lunes, 11 de junio de 2018

El momento de gloria para Ovechkin y los Capitals


por Claudio Jorquera
Twitter: @chonet

Reanudando la tradición “quebrada” el año pasado por los Pittsburgh Penguins, los Washington Capitals reiniciaron la alternancia de equipos campeones en la National Hockey League (NHL), al alzarse con su primera Stanley Cup, al imponerse al equipo de expansión de Las Vegas, los Golden Knights, por cuatro partidos contra uno.

La historia de los Capitals

La franquicia capitalina, inició sus actividades en la temporada 1974-75, junto con los Kansas City Scouts (los ahora New Jersey Devils). Tuvieron que pasar nueve temporadas para conseguir su primera clasificación en la antigua División Patrick y 24 para acercarse por primera vez al título, final que perdieron frente a los DetroIt Red Wings, aquel mítico equipo de finales de los ‘90s, comandado desde la banca por el ilustre Scotty Bowman y desde la cancha por históricos como Sergei Fedorov, Steve Yzerman, Nicklas Lidstrom y el portero Chris Osgood. Fueron los últimos bicampeones antes de los Penguins 2016-17.

4-0 fue el resultado en aquella final. Luego de esa barrida, Washington siguió siendo permanente animador de los Playoffs, pero sin una figura que fuera el referente y sea capaz de llevar a la franquicia a una nueva dimensión. El cambio que empezó a cimentar el logro de 2018 se produciría en 2004, cuando seleccionaron al Left Wing Alexander Ovechkin con el número uno en el Draft, que se llevó a cabo en Raleigh, Carolina del Norte. El ruso, proveniente del Dínamo de Moscú era, sin lugar a dudas, el mejor prospecto de esa generación y ya en su momento suponía ser un jugador diferente, que marcaría una época.


Comienza la era Ovi

Pero no fue fácil el comienzo de The Great Eight. La temporada 2004-2005 fue cancelada por un paro de jugadores, por lo que la estrella rusa debutaría en 2005-2006, que también vería comenzar su periplo a otro de los jugadores que han marcado una época en la NHL, el canadiense Sidney Crosby, tres veces campeón de liga con los Pittsburgh Penguins.

Dos campañas regulares sin playoffs no fueron impedimento para que Ovi demostrara todas sus virtudes. Casi 100 goles y 100 asistencias en 163 partidos fueron suficientes para posicionarlo como uno de los mejores jugadores del mundo.

Los playoffs llegaron en la temporada siguiente y se repetirían por otras cinco más. Ganaron cinco veces su división Southeast en seis años y, en 2009-10  obtuvieron por primera vez el Presidents’ Trophy, galardón que es entregado a los equipos que obtienen la mayor cantidad de puntos en la temporada regular de la NHL. Repetirían en 2015-16 y 2016-17. En todos esos años perderían en playoffs, la primera vez contra los Canadiens y las últimas dos, con los finalmente campeones, y clásicos rivales con el paso del tiempo, Pittsburgh Penguins. 

Perdiendo la esperanza

Ya estábamos en la mitad de la década de 2010, y todos veían pasar los mejores años de la Ovechkin Era en Washington sin premio alguno. Los medios criticaban sin piedad a todo lo relacionado a la franquicia y los fans perdían la ilusión de lograr algo grande. Los Capitals perdieron varias series de playoffs llevando la ventaja, sufriendo incluso una penosa eliminación en 2010, tras llevar una ventaja de 3-1 frente a los Montreal Canadiens, un equipo que tuvo 33 puntos menos en la temporada regular y siendo último sembrado en la Conferencia Este.

Seguían contando con el constante aporte goleador de Ovechkin (quién se quedó con tres trofeos Hart, que son entregados al MVP de cada temporada regular) y el sueco Nicklas Backstrom, el Center, quién se convertía en líder histórico en asistencias de la franquicia. Si observan los líderes en goles y asistencias de los Caps desde 2007, verán a la dupla ruso-sueca en lo más alto. Solo el arribo de otro grande de Europa, Evgeni Kuznetsov, opacaría en cierta forma al enorme Backstrom.


