sábado, 11 de julio de 2015

El auge del Small Ball

Tomar el balón, abrir la cancha, pasar rápido entre los compañeros, crear situaciones ideales para
lanzar triples o bien, canastas fáciles en la llave, aprovechando los desmarques. Agilizar el ritmo para tener más posesiones y con ello, tener más opciones para anotar. Ese es el básquetbol que ha irrumpido con fuerza en las dos últimas temporadas de la NBA y cuyo notorio éxito invita a creer que el Small Ball es un estilo que ha llegado para quedarse.

Esta forma ofensiva y alegre parece novedosa, pero no lo es tanto si recordamos a aquellos Phoenix Suns que dieron espectáculo hace una década, dirigidos por Mike D'Antoni y comandados en la pista por Steve Nash, Amare Stoudamire y Shawn Marion. El vértigo que imponían esos Suns los llevó a liderar las tablas anotadoras de la liga entre 2005 y 2008, metiéndose incluso dentro de los cuatro finalistas en dos años consecutivos. Ese juego de correr y disparar fue, en ese momento, un refresco para una competencia que estaba siendo predominada por las defensivas y los partidos de lento desarrollo.

Si tomamos como ejemplo aquel equipo y lo trasladamos a la NBA del 2015, claramente podemos comprobar que esos Suns marcaron un precedente. Desde entonces, han aparecido más equipos con bases rápidos y aleros ágiles, además de tener una predilección colectiva por el triple. Justo las cualidades que requiere un equipo para correr este tipo de ofensivas, tal como está ocurriendo en la actualidad con los Golden State Warriors, quienes terminaron ganando el campeonato jugando con un alero en el puesto de pívot, en la figura de Andre Iguodala quien fue el MVP de las Finales, ejerciendo un rol muy importante en ofensiva, debido a sus cualidades tiradoras que obligaron a sus pesados marcadores a moverse más allá de su espacio habitual.

Además, los Warriors cuentan con bases y aleros idóneos para jugar al Small Ball. El niño que juega de profesional (a.k.a. Stephen Curry) mueve la pelota, tira a la canasta y asiste a sus compañeros con una espontaneidad asombrosa - además de batir el récord de triples convertidos en una temporada en dos ocasiones, con 272 en 2013 y 286 en este año. Klay Thompson complementa muy bien saliendo de cortinas y ubicándose correctamente para lanzar triples, mientras que Draymond Green corre, ataca, lanza, asiste y hasta juega defensiva. Las condiciones necesarias para un alero flexible y ágil. Así fue como los Warriors marcaron la pauta en la temporada recién finalizada, siendo el equipo con el mejor ritmo de juego (98.3 posesiones por juego) y la mejor eficiencia ofensiva en toda la competición (111.6 puntos por cada 100 posesiones).


En términos estadísticos, el ritmo de juego es uno de los parámetros que sirven para comprobar la evolución que ha tenido la NBA en la última década. En 2005, se jugaban 90.9 posesiones por partido, en tanto que en los últimos dos años se han jugado 93.9. Exactamente tres posesiones más a través de diez años. Parecen pocas, pero bien se pueden notar al observar partidos. Se corre mucho más en la competición actual. Los porcentajes y eficiencias no han variado mucho en los últimos diez años. Los equipos más anotadores se mantienen promediando entre 105 a 110 puntos por partido, mientras que los ratings ofensivos han oscilado entre los 104.6 a 107.6 puntos por cada 100 posesiones. Pero existe otro parámetro muy revelador que permite comprobar de igual forma esta evolución ofensiva y tiene relación con la tendencia a lanzar triples. Ojo, no encestar sino que meramente intentar disparos de tres puntos.

Aquellos Phoenix Suns eran reconocidos, entre otras cosas, por lanzar muchos triples, llegando a promediar casi 29% intentos de triples por partido en la temporada 2004/2005, superando largamente a la media de la liga de dicho año (19.6%) y sin tener un sólo equipo que superara el 30% de triples lanzados por juego. ¿Qué ha pasado desde entonces? lentamente comenