge como Stevens deben refrescar la cara de la franquicia y hacerle ver al base que puede ser un gran segunda espada detrás de ese jugón que hipotéticamente traerían, todo ello obviamente con una aproximación a la versión de los Celtics que mostraron la temporada pasada.

En cualquiera de los casos, lo que Boston no puede permitirse una vez más es quedarse con los brazos cruzados, y con Boston me refiero a Ainge. No deben dejar pasar esta oportunidad que tienen ante sus narices, están a un paso de poder plantarle cara de tú a tú al equipo de LeBron en el Este. No compro la premisa de que a día de hoy no tienen nada que hacer, que tanto Cavs como Warriors son infinitamente superiores y por este motivo están enfocando todo a cinco años vista.

Dentro de un lustro nadie sabe lo que puede suceder. Puede que los Warriors sigan aplastando récords con mano de hierro, que el Wallismo haya crecido tanto que el de Washington sea el nuevo mesías del Este, que los nuevos unicornios se hayan apoderado tiranamente de la liga, o tan fácil como que tu estrella se haya lesionado o tus prospectos colegiales que parecían que serían jugadores de primer nivel nunca alcancen ese estatus.

El momento es ahora, hoy es cuando tienen la sartén por el mango y la capacidad de hacer y deshacer a su antojo. Ainge debe arriesgar, porque el que no arriesga no gana, y aunque es cierto que si no le sale bien aquello por lo que apueste le van a llover palos por todos lados, una actitud cobarde no es la mejor de las soluciones, nunca lo es. Debe decidir si quedarse con Thomas o con Fultz/Ball, y dar el resto por un jugador que pertenezca a la esfera de la máxima categoría, al que además se podría sumar Gordon Hayward, quien podría salir gratis de Utah para jugar bajo la orden de Stevens, quien fue su gran valedor en Butler.

La pelota está en el tejado de Danny Ainge. Por delante tiene la difícil pero bonita tarea de armar un equipo que podría ser de ensueño. Solo le pido que no nos deje con las ganas y que nos dé la oportunidad a los aficionados a la NBA de disfrutar de una vez por todas a un conjunto que tenga la entidad suficiente como para derrocar la hegemonía del Rey LeBron. ¿O es que no se os hace la boca agua solo de pensar en un quinteto formado por IT4(Fultz) / Bradley / Hayward / George / Horford dirigido desde la banda por Stevens? A mí se me cae la baba solo de imaginármelo.

Stefano Prieto es columnista invitado en Gringo Sports. Colabora en NFL Chile, escribiendo columnas y comentando en el podcast de aquel sitio.

lunes, 8 de mayo de 2017

La batalla texana


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

La serie de semifinales de conferencia en la NBA, entre los San Antonio Spurs y los Houston Rockets se trasladaba al estadio de los últimos con igualdad 1-1. Houston apabulló en el primer juego y San Antonio tuvo su desquite en el segundo. Ya en ese segundo partido hubo algunos ajustes de los Spurs, los cuales tuvieron que seguir forzosamente debido a la baja por lesión de Tony Parker, quien no podrá seguir jugando en estos playoffs.

Dicha ausencia generó el primer cambio de Gregg Popovich previo al tercer partido. En lugar de alinear a alguno de sus experimentados como Manu Ginobili o hasta Patty Mills, el director técnico de los Spurs decidió poner como titular a Dejounte Murray, un base novato que en temporada regular no solía jugar más de 10 minutos por partido. En verdad, la estrategia de Pop no consistía en darle más minutos a Murray, sino más bien mantener intacta la segunda unidad que tan buenos resultados le ha dado a San Antonio a lo largo de esta temporada.

Los Spurs lograron establecer su ritmo de juego en los primeros minutos del Juego 3, con muchas jugadas de pase y rotación entre los jugadores, que resultaron en una buena eficacia al aro. Mills ha jugado más minutos debido a la ausencia de Parker, pero su aporte sigue siendo igual de notorio, en el triunfo del viernes pasado fue el más destacado de los suplentes anotando 15 puntos. Por otra parte, los Spurs también fueron capaces de hacer el juego un poco más lento, algo que incomoda totalmente a los Rockets. Varias posesiones fueron largas y terminaban con jugadas cerca del aro o en 'isolation' como bien hicieron Kawhi Leonard y Lamarcus Aldridge, quienes anotaron 26 puntos cada uno.

Defensivamente, el conjunto de San Antonio logró cerrar opciones cerca del aro, frustrando muchos ataques de Houston. Encima, fueron turnando las marcas sobre James Harden y siempre con el detalle de no poner las manos cerca del barbudo, con tal que el armador de los Rockets no fuera a crearse faltas a su favor. Así fue como Houston quedó en 36.4% de efectividad al aro y con un discreto 12/38 de triples, como si fuera poco terminaron con apenas 92 puntos. Popovich había hecho el trabajo con sus jugadores y estaba logrando sacar de quicio a los Rockets.

Con toda esa adversidad, el equipo de Houston llegaba al cuarto juego con la necesidad de igualar la eliminatoria. Los Rockets debían contestar el golpe de los Spurs y lo hicieron, imponiendo desde el comienzo su baloncesto fluido, rápido y de mucho movimiento. Tuvieron la paciencia necesaria para encontrar buenos tiros, en un momento en que los jugadores de San Antonio hacían sus rotaciones defensivas y una vez que ya funcionaba el equipo, los triples volvieron a entrar. De igual forma, volvieron a tener jugadas de contra ataque y también mejores chances cerca del aro. El registro final lo dice todo: tras haber convertido 38 puntos en la llave en el tercer juego, anoche los Rockets anotaron 52. Una enorme diferencia que les ayudó a ganar convincentemente, con un total de 125 puntos - uno menos que los convertidos en el primer partido.

Los Rockets fluyeron y eso se notó en Harden, quien pudo resolver de mejor forma los acertijos defensivos de los Spurs, jugando más rápido y repartiendo el balón en varias ocasiones, con el propósito de encontrar a un compañero mejor posicionado para disparar. Su influencia es total, ya sea para tomar sus propios tiros como para asistir a los tiros de sus compañeros. En estos playoffs, Harden lleva 26 triples convertidos (solo es superado por los 28 de Stephen Curry) y tiene la mayor cantidad de asistencias a triples, con 34. Juega y hace jugar, por eso James es el intérprete principal en el esquema de Mike D'Antoni. Aunque hubo un aspecto muy considerable en el juego de anoche: Harden anotó 22 de sus 28 puntos cuando no era defendido por Leonard. En las jugadas que tuvo a Kawhi de frente, la efectividad al aro fue de apenas 1/5.

Los dos equipos ajustaron y la serie está 2-2 previo al quinto partido. Será interesante ver si Popovich o D'Antoni (o quizás ambos) deciden realizar alguna movida táctica o hasta algún cambio en la rotación de jugadores, con el fin de modificar la dinámica de juego. Es probable que la repartición de minutos entre los jugadores de los Spurs vuelva a alterarse y está por verse si afecta la lesión de Nené en los Rockets, el brasileño estaba realizando unos destacados playoffs siendo una opción muy válida cerca del aro. Hasta acá, hemos visto partidos interesantes con diferentes tipos de estrategia. Pese a lo abultados que han sido los resultados en tres de los cuatro partidos, es el desarrollo lo que ha transformado esta serie en una batalla entre dos de los grandes equipos del Oeste.