MacLellan y Trotz

Luego de fallar en la clasificación a los Playoffs, en 2014, se darían cambios importantes en el equipo del DC. El dueño Ted Leonosis designaría como General Manager a un conocido como Brian MacLellan (fue el GM asistente de George McPhee, quien estuvo por 17 años en la franquicia). Asimismo, se contrataría a Barry Trotz para hacerse cargo del equipo. El gordo Trotz nunca jugó en la NHL, pero estructuró una carrera como Coach desde la AHL (ganando en una oportunidad la Calder Cup) y formando parte del staff que se encargaría del equipo de expansión de Nashville, a quienes dirigió desde su primera temporada (1998-99), hasta la 2013-14. Consiguió llegar a Playoffs en 7 de sus 15 años en la franquicia de Tennessee, sin nunca alcanzar siquiera la final de Conferencia. La década y media en los Predators dotó a Trotz de un imagen de mucho respeto entre sus colegas.

Trotz generó un cambio de cultura en la franquicia, reconstruyendo completamente el sistema defensivo, con un John Carlson líder detrás de la línea azul. Convirtió a Ovechkin en un jugador destacado, nuevamente. Backstrom no solo sería el líder de asistencias del equipo, si no que de toda la NHL. Le dio la confianza al joven Braden Holtby en la portería y a Kuznetsov como líder de la segunda línea de ataque.

Fueron tres derrotas seguidas en segunda ronda de playoffs. Y Trotz, a pesar de todo, no lograba superar el listón que dejó en Nashville.

El camino a la final

En la Temporada 2017-18, nuevamente se quedarían con su División, y serían los sembrados # 1 de la parte baja del cuadro del Este. En primera ronda, pareció que todo se venía abajo, porque fueron sorprendidos dos veces por los Columbus Blue Jackets en el Capital One Arena. El equipo de Ohio logró clasificar, y apenas pudo aguantar el embate de los capitalinos, quienes ganaron los cuatro partidos siguientes.

En Semifinales de Conferencia, un viejo conocido. Los Penguins y las siete derrotas seguidas. Amigo lector, no estoy diciendo que los Penguins le ganaron los últimos siete partidos a los Capitals. Estoy diciendo que los Penguins ganaron las últimas siete SERIES de playoffs. Fue una batalla memorable, donde los capitalinos no se dejaron nada guardado, estaban decididos a romper la historia.

Y comenzó todo mal para los Caps, porque dejaron ir una ventaja de dos goles en el primer partido. Mejoraron mucho y mostraron completa superioridad en los siguientes dos, en particular en el juego tres, donde dieron una muestra de garra anotando en las postrimerías del partido. Luego de quedar 2-2, ganarían la serie con dos triunfos consecutivos, ambos con goles al final y en el tiempo suplementario. Fin a la mufa. Ya se hacían habituales las tomas de la NBC a la cara de Ovechkin celebrando y mirando al cielo. Se venían Stamkos y compañía, los Tampa Bay Lightning.

Al contrario de las series anteriores, en la Final de Conferencia comenzaron ganando con facilidad los dos primeros partidos en el Amalie Arena, de Tampa. Pero los Bolts respondieron con dos victorias fuera de casa, a la que sumaron una tercera seguida en el quinto partido. Pero los Caps tenían una sola meta en su mente. Llegar a la final. Terminaron anotando los últimos nueve goles, para quedarse con la serie y el título de la conferencia con dos blanqueadas. A esta altura de la post-temporada, la figura del portero Braden Holtby se hacía gigante. 53 salvadas en esos dos partidos lo elevaron a la categoría de héroe. Prince of Wales Trophy para el equipo rojiblanco.


En el Oeste también pasaban cosas sorprendentes

Las Vegas Golden Knights dieron el golpe a la cátedra durante toda la temporada terminando con sobresalientes 109 puntos, ganando la Pacific Division con relativa comodidad. Enorme trabajo de la Gerencia comandada por George McPhee (si, el mismo ex de los Capitals) y el entrenador Gerard Galliant, quienes consiguieron el concurso de muy buenas figuras en el Draft de Expansión, como el multicampeón ex golero de los Penguins, Marc-André Fleury, William Karlsson, Jonathan Marchessault y James Neal, otro ex Penguins y subcampeón en 2017 con los Predators. 50 triunfos en Regular Season y una blanqueada en primera ronda ante Los Angeles Kings empezaron a ilusionar a los fanáticos de la Ciudad del Pecado.

