miércoles, 28 de mayo de 2014

Dudas y certezas

La versión 2014 del Miami Heat no parece ser tan sólida como su antecesora, durante estos playoffs no han parecido rendir en todo su potencial y aún así, están muy por delante del resto de la conferencia del este y es por eso, que están a un triunfo de llegar a sus cuartas finales de la NBA consecutivas. La intensidad defensiva, el saber aprovechar los errores rivales para convertirlos en canastas fáciles y particularmente, la aplicación de distintos conceptos ofensivos, que han ido evolucionando cada vez más en el ciclo del Big Three, han hecho de este equipo en uno muy completo. Su calidad ofensiva se percibe en distintas facetas: la conducción de Lebron James, la fluida rotación del balón entre todos los jugadores que ha derivado en partidos muy efectivos, en cuanto a lanzamientos. Pero no solo en los tiros se puede medir su calidad, el buen manejo de balón y las asistencias también lo influyen, tal como ha ocurrido en los cuatro primeros partidos frente a los Indiana Pacers.

Juego 1: 96 puntos, 40/78 conversiones (51.3%), 23 asistencias.
Juego 2: 87 puntos, 34/67 conversiones (50.7%), 19 asistencias.
Juego 3: 99 puntos, 37/68 conversiones (54.4%), 17 asistencias.
Juego 4: 102 puntos, 32/69 conversiones (46.4%), 16 asistencias.

Un alcance respecto al cuarto partido: Miami ganó ese duelo cometiendo apenas cinco pérdidas de balón. Es decir, una pérdida cada 9.6 minutos. Eso es realmente asombroso y difícil de lograr en playoffs, más cuando enfrente está un equipo con fama de tener buena defensiva, a la que además, le han encestado por sobre 45% en cada partido de esta serie. Evidentemente, el Heat está en control de la situación.

Los Pacers abrieron esta serie con una victoria, en la que posiblemente fue su mejor actuación colectiva en toda la postemporada. Pero la bipolaridad con la que carga este conjunto es más fuerte y su proceso de autodestrucción se ha evidenciado por varios pasajes de esta serie. Uno en particular: el tercer partido, en el cual llegaron a tener ventaja de hasta 15 puntos en la primera mitad, antes que Miami arrasara con ellos. La pobre técnica pasadora de varios de sus jugadores, la absoluta dependencia de sus cinco titulares y los enredos de Frank Vogel en la rotación de titulares con reservas les han pasado la cuenta. Aún podrían llegar a las finales si ganan tres partidos consecutivos, pero su lenguaje corporal expresado en la cancha habla más de un equipo con la cabeza en cualquier otra parte menos en pelear por el campeonato.

La lectura simple de los hechos indica que San Antonio Spurs y Oklahoma City Thunder han ganado sus respectivos partidos de local, para así llegar al quinto juego de las finales del oeste igualados a dos triunfos por bando. La misma lectura simple invitaría a pensar que se está dando la lógica, debido a que se han dado sólo victorias locales. En parte, es cierto. Pero al adentrarnos en los detalles de esta eliminatoria, nos encontramos con aspectos muy interesantes que permiten entender el desarrollo de la misma. San Antonio ganó los dos primeros partidos y lo hizo con una admirable selección de tiros y también, explotando la llave que había quedado debilitada, por la ausencia de Serge Ibaka. La sucesión de cortinas y pases que aplican los Spurs es digna de ser incluida en un manual de cómo aprender a jugar al baloncesto.


Ibaka, quien supuestamente no estaba disponible para el resto de los playoffs por su lesión en la pantorrilla izquierda, reapareció en el tercer partido y fue un factor fundamental para el triunfo del Thunder. Su impacto era algo que realmente necesitaba OKC, que parecía estar al borde de ser noqueado. El congoleño influye notoriamente en la defensiva, cubriendo el aro, colocando tapas o simplemente, haciendo más difíciles los ataques rivales en la llave. A continuación, la producción ofensiva de los Spurs a través de la serie, considerando que Serge no estuvo en los dos primeros encuentros.

Juego 1: 122 puntos, 66 en la llave, 50/87 conversiones (57.5%), 28 asistencias.
Juego 2: 112 puntos, 54 en la llave, 41/82 conversiones (50%), 27 asistencias.
Juego 3: 97 puntos, 40 en la llave, 36/91 conversiones (39.6%), 22 asistencias.
Juego 4: 92 puntos, 36 en la llave, 33/83 conversiones (39.8%), 17 asistencias.

De explotar la pintura en los juegos 1 y 2, los Spurs tuvieron problemas de toda especie para anotar cerca del aro en los partidos 3 y 4, con Ibaka en cancha. ¿Otra referencia? Con el ala-pívot en la pista, San Antonio promedia 93.2 puntos por cada 100 posesiones, y sin él, ese promedio sube a 107.1 puntos por cada 100 posesiones.

Se ha destacado mucho el retorno de Ibaka a la acción, pero tal vez no se ha destacado igualmente lo siguiente: para el tercer partido, Scott Brooks hizo un cambio en la formación titular del Thunder, alineando a Reggie Jackson en lugar de Thabo Sefolosha, quien ha sido relegado a lo profundo de la banca sin jugar un solo minuto en los partidos 3 y 4. El efecto que ha traído en la ofensiva de Oklahoma City ha sido positivo, siendo mucho más ágil y veloz, acorde a las cualidades de sus principales jugadores, algo que se notó claramente en el tercer partido, donde Jackson; Westbrook; Durant e Ibaka fueron responsables de 81 de los 106 puntos convertidos por el Thunder. Y desde luego, una mención especial para Westbrook quien registró 40 puntos, 10 asistencias, 5 rebotes y 5 tapas en el cuarto partido, siendo el segundo jugador en toda la historia en tener tales números en un juego de playoffs. El único que lo había logrado era Michael Jordan, el 3 de mayo de 1989.

A esta serie le quedan, al menos, dos partidos más (tres, en caso de haber Game 7). Algún ajuste especial debe estar preparando Gregg Popovich para que los Spurs levanten su nivel que cayó drásticamente en su visita a Oklahoma, así como el Thunder buscará mantener el ímpetu del juego a su favor. En el desenlace de esta serie veremos si prevalece el simple hecho de jugar en casa o de ajustar y aplicar correctamente esos ajustes.

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