por Claudio Jorquera
Twitter: @chonet
El 3 de octubre de 2018 se dio inicio a la centésimo primera temporada de juego de la National Hockey League. El 6 de abril recién pasado terminó la extensa temporada regular de 82 partidos para cada una de las 31 franquicias. Exactamente 186 días. Casi a mitad de camino (92 días), un modesto equipo de la Conferencia Oeste ocupaba el último lugar en exclusivo de su división, de la conferencia, y de toda la NHL: St. Louis Blues.
El equipo de
la Fusa estaba en el sótano de la NHL
con apenas 34 puntos, un poco más de la mitad de los Super-Tampa Bay Lightning, quienes anticipadamente se quedaron con Presidents' Trophy, que premia al
equipo con más puntos en la temporada regular. Además, contaban con un
entrenador interno, Craig Berube, un
canadiense undrafted ex Flyers y
Capitals, quién acumuló más de 3.000 minutos de penalidad en sus 17 años de
carrera (top 10 en toda la historia de la NHL). Justamente los Flyers le dieron
su primera oportunidad de dirigir un equipo, llegando a los Playoffs en su
primera temporada, pero terminando despedido el año siguiente.
Berube
estaba trabajando en uno de los equipos afiliados de los Blues, los Chicago
Wolves (AHL). En noviembre pasado, cuando la crisis en St. Louis era total, el General Manager Doug Armstrong despidió a Mike Yeo y le entregó el fierro
caliente al nativo de Alberta. Luego de un
comienzo muy irregular entre noviembre y diciembre, que lo mantuvo en el sótano
divisional, logró despegar entre enero y febrero al encadenar una racha de 11
triunfos consecutivos. Remató la temporada regular ganando 8 de los últimos 10,
para quedarse con el 3er lugar de la División Central, alcanzando los 99
puntos.
La expansión del 67
En los años
60, la NHL vivía momentos de incertidumbre, ante la tozuda actitud de no salir
de los famosos Original Six, los seis equipos que sentaron las bases de la NHL
moderna y que le dieron estabilidad por casi un cuarto de siglo. Los temas
asociados a los contratos televisivos, la negativa a adaptar los horarios de
comienzo de los partidos, la ausencia de una expansión a la costa Oeste y a
otra grandes ciudades del Este , junto con el crecimiento de la Western Hockey League, obligó a los
dueños a cambiar de opinión. Esto dio pie a un crecimiento de la liga con 6
equipos nuevos para la temporada 67-68.
Los Blues
fueron parte de esta nueva camada de equipos que hizo crecer a la NHL a toda
Norteamérica. Y no les fue mal. Consiguieron llegar a la Stanley Cup Final en sus tres
primeras temporadas, aunque fueron barridos en todos los partidos, primero
ante los Canadiens y luego por partida doble ante los Bruins, con aquel gran
equipo de Bobby Orr y Phil Esposito, entre otros.
St. Louis ha
sido un permanente animador de los Playoffs
de la NHL. Han conseguido llegar a la postemporada en 42 de sus 52 temporadas,
más que ningún otro equipo de expansión. Pero, luego de 49 años, han sido el
último equipo de aquella expansión en lograr su tan ansiado título (Flyers en
1974, Penguins en 1991, North Stars-Stars-Seals en 1999 y el más reciente, Kings en 2012).
Buscando la Copa
Esta primera
ronda fue bastante atípica, ya que los primeros cinco partidos fueron a favor de
los visitantes, hecho que no se daba desde 2004. Un hat-trick del alero izquierdo Jaden
Schwartz le dio el triunfo a los Blues en una serie, luego de dos temporadas. Cuando todo
hacía pensar que sería Nashville el
rival en la siguiente ronda, finalmente sería Dallas, un rival archiconocido en
Semifinales de Conferencia. Los Stars dieron la sorpresa en la ronda previa,
venciendo por 4-2. Los Blues comenzaron fuerte e imponiéndose en casa con dos
goles del alero derecho, Vladimir Tarasenko. En el sexto partido, Dallas llegó
con la primera opción para avanzar, ya que estaban en casa con ventaja de 3-2
en la serie. Una espectacular actuación del joven Binnington, junto con los
aportes goleadores de dos grandes figuras como Perron y Pietrangelo, evitaron
la eliminación.
Dos días
después, en el Enterprise Center
hecho una caldera, los Blues aseguraron su pase a Semifinales en el sexto
minuto del segundo overtime, gracias a una anotación de Patrick Maroon, quién tomó el rebote luego de una tapada de Ben Bishop a un lanzamiento de Robert
Thomas. Monumental lo de Bishop, quién sufrió un bombardeo de 54 lanzamientos a
puerta y épico lo de Maroon, quién es un nativo de St. Louis.
El sueño de
la primera Stanley Cup para la ciudad se hizo cada día más posible. El rival,
los Sharks, que venían de otra serie a siete partidos frente al Colorado Avalanche.
En su último enfrentamiento en Playoffs (2016), San Jose había pasado a la
Stanley Cup, que finalmente terminaron perdiendo contra los Penguins de Crosby,
Malkin y compañía.