En la siguiente ronda, parecía que todo seguiría igual, porque comenzaron destrozando a los San Jose Sharks en el T-Mobile Arena. Un 7-0 que hacía presagiar una nueva blanqueada. Pero el equipo tecnológico demostró por qué no estaba allí de suerte. Ya habían hecho añicos a los Anaheim Ducks, que apenas anotaron cuatro goles en toda la serie previa. Tras dos sufridos partidos terminados en Overtime, los Golden Knights salieron muy dañados y permitieron que la serie se pusiera a dos partidos por lado. Un esfuerzo final les permitió ganar los últimos dos partidos de la serie, incluyendo una blanqueada en el partido final. Marc-André Fleury, el portero, también se hacía figura.

Solo los sorprendentes Winnipeg Jets eran la barrera en el camino de los Knights para llegar a la final de la Copa Stanley en su primera temporada. Y la cosa comenzó muy bien para el último equipo canadiense en competencia. Un cómodo 4-2 encendió las alarmas en el desierto. La aparición estelar del Center Jonathan Marchessault devolvió la ilusión a los amigos de los Casinos, con cuatro goles entre los partidos dos y tres para dar vuelta la serie. Y en los partidos cuatro y cinco, siempre miraron hacia atrás. Dos victorias por un gol de diferencia sentenciaron a los canadienses (que no ven desde los Canucks del 2011 un finalista, y desde los Canadiens del '93 un campeón) y nos invitaban a presenciar lo inaudito, un equipo de Las Vegas, y de Expansión, se llevaba el Campbell Bowl, trofeo que es el ticket del Oeste para luchar por la Stanley Cup.


La contundencia de los Capitals en la Final

Luego de una década dominada por los Kings, luego los Chicago Blackhawks y los Penguins, finalmente la NHL contaría con un nuevo campeón. Y la serie, comenzaría a toda orquesta. La artística y grandilocuente presentación inicial de los jugadores de los Knights se traspasó al blanco rink del T-Mobile. Un partido con 10 goles y cinco cambios de ventaja. Los dos goles finales del checo Tomas Nosek le darían la ventaja al equipo del estado de Nevada.

Pero el juego vertiginoso de los equipos del Oeste fue ferozmente anulado por el sistema defensivo de Trotz, quién estaba en su último año de contrato. Literalmente se estaba jugando el futuro. Su modelo, que busca instalar la presión en todos los sectores de la pista buscando el error del rival, se olvida de la estética y prioriza la actitud, con un Ovechkin líder dentro y fuera de la cancha. Fue tan notorio el liderazgo del ruso, que cuando habían goles de otros compañeros de equipo, los miembros de la banca siempre iban a saludar a Ovi. Eso fue algo muy notorio en todas las transmisiones de la NBC.

Los cuatro partidos siguientes fueron jugados al ritmo de Washington. Nunca se vio al Vegas de las series anteriores. El gol de James Neal, al principio del segundo partido, fue la última ventaja que tuvo Las Vegas en toda la serie. No solo se vio el trabajo de conjunto, si no que las individualidades alcanzaron su mejor nivel en el momento oportuno. Fueron 11 los jugadores diferentes que anotaron goles en los cuatro partidos finales. Opkin, Eller, Ovechkin, Kuznetsov, Smith-Pelly, Oshie, Wilson, Carlson, Kempny, Connolly y Vrana aportaron para la causa. Holtby sumó la friolera de 114 salvadas en esos partidos.

Los Capitals devolvieron la derrota inicial con un 3-2 en Las Vegas. Regresaron a casa y se quedaron con el tercer partido con un poco de sufrimiento al final, pero fueron avasalladores en el cuarto, donde se pusieron 4-0 en el placar, terminado 6-2.

