jueves, 22 de octubre de 2015

En ascenso


De manera casi silenciosa, los New York Jets han iniciado la presente temporada de la NFL con cuatro triunfos en sus primeros cinco partidos, apoyándose en un consistente ataque terrestre y una férrea defensiva. Esta última causa se asocia directamente con su nuevo entrenador, Todd Bowles, quien llegó a NY luego de una exitosa labor como coordinador defensivo de los Arizona Cardinals. Sin tener grandes estrellas en dicha unidad (salvo Darrelle Revis y quizás Antonio Cromartie) pero con mucha disciplina, ya comienza a resultar la receta de Bowles, con mucha intensidad para frenar los acarreos y también para presionar a los mariscales contrarios, con el propósito de generar robos de balón.

Así es como los Jets figuran como la segunda mejor defensa en contra de las corridas (82.6 yardas permitidas por partido) y la mejor de todas en cuanto a yardas totales aceptadas (269.2) y puntos permitidos (15.0), además de ser la unidad con la tercera mayor cantidad de balones robados con 15, siendo superados únicamente por Philadelphia Eagles con 16 y Denver Broncos con 17. Bowles ya establece su disciplina en la defensa, aunque igualmente se notan mejorías en la ofensiva, que no es espectacular pero ejecuta lo suficientemente bien como para anotar puntos y asegurar partidos. Chris Ivory carga con el mayor peso de las jugadas, promediando 5.5 yardas por acarreo, mientras que Ryan Fitzpatrick rinde siempre y cuando la responsabilidad no caiga estrictamente en su persona. Ofensiva a la antigua e intensa defensiva son los conceptos que ya se están inculcando dentro del equipo verde de New York. Para ellos, su desafío será ratificarlo a lo largo de la temporada y frente a rivales pesados. La visita del próximo domingo a la cancha de los New England Patriots será un gran reto para Bowles y sus dirigidos.

Los Carolina Panthers son uno de los cinco equipos invictos en la competición, con balance de 5-0, algo que quizás no sorprenda tanto tomando en cuenta que han clasificado a los playoffs en las últimas dos temporadas y han mantenido las bases del equipo, pese a diversos traspasos de jugadores. Pero si consideramos que actualmente no cuentan con el lesionado Kelvin Benjamin y tienen a Jonathan Stewart como única opción realmente viable en el puesto de running back, pues esto podría impresionar algo más.

De sus cinco victorias, tres han sido por diferencia de siete puntos o menos, tal como fue en su más reciente partido en la casa de los Seattle Seahawks, donde remontaron un déficit de nueve puntos para terminar ganando el juego en el último minuto. Una razón fundamental de aquel triunfo fue su estrella ofensiva Cam Newton. No es precisamente el quarterback más preciso del mundo (de hecho, apenas completa 55.4% de sus pases) pero siempre muestra carácter y nunca parece esconderse cuando su equipo más lo necesita. Es capaz de hacer grandes jugadas por aire como en el pase de touchdown ganador con Greg Olsen, donde quemó a toda la secundaria de los Seahawks, como también lo puede hacer por tierra, cuando se lanza a correr en campo abierto enfrentando cuanta oposición se le ponga enfrente. Es más, Newton ha sido responsable de 11 de los 13 touchdowns convertidos por la ofensiva de Carolina, ocho mediante pases y tres por corridas.

Desde que comenzó el actual ciclo de los Panthers con Ron Rivera como entrenador en jefe, la defensiva ha ido creciendo conjuntamente en el tiempo hasta a llegar a convertirse en una de las más sólidas de toda la liga. Actitud, fuerza y seguridad para anticipar jugadas, tacklear firmemente y con gran técnica, además de olfato para cazar balones (8 pases interceptados en 5 partidos) son las claves que identifican a Luke Kuechly, Thomas Davis y compañía. Si los rivales van a anotarles será con mucho sufrimiento y una dura golpiza mediante, porque así lo imponen. Permanecen invictos, pero sus próximos tres partidos lucen como interesantes pruebas: Philadelphia Eagles, Indianapolis Colts y Green Bay Packers. Hasta acá solo habían enfrentado a Drew Brees y Russell Wilson. Ahora, tendrán a la ofensiva de Chip Kelly, a Andrew Luck y a Aaron Rodgers... y en semanas consecutivas. Nada fácil.

Top Five

1. New England Patriots (5-0). Tom Brady lleva 70.6% de pases completos, 14 touchdowns y una intercepción. Y como si nada, volvieron a trapear con los Indianapolis Colts.
2. Green Bay Packers (6-0). La semana libre les llegó en un momento adecuado. La defensiva aguantó apenas en el último juego y Aaron Rodgers no está recibiendo tanta protección de sus linieros.
3. Denver Broncos (6-0). Su defensiva es de nivel de campeonato, pero en ofensiva siguen sufriendo. C.J. Anderson no termina de encajar dentro del esquema y el juego de pases está ajustando sobre la marcha.
4. Carolina Panthers (5-0). Mucho carácter en la remontada del domingo pasado en Seattle. En apenas un mes y medio ya casi igualan su marca de victorias del año pasado.
5. Atlanta Falcons (5-1). Perdieron el invicto en New Orleans, pero su ofensiva continúa marchando en buena forma. Eso sí, cuidado con esos lentos inicios en sus partidos.

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Pretemporada extendida

Partidos lentos con desarrollo impreciso, equipos en fase de formación, arbitrajes desprolijos. Elementos que son característicos en agosto, cuando se juega la pretemporada de la NFL, pero que paulatinamente se han prolongado por todo septiembre. En las tres primeras fechas de la presente temporada, hemos presenciado muchos encuentros cortados con ofensivas relativamente descoordinadas, penalidades por montones y lo peor, lesionados de seria consideración.

El hecho que los titulares participen muy poco de los partidos de pretemporada genera que en las primeras fechas de competición, todavía algunos equipos estén armándose, teniendo que remontar marcadores, tal como ha sido el caso de los Atlanta Falcons en sus tres partidos, debido a su lentitud para iniciar los juegos. Aunque también es muy necesario consignar el siguiente factor: cuando se aprobó el actual convenio laboral colectivo en 2011, uno de los puntos importantes era la reducción del contacto físico en las sesiones de entrenamientos. Eso se puede notar en la imprecisión que tienen equipos que están iniciando una nueva etapa con nuevos entrenadores o nuevos quarterbacks y también, en todas las lesiones que se han dado a raíz de serias fracturas, afectando a toda clase de jugadores. Ni los estelares se salvan, como pasó con Jordy Nelson en pretemporada y como ocurrió en las últimas dos fechas con Tony Romo y Ben Roethlisberger. Si bien los golpes y las lesiones son parte del fútbol americano, estas se han incrementado aún más bajo el actual reglamento. A la larga, eso conspira en contra del espectáculo. O acaso, cuando los encargados de la liga que programaron el duelo del próximo domingo en la noche entre New Orleans Saints y Dallas Cowboys, ¿lo hicieron pensando en tener a Luke McCown y Brandon Weeden como mariscales titulares? lo dudo.

Otro aspecto que también entra en esta dinámica es el arbitraje. Muchos cobros, algunos dudosos. Aparte, en ocasiones se están tomando demasiado tiempo en explicar y/o corregir penalidades, lo mismo para revisar jugadas y entregar sus respectivos veredictos. Se habla que en la liga pretenden enfatizar las interferencias de pase ofensivas, tal como siempre se hace con las defensivas, cosa que se ha notado mucho en este mes - en promedio se cobraron 9 interferencias ofensivas por cada fecha, siendo que el año pasado no se cobraban más de 6 por semana. Pero en general, se han dado juegos con muchas penalidades como ocurrió en la segunda semana, donde se marcaron 298 faltas, la mayor cantidad de infracciones cobradas en una fecha de competición, en toda la historia. Para tener una idea y para hacer una proyección de aquí a final de temporada, van estos datos: en lo que llevamos del actual curso se han marcado 244.7 castigos por cada fecha, superando ampliamente a los 199.3 que se marcaron por fecha en todo el 2014, los 184.5 del 2013, los 188.5 del 2012 y los 193.5 del 2011. Literalmente, están volando los pañuelos. Y con el nivel de varios equipos, ha dejado como resultado un espectáculo tedioso.

Alrededor de la NFL

- New England Patriots y Green Bay Packers son los mejores equipos de la liga en este comienzo de temporada. Han ganado todos sus partidos, han dominado a sus rivales, sus quarterbacks, Tom Brady y Aaron Rodgers, rinden como estrellas que son, pero bien saben que al Super Bowl no se accede ni mucho menos se gana en el primer mes de temporada. Mantener y elevar aún más su nivel es la consigna tanto para Bill Belichick como para Mike McCarthy.

- Evidentemente, el cambio de ubicación en los puntos extras (desde la yarda 2 a la yarda 15) trajo un poco más de incertidumbre en el marcador y más fallos en estas patadas que casi siempre eran certeras - se han fallado 13 XP's en tres semanas, en todo el 2014 se fallaron solo 8. Y aparte, una novedad muy interesante: ahora, el equipo defensivo tiene la chance de retornar el balón y anotar, en caso de bloquear la patada. Aqib Talib, de los Denver Broncos, estuvo cerca de hacerlo el domingo pasado frente a los Detroit Lions. Una sensación de suspenso... más bien, inédito suspenso. Ese que genera una innovación en el reglamento.

- A sus 32 años, Darren Sproles sigue siendo un must watch player. Cada vez que toma el balón y cada vez que tiene un poco de espacio para llevarlo por la cancha, esta se convierte en un escenario digno de un videojuego, donde el running back de los Philadelphia Eagles es el protagonista, tal como lo fue en aquella jugada de 89 yardas que hizo el domingo pasado frente a los New York Jets. Recibió el despeje, esquivó un par de rivales y chao. Pura velocidad, puro instinto. El football según Sproles.

Top Five

1. New England Patriots (3-0). El conflicto por los supuestos balones desinflados no ha hecho más que darles una motivación adicional a los vigentes campeones. Brady, a sus 39 años, sigue moviendo el balón a su antojo.

2. Green Bay Packers (3-0). Después de tres fechas, el rating de Aaron Rodgers es 135.4 y su balance de touchdowns/intercepciones es 10/0. Y eso que perdió a su mejor receptor por todo este año.

