sábado, 31 de mayo de 2014

La garantía de Messier

En la noche del 25 de mayo de 1994, los New York Rangers visitaban a los New Jersey Devils por el sexto juego de las finales del este de la NHL, serie que iba liderando New Jersey por 3 a 2. Los Rangers debían ganar en pista ajena para forzar un eventual séptimo encuentro y ante tal escenario, el capitán neoyorquino, Mark Messier, se atrevió a decir esto: "We'll win tonight" (Ganaremos esta noche). Palabras llenas de osadía que fueron portada en la prensa nacional de Estados Unidos y difundidas igualmente por televisión.

Esas palabras de Messier parecían irse a la basura en ese partido. Los Devils llegaban al tercer período en ventaja de 2-0 y todo se hacía más dificil para New York, pero Messier estaba decidido a cumplir su promesa y fue él mismo quien lideró la remontada de los Rangers. Primero, dio la asistencia para el primer gol, convertido por Alexei Kovalev. Y luego, fue todo del # 11, quien niveló el marcador, puso arriba a su equipo y finalmente, aseguró el triunfo con su tercer gol de la noche. Mark cumplía con su palabra, mantenía a los Rangers con vida y enfrente, un séptimo partido en el Madison Square Garden, en cuestión de 48 horas.

Si ese sexto encuentro fue sufrido, el séptimo lo iba a ser mucho más. Los Rangers se aferraban a una ventaja de 1-0 en los minutos finales del partido, parecían estar aguantando lo suficiente, pero a siete segundos de finalizar el tiempo reglamentario, Valeri Zelepukin se encargó de silenciar a todo el Garden. 1-1 y a la prórroga. Crecían los nervios, el duelo seguía igualado después de los primeros 20 minutos de muerte súbita, hasta que en el segundo overtime, Stephane Matteau -quien había liquidado el tercer juego en prórroga- anotó el gol que metía a los Rangers en la serie por la Stanley Cup.

Después de perder el primer partido de la serie frente a los Vancouver Canucks, los Rangers ganaron tres juegos consecutivos -dos de visita- para colocarse a un triunfo de quedarse con la copa. Pero las complicaciones volverían a invadir en las filas neoyorquinas, luego que el campeón del oeste, lograra ganar los partidos 5 y 6, para así forzar el séptimo, el cual se jugaría en el Garden. Bajo un electrizante ambiente, los Rangers lograron adelantarse en el marcador y fue Messier quien anotó el gol que les daba ventaja de 3-1, en el segundo período. Vancouver amenazó en el tercero, con un gol de Trevor Linden, pero los locales resistieron hasta que el tiempo de juego llegó a 0:00 y con ello, se desató la fiesta en todo New York.

Messier, quien anteriormente había sido campeón en cinco oportunidades con los Edmonton Oilers, brincaba como si la hubiera ganado por primera vez. Y fue él, en su condición de capitán, quien recibió la Stanley Cup, la segunda que ganaban los Rangers en su historia, terminando con 54 años de espera. Al parecer, la espera había sido tanta que un aficionado levantó un cartel gigante que decía claramente: "Now I Can Die in Peace" (Ahora puedo morir en paz). Los Rangers festejaron en grande en junio del '94 y comandados por Messier, un capitán que cumplió con su palabra.

Ahora, 20 años más tarde, los Rangers vuelven a las finales. Ya no está Messier y no han habido garantías de triunfo, pero la ambición de ganar seguramente debe ser tan grande como la que tenían los integrantes del equipo que ganó el trofeo de Lord Stanley, aquel glorioso 14 de junio del '94.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Dudas y certezas

La versión 2014 del Miami Heat no parece ser tan sólida como su antecesora, durante estos playoffs no han parecido rendir en todo su potencial y aún así, están muy por delante del resto de la conferencia del este y es por eso, que están a un triunfo de llegar a sus cuartas finales de la NBA consecutivas. La intensidad defensiva, el saber aprovechar los errores rivales para convertirlos en canastas fáciles y particularmente, la aplicación de distintos conceptos ofensivos, que han ido evolucionando cada vez más en el ciclo del Big Three, han hecho de este equipo en uno muy completo. Su calidad ofensiva se percibe en distintas facetas: la conducción de Lebron James, la fluida rotación del balón entre todos los jugadores que ha derivado en partidos muy efectivos, en cuanto a lanzamientos. Pero no solo en los tiros se puede medir su calidad, el buen manejo de balón y las asistencias también lo influyen, tal como ha ocurrido en los cuatro primeros partidos frente a los Indiana Pacers.