Al parecer
el polémico gol fue el impulso que necesitaban los Blues para ir a buscar la
serie. Se llevarían los siguientes 3 partidos, dos por goleada, recibiendo
apenas dos goles. 2-1 en casa, luego un 5-0 en el SAP y un 5-1 final en casa. 4
de los 12 goles fueron anotados en power play, un 33% muy superior al 20% de la
liga durante la temporada regular.
La Final
Carnaval en
St. Louis. Primera final en 49 años.
El Rival:
Boston Bruins. Esta final Boston-St. Louis se convertiría en el undécimo
enfrentamiento entre ambas ciudades, considerando las cuatro ligas principales. Y claro,
es la única pareja de ciudades que han tenido finales en esos cuatro deportes.
Los últimos enfrentamientos habían sido en las World Series de 2013, con
triunfo de Boston. También los Red Sox consiguieron la victoria en 2004,
terminando con su racha de 86 años sin celebrar. El otro enfrentamiento en este
siglo, fue en el Super Bowl XXXVI de 2002, donde un tal Tom Brady se quedaba con
su primer título de liga con los New England Patriots ante unos St. Louis Rams inmensamente favoritos.
En primera
ronda de Playoffs, casi quedaron fuera contra el sufrido equipo de los Maple
Leafs. Tuvieron que ir al Scotiabank Arena a ganar el sexto partido,
partido de eliminación. Finalmente, remataron a Toronto con un 5-1 contundente,
el 23 de Abril.
Luego los Bruins
enfrentaron a los Blue Jackets, que clasificaron como segundo comodín, y ¡barrieron en cuatro partidos! a los Campeones de la Temporada Regular Tampa Bay Lightning. Luego de un
triunfo en overtime en el primer partido, los de Columbus, se llevaron los dos
siguientes partidos, y el fantasma de la eliminación al favorito se aparecía en
el TD Garden. Pero Pastrnak, Bergeron, Krejci y el portero Rask se encargaron
de borrar al equipo azul e imponerse por 4-2 en la serie.
En las
semifinales, enfrentarían a los poderosos los Carolina Hurricanes, quienes habían bajado a los campeones Capitals
en 7 partidos. 17 a 5 fue el marcador acumulado en los 4 partidos. Una barrida
que no estaba en los cálculos de nadie. 109 salvadas y 4 períodos completos sin
recibir gol tuvo el fenomenal Tuuka
Rask. Primera
final en seis años para los Bruins. Previo al título de 2011, los Bruins
habían perdido 5 finales seguidas. Nos tenermos que remontar a 1971-72 para
encontrar otra final ganadora para el equipo amarillo.
La final
tuvo de todo: siete partidos y muchas goleadas. Los primeros cuatro partidos se
repartieron uno tras otro. El primero, en Boston, fue con remontada incluída,
un 2-0 de Blues, que olvidaron anotar en 39 minutos y dejaron que los Bruins
ganaran con 4 goles consecutivos. En el segundo partido, ambos equipos se
olvidaron de anotar en el 2do y 3er período. Fue un 2-2 que se rompió en el
amanecer del Overtime con un palazo de Carl
Gunnarson, quien anotaría su primer y único gol en estos Playoffs. Este
partido, en mi opinión personal, fue la muestra más clara que los Blues
realmente iban por la Copa y no serían comparsas. Tenemos la prueba de las 34
salvadas de Rask en ese partido.
Los Blues
rompieron la tendencia. Llegaron al TD Garden a buscar el triunfo que les
podría dar la posibilidad de llevarse la copa en casa. Nuevamente fue Ryan
O’Reilly quién abriría la senda para el equipo de la Fusa. Cuando Boston iba
con todo en busca del empate, las polémicas. Primero, un no goal de Pastrnak,
que intentó meter el puck y a Binnington dentro del arco con su stick y luego,
el 2-0 de David Perron fue ensombrecido por un posible foul no cobrado en la
jugada previa (un tripping) de Tyler Bozak a Noel Acciari. El gol final de DeBrusk no fue suficiente.
Cuando la
fiesta estaba lista en St. Louis para celebrar la copa, Boston nuevamente
mostró todo su poderío ofensivo y se llevó el triunfo por 5-1. Cuatro goles en el
último período fueron demasiado para los locales.
Nuevo
intento de fiesta en Boston, para el séptimo y último partido de la temporada.
Pero fue Ryan O’Reilly el que abriría el sendero para la consagración de los
Blues, desviando un misil del defensa Jay
Bouwmeester. El capitán Alex Pietrangelo
anotaría en los últimos 10 segundos del primer período, gracias a una enorme
asistencia del zurdo Jaden Schwartz
quien, en jugada de contra, hizo una pared contra la pared. Esto no es broma.
Luego de un
segundo período sin goles, vendría la lápida de los Blues, con goles de Schenn
y de Zach Sanford, otro que anotaría su único gol, habiendo estado apenas 80
minutos en el hielo durante todos los Playoffs. Fue el jugador de campo que
menos minutos jugó en toda la fase final de la NHL para los campeones. La
jugada previa de David Perron para ese gol final, fue extraordinaria. Eludió a
tres rivales y le dejó el puck servido al joven left wing de 24 años nacido en…
Massachusetts.
¡Nos vemos en
la próxima temporada!
Claudio Jorquera es columnista invitado en Gringo Sports. Es uno de los responsables de NFL Chile, siendo uno de los comentaristas en el podcast de aquel sitio. Además, contribuye para Spanish Bowl.