3. Arizona Cardinals (3-0). Una defensa capaz de presionar rivales y crear grandes jugadas, y así marcar la pauta del juego. En la ofensiva, será clave que Carson Palmer pueda mantenerse saludable.

4. Atlanta Falcons (3-0). Han venido de atrás en sus tres partidos, pero aún así impresiona su agilidad para jugar en ofensiva. Julio Jones se consagra como receptor estelar y el método de Dan Quinn ya comienza a generar frutos.

5. Denver Broncos (3-0). A falta de ofensiva, ha aparecido la defensiva asegurando los triunfos con capturas e intercepciones en momentos críticos. La pregunta que todos nos hacemos es si estamos viendo lo último en la carrera de Peyton Manning.

domingo, 30 de agosto de 2015

Del rugby al football


Una de las principales historias que ha dejado la presente pretemporada en la NFL se concentra en la figura de Jarryd Hayne, un australiano de 27 años que decidió dejar atrás su estatus de superestrella en la liga australiana de rugby, donde fue distinguido en dos ocasiones como el mejor jugador de la competición, para emigrar a Estados Unidos y probar suerte con cascos y hombreras. Si bien este no es el primer caso de un rugbista que pasa al fútbol americano, este es uno bien particular. Hayne, en sus años en el rugby, siempre sobresalió por su habilidad para correr con el balón, eludir rivales y anotar tries por doquier. Cualidades que bien pudieran asemejarse a las que poseen los buenos corredores y/o regresadores de patadas en la NFL y precisamente, esas son las posiciones en las que está probando Hayne con los San Francisco 49ers.

Ha estado presente en los tres partidos disputados por los Niners en este mes, donde no ha pasado inadvertido. Solo para tener una referencia: el pasado 15 de agosto, ante los Houston Texans, hizo un acarreo de 53 yardas en su segunda intervención con el balón, mientras que el pasado 22 agosto, frente a los Dallas Cowboys, sumó más de 100 yardas entre corridas y regresos de patadas, incluyendo una jugada de 27 yardas, donde siguió bloqueos y superó a tres rivales con una asombrosa facilidad. El oriundo de Sidney desea ser parte de la NFL, tal como anunció el año pasado cuando confirmó su partida de la liga de rugby y por su fuerza e instinto para correr con el balón, reúne interesantes condiciones como para ser parte del plantel de 53 jugadores, que son los que quedan con el equipo para disputar la temporada. Aunque para eso, Hayne deberá pasar los dos cortes correspondientes. 

A través de la historia, se han dado casos como el de Jarryd, siendo el galés Terry Price quien abrió el camino para los rugbistas, cuando en 1971 cambió las canchas europeas por el uniforme de los Buffalo Bills, el equipo que le dio la oportunidad de probarse fútbol americano profesional. Aunque los rugbistas convertidos en futbolistas comenzaron a destacarse a partir de los años 80s. Y aquí, hay tres ejemplos que son dignos de destacar.

Steve Tasker es recordado por ser uno de los jugadores más destacados de los Buffalo Bills entre 1986 y 1996, en particular por sus contribuciones en cuadros especiales, retornando patadas e incluso, bloqueando despejes de los rivales. A pesar de no ser tan grande, siempre fue reconocido por ser muy agresivo, razón por la cual desempeñó como rugbista en la Universidad de Northwestern, luego de haber terminado su etapa en el fútbol americano, llegando a ser distinguido como el mejor jugador de la Conferencia Big Ten, a pesar de no haber tenido experiencia previa en el rugby. Recién después de esa fugaz etapa jugando con la ovalada, pasó la NFL en 1985 donde fue elegido por los Houston Oilers.

Futbolistas o rugbistas que pasan a la NFL por pegarle fuerte al balón son muchos y el sudafricano Gary Anderson ha sido uno de los más sobresalientes dentro de esa particular especie. Anderson, en su etapa escolar, jugaba rugby y solía patear muy bien el balón, y un día recibió un llamado para probarse con los Philadelphia Eagles. De ahí no paró más. Desde su debut con los Pittsburgh Steelers en 1982 hasta el final de su carrera con los Tennessee Titans en 2004, acertó el 80% de sus intentos de gol de campo, llegando a tener un 100% de eficacia en la temporada regular de 1998 con los Minnesota Vikings (eso sí, en esos playoffs cometió su único fallo y costó la derrota a los Vikes). Con 538 field goals, se retiró como el segundo mejor de toda la historia.


Y un caso más reciente es el de Haloti Ngata, quien se ha destacado como uno de los más dominantes jugadores de línea defensiva en sus nueve años de carrera en la NFL, hasta el año pasado siempre estuvo con los Baltimore Ravens y a partir de este año, estará con los Detroit Lions. Pero mucho antes de ser una estrella con casco y hombrera, Ngata pasó parte de su juventud jugando al rugby en el colegio Highland de Salt Lake City, donde usaba su fuerza física (154 kilos en la actualidad) para derribar rivales con el balón en sus manos. Un auténtico tractor, quien no solo cambió el rugby por el football, sino que también cambió su rol en la cancha. De ofensiva a defensiva, y dada su capacidad física, fue un cambio que le quedó bastante bien.

Es cierto, rugby y fútbol americano son dos deportes muy distintos. Pero ciertas habilidades de algunos de sus exponentes los acercan un poco más, tal como lo demostró en su momento el pie de Anderson, la intensidad de Tasker, la fuerza de Ngata y como pretende hacerlo ahora Hayne en San Francisco. La versatilidad como una forma de actuar en el deporte profesional.

sábado, 11 de julio de 2015

El auge del Small Ball

Tomar el balón, abrir la cancha, pasar rápido entre los compañeros, crear situaciones ideales para
lanzar triples o bien, canastas fáciles en la llave, aprovechando los desmarques. Agilizar el ritmo para tener más posesiones y con ello, tener más opciones para anotar. Ese es el básquetbol que ha irrumpido con fuerza en las dos últimas temporadas de la NBA y cuyo notorio éxito invita a creer que el Small Ball es un estilo que ha llegado para quedarse.

Esta forma ofensiva y alegre parece novedosa, pero no lo es tanto si recordamos a aquellos Phoenix Suns que dieron espectáculo hace una década, dirigidos por Mike D'Antoni y comandados en la pista por Steve Nash, Amare Stoudamire y Shawn Marion. El vértigo que imponían esos Suns los llevó a liderar las tablas anotadoras de la liga entre 2005 y 2008, metiéndose incluso dentro de los cuatro finalistas en dos años consecutivos. Ese juego de correr y disparar fue, en ese momento, un refresco para una competencia que estaba siendo predominada por las defensivas y los partidos de lento desarrollo.

Si tomamos como ejemplo aquel equipo y lo trasladamos a la NBA del 2015, claramente podemos comprobar que esos Suns marcaron un precedente. Desde entonces, han aparecido más equipos con bases rápidos y aleros ágiles, además de tener una predilección colectiva por el triple. Justo las cualidades que requiere un equipo para correr este tipo de ofensivas, tal como está ocurriendo en la actualidad con los Golden State Warriors, quienes terminaron ganando el campeonato jugando con un alero en el puesto de pívot, en la figura de Andre Iguodala quien fue el MVP de las Finales, ejerciendo un rol muy importante en ofensiva, debido a sus cualidades tiradoras que obligaron a sus pesados marcadores a moverse más allá de su espacio habitual.

Además, los Warriors cuentan con bases y aleros idóneos para jugar al Small Ball. El niño que juega de profesional (a.k.a. Stephen Curry) mueve la pelota, tira a la canasta y asiste a sus compañeros con una espontaneidad asombrosa - además de batir el récord de triples convertidos en una temporada en dos ocasiones, con 272 en 2013 y 286 en este año. Klay Thompson complementa muy bien saliendo de cortinas y ubicándose correctamente para lanzar triples, mientras que Draymond Green corre, ataca, lanza, asiste y hasta juega defensiva. Las condiciones necesarias para un alero flexible y ágil. Así fue como los Warriors marcaron la pauta en la temporada recién finalizada, siendo el equipo con el mejor ritmo de juego (98.3 posesiones por juego) y la mejor eficiencia ofensiva en toda la competición (111.6 puntos por cada 100 posesiones).


En términos estadísticos, el ritmo de juego es uno de los parámetros que sirven para comprobar la evolución que ha tenido la NBA en la última década. En 2005, se jugaban 90.9 posesiones por partido, en tanto que en los últimos dos años se han jugado 93.9. Exactamente tres posesiones más a través de diez años. Parecen pocas, pero bien se pueden notar al observar partidos. Se corre mucho más en la competición actual. Los porcentajes y eficiencias no han variado mucho en los últimos diez años. Los equipos más anotadores se mantienen promediando entre 105 a 110 puntos por partido, mientras que los ratings ofensivos han oscilado entre los 104.6 a 107.6 puntos por cada 100 posesiones. Pero existe otro parámetro muy revelador que permite comprobar de igual forma esta evolución ofensiva y tiene relación con la tendencia a lanzar triples. Ojo, no encestar sino que meramente intentar disparos de tres puntos.

Aquellos Phoenix Suns eran reconocidos, entre otras cosas, por lanzar muchos triples, llegando a promediar casi 29% intentos de triples por partido en la temporada 2004/2005, superando largamente a la media de la liga de dicho año (19.6%) y sin tener un sólo equipo que superara el 30% de triples lanzados por juego. ¿Qué ha pasado desde entonces? lentamente comenzaron a incrementarse los tiros detrás de la media luna, siendo el Orlando Magic el primer equipo en superar el 30% de intentos de 3's en la campaña 2008/2009, tendencia que mantuvieron hasta la liga 2011/2012. Ellos y los Knicks eran los únicos en lanzar tal proporción de triples en esos años. Pero en las últimas tres temporadas, comenzó a darse una erupción triplera.

Entre el 2005 y 2012, el promedio de triples intentados en la liga subió de 19.6 a 22.6, y de ahí los promedios han escalado a 24.3 en 2013, 25.9 en 2014 y 26.8 en este 2015. Esa evidente subida de los últimos tres años condice con una mayor cantidad de equipos que han apostado por bajar la estatura de sus alineaciones y empezar a jugar más rápido y buscar más tiros de larga distancia. Así es como hemos pasado de sólo dos equipos que lanzaban sobre 30% de triples en 2012 a ¡siete! en la temporada recién finalizada. Esos siete equipos en cuestión: Houston Rockets, Cleveland Cavaliers, Los Angeles Clippers, Atlanta Hawks, Philadelphia 76ers, Portland Trail Blazers y Golden State Warriors.