Juego 1: 96 puntos, 40/78 conversiones (51.3%), 23 asistencias.
Juego 2: 87 puntos, 34/67 conversiones (50.7%), 19 asistencias.
Juego 3: 99 puntos, 37/68 conversiones (54.4%), 17 asistencias.
Juego 4: 102 puntos, 32/69 conversiones (46.4%), 16 asistencias.

Un alcance respecto al cuarto partido: Miami ganó ese duelo cometiendo apenas cinco pérdidas de balón. Es decir, una pérdida cada 9.6 minutos. Eso es realmente asombroso y difícil de lograr en playoffs, más cuando enfrente está un equipo con fama de tener buena defensiva, a la que además, le han encestado por sobre 45% en cada partido de esta serie. Evidentemente, el Heat está en control de la situación.

Los Pacers abrieron esta serie con una victoria, en la que posiblemente fue su mejor actuación colectiva en toda la postemporada. Pero la bipolaridad con la que carga este conjunto es más fuerte y su proceso de autodestrucción se ha evidenciado por varios pasajes de esta serie. Uno en particular: el tercer partido, en el cual llegaron a tener ventaja de hasta 15 puntos en la primera mitad, antes que Miami arrasara con ellos. La pobre técnica pasadora de varios de sus jugadores, la absoluta dependencia de sus cinco titulares y los enredos de Frank Vogel en la rotación de titulares con reservas les han pasado la cuenta. Aún podrían llegar a las finales si ganan tres partidos consecutivos, pero su lenguaje corporal expresado en la cancha habla más de un equipo con la cabeza en cualquier otra parte menos en pelear por el campeonato.

La lectura simple de los hechos indica que San Antonio Spurs y Oklahoma City Thunder han ganado sus respectivos partidos de local, para así llegar al quinto juego de las finales del oeste igualados a dos triunfos por bando. La misma lectura simple invitaría a pensar que se está dando la lógica, debido a que se han dado sólo victorias locales. En parte, es cierto. Pero al adentrarnos en los detalles de esta eliminatoria, nos encontramos con aspectos muy interesantes que permiten entender el desarrollo de la misma. San Antonio ganó los dos primeros partidos y lo hizo con una admirable selección de tiros y también, explotando la llave que había quedado debilitada, por la ausencia de Serge Ibaka. La sucesión de cortinas y pases que aplican los Spurs es digna de ser incluida en un manual de cómo aprender a jugar al baloncesto.


Ibaka, quien supuestamente no estaba disponible para el resto de los playoffs por su lesión en la pantorrilla izquierda, reapareció en el tercer partido y fue un factor fundamental para el triunfo del Thunder. Su impacto era algo que realmente necesitaba OKC, que parecía estar al borde de ser noqueado. El congoleño influye notoriamente en la defensiva, cubriendo el aro, colocando tapas o simplemente, haciendo más difíciles los ataques rivales en la llave. A continuación, la producción ofensiva de los Spurs a través de la serie, considerando que Serge no estuvo en los dos primeros encuentros.

Juego 1: 122 puntos, 66 en la llave, 50/87 conversiones (57.5%), 28 asistencias.
Juego 2: 112 puntos, 54 en la llave, 41/82 conversiones (50%), 27 asistencias.
Juego 3: 97 puntos, 40 en la llave, 36/91 conversiones (39.6%), 22 asistencias.
Juego 4: 92 puntos, 36 en la llave, 33/83 conversiones (39.8%), 17 asistencias.

De explotar la pintura en los juegos 1 y 2, los Spurs tuvieron problemas de toda especie para anotar cerca del aro en los partidos 3 y 4, con Ibaka en cancha. ¿Otra referencia? Con el ala-pívot en la pista, San Antonio promedia 93.2 puntos por cada 100 posesiones, y sin él, ese promedio sube a 107.1 puntos por cada 100 posesiones.

Se ha destacado mucho el retorno de Ibaka a la acción, pero tal vez no se ha destacado igualmente lo siguiente: para el tercer partido, Scott Brooks hizo un cambio en la formación titular del Thunder, alineando a Reggie Jackson en lugar de Thabo Sefolosha, quien ha sido relegado a lo profundo de la banca sin jugar un solo minuto en los partidos 3 y 4. El efecto que ha traído en la ofensiva de Oklahoma City ha sido positivo, siendo mucho más ágil y veloz, acorde a las cualidades de sus principales jugadores, algo que se notó claramente en el tercer partido, donde Jackson; Westbrook; Durant e Ibaka fueron responsables de 81 de los 106 puntos convertidos por el Thunder. Y desde luego, una mención especial para Westbrook quien registró 40 puntos, 10 asistencias, 5 rebotes y 5 tapas en el cuarto partido, siendo el segundo jugador en toda la historia en tener tales números en un juego de playoffs. El único que lo había logrado era Michael Jordan, el 3 de mayo de 1989.