El último partido estuvo lleno de emociones, porque los Knights no querían que la Copa se entregara en su casa. Entraron al último período con una exigua ventaja gracias a un gol de Reilly Smith, pero Devante Smith-Pelly, un criticado jugador que deambuló por varios equipos de la liga y llegó esta temporada a los Capitals, quería irse con la Copa a como fuera lugar. En la mitad del tercer período, fue a pelear el puck en la zona rival, buscando forzar el error, y dio un golpe legal a su rival contra la pared. El disco fue recuperado en el borde de la línea azul por Brooks Orpik, quién lo devolvió al arco de Fleury, siendo interceptado por el mismo Smith-Pelly quién, casi cayéndose, consiguió el empate parcial.

Con menos de ocho minutos en el reloj, sucedió lo impensado. Un disparo rápido de Brett Connolly golpeó el cuerpo del Marc-André Fleury. El portero no se dio cuenta que el disco pasó entre sus piernas, quedando a merced de Lars Eller, quién metió su stick justo en el borde del área chica. Eller se convirtió en el primer nacido en Dinamarca en ganar la Stanley Cup. El danés inició la racha de cuatro victorias con el primer gol de los Caps en el segundo partido y remató la serie anotando el gol decisivo. Los jugadores de Vegas fueron incapaces de dar vuelta la situación y vieron cómo se esfumaba su ilusión.

Después de 44 temporadas, 3.701 partidos jugados y 28 apariciones en playoffs, los Washington Capitals se convirtieron en campeones de la Stanley Cup. El Washington Post señaló que ha sido la mayor cantidad de tiempo que ha requerido un equipo de las cuatro grandes ligas de Estados Unidos (NFL, NBA, NHL y MLB) para conseguir su primer campeonato. En ese mismo contexto, es el primer título de liga para la ciudad en el siglo y desde 1992, cuando los Redskins de Joe Gibbs ganaron el Super Bowl XXVI en Minneapolis.

Alex Ovechkin por fin conseguía el premio que deseaba, que consolidará su legado y pavimentará su camino al Hall of Fame. Se quedó con el Conn Smythe Trophy, que se otorga al MVP de los Playoffs. Fue el el mejor en goles, con 15 y dio 12 asistencias. Evgeny Kuznetsov, fue el líder en asistencias y puntos (20 y 32, respectivamente). Los Capitals aprovecharon muy bien los powerplays (ventaja numérica por penalidad). T.J. Oshie y Alex Ovechkin anotaron seis goles cada uno en esa condición. Nicklas Backstrom dio ¡13! asistencias en powerplay. Braden Holtby fue el líder de los porteros, con apenas 2.14 goles en contra y fue el líder en minutos jugados en todos los playoffs.

Así, los miembros del roster de los Capitals, y el staff técnico y administrativo verán tallados sus nombres en una de las bases de la gloriosa Stanley Cup.

¡Nos vemos en la próxima temporada!

Claudio Jorquera es columnista invitado en Gringo Sports. Es uno de los responsables de NFL Chile, siendo uno de los comentaristas en el podcast de aquel sitio. Además, contribuye para Spanish Bowl.

domingo, 10 de junio de 2018

Curry, el verdadero MVP


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

Un carisma especial, una presencia inconfundible, una técnica (quizás) irrepetible y un ritmo imparable. Es la principal cara de esta época victoriosa en la bahía californiana y el jugador que mejor representa el estilo de juego que impera actualmente en la NBA. Cualquiera que haya seguido el proceso evolutivo de los Golden State Warriors, desde sus primeros playoffs en 2013 al presente, reconoce en Stephen Curry como el principal artífice de la escalada del equipo guerrero, pasando de ganar partidos y competir en postemporada a coleccionar tres campeonatos en un lapso de cuatro años.

El fenómeno Curry se puede apreciar de diferentes maneras. Primero, como un talentoso jugador, dueño de una prodigiosa técnica para driblear. Con el balón en las manos y en plena carrera, entra en ritmo y muchas veces pareciera estar ignorando la pizarra de Steve Kerr y así llevar el flujo del partido a su propio ritmo, marcando la pauta del juego. Ojo, lo suyo no es solo por rachas y canastas por montones. Lo suyo también tiene una faceta de armador que ha ido puliendo con los años y así es como cada vez interpreta mejor los partidos, identificando situaciones favorables para su equipo. A veces, en vez de tirar al aro reparte el balón para alguien en mejor posición suya y así lograr una fácil canasta.