Si nos fijamos en los equipos, son planteles que están armados con jugadores ideales para el Small Ball y encima, los resultados han justificado esa apuesta. Cuatro de esos siete equipos llegaron al tramo final de los playoffs: Hawks, Cavaliers, Clippers y Warriors, siendo estos últimos los campeones. En el 2013, habíamos visto destellos de Small Ball con el Miami Heat, especialmente cuando alineaban a Chris Bosh como un pívot falso. En el 2014, los San Antonio Spurs alinearon a Boris Diaw como pívot para las Finales y tal movida de Gregg Popovich dejó como resultado una lluvia de triples. Ahora en 2015, los Warriors llegaron a disputar el título como un reconocible equipo triplero y de tal manera, lograron adjudicarse el trofeo Larry O'Brien.

Quizás, dentro de un tiempo aparezca otro equipo que imponga un estilo distinto que sea visto como revolucionario, pero por ahora, las alineaciones "chicas" son las predominantes en la liga. Muchas corridas, muchos tiros, muchos puntos y partidos rápidos. Baloncesto ofensivo, colectivo y muy vistoso.

Oficialmente, estamos en la era más triplera de la historia.

sábado, 30 de mayo de 2015

NBA Retro: Steve Kerr, el jugador

A través de sus 15 años de carrera como jugador en la NBA, Steve Kerr nunca se caracterizó por ser alguien estelar. Es más, siempre fue un jugador de banca que entraba y cumplía un rol determinado, llegando a distinguirse por ser un confiable tirador, en especial de triples. Hasta el día de hoy se recuerdan mucho las anécdotas de sus cinco temporadas con los Chicago Bulls, siendo parte de la segunda trilogía de campeonatos ganados en 1996, 1997 y 1998 y donde Kerr acabó encestando el tiro que les dio el segundo de esos títulos, tras recibir una asistencia de Michael Jordan.

Luego del título del '98, Kerr fue transferido a los San Antonio Spurs, un equipo aún en construcción y cuyo aporte fue similar al que tuvo en Chicago, incluso llegando a jugar en proporciones mucho menores. En su primer año con los Spurs, ganó el campeonato y jugó otras dos temporadas más donde no tuvo actuaciones muy sobresalientes. Por lo mismo fue transferido a los Portland Trail Blazers en 2001 y luego de un año ahí, volvió a San Antonio para la temporada 2002-2003, la que terminaría siendo la última en su carrera.

Kerr apenas jugaba algunos minutos y en la rotación aparecía detrás del titular, el joven Tony Parker, y del segundo armador, Speedy Claxton. Pero llegó un momento en que Popovich requirió de las habilidades y en especial, de la experiencia de Steve. Y fue en una situación crucial. Durante la segunda mitad del sexto juego de las finales del Oeste frente a los Dallas Mavericks, los Spurs estaban en problemas. En un momento del tercer cuarto estuvieron abajo por 15 puntos y debido a la improductividad de Parker y Claxton, Kerr entró a la pista y junto con Tim Duncan, Stephen Jackson y el debutante Manu Ginobili armaron una remontada que se veía muy poco probable.

Jackson metió cinco de siete triples y encabezó las anotaciones de los Spurs esa noche con 24 puntos, Timmy D hizo doble decena (18 puntos, 11 rebotes), Ginobili volvía locos a los Mavs con sus ataques al aro, pero lo que terminó desnivelando el juego a favor de San Antonio fue la sangre fría que mostró Kerr en esa remontada. Lanzó cuatro tiros al aro, los cuatro de triples y los cuatro entraron, completando 12 puntos... ¡en 13 minutos! De hecho, Kerr puso arriba a los Spurs en el último cuarto con uno de esos triples, poniendo a vibrar a sus compañeros que festejaban en la banca y convirtiendo el estadio de Dallas en un funeral.

Así de súbito y así de letal fue el impacto de Kerr, quien decidió aquel partido y le dio el pase a las finales de liga a los Spurs. Dos semanas más tarde, estaba celebrando el campeonato -segundo con San Antonio, quinto de su carrera- luego de vencer en seis juegos a los New Jersey Nets. Broche de oro para una carrera en la que fue titular en apenas 30 partidos -sobre 1.038 disputados-, pero en la que igualmente encestó 45.4% de sus triples intentados, siendo uno de los tiradores más certeros de la historia.

Desde entonces, Steve ha sido comentarista televisivo, manager de los Phoenix Suns y desde hace menos de un año, ha probado suerte como director técnico. Y hasta acá, con mucho éxito. El ahora coach estará disputando las finales con los Golden State Warriors en menos de una semana y con un estilo que bien pudiera asemejarse con la imagen de Kerr como jugador: saliendo de cortinas, buscando tiros y encestando triples. Tal como lo hizo en sus años vistiendo de corto y tal como en aquella noche de mayo de 2003, en Dallas.

martes, 12 de mayo de 2015

En pocas palabras

- La serie entre Cleveland Cavaliers y Chicago Bulls refleja el clásico juego de los equipos del este: agresivo, físico y muy defensivo, dejando como resultado partidos muy tensos en los que cuesta mucho anotar, aunque hemos visto dos canastas agónicas en partidos consecutivos (Derrick Rose liquidando el tercer juego y Lebron James haciendo lo propio en el cuarto). Si bien, James y Rose son fundamentales en sus escuadras, estos han tenido que luchar como todos los demás para convertir. Así han ido en los cuatro partidos disputados:

Juego 1 - James 19 puntos (9-22 canastas), Rose 25 puntos (11-26 canastas)
Juego 2 - James 33 puntos (13-29 canastas), Rose 14 puntos (6-20 canastas)
Juego 3 - James 25 puntos (10-30 canastas), Rose 31 puntos (11-23 canastas)
Juego 4 - James 25 puntos (10-30 canastas), Rose 31 puntos (11-23 canastas)

- La experiencia al servicio de un equipo en ascenso y bajo ese rol se está moviendo Paul Pierce en los Washington Wizards. Fue factor en tres de los cuatro triunfos en la primera serie ante los Toronto Raptors, y en la presente contienda con los Atlanta Hawks ha sido clave en los dos triunfos del equipo capitalino. En la serie promedia 50% de acierto y 17.3 puntos por juego, pero más importante aún, está pidiendo la pelota en los momentos decisivos y fue así como liquidó el tercer partido a favor de los Wizards. Un buen momento para sacar a relucir todo su pasado Celtic.

- Si existe un equipo pesado para enfrentar en toda la NBA deben ser los Memphis Grizzlies. Siempre incomodando, siempre sacando de quicio a sus rivales de turnos y siempre intentando llevar los partidos a su ritmo lento y sobre todo, muy 'a lo bruto'. Zach Randolph es feliz bajo ese contexto, mientras que Marc Gasol impone su presencia en la llave además de aprovechar su recurso como tirador. Así es como van 2-2 contra los Golden State Warriors quienes lucieron muy bien en sus dos victorias, superando los 100 puntos y muy deficientes en sus dos caídas, en donde no superaron las 90 unidades.

- El duelo entre Houston Rockets y Los Angeles Clippers ha sido de muchos puntos, pero con un desarrollo insoportablemente cortado. Quizás la mayor referencia sea la siguiente: en el segundo encuentro se lanzaron 96 tiros libres (64 Rockets, 32 Clippers) y en el cuarto, 93 (30 Rockets, 63 Clippers). La táctica del 'Hack-a-Jordan' ha sido inútil para Houston, ya que el pívot de Los Angeles ha encestado 47% de sus intentos en la serie. No es un porcentaje sobresaliente, pero es mejor que el paupérrimo 38% que metió Deandre en la serie contra San Antonio Spurs. Encima, la fluidez colectiva de los Clippers y la flojera defensiva de los Rockets (James Harden ilustra muy bien ese concepto) ha dejado de manifiesto una enorme diferencia entre ambos bandos. De hecho, da para pensar cómo un equipo con defectos tan notorios llegó a clasificar a la postemporada con la segunda mejor marca del oeste. A veces, hay sucesos que desafían a la lógica.

domingo, 3 de mayo de 2015

Resumen: Spurs 109, Clippers 111


La mejor serie de la primera ronda de playoffs en la NBA se decidió en un séptimo partido cuyo nivel de drama e intensidad era propio de una final de campeonato que de un duelo entre el tercer clasificado (Clippers) y el sexto (Spurs). Acción y reacción, ajustes de toda especie y una estrecha diferencia en el marcador que se prolongó desde el salto inicial hasta la última jugada. Sólo para tener una idea: nunca existió una diferencia superior a 10 puntos en todo el encuentro de anoche, disputado en Los Angeles.

Al comienzo, eran los Spurs quienes imponían su ritmo, jugando con más aplomo y rotando más la pelota, algo que insistió su entrenador Gregg Popovich y que el equipo de San Antonio no pudo desarrollar a plenitud en casi toda la serie, algo que se debió en buena parte a las rotaciones defensivas de los jugadores de los Clippers, quienes siempre buscaban tapar las opciones de pase, llevando a los Spurs a ejecutar jugadas de poste o bien, obligando al armador de turno (Tony Parker o Manu Ginóbili) a quedarse con el balón por más segundos de los necesarios. San Antonio tenía ventaja de 30-28 al finalizar el primer cuarto, pero llegó la reacción de los Clippers, quienes lograron correr, pasar y encestar gracias a sublimes actuaciones de Chris Paul y Blake Griffin, y los aportes no menos importantes de Deandre Jordan, J.J. Redick y Jamal Crawford.

Paul, quien debió jugar gran parte del partido con una evidente lesión en el muslo, dio una de las mejores exhibiciones de su carrera en postemporada. Atacando, asistiendo a sus compañeros, encestando de todas partes y por sobre todo, jugando con mucha personalidad. 27 puntos, 6 asistencias, 9/13 conversiones, 5/6 triples y lo más importante: la canasta del triunfo, con :01 por jugar, ante la marca inicial de Danny Green y la posterior ayuda de Tim Duncan cerca del aro. CP3 ganó ante esa dura adversidad y convirtió el tiro que acabó siendo la diferencia para el conjunto de Los Angeles. Griffin, por su parte, no solo jugó bien la serie, sino que lo hizo mostrando un carácter muy distinto al de años anteriores. En apariencia, ahora juega mucho más centrado y parece leer mucho mejor las jugadas, siendo capaz de tomar tiros de media distancia y romper defensivas con pases sorpresivos. Así fue como anoche el otrora saltador de autos (?) registró una triple decena: 24 puntos, 13 rebotes y 10 asistencias.