A esta serie le quedan, al menos, dos partidos más (tres, en caso de haber Game 7). Algún ajuste especial debe estar preparando Gregg Popovich para que los Spurs levanten su nivel que cayó drásticamente en su visita a Oklahoma, así como el Thunder buscará mantener el ímpetu del juego a su favor. En el desenlace de esta serie veremos si prevalece el simple hecho de jugar en casa o de ajustar y aplicar correctamente esos ajustes.

miércoles, 21 de mayo de 2014

NBA Retro: Dwyane Wade, el rookie

El draft de 2003 se recuerda hasta el día de hoy por ser en el que Lebron James hizo su ingreso a la NBA, tras ser elegido por los Cleveland Cavaliers, quienes tenían la primera selección. En menor medida, también se recuerda porque Carmelo Anthony fue escogido por los Denver Nuggets, en la tercera ubicación. 'Bron y Melo eran las grandes promesas basquetbolísticas de esa generación, uno que causaba un impacto brutal en el high school y otro, con una campaña sobresaliente en el torneo universitario, llevando a su equipo hasta el título. Sus partidos eran seguidos con mucha atención en esa liga 2003/2004 y ambos respondían con su cartel de figuras prometedoras. Pero al mismo tiempo, existía un personaje igual de talentoso que pasó relativamente inadvertido en el sorteo y que con su presencia, generó una revolución en Miami.

La quinta selección de ese draft le correspondía al Heat y la aprovecharon eligiendo a Dwyane Wade, quien venía de realizar un extraordinario torneo universitario con Marquette, llegando hasta el Final Four. En un principio, Wade debió batallar con algunas lesiones, pero una vez asentado, comenzó a producir y produjo tanto que Miami, equipo declarado en reconstrucción con Stan Van Gundy como entrenador debutante, comenzó a ganar muchos partidos y en todos ellos, Dwyane era protagonista. El novato, la sensación, el fenómeno. Su irrupción y impacto dentro de Miami era tal que Wade se movía en la pista con una soltura propia de un All Star, atacando sin miedo y tomando un rol de líder en su primer año en la liga. Líder de un equipo que tenía en la rotación a Lamar Odom, Brian Grant, Udonis Haslem -también debutando en ese año-, Caron Butler y Rafer Alston -quien tuvo su noche de fama en esa temporada, al definir un partido contra Dallas con un triple suyo, casi finalizando la prórroga-.

La supuesta reconstrucción estaba acelerando a pasos agigantados y gracias a su nuevo hombre franquicia, quien ya registraba partidos de 30 puntos en su primer año, el cual acabó promediando 16.2 puntos, 4.0 rebotes y 4.2 asistencias y el Heat finalizó la temporada regular con récord de 42-40, clasificando a los playoffs en la cuarta posición. El debut de Wade en las eliminatorias por el título no pudo ser mejor: en los segundos finales del primer juego frente a los New Orleans Hornets, Wade dejó en el camino a Jamal Mashburn con un crossover, se metió en la pintura y a una mano depositó la pelota en el aro. 81-79, triunfo para Miami, que acabaría ganando esa serie en siete partidos.


Inesperadamente, el Heat llegaba a las semifinales de conferencia, donde se encontrarían con los Indiana Pacers, el mejor equipo de la etapa regular. Rick Carlisle, por entonces técnico de los Pacers, ya advertía sobre el impacto de Wade: "Es un gran jugador y en este punto, no parece jugar como novato". Dicho y hecho, el escurridizo base causó problemas de toda especie en la férrea defensiva de Indiana. Eventualmente, Indy ganaría esa serie en seis partidos, poniendo fin así a la temporada del Heat y al primer año de Wade, quien en esos playoffs promedió 18 puntos y 5.6 asistencias.

Si bien era el fin de esa temporada, se sentía que era tan solo el comienzo de nueva era, la cual iba a traer mejores resultados. El primer título, ganado con Wade como MVP de las finales en 2006, y el reciente bicampeonato lo confirman.

viernes, 9 de mayo de 2014

Clowney, Manziel y el resto

Llegó el draft de la NFL, los vaticinios, mock drafts y similares quedaban atrás. Los equipos pasaron a ser los protagonistas, haciendo sus selecciones. Algunas predicciones se cumplieron, pero otras estuvieron lejos de cumplirse. Houston fue por un defensivo, el que creen como el más adecuado para sus pretensiones, Buffalo sorprendió con uno de los cinco cambios que se produjeron en la primera ronda, para tomar al mejor receptor disponible. Mientras que Johnny Manziel, de ser una posible primera selección, debió esperar 22 turnos hasta escuchar su nombre de parte del comisionado Goodell. Pasó la primera noche del draft y aquí, un vistazo a las diez primeras selecciones.

