domingo, 28 de mayo de 2017

La encrucijada de Celtics y Danny Ainge


por Stefano Prieto
Twitter: @Stefano_USA

Primeros de su conferencia en temporada regular, finalistas en el Este habiéndoles arrebatado un partido a los Cavaliers de LeBron (jugando sin su principal estrella) y en posesión del pick uno del draft que se celebrará el 22 de junio. Si nos centramos única y exclusivamente en estos hechos, podemos afirmar que los Boston Celtics están ante una posición inigualable para ser uno de los dominadores de la liga durante mucho tiempo.

Ahora bien, hay que poner todo esto en contexto y ser conscientes de que la offseason que se plantea por delante a la franquicia más laureada de la NBA marcará completamente el devenir de sus próximos años. Un verano boreal que se presenta apasionante, con opciones casi infinitas y en el que todo el peso de cada decisión que se tome recaerá sobre un hombre, Danny Ainge.

Ainge está ante una oportunidad envidiable de formar una plantilla que sea perenne aspirante al anillo. Cualquier general manager sueña con una ocasión así, pero como todo gran poder, conlleva una gran responsabilidad. Todos y cada uno de los movimientos que realice serán analizados con lupa, pero lo cierto es que nadie, ni tan siquiera él mismo, sabrá si está haciendo lo correcto. Será el tiempo quien dicte sentencia.

Lo primero y más importante que debe hacer es posicionarse en lo relativo a lo que la figura de Isaiah Thomas significa para el equipo. Todos hemos presenciado de lo que es capaz Thomas. Esta ha sido su temporada de explosión, la cual le ha permitido ganarse la etiqueta de estrella. Ha sido uno de los cinco mejores jugadores del año, una auténtica máquina anotadora que además regala su mejor versión en los momentos de mayor tensión, “The King of the Fourth”. Hemos sido testigos de cómo un pequeñín de 1.75 cm se ha sublevado en un mundo de gigantes, siendo una delicia ver las diabluras que hace en pista a rivales muchos más grandes y fuertes que él. Me quito el sombrero ante Isaiah. 

Dicho todo esto y habiendo dejada clara mi admiración ante Thomas, he de reconocer que soy de la idea de que el base, a día de hoy y jugando como ha venido jugando, le hace mal a su equipo. Y aunque suene ventajista, el mayor ejemplo lo hemos tenido en la serie ante Cavs. Respecto a su defensa poco se puede decir. Su físico le impide ser tan siquiera un ligero estorbo a cualquier adversario de cierta entidad. El staff técnico lo trata de esconder emparejándole con el jugador rival de menor calado ofensivo, pero aun así una debilidad tan notoria es inevitable que termine siendo relevante. Todos hemos podido ver como Boston ha crecido en la eliminatoria ante Cleveland a partir de la defensa en el momento que Isaiah dejó de ser de la partida por lesión.

Respecto al ataque, una pregunta: ¿alguien recuerda a los Celtics de 2016? Seguro que durante las actuaciones de Thomas en temporada regular pocos eran los que echaban en falta la exquisita circulación de pelota que sí hemos visto en estos últimos partidos. La búsqueda de espacios y tiros abiertos que faciliten una anotación sostenida, y la involucración de otros jugadores como factores importantes y generadores de juego. Con el actual IT4 todo eso se pierde y su excesivo amasamiento de la bola, incentivando más lo individual  que lo colectivo, limita las capacidades de Stevens de hacer jugar bien al equipo. 

Stevens ha demostrado de sobra ser un entrenador como la copa de un pino, y no quiero achacarle el juego unidimensional que han mostrado los de Massachusetts esta campaña. Es obvio que se ha dejado llevar ante la burbuja y la vorágine de todo el fenómeno Thomas, pero ello ha limitado su inteligencia táctica, ese juego de pizarra en el que es un auténtico genio.