Crawford y Redick fueron valiosos para mantener a los Clippers metidos en el partido, en momentos en los que San Antonio tomaba las riendas del mismo. Jamal corriendo y lanzando apenas tuviera espacio, mientras que J.J. siempre buscaba salir de cortinas, desmarcarse y aprovechar la doble marca que ejercían los Spurs sobre las estrellas de L.A. Encestaron 6 de los 14 triples convertidos por Clippers y anotaron 30 puntos combinados (16 y 14, respectivamente).

Los Spurs batallaron a lo largo de la serie y estuvieron en posición de ganarla, pero acabaron siendo presas de su propia irregularidad. Así como Duncan, Diaw, Leonard y Mills (si... ¡Patty Mills!) encabezaron al equipo en distintas facetas del juego, la baja producción de Parker y Ginóbili acabó conspirando en contra de sus aspiraciones. Mientras el francés estuvo fallando tiros relativamente cómodos en toda la serie (acabó encestando apenas 36%), el argentino jugaba de manera muy dubitativa, de manera tal que Popovich acabó sacándolo de la rotación en los momentos claves, como por ejemplo en los cinco minutos finales de anoche. Manu apenas promedió 8.0 puntos en toda la serie, siendo que hasta el año pasado su promedio histórico en playoffs era de 18.0.

Sin dudas, Tim Duncan fue el mejor jugador de San Antonio, siendo capaz de jugar y rendir a un máximo nivel por 35 minutos a sus 39 años de edad. Ya casi ni puede correr, pero la calidad y la inteligencia siguen tremendamente intactas. Anoche completó su cuarta doble decena en la serie con 27 puntos y 11 rebotes, recordando mucho al Duncan de principios de la década anterior. Y tuvo que ser así debido a la mencionada inconsistencia de algunos de sus jugadores, que obligó a que jugadores como Duncan o Leonard tuvieran que permanecer en la pista hasta 40 minutos, como ocurrió en algún momento de esta eliminatoria.

Al final, se registraron cuatro triunfos visitantes y apenas tres locales en esta serie, aunque dos de ellos fueron de los Clippers, quienes necesitaban un triunfo de esta categoría que les permitiera dar un salto cualitativo. El esfuerzo, el sufrimiento y las lágrimas de Paul al final del juego de anoche así lo reflejaban. Quizás la victoria más grande en la historia de los Clippers, quienes ya han superado dos 'Game 7' bajo la dirección técnica de Doc Rivers y ahora se preparan para disputar la semifinal de conferencia frente a los Houston Rockets, mientras que los Spurs se despiden en primera ronda, con lo que oficialmente habrá un nuevo campeón este año. Aunque en el caso de estos últimos no es solo una eliminación, la edad de Duncan y Ginóbili y sus situaciones contractuales invitan a especular que podría llegar el final de un ciclo. Veremos si eso ocurre o dicho núcleo se mantiene al menos un año más.

viernes, 17 de abril de 2015

Apuntes de NBA (Previo a los Playoffs)

En vísperas del comienzo de la postemporada, una serie de consideraciones sobre los equipos clasificados a las eliminatorias por el título y algunas cosas que dejó el cierre de la fase regular.

Comencemos por los mejores clasificados. En el Oeste, los Golden State Warriors instauraron una marca de franquicia con sus 67 victorias -mejor balance de toda la liga- además de firmar un impresionante 39-2 jugando en su pabellón. Anotaron como ningún otro equipo en la liga (110 puntos por partido), encestaron y seguirán encestando triples a mansalva (39.8% de efectividad, 1° en la liga), su máxima estrella Stephen Curry batió su propio récord de triples convertidos en una temporada con 286, una de tantas razones para ser considerado como MVP de la temporada, al mismo tiempo en que comparte el balón con Klay Thompson, Draymond Green, Harrison Barnes y el resto del equipo. Divertirse con la naranja parece ser la consigna, así al menos se refleja en la alegría que inspiran al rotar la pelota hasta encontrar el tiro más cómodo posible. Todo muy fluido, todo muy estético y todo muy bien hasta acá. ¿Qué podría hacer dudar de los Warriors como contendientes al título? quizás la tremenda expectativa que pueda generar la ventaja de localía o bien las decisiones de Steve Kerr que, por muy bien que vaya, es un coach novato. Y la novatez podría ser factor en algún momento, ya sea para bien o para mal.

Igualmente de colectiva es la filosofía por la que se mueven los Atlanta Hawks, quienes con 60 victorias aseguraron el primer lugar en el Este. Ganaron 22 partidos más respecto al año pasado, un signo de enorme progreso del conjunto dirigido por Mike Budenholzer. Y es aún más interesante si consideramos que este equipo apenas cambió a cinco jugadores respecto del plantel de la liga pasada. Es tal la influencia 'Spur' de su coach que tiene a seis jugadores promediando 10 o más puntos por partido, aunque igualmente hay elementos sobresalientes. Al Horford se consagra como uno de los mejores jugadores internos en toda la competición, Jeff Teague juega con mucho más criterio y Kyle Korver vive quizás la mejor etapa en toda su trayectoria en la NBA. Encima, han crecido como equipo defensivo situándose dentro de los siete mejores en puntos permitidos y porcentaje de aciertos a los contrarios (97.1 y 43.9% respectivamente). Veremos si el contexto de jugar en playoffs, siendo un equipo protagonista -y no sorpresa, como el año pasado- teniendo la ventaja de jugar primero en casa genera algún cambio en la conducta de este equipo que luce muy bien trabajado.

Hablemos de equipos enrachados. Cleveland Cavaliers y San Antonio Spurs entran a los playoffs en muy buena forma, teniendo a todos sus jugadores saludables, rindiendo muy bien en cada una de sus rotaciones lo que ha derivado en provechosas victorias. Los Cavs cerraron la etapa regular ganando 15 de 20 puntos, permitiendoles tener la segunda mejor marca en el Este. Lebron James (25.3 puntos, 6.0 rebotes, 7.4 asistencias) ya tiene las riendas del equipo en la pista, Kyrie Irving ya no absorbe tanto la pelota como en los primeros dos meses de competición, Kevin Love ha encontrado su lugar lentamente, mientras que los jugadores que llegaron en enero mediante traspasos encajaron perfectamente. Mozgov es toda una garantía bajo el aro y J.R. Smith genera un impacto positivo en cada intervención suya. La curva ascendente de este equipo es clara y esa curva intentarán sostener en su intención de poder pelear por el campeonato.

Los Spurs cerraron igual de bien que Cleveland, ganando 14 de 16 partidos pero acabaron siendo víctimas del loco y salvaje Oeste, y fue así como la derrota en la última jornada en casa de New Orleans Pelicans les costó caer del segundo al sexto puesto en la clasificación. La tropa comandada por Gregg Popovich encontró su ritmo en el momento adecuado, su nivel se asemeja a aquel baloncesto sublime expresado en junio de 2014, pero el hecho de comenzar como visitantes su serie frente a los Clippers de Los Angeles podría ser un factor perjudicial en sus aspiraciones al bicampeonato. No porque no tengan capacidad, sino porque la localía suele ser crucial en estas series de postemporada. Sólo para tener una referencia: el último equipo que logró ser campeón tras haber clasificado bajo el cuarto puesto fueron los Houston Rockets de 1995, quienes entraron sextos a esos playoffs. Ya pasaron casi 20 años de aquel hito.

San Antonio perdió en la noche del miércoles frente a los Pelicans y estos a su vez lograron adjudicarse el último puesto de clasificación en el Oeste, superando en el desempate al Oklahoma City Thunder con quienes compartían la misma marca (45-37). Un hecho que vincula a ambos equipos y que tuvo mucho que ver con este desenlace se remonta al pasado 6 de febrero, cuando se enfrentaron en Oklahoma. Un inusual triple de Anthony Davis en la última jugada del partido terminó sellando ese duelo a favor de los Pellies y ese triunfo a domicilio de New Orleans terminó inclinando la balanza a su favor en este desempate, haciendo inútil el descomunal esfuerzo de Russell Westbrook con sus 11 triples decenas y 10 partidos de 40 ó más puntos. Finalmente, no alcanzó para jugar la postemporada y Russell, quien finalizó la liga con el mejor promedio de puntos (28.1) deberá mirar el resto del torneo por televisión. Tanto nadar para morir en la orilla y tanta gesta heroica para terminar sin recompensa. Ningún premio individual podrá consolar a Westbrook, como él mismo manifestó al conocer la eliminación de su equipo.

Para tener claro quien jugará contra quién y no perder detalle alguno, estos serán los duelos de playoffs en primera ronda.

Conferencia Este
Atlanta Hawks vs Brooklyn Nets (ATL 4-0 en temporada regular)
Cleveland Cavaliers vs Boston Celtics (2-2 en temporada regular)
Chicago Bulls vs Milwaukee Bucks (CHI 3-1 en temporada regular)
Toronto Raptors vs Washington Wizards (TOR 3-0 en temporada regular)

Conferencia Oeste
Golden State Warriors vs New Orleans Pelicans (GS 3-1 en temporada regular)
Houston Rockets vs Dallas Mavericks (HOU 3-1 en temporada regular)
Los Angeles Clippers vs San Antonio Spurs (2-2 en temporada regular)
Portland Trail Blazers vs Memphis Grizzlies (MEM 4-0 en temporada regular)

lunes, 13 de abril de 2015

Reyes sin corona


El jueves pasado ocurrió en hecho poco común en la NHL. En aquel día, los Kings de Los Angeles perdieron por 3-1 frente a los Calgary Flames, quedando eliminados de la postemporada y sin derecho de defender la Stanley Cup ganada el año pasado. Campeón defensor eliminado en la etapa regular, algo que sucedió por apenas quinta ocasión en los últimos 50 años, aunque tres de ellos han sido dentro de los últimos 20. Antes de estos Kings, los equipos que ocuparon ese dudoso honor fueron: Toronto Maple Leafs en 1968, Montreal Canadiens en 1970, New Jersey Devils en 1996 y Carolina Hurricanes en 2007.