1. Houston Texans: Jadeveon Clowney - Ala defensiva, South Carolina.
Considerado como el mejor pass rusher de esta generación, combinando potencia física y una velocidad que asusta, tal como lo hizo en sus partidos universitarios, logrando 24 capturas en sus tres años de trayectoria con los Gamecocks. Podría formar una dupla interesante con J.J. Watt.

2. St. Louis Rams: Greg Robinson - Tackle ofensivo, Auburn.
Uno de los linieros ofensivos mejor catalogados previo al sorteo, debido a sus cualidades como bloqueador en jugadas terrestres, siendo muy capaz de abrir espacios para los corredores. Los Rams tienen debilidades ofensivas y Robinson podría ayudar en la línea.

3. Jacksonville Jaguars: Blake Bortles - Quarterback, Central Florida.
Después del experimento fallido que acabó siendo Blaine Gabbert, los Jaguars apuestan con Bortles quien es capaz de desenvolverse dentro del pocket, así como de desplazarse cuando acecha la presión, tiene pasta para destacarse a nivel Pro.

4. Buffalo Bills: Sammy Watkins - Receptor, Clemson.
Los Bills intercambiaron esta selección con los Cleveland Browns, con el propósito de tomar a Watkins, quien sobresalía por su rapidez y agilidad corporal en el College. Además, posee la cualidad de convertir pases cortos en avances superiores a las 10 yardas.

5. Oakland Raiders: Khalil Mack - Linebacker, Buffalo.
Su instinto por el balón y capacidad de perseguir y alcanzar a los corredores hacen de Mack uno de los jugadores defensivos más destacados de este sorteo. Un equipo con grietas defensivas como los Raiders necesitaba alguien como Mack para comenzar a mejorar.

6. Atlanta Falcons: Jake Matthews - Tackle ofensivo, Texas A&M.
Una de las razones por las que Atlanta fue uno de los peores equipos en 2013 fue por su pobre protección a Matt Schaub y por eso, eligen a Jake, quien es primo de Clay III (Packers) y Casey (Eagles), hijo de Bruce (miembro del Salón de la Fama) y sobrino de Clay Jr. (ex Browns).

7. Tampa Bay Buccaneers: Mike Evans - Receptor, Texas A&M.
Los Bucs deseaban reforzar su ofensiva aérea y así pretenden hacerlo eligiendo a Evans, quien fue compañero de Manziel por dos temporadas, destacando por tamaño y por ser altamente confiable en la zona roja. Promedió 20 yardas por atrapada en 2013.

8. Cleveland Browns: Justin Gilbert - Esquinero, Oklahoma State.
Una de las movidas que hizo Cleveland en la primera ronda fue tener esta octava selección, para elegir a Gilbert, de quien se espera que cause impacto inmediato, debido a su coordinación de pies y habilidad para ir por el balón, cuando nota que va en su dirección. Tiene pasado como mariscal en la preparatoria.

9. Minnesota Vikings: Anthony Barr - Linebacker, UCLA.
Considerando la partida de Jared Allen, el equipo de Minnesota usó su primera selección en Barr, quien se destacó como pass rusher a nivel universitario, capturando mariscales de manera muy agresiva. De hecho, se ganó la fama de knockear mariscales por la violencia de sus sacks.

10. Detroit Lions: Eric Ebron - Ala cerrada, North Carolina.
Los Lions eligen un tight end, destacado por correr bien sus rutas y por hacer recepciones a una mano. Aunque se advierte que Ebron necesita mejorar como bloqueador y los Lions necesitan más y mejor protección para Matthew Stafford, quien ha sufrido muchos golpes.