En segundo lugar, y quizás la faceta más interesante para observar y disfrutar, es cuando se dedica estrictamente a lanzar. Apenas necesita de algunos centímetros de espacio, apenas necesita fracciones de segundo y apenas se desprende de la pelota. Todo eso con una frescura inusitada e impactante. Cuando entra en esas rachas tiradoras, parece apoderarse de toda la escena y puede ser capaz de romper cualquier partido con su flow. Ese estado casi inconsciente se pudo apreciar plenamente en el segundo y cuarto partido de las recientes finales frente a los Cleveland Cavaliers.

En el segundo encuentro, Curry convirtió 16 de sus 33 puntos en el último cuarto. Los tiros caían sucesivamente y los momentos máximos ocurrieron, primero cuando convirtió un triple con un segundo en el reloj de tiro y desprendiéndose del balón con una sola mano (más impresionante aún, fue ver como la pelota tocó solo red) y luego, en una jugada de cuatro puntos cuando metió un triple desde la esquina y en el acto, recibió una falta de Kevin Love. Oracle Arena hizo erupción y terminó en una ovación cerrada, después que Steph convirtiera su noveno triple de esa noche (esos 9 triples son récord para un partido de finales).

Ya en Cleveland, con la serie a disposición de los Warriors, todo el equipo salió a liquidar desde el jumpball del cuarto partido. Curry encabezó la fiesta y de entrada, cuando al buscar una falta, lanza un triple de forma desbalanceada... ¡con éxito y solo tocando red!. Desde ese momento ya se percibía que iba ser otro partido de los grandes para Steph, quien acabó convirtiendo siete triples (37 puntos en total), algunos de ellos desde distancias bien kilométricas, y entre medio añadió algunos dobles en ataques directos al aro, en otra prueba de su evolución como jugador.

Tampoco hay que olvidar que en el primer partido, Curry metió 29 puntos y algunas de esas canastas llegaron en el clutch, cuando había mucha presión, cortando un poco con esa vieja narrativa que "Curry-se-apaga-en-las-difíciles" y en el tercero, si bien apenas convirtió 11 unidades, en el cuarto final metió dos canastas que ayudaron a liquidar ese duelo a favor de Golden State, junto con los 43 puntos que consiguió Kevin Durant en ese encuentro.

A partir de todas sus características dentro de la pista, se genera una tercera forma para apreciar su impacto dentro de los Dubs y la liga en general: su actitud. Curry no solo juega y lanza triples con las yemas de sus dedos, también disfruta del momento y cuando entra en racha, no solo mete un tiro tras otro, sino que sonríe, celebra, anima al público y hasta se pone a bailar. El # 30 de los Warriors es mucho más que un shooting guard, es un artista que brinda espectáculo y los triples son su máxima manifestación artística.

Así como en la música existen los guitarristas virtuosos, habría que decir que en el baloncesto hay tiradores innatos e inconscientes, como Curry y así lo ha demostrado desde 2013, cuando batió por primera vez el récord de triples en una temporada (una marca que después rompió dos veces más). Desde entonces, solo se ha dedicado a jugar cada vez mejor, siendo el principal pilar del ascenso de los Warriors. La fama, los récords, los premios individuales y los títulos con su equipo han llegado como consecuencia.

Curiosamente, en ninguno de los tres títulos de este conjunto de Golden State, el premio de MVP de las finales ha sido para Curry. En 2015, Andre Iguodala fue galardonado. Y en los dos recientes, el distinguido fue Kevin Durant. En los dos primeros casos, eran bien entendibles, pero en este último era donde Curry verdaderamente jugó como el mejor integrante de los Warriors y donde realmente merecía aquel premio, pero la votación oficial declaró lo contrario.

Aunque tal vez eso no importe demasiado. Curry fue la gran figura en tres de las cuatro victorias con que los Warriors barrieron a los Cavaliers y su particular impacto trajo un nuevo trofeo para Golden State, defendiendo con éxito el título obtenido hace un año. El baloncesto de alto ritmo continúa triunfando en la NBA, el juego de triples está más vigente que nunca y por todo eso, Stephen Curry es un auténtico MVP aún si no recibió esa distinción y más que eso, es todo un icono de la actual época en el deporte del balón naranja.


Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.