Esto es algo muy poco visto, usualmente los campeones son equipos que logran hilvanar varias campañas positivas con sucesivas clasificaciones a los playoffs, algo que bien pudiera haber ocurrido con los Kings, quienes casi no hicieron cambios en su plantilla respecto a la temporada pasada. Pero la irregularidad fue algo que los caracterizó desde el primer mes de liga, sin tener consistencia alguna y pasando por varios ciclos negativos. Fue así como no alcanzaron el 50% de victorias (40 de 82), terminando la competición con un registro de 40 triunfos, 27 derrotas y 15 caídas en tiempo extra, totalizando 95 puntos los cuales fueron insuficientes para la clasificación. Ni siquiera en la recta final pudieron establecer una buena racha. Al contrario, acabaron perdiendo cuatro de sus últimos siete encuentros.

Lo peor del caso es que a partir de ahora, los Kings deberán enfrentar complejas situaciones contractuales de varios miembros de su plantel. Justin Williams, otrora ganador del trofeo Conn Smythe, finaliza su contrato al igual que Jarrett Stoll y la joven promesa Tyler Toffoli. Además, uno de sus principales elementos, Anze Kopitar, quedará como agente libre dentro de un año, por lo que bien podría explorar otros horizontes. Dura realidad y difícil de entender en Los Angeles. En menos de un año, pasaron de ser campeones a quedar fuera de la postemporada y con una tremenda incertidumbre respecto a su futuro.

Playoffs: Ducks y Rangers parten como favoritos

Este miércoles 15 comenzarán las eliminatorias por el título de la Stanley Cup. Cuatro rondas, al mejor de siete juegos cada una, para determinar al nuevo monarca del hockey sobre hielo, manteniendo el formato establecido el año pasado, enfrentando a rivales divisionales en las primeras dos fases, para luego derivar en las finales de conferencia y en la serie por la copa. En el Este, New York Rangers (113 puntos) y Montreal Canadiens (110 puntos) clasificaron en primer lugar de sus respectivas zonas, mientras que en el Oeste, Anaheim Ducks y St. Louis Blues (109 puntos cada uno) se adjudicaron el primer lugar en sus divisiones. Los duelos correspondientes a la primera etapa serán los siguientes:

Conferencia Este
New York Rangers vs Pittsburgh Penguins (NYR 3-1 en temporada regular)
Montreal Canadiens vs Ottawa Senators (OTT 3-0 en temporada regular)
Tampa Bay Lightning vs Detroit Red Wings (TB 3-1 en temporada regular)
Washington Capitals vs New York Islanders (2-2 en temporada regular)

Conferencia Oeste
Anaheim Ducks vs Winnipeg Jets (ANA 3-0 en temporada regular)
St. Louis Blues vs Minnesota Wild (2-2 en temporada regular)
Vancouver Canucks vs Calgary Flames (2-2 en temporada regular)
Nashville Predators vs Chicago Blackhawks (CHI 3-1 en temporada regular)

lunes, 30 de marzo de 2015

El riesgo de las conmociones

Hace un par de semanas, Chris Borland sorprendía a todos al anunciar su retiro de la NFL a sus 24 años de edad y después de haber disputado su primera temporada como profesional. La razón: el miedo a los efectos que pueden causar los reiterados golpes en la cabeza que sufren los jugadores de fútbol americano. Difícil de entender para el común de la gente, que un deportista de alta competencia con mucho potencial y tras una prometedor debut decida alejarse de su actividad y con ello, prescindir de un contrato de cuatro años con un valor superior a los tres millones de dólares. Si intentamos comprender el punto de vista del jugador, podría ser mucho más comprensible esta decisión. El fútbol americano es esencialmente un deporte de colisión que conlleva, entre otros golpes, conmociones cerebrales que a futuro pueden generar síntomas tan delicados como falta de concentración, perdida de memoria, depresión y hasta demencia.

Las conmociones siempre han existido en este juego, aunque la NFL comenzó a tomar cartas en el asunto solo hace algunos años, luego que se revelaran casos de ex jugadores como Ray Easterling, Dave Duerson y Junior Seau quienes tras sus fallecimientos, se diagnosticó que sufrían de encefalopatía traumática crónica, lo que incluso generó una demanda. Resulta curioso, por decir lo menos, que dentro de la liga no haya existido una real conciencia sobre los golpes a la cabeza. Es más, Sidney Rice, campeón del Super Bowl XLVIII con los Seattle Seahawks y retirado hace un año, declaró en su momento: "Desafortunadamente no fui educado lo suficiente sobre lo que generan las conmociones cerebrales. Los estudios médicos serán de gran ayuda y tal vez puedan prevenirlo".

Los estudios a los que aludía Rice, quien se retiró a los 27 años de edad, tienen que ver con el cerebro y como reacciona frente a reiterados golpes en la cabeza. Dentro de las conclusiones que se han sacado, se estima que un jugador de fútbol americano, a través de su carrera, puede sufrir alrededor de 19 conmociones cerebrales. La reciente conciencia que están generando estas lesiones y la calidad de vida después de concluir sus carreras en los emparrillados son razones por las que varios jugadores están cuestionando si realmente vale la pena exponer su físico, como bien comentaba Borland cuando anunció su retiro el pasado 16 de marzo: "Pensé en lo que podía lograr en el fútbol americano, pero cuando lees sobre Webster, Duerson y Easterling, y para ser el tipo de jugador que me gustaría ser creo que tendría aceptar algunos riesgos que como persona no quiero asumirlos".

De parte de la liga, el vicepresidente del departamento de salud y seguridad, Jeff Miller, argumenta que "el fútbol americano nunca ha estado más seguro como ahora". Quizás en cuanto a las reglas que protegen a los jugadores, pero lo concreto es que el riesgo y las consecuencias de estas conmociones aún se están estudiando y todavía no existe plena conciencia sobre el impacto que causa en los jugadores, tal como declaraba Rice y además, no se debe ignorar que en la actualidad los jugadores de la NFL corren a una velocidad sospechosamente alta, lo que da para pensar sobre el consumo de sustancias y si es que existe alguna clase de control sobre las mismas. Estos factores han impulsado a que valiosos jugadores como Borland decidan dar un paso al costado. Y mientras no exista un pleno diagnóstico sobre estas lesiones, es posible que más jóvenes promesas al menos cuestionen el hecho de ejercer una carrera jugando con cascos y hombreras.

lunes, 23 de marzo de 2015

NBA Retro: Phoenix Suns 2004-2007

Hace poco más de una década, en la NBA predominaban los partidos densos, de lento desarrollo, con tendencias defensivas y de baja anotación. En medio de todo eso surgió un equipo que quiso romper con ese molde. Run & Gun, muchas posesiones, pases precisos, cortes rápidos hacia el aro, jugadas de contra ataque. De todo eso se componían los Phoenix Suns quienes causaron una revolución dentro de la liga a mediados de la década pasada, con juego atractivo y sobre todo, muy dinámico. Ese juego puramente ofensivo era lo que buscaba el entrenador Mike D'Antoni y lo logró, imponiendo su esquema y más importante aún, con jugadores idóneos para su ejecución.

Después de terminar con el segundo peor balance del oeste en la liga 2003-2004 (29 triunfos, 53 derrotas), hubo cambios en el equipo. Traspasaron a Stephon Marbury, un buen base pero que ya no rendía a gran nivel, y tuvieron espacio suficiente en el tope salarial para fichar a Steve Nash, quien había decidido no continuar con los Dallas Mavericks. Nash era el conductor ideal para el tipo de ofensiva que quería correr D'Antoni: ligero, rápido, con una prodigiosa visión de cancha, además de ser un gran tirador. Apenas iniciado el curso 2004-2005, ya se percibía una notoria mejoría en los Suns y sobre todo, ya se veía como este equipo corría y anotaba, corría y anotaba, corría y anotaba y así sucesivamente.

Nash se hizo inmediatamente de la conducción y logró congeniar con Amare Stoudamire y Shawn Marion, jugadores grandes pero muy versátiles a la vez, capaces de jugar al pick & roll, desplazarse más allá de la zona pintada y hasta tomar tiros de tres, en el caso de Marion. Esa versatilidad abría muchas opciones de ataque, generando muchos duelos favorables en cada posesión. El lema 7 seconds or less (7 segundos o menos) identificaba plenamente a este equipo que con mucha facilidad podía anotar más de 100 puntos en cada partido, jugando a un solo pase o moviendo más la pelota. El Small Ball, que tanto se ve en la NBA actual, era ejecutado con maestría por este equipo que por tres años consecutivos logró promediar entre 108 y 110 puntos por partido, alcanzado porcentajes de conversiones entre 47% y 49%.  Más específico todavía: estos Suns lograban jugar 95 posesiones por encuentro y su eficiencia ofensiva fluctuaba entre los 111 y 114 puntos por cada cien posesiones.

Un auténtico espectáculo que además de tener a Nash, quien fue el MVP de la liga en 2005 y 2006, Marion y Stoudamire, contaba con actores de reparto que complementaban muy bien la producción de los tres grandes. Raja Bell, Joe Johnson, Leandro Barbosa, quien fue premiado como suplente del año en 2007, Boris Diaw, entre otros, eran excelentes opciones y podían causar daño a los rivales de diferentes maneras. Ya sea atacando al aro, lanzando desde la esquina o encontrando el pase extra, un arte que Diaw manejaba muy bien. Los Suns corrían mucho, anotaban más y ganaban por doquier. 62 triunfos en 2005, 54 en 2006 y 61 en 2007. Ese exitoso ritmo frenético se prolongó en playoffs aunque para desgracia de todo Phoenix, nunca alcanzó para llegar las Finales. En esas tres campañas siempre se encontraron con equipos equilibrados y con más astucia defensiva (San Antonio Spurs 2005, 2007; Dallas Mavericks 2006) que acabaron con sus aspiraciones de llegar al campeonato.

Si bien este equipo nunca pudo disputar la serie por el título, dejó una huella imborrable. Solo es cosa de ver la NBA actual: equipos jugando hasta con tres bases y a veces sin un pívot clásico, haciendo múltiples rotaciones y probando muchos lanzamientos de tres. Todo eso lo hacían aquellos Phoenix Suns y por eso dieron espectáculo, fueron muy gratos de ver y hacían que valiera la pena trasnochar para ver sus partidos. Bajo la dirección de D'Antoni y la conducción en pista de Nash, quien recientemente anunció su retiro, el baloncesto dinámico y vistoso marcó una época y dejó gratos recuerdos.

jueves, 12 de marzo de 2015

Pitcheo inmortal


El Salón de la Fama del béisbol profesional tendrá este año a tres lanzadores que fueron muy destacados durante los años 90 y parte de la década pasada. Tres jugadores que fueron dominantes en el montículo, que integraron equipos ganadores y que a partir de ahora serán oficialmente legendarios. Uno de ellos es Randy Johnson. Conocido popularmente como The Big Unit y cuyo aspecto era realmente de un jugador de alguna época antigua, fue reconocido por tener un fastball que superaba los 160 kilómetros por hora, con el que ponchó a 4.875 bateadores y ganó en 303 aperturas, situándose dentro de los cinco mejores de toda la historia en esas categorías. Estuvo nueve años como abridor en los Seattle Mariners, pero su mejor etapa la tuvo posteriormente con los Arizona Diamondbacks, en especial durante el período 2001-2003 donde ganó en el 77% de sus aperturas y fue pieza fundamental en el triunfo de los D'Backs en la Serie Mundial del 2001 frente a los New York Yankees. De hecho, en esa titulación Johnson compartió el premio de Jugador Más Valioso con Curt Schilling, el otro gran pitcher de Arizona en esos días.

Pedro Martínez fue un ícono durante sus siete años en los Boston Red Sox (1998-2004). Sus lanzamientos tenían la tendencia de ir hacia afuera, creando confusión en sus oponentes. El dominicano tuvo múltiples partidos con una carrera permitida o ninguna, vivió los años en que Boston se quedaba corto en sus aspiraciones, mientras sus archirrivales Yankees celebraban campeonatos de forma consecutiva y fue parte del histórico triunfo en la Serie Mundial del 2004, donde los Red Sox acabaron con la maldición de 85 años. Martínez jugó el sexto partido de la memorable serie frente a New York y el tercero de la serie por el título ante los St. Louis Cardinals, donde retiró a 14 bateadores consecutivos. Era tal su nivel de dominio que lideró todas las Ligas Mayores en carreras limpias permitidas y eficiencia de strikeouts en cinco ocasiones.

El otro gran lanzador es John Smoltz. Permaneció dos décadas completas con los Atlanta Braves (1988-2008) siendo parte de la época exitosa del equipo a mediados de los 90s, junto con otros grandes pitchers como Tom Glavine y Gregg Maddux. Su fastball tenía cuatro variables, alcanzando velocidad superior a los 100 kilómetros por hora. Hasta 1999 brilló como abridor, llegando a tener temporadas con +200 strikeouts. Luego de una lesión que lo marginó por todo el 2000, Smoltz comenzó un nuevo rol como cerrador y fue igualmente brillante, llegando a imponer un récord de partidos salvados con 55 en la temporada 2002. En las dos siguientes campañas mantuvo su gran nivel, sumando 45 y 44 salvados respectivamente. Tiene un logro que nadie más tiene: es el único pitcher en la historia de Grandes Ligas con al menos 200 triunfos como abridor (213) y 150 juegos salvados (154).

viernes, 27 de febrero de 2015

Resumen: Warriors 99, Cavaliers 110

En la noche del jueves se encontraron dos de los mejores equipos del momento en la NBA. Los Golden State Warriors llegaban al estado de Ohio para su tercero de seis partidos consecutivos en el este, y se encontraron con unos Cleveland Cavaliers que están logrando su mejor nivel basquetbolístico, justo cuando se acerca la recta final de la temporada. El juego comenzó muy nivelado y especialmente fluido, con un ritmo de juego que trajo muchas canastas, algunas mediante rotaciones y otras a través de perdidas. Fue así como el primer cuarto acabó 33-32 para los Warriors, quienes parecían estar ejecutando su tradicional ofensiva y con un buen Stephen Curry, quien anotó 12 puntos en el cuarto inicial.

Pero lentamente, los Cavaliers fueron ajustando piezas. La defensa comenzó a cerrar un poco más en la zona pintada, lograban cubrir algunas secuencias de pick & roll y de a poco fueron forzando errores de los visitantes y también, más rebotes a su favor (acabaron dominando en esa faceta, 51-44). Eso también les generó mejores opciones ofensivas, mezclando jugadas de uno contra uno y otras en las que abrían la cancha, tal como ha insistido su director técnico David Blatt. Los Cavs se fueron al intermedio en ventaja (61-56) y en los primeros minutos del tercer cuarto, marcando un parcial de 12-3 que obligó al coach de los Warriors, Steve Kerr, a pedir tiempo fuera mientras alegaba furibundamente contra los árbitros. Esa ráfaga anotadora de los locales acabó decidiendo el partido, ya que siempre mantuvieron el control de las acciones, llegando a sacar ventaja de hasta 16 puntos.


Lebron James tuvo anoche su mejor partido en el presente curso. Requirió de 36 minutos para convertir 42 puntos (15/25 tiros de cancha, 8/11 tiros libres), encestando camino al aro, con tiros en suspensión y hasta de larga distancia, convirtiendo cuatro triples, además de sumar 11 rebotes y 5 asistencias. Kyrie Irving anotó 24 puntos (6/17 tiros de cancha) y varias de sus canastas fueron en jugadas individuales, aunque con un detalle: ya no absorbe tanto tiempo con el balón en sus manos, una señal que el juego colectivo de los Cavs evoluciona. Timofey Mozgov (10 puntos, 10 rebotes) fue uno de los tres jugadores que llegaron a Cleveland en el traspaso a tres bandas efectuado en enero y está resultando ser una pieza fundamental en el equipo, poniendo cortinas, acompañando el pick & roll e imponiendo su presencia en los rebotes. Un ejemplo estadístico que comprueba su aporte, es el índice de +/- que tuvieron los Cavaliers con el ruso en cancha: anoche, el diferencial fue +17, el mejor de todo el conjunto.

Los Warriors se fueron diluyendo a partir del segundo cuarto, siendo incapaces de superar los 25 puntos por período tras haber marcado 33 en el primero. Curry, quien comenzó muy bien, apenas anotó seis puntos después de los primeros doce minutos y acabó con una discreta producción: 5/17 tiros de cancha y 18 puntos en total. Igual de discreto fue el partido de Klay Thompson, quien nunca pudo entrar en ritmo y nunca pudo encontrar su tiro, encestó apenas 5/13 y 13 puntos en total. El suplente David Lee encabezó las anotaciones de Golden State con 19 unidades (8/11), destacando dentro de una pobre producción colectiva: 42% de conversiones, muy por debajo de su habitual 48%.

Cleveland es uno de los equipos en mejor forma de toda la liga y lo ha demostrado en el presente mes, ganando ocho de sus últimos diez partidos y 17 de los últimos 19 si agregamos los partidos de enero, ubicándose en el tercer lugar del este (37-22) a solo un juego de distancia del segundo, Toronto Raptors, y a nueve del líder Atlanta Hawks. Mientras que Golden State (44-11) continúa en lo más alto del oeste, aunque ha sufrido un pequeño bache en esta serie de partidos como visita, donde han perdido dos de tres. Y aún le quedan tres más, en Toronto; en Boston y en Brooklyn.

lunes, 23 de febrero de 2015

Outdoor Hockey


Desde el 2008, la NHL ha estado experimentando con la organización de al menos un partido al año jugado al aire libre, preferentemente en época invernal. Cada Winter Classic ha sido un éxito teniendo estadios llenos en lugares como Wrigley Field, Fenway Park, Heinz Field, Michigan Stadium y Nationals Park, como ocurrió el mes pasado. Esos coliseos habituados para la práctica del béisbol y el fútbol americano han visto como el hockey ha generado una alta expectativa, con asistencias superiores a los 70 mil espectadores. Y así fue como la liga decidió expandir esta idea y desde el año pasado comenzó otra serie de partidos en outdoor, bajo el nombre de Stadium Series.

En 2014, Dodger Stadium; Soldier Field y Yankee Stadium (dos veces) tuvieron el honor de recibir partidos protagonizados por equipos como Los Angeles Kings, New York Rangers, Chicago Blackhawks, entre otros. Todos al aire libre, todos con mucho frío y todos con tribunas llenas. Esta nueva tradición continúa en el presente año y en esta oportunidad, la acción tuvo lugar en el Levi's Stadium de Santa Clara, coliseo destinado para la NFL (San Francisco 49ers) que recibió a los San José Sharks y a los Kings de Los Angeles, en la noche del sábado recién pasado y televisado en horario estelar. 70.205 fanáticos se dieron cita en el sur de California para presenciar este duelo entre rivales divisionales.

El encuentro fue particularmente disputado. Los Kings abrieron el marcador antes de los tres minutos de iniciado el juego, gracias a un remate de Jake Muzzin que fue desviado por Kyle Clifford. 1-0 de entrada y los campeones de la última Stanley Cup tomaban control del juego, pero los Sharks (quienes hicieron de local en este partido) lograron igualar poco antes de terminar el primer período, con un gol del defensa Brent Burns quien recibió el pase tras el faceoff ganado por su compañero Tommy Wingels.

El segundo período fue luchado pero con pocas oportunidades de gol, aunque era el equipo de San José el que lograba acercarse con mayor frecuencia al pórtico defendido por Jonathan Quick. Pero esas intenciones de los Tiburones se vinieron abajo en el tercer período, cuando Marian Gaborik robó el puck en el medio de pista, aceleró y sacó un remate inatajable. 2-1, el cual sería el marcador final. Gaborik se convirtió en el héroe de los Kings y de paso, rompió una mala racha personal: antes de este partido, tenía seis juegos consecutivos sin goles y sólo había convertido uno en los últimos trece.