¿Johnny Manziel? Durante un tiempo, fue considerado seriamente como primer pick del draft, pero le fueron encontrando defectos y los especialistas comenzaron a proyectarlo más abajo, incluso en segunda ronda. Se llegó a rumorear que equipos como Dallas Cowboys y New York Giants estaban dispuestos a tomarlo, pero finalmente los Cleveland Browns lo eligieron en el 22° lugar. ¿Será finalmente el momento en que Cleveland tenga a su quarterback franquicia? Ni Brady Quinn ni Brandon Weeden pudieron cumplir con esa expectativa. Manziel ganó el trofeo Heisman en 2012, siendo jugador de primer año y se destacó por su movilidad y atleticismo en sus días como Aggie. En la NFL deberá desarrollar más sus habilidades como pocket passer, si pretende ser un jugador durable.

domingo, 4 de mayo de 2014

Repaso: Nets 104, Raptors 103

En Toronto se jugó el cuarto de los cinco séptimos partidos que tuvo la primera ronda de los playoffs en la NBA, que presentaba como antecedente histórico lo siguiente: ni los Nets (0-2) ni los Raptors (0-1) habían ganado un Game 7 en su historia. El juego comenzó con dos triples del equipo de Brooklyn en menos de un minuto, aunque rápidamente los locales se metieron en el duelo y lograron nivelar las acciones, teniendo como clave sorpresiva a Amir Johnson, quien atacaba y liquidaba en cada situación que tenía frente al aro. Johnson encestó ocho de sus nueve canastas en la primera mitad y 18 de sus 20 puntos totales se registraron en esos primeros dos cuartos. Ambos equipos buscaban llevar la pelota lo más cerca posible del aro, aunque eran los Nets quienes lo hacían con mayor eficacia y fue así como llegaron al descanso con ventaja de ocho puntos (61-53).

Brooklyn mantenía su patrón de juego durante la segunda mitad, encontrando tiros relativamente cómodos. Fue muy importante la producción de Joe Johnson, quien finalmente aparece en un partido decisivo (26 puntos, 11 de 15 tiros convertidos), así como de los reservas Marcus Thornton (17 puntos, 4/5) y Shaun Livingston (10 puntos, 4/8). Los Nets seguían dominando en el marcador, al igual que en la lucha por los rebotes. Como si fuera poco, algunos jugadores de los Raptors como Jonas Valanciunas y Greivis Vásquez (5 puntos combinados) rendían por debajo de su nivel habitual. Se notaba y mucho que el conjunto de Toronto no jugaba bien en colectivo, algo que se percibía en su ineficacia lanzando fuera de la pintura (26%), pero Demar Derozan y Kyle Lowry se encargaron de mantener a su equipo dentro del juego.

Derozan (18 puntos, 6 asistencias) metió un par de canastas que ayudaron a la levantada de los Raptors, pero fue Lowry (28 puntos, 7 rebotes) quien se echó el equipo al hombro y gracias a sus ataques fulminantes más varias conversiones desde la línea de libres, puso a su equipo a un punto de distancia y con menos de 10 segundos por jugar. En ese lapso, llegó el momento más dramático del partido. Los Nets sacaban de banda, con ocho segundos. Livingston hizo un saque alto, Paul Pierce no alcanzó la pelota y Terrence Ross la capturó, haciéndola rebotar en Pierce y así, devolviendo la posesión a los Raptors, quienes tenían una última oportunidad para adjudicarse la serie. La jugada de Ross causó un auténtico estallido de parte de todos quienes seguían atentamente el encuentro, dentro y fuera del Air Canada Centre.

Lowry era quien había sacado la cara en los minutos finales y como no podía ser de otra forma, el balón fue para él en la última jugada. Quiso meterse entre dos, la perdió por un instante, la recuperó en la zona pintada, tiró una flotadora, y cuando la pelota parecía ir directo al aro, apareció astutamente Pierce, quien saltó lo suficiente como para dar la tapa e impedir la posible canasta ganadora de Toronto. Con esa jugada, el reloj llegó a cero y el triunfo fue para Brooklyn, que abrió y cerró esta eliminatoria ganando a domicilio. Además, fue el único equipo visitante que ganó un séptimo partido como forastero, ratificando aquella tendencia histórica de los Game 7, en donde solo un 20% de los equipos visitantes han salido victoriosos (de los cinco jugados este fin de semana, cuatro fueron ganados por equipos locales).


De esa manera, continúa la expedición de los Nets con Jason Kidd, quien se convirtió en el primer técnico novato que gana un 7° juego en la historia de la liga. Brooklyn se mete dentro de los ocho finalistas y en las semifinales del este, se enfrentará al Miami Heat, a partir de este martes. En tanto que que los Raptors se van eliminados, pese a dar pelea a lo largo de toda la serie. Jugadores como Derozan, Lowry o el propio Vásquez se están ganando el reconocimiento masivo de la liga, así como Dwane Casey está comenzando a recibir el crédito que merece por su labor. Mientras Brooklyn sigue adelante, en Toronto ya surge un equipo con base para competir en lo alto del este, en los próximos años.