Por todo esto, hay una pregunta que está sobrevolando la actualidad de la franquicia y que puede llegar a considerarse como lícita: ¿son los Celtics un mejor conjunto sin Thomas? Para mí rotundamente no, por el simple hecho de que es mejor tener a un gran jugador como Isaiah en tu roster que no tenerlo.  Este es un argumento muy simplista pero totalmente válido. No obstante, estoy convencido de que podrían ser aún mejores con una versión del base diferente, una en el que su rol se adapte a las necesidades de los suyos, sacrificando estadísticas individuales por el bien común. La versión 2017 de Boston tiene un techo que ya han alcanzado y que si quieren romper deben o bien traspasar a Thomas o bien hacerlo participe de un juego que se aproxime al de hace un año.

Para más inri, hay un factor que hace que tanta disyuntiva alrededor de Isaiah sea aún menos baladí si cabe. El número uno del draft va a ser un base, ya sea Markelle Fultz o Lonzo Ball (casi seguro el primero), lo cual chocaría directamente con la confección actual de la plantilla. Además, sea quien sea el elegido, la sensación es que ambos están listos para aportar desde el primer día y llevar las riendas de un equipo NBA desde la posición de uno. ¿Pueden jugar juntos Fultz/Ball y Thomas? Cosas más difíciles se han visto y Stevens tiene la capacidad suficiente para hacerlos funcionar, pero a simple vista me parecería más un matrimonio de conveniencia que una unión legítima y feliz.

Se ha hablado hasta la saciedad de la posibilidad de realizar un traspaso con este pick y optar a estrellas ya consagradas en la liga como Paul George o Jimmy Butler, pero a día de hoy la alternativa que el cambio sea por Isaiah y no por la elección del draft está más latente que nunca. Sinceramente, no sé cuál es la mejor opción, pero lo que tengo clarísimo es que si se quedan con Thomas, lo cual significaría una renovación por el máximo (termina contrato en 2018), tanto Ainge como Stevens deben refrescar la cara de la franquicia y hacerle ver al base que puede ser un gran segunda espada detrás de ese jugón que hipotéticamente traerían, todo ello obviamente con una aproximación a la versión de los Celtics que mostraron la temporada pasada.

En cualquiera de los casos, lo que Boston no puede permitirse una vez más es quedarse con los brazos cruzados, y con Boston me refiero a Ainge. No deben dejar pasar esta oportunidad que tienen ante sus narices, están a un paso de poder plantarle cara de tú a tú al equipo de LeBron en el Este. No compro la premisa de que a día de hoy no tienen nada que hacer, que tanto Cavs como Warriors son infinitamente superiores y por este motivo están enfocando todo a cinco años vista.

Dentro de un lustro nadie sabe lo que puede suceder. Puede que los Warriors sigan aplastando récords con mano de hierro, que el Wallismo haya crecido tanto que el de Washington sea el nuevo mesías del Este, que los nuevos unicornios se hayan apoderado tiranamente de la liga, o tan fácil como que tu estrella se haya lesionado o tus prospectos colegiales que parecían que serían jugadores de primer nivel nunca alcancen ese estatus.

El momento es ahora, hoy es cuando tienen la sartén por el mango y la capacidad de hacer y deshacer a su antojo. Ainge debe arriesgar, porque el que no arriesga no gana, y aunque es cierto que si no le sale bien aquello por lo que apueste le van a llover palos por todos lados, una actitud cobarde no es la mejor de las soluciones, nunca lo es. Debe decidir si quedarse con Thomas o con Fultz/Ball, y dar el resto por un jugador que pertenezca a la esfera de la máxima categoría, al que además se podría sumar Gordon Hayward, quien podría salir gratis de Utah para jugar bajo la orden de Stevens, quien fue su gran valedor en Butler.

La pelota está en el tejado de Danny Ainge. Por delante tiene la difícil pero bonita tarea de armar un equipo que podría ser de ensueño. Solo le pido que no nos deje con las ganas y que nos dé la oportunidad a los aficionados a la NBA de disfrutar de una vez por todas a un conjunto que tenga la entidad suficiente como para derrocar la hegemonía del Rey LeBron. ¿O es que no se os hace la boca agua solo de pensar en un quinteto formado por IT4(Fultz) / Bradley / Hayward / George / Horford dirigido desde la banda por Stevens? A mí se me cae la baba solo de imaginármelo.

Stefano Prieto es columnista invitado en Gringo Sports. Colabora en NFL Chile, escribiendo columnas y comentando en el podcast de aquel sitio.

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