Kings y Sharks quedaron igualados con 68 puntos en la clasificación del oeste, aunque por el momento Los Angeles se aferra a la clasificación a los playoffs, mientras que San José está momentáneamente fuera de los puestos de wild card. Un buen partido, con mucha incertidumbre y con otra gran respuesta del público, algo muy valorable en tiempos donde la NHL parece estar perdiendo popularidad en Estados Unidos. Eventos de esta especie siguen confirmando al hockey sobre hielo como uno de los deportes majors.

jueves, 12 de febrero de 2015

Milenarios y estelares


El lunes pasado, Gregg Popovich llegó a las mil victorias como director técnico en la NBA, siendo apenas el noveno coach en toda la historia que alcanza dicho hito. Sobre esta marca hay ciertos matices que se desprenden: el primero, es que Popovich lo hizo en 1.462 partidos, el tercero más rápido en conseguirlo (los más rápidos: Phil Jackson, 1.423 y Pat Riley, 1.434). El segundo, vinculado al anterior, es que Pop tiene el segundo mejor rendimiento entre esos nueve entrenadores con un 68.4% de partidos ganados, superado únicamente por el 70.4% de Jackson, lo que explica el nivel de excelencia que siempre ha impuesto Popovich en su trayectoria. Y quizás, el detalle más interesante es el siguiente: entre esa selecta lista, Popovich es el único que alcanzó las mil victorias dirigiendo a un solo equipo. San Antonio Spurs ha sido el único conjunto con el que Pop ha ejercido como head coach en la NBA y así ha sido en los últimos 19 años. Los demás ocho entrenadores lograron esa marca dirigiendo, al menos, en dos equipos.

Historia de NBA / Directores técnicos con 1.000 o más victorias

1. Don Nelson, 1.335 (Milwaukee Bucks, New York Knicks, Dallas Mavericks, Golden State Warriors)
2. Lenny Wilkens, 1.332 (Seattle Sonics, Portland Blazers, Cleveland Cavaliers, Atlanta Hawks, Toronto Raptors, New York Knicks)
3. Jerry Sloan, 1.221 (Chicago Bulls, Utah Jazz)
4. Pat Riley, 1.210 (Los Angeles Lakers, New York Knicks, Miami Heat)
5. Phil Jackson, 1.155 (Chicago Bulls, Los Angeles Lakers)
6. George Karl, 1.131 (Cleveland Cavaliers, Golden State Warriors, Seattle Sonics, Milwaukee Bucks, Denver Nuggets)
7. Larry Brown, 1.098 (Denver Nuggets, New Jersey Nets, San Antonio Spurs, Los Angeles Clippers, Indiana Pacers, Philadelphia 76ers, Detroit Pistons, New York Knicks, Charlotte Bobcats)
8. Rick Adelman, 1.042 (Portland Blazers, Golden State Warriors, Sacramento Kings, Houston Rockets, Minnesota Timberwolves)
9. Gregg Popovich, 1.001 (San Antonio Spurs)

La marca en sí y la exclusividad de ser el único que ha llegado a mil victorias dirigiendo en un mismo equipo agrandan aún más el legado que está dejando Popovich, aunque él mismo y muy fiel a su estilo le bajó el perfil al asunto, al finalizar el juego del lunes pasado en Indiana: "No hay mucho que celebrar. He estado aquí por mucho tiempo y he tenido grandes jugadores. Esa es la fórmula. Es difícil entrenar jugadores, pero he tenido la fortuna de tener muy buenos. Tienes que estar ahí por un tiempo. Esto es más un homenaje a los jugadores que a los entrenadores".


Atlanta Hawks llega a la mitad de temporada con la mejor marca del Este, con 43-11. Y en un auténtico reconocimiento al gran trabajo y evolución de este equipo, cuatro jugadores fueron elegidos al Partido de Estrellas, que se celebrará este domingo en el Madison Square Garden de Nueva York. Los elegidos son Al Horford, Paul Millsap (ambos nominados por tercera vez) y los debutantes Jeff Teague y Kyle Korver, este último en reemplazo del lesionado Dwyane Wade. Justicia con Korver, quien a sus 33 años de edad, está viviendo quizás el mejor momento de su carrera, promediando 52% de triples y 91% de tiros libres. Y el hecho de tener a cuatro jugadores de un mismo equipo en el All Star Game no es algo común. Concretamente, es tan solo la séptima vez que ocurre en toda la historia y solo la tercera en lo que llevamos del Siglo XXI.

Historia de NBA / Equipos con cuatro jugadores en un Juego de Estrellas

1962: Boston Celtics / Bill Russell, Tom Heinsohn, Bob Cousy, Sam Jones.
1975: Boston Celtics / John Havlicek, Dave Cowens, Paul Silas, Jo Jo White.
1983: Philadelphia 76ers / Julius Erving, Moses Malone, Maurice Cheeks, Andrew Toney.
1998: Los Angeles Lakers / Shaquille O'Neal, Nick Van Exel, Eddie Jones, Kobe Bryant.
2006: Detroit Pistons / Ben Wallace, Rasheed Wallace, Chauncey Billups, Richard Hamilton.
2011: Boston Celtics / Kevin Garnett, Paul Pierce, Ray Allen, Rajon Rondo.
2015: Atlanta Hawks / Al Horford, Paul Millsap, Jeff Teague, Kyle Korver.

Tuvo que darse una lesión de Blake Griffin para que Damian Lilard pudiera ser nominado al equipo de estrellas del Oeste, su segunda consecutiva. El base de los Portland Trail Blazers es uno de los más versátiles y prolíficos de toda la competición (21.5 puntos, 6.3 asistencias por partido en esta temporada) y por lo mismo, su presunta ausencia causaba extrañeza, ya que ni siquiera había sido considerado originalmente dentro de los reservas, los cuales son elegidos por los entrenadores de la liga. Pero finalmente Lilard podrá estar en el All Star, aunque haya sido por un hecho poco fortuito.

lunes, 2 de febrero de 2015

Super Four

Tensión y ejecución, triunfo y derrota, gloria y abismo. Por esa delgada línea pasó la definición del Super Bowl XLIX que, por su tremenda cuota emotiva, quedará en la historia como uno de los más grandes. Ya en la antesala se perfilaba como uno histórico, independiente del resultado. Los Seattle Seahawks apuntaban al bicampeonato, algo que no ocurría desde que lo hicieran hace diez años los New England Patriots, sus rivales de anoche que aspiraban a su cuarto título. Muchas jugadas y muchos momentos claves sucedieron antes de la intercepción que selló el triunfo a favor de los Pats.

Brady, la leyenda: en un Super Bowl, es muy posible que cualquier mariscal de campo se derrumbe y acabe jugando mal si lanza dos intercepciones, pero ese no fue el caso con Tom Brady. En su primera ofensiva, lanzó una intercepción en la yarda 10 que estropeó una brillante marcha de 7:40, en la que New England había recorrido 58 yardas. Y más tarde, en el tercer cuarto, Bobby Wagner le anticipó el pase a Brady que costaría eventualmente en siete puntos en contra, dejando a Seattle arriba por 10. El ex Michigan superó esos dos errores y con mucha calma y precisión condujo a su equipo rumbo a la victoria. El mariscal de los Patriots siempre ha sobresalido en momentos de presión y anoche fue otro de esos momentos. En el último cuarto, Brady completó 13 de 15 pases (los últimos ocho consecutivos) y lanzó los dos pases anotadores con los que revirtieron el marcador. Al final, estos fueron sus números: 37/50 pases completos, 328 yardas, 4 touchdowns, 2 intercepciones y 101.1 rating. Si había alguien en la cancha que estaba hambriento por ganar este partido era Brady y con este cuarto triunfo en Super Bowls (igualando a Terry Bradshaw y Joe Montana), junto con su tercer premio como MVP de este clásico, se consagra definitivamente como uno de los mejores de la historia.

Pequeños gigantes: previo al partido se habló mucho del impacto que podría tener Rob Gronkowski debido a su increíble combinación de tamaño, fuerza y manos seguras. En parte, fue factor atrapando seis pases y anotando en el segundo cuarto (24 yardas), pero muchas otras secuencias fue alineado como ala abierta o en el slot solo para arrastrar marcas. Y en esas jugadas, otro jugador de estatura mucho más baja tomaron el protagonismo. Julian Edelman, quien hace unas semanas sorprendió lanzando un pase de touchdown, suele destacar por su velocidad e intuición para atacar espacios que dejan los rivales. Anoche, Brady lo encontró en nueve ocasiones, todas ellas en rutas cortas o medias en las que el receptor aprovechaba el espacio que dejaban los Seahawks para sacar más yardas y sin miedo por si tenía que enfrentar intentos de tackleo. Completó 109 yardas y atrapó el pase que acabó siendo el ganador para los Pats. En su sexto año en la NFL, Edelman tuvo finalmente su noche estelar y quizás tenía tantos méritos como Brady para ser premiado como el más valioso del partido.

El perímetro rindió: si bien permitieron cuatro pases de +20 yardas, los secundarios de los Patriots desarrollaron una buena labor cubriendo las rutas de los receptores de Seattle, ya sea en coberturas personales u ocasionalmente, jugando en zona. De ahí se explica porqué Russell Wilson tenía tanto tiempo en el pocket, porqué terminó con un discreto 12/21 en pases y porqué eligió correr en algunas jugadas. Chris Matthews, quien no había atrapado un solo pase previo a este juego, sorprendió en un momento recibiendo cuatro pases con un touchdown incluído, pero una vez que causó estragos le pusieron a Brandon Browner en marcación personal y ahí murió la sorpresa. Crédito para Bill Belichick y el coordinador Matt Patricia por esos ajustes. Y por supuesto, un merecido reconocimiento para Malcolm Butler, el safety que hace poco más de un año jugaba en un equipo de segunda división universitaria, quien fue clave defendiendo algunos pases y asegurando el triunfo con su intercepción. Mérito suyo, puesto que en esa jugada anticipó el envío de Wilson y la trayectoria que pretendía realizar Ricardo Lockette. Butler llegó primero, se quedó con el ovoide y selló la victoria.

Marshawn bestial: el corredor de los Seahawks es el mejor de toda la liga y anoche lo demostró, corriendo sumando yardas y arrollando rivales. Su fuerza para derribar tackles y seguir moviendo las piernas hacia adelante son sus cualidades distintivas, aún si todo el equipo contrario se amontona para intentar contenerlo. Lynch fue la principal razón por la que Seattle pudo reaccionar ante un lento comienzo y fue el caballito de batalla, como lo ha sido en tantas jornadas. 102 yardas en 24 corridas con un touchdown. Revisando su producción, con mayor razón cabe la duda de porqué Pete Carroll no ordenó una jugada para él cuando los Hawks tenían la chance de ganar el partido en el último minuto, en la yarda uno.

Suma de errores: los Seahawks fueron penalizados en siete ocasiones con 70 yardas, tres de esos castigos otorgaron primeros downs automáticos para New England. Los equipos especiales apenas registraron seis yardas en devoluciones de patadas (kickoffs/despejes) dejando a la ofensiva siempre en posiciones lejanas para comenzar sus series. De hecho, 9 de sus 11 marchas iniciaron dentro de la yarda 20 de su propio territorio. Y para cerrar, luego que Lynch los pusiera en la yarda uno, deciden intentar un pase a un receptor novato, teniendo a Marshawn disponible en la cancha. Acabó en intercepción y derrota para Seattle. El mismo Carroll admitió que fue su error haber mandado esa jugada. Si bien se levantaron y hasta llegaron a tener ventaja de 10 puntos, esa serie de errores además de no poder ante la ejecución de Brady, terminaron con las aspiraciones de un posible back-to-back.

El partido en si, fue bien disputado y de rápido desarrollo, algo que se agradece en tiempos en que comienzan a abundar partidos tediosos como pasó con varios de temporada regular. Y el último cuarto fue un claro ejemplo que muestra porqué el Super Bowl es la fiesta por excelencia del deporte norteamericano y uno de los mayores eventos deportivos a nivel mundial. Primero, por lo brillantes que fueron Brady y los Patriots para nunca perder la calma y ser capaces de remontar un déficit de 10 puntos. Y después, con toda la emoción que tuvo la última ofensiva de los Seahawks. La recepción en el piso de Doug Baldwin, por el contexto, recordó a muchos a aquella jugada de David Tyree hecha hace siete años en el mismo University of Phoenix Stadium. Y luego, en el último minuto, el tiempo corría, ninguno de los coaches pidió tiempo fuera (algo curioso, por decir lo menos) y la jugada que decidió el encuentro. Un duelo que cumplió con la expectativa y que sin duda fue uno de los mejores de los últimos años.

Seattle falla en su intento por repetir como campeón y ahora tendrán un reto igualmente complejo, puesto que les tocará renovar contratos de jugadores claves como Russell Wilson y Bobby Wagner, además de Marshawn Lynch a quien ya le estarían ofreciendo una extensión. Por su parte, New England termina con una espera que se estaba haciendo larga. Tuvieron que pasar 10 años para conseguir el cuarto trofeo Lombardi y por las reacciones post-partido de Brady, Belichick y el dueño Robert Kraft, este título tiene un valor muy especial, quizás mucho más que cualquiera de los tres ganados a principios de la década pasada. Los Patriots igualan la línea de los Green Bay Packers y los New York Giants con cuatro victorias en el Super Bowl, siendo superados por los Pittsburgh Steelers con seis y por los Dallas Cowboys y los San Francisco 49ers, con cinco cada uno.

Brady tiene su cuarto anillo de campeón y además, acaba esta serie de playoffs con 21 triunfos en rondas finales, el mejor de toda la historia entre quarterbacks. Belichick suma cuatro campeonatos ganados como entrenador, igualando lo hecho por Chuck Noll y Hank Stram y la franquicia de New England pasa a ser la que más títulos ha ganado en lo que llevamos de Siglo 21, además de tener el mejor rendimiento de toda la NFL en los últimos años, con un 73% de partidos ganados. El título que parecía esquivo finalmente llegó, los Patriots tienen su cuarto trofeo acallando todas las críticas por el conflicto de los balones desinflados. De la forma que sea, demostraron ser los mejores en un Super Bowl que hizo honor a su nombre, por el partido y el ganador del mismo. Un súper campeón.

lunes, 26 de enero de 2015

Rumbo a Arizona (IV)

Mucho antes de Bill Belichick, mucho antes de Tom Brady, mucho antes de los tres títulos en cuatro años, hubo un personaje que trató de imponer su estilo en los New England Patriots a fines de los 90s y que no dio resultados. Con apenas un año de experiencia previa en la NFL, Pete Carroll había sido nombrado como entrenador en jefe de los Pats en febrero de 1997, pocos días después que el equipo perdiera en su segunda aparición en el Super Bowl con Bill Parcells como head coach. Carroll siempre buscó mantener todo lo bueno que ya tenían los Patriots, pero con su estilo más relajado, más libre, más alegre. Algo totalmente opuesto a lo que era Parcells, quien siempre se distinguió por ser un entrenador de perfil mucho más rígido.

Tal vez, ese cambio radical de perfil fue el que acabó jugando en contra de Carroll, quien llevó a los Patriots a los playoffs en la primera temporada, pero se quedó fuera en las dos siguientes, siendo despedido al final del curso 1999. Esa teoría la confirmaba Drew Bledsoe, quien dijo que el contexto fue muy duro para Carroll y tal vez por eso no haya tenido más continuidad en Foxboro. Aunque por otra parte, esos tres años sirvieron para que emergieran jovenes figuras defensivas, quienes iban a sobresalir años más tarde, como pasó con Tedy Bruschi; Willie McGinest y Lawyer Milloy, a quienes Carroll siempre los motivó para que dieran el salto de buenos jugadores a líderes de equipo.

Pero para desgracia de Pete, su tercer año en New England acabó con récord 8-8. Y eso, significó su salida del equipo. Luego, llegó Belichick, tiempo después empezó a jugar Brady y llegaron los campeonatos para los Patriots. Algo que no pudo vivir Carroll, pero quien a su vez vivía su propio legado como entrenador de USC, consolidándose como uno de los mejores en la competición universitaria, ganando 83 de 102 partidos dirigidos, siendo campeón nacional en 2004.

Después de una década completa en el sur de California, llegó una nueva oportunidad para el oriundo de San Francisco, al hacerse cargo de los Seattle Seahawks a partir del 2010. Un equipo joven pero inestable, el cual ha ido reforzando a través de los años bajo una notoria influencia de Carroll, consiguiendo mediante traspasos a jugadores claves como Marshawn Lynch y encontrando en la tercera ronda del draft a Russell Wilson, quien ingresó a la liga con mucho menos ruido que otros mariscales de su generación.

Se cumplirán cinco temporadas de Carroll como head coach de Seattle y con la excepción del 2011, cada una de ellas acabó como mínimo en la postemporada. Y este domingo, Pete y sus Hawks estarán intentando revalidar su título del Super Bowl ganado hace un año, buscando ser el primer bicampeón de la NFL en exactamente una década, logro que fue conseguido por última vez por los Patriots, el equipo que dirigió el californiano hace ya 15 años y con el que se reencontrará el próximo domingo en Arizona. Muchas coincidencias e historias cruzadas para el coach de 63 años, que seguramente vivirá este partido de forma muy especial.

sábado, 24 de enero de 2015

NHL al día


La liga de hockey sobre hielo ha llegado a su punto medio del presente curso, con la realización del All Star Weekend en Columbus. Al finalizar la primera parte de la temporada regular, nos encontramos con dos equipos del oeste con los mejores puntajes: Anaheim Ducks (68) y Nashville Predators (65). El caso de los Ducks no sorprende mucho, siendo que fueron uno de los protagonistas durante el año pasado, a pesar de haberse quedado en la segunda ronda de los playoffs. Su diferencia de goles es apenas +15, muy por debajo de otros equipos, pero saben mantener ventajas y saben anotar cuando hay que hacerlo. Ofensivamente, sobresale su centro titular Ryan Getzlaf, el séptimo mejor en puntos con 50 (15 goles + 35 asistencias), mientras que su portero Frederik Andersen acumula 26 victorias, siendo superado únicamente por las 29 de Pekka Rinne de los Predators, siendo la pieza clave de este equipo. El finlandés, además, es solo uno de tres arqueros en toda la liga que tiene un porcentaje de atajadas superior al 93% (93.1 en su caso). La mala noticia para Pekka y todo Nashville es que estará un mes de baja debido a una lesión. Será el momento en que Carter Hutton, el goalie reserva, demuestre ser confiable, ya que de los nueve partidos que ha jugado, los Preds apenas ganaron uno.

Mucha atención también con St. Louis Blues y Chicago Blackhawks, ambos con 62 puntos y ambos con 148 goles convertidos, figurando dentro de los cinco mejores conjuntos en toda la competición. De parte de Chicago, Patrick Kane y Jonathan Toews continúan rindiendo como una de las duplas más sólidas, sumando 93 puntos entre ambos (Kane: 22 goles, 29 asistencias / Toews: 14 goles, 28 asistencias). ¿Y qué pasa con los Kings de Los Angeles? los vigentes campeones han tenido problemas de toda especie y es así como llegan a esta pausa con cuatro derrotas consecutivas y la quinta peor marca de toda la liga, con 52 puntos.

La Conferencia Este presenta a los dos equipos más goleadores del torneo, ambos siendo poseedores de los mejores registros: Tampa Bay Lightning, con 64 puntos y 156 goles anotados, y New York Islanders, con 63 puntos y 153 goles anotados. Ambos equipos suelen atacar y disparar mucho a la portería rival en los partidos. De ahí, su abundante producción ofensiva. Los Bolts tienen a Steven Stamkos como principal referente, siendo el cuarto máximo goleador de la liga con 26 goles, mientras que los Isles cuentan con John Tavares como figura principal, encabezando a su equipo con 21 goles y 25 asistencias. Aparte, el conjunto de Long Island cerró de gran manera la primera parte de la temporada, venciendo a sus rivales divisionales Pittsburgh Penguins y New York Rangers, estos últimos en Madison Square Garden.

Muy cerca de esos dos conjuntos aparecen los Detroit Red Wings, con 63 unidades. El otrora protagonista del oeste ha sobrevivido a la lesión de Jimmy Howard, pero cuentan con un plantel muy profundo, mezclando juventud y experiencia con jugadores de la talla de Henrik Zetterberg (44 puntos), Pavel Datsyuk y Danny DeKesyer. Montreal Canadiens saca la cara por los canadienses, valga la redundancia. Suman 61 unidades y como ha sido característico en el último tiempo, Carey Price ha sido prenda de garantía en el pórtico, figurando dentro de los cinco mejores de la NHL en tiros atajados (92.9%), goles en contra (2.15) y partidos ganados (24). ¿Toronto Maple Leafs? ¿Ottawa Senators? ambos registran 47 puntos y por el momento, están muy lejos de los puestos de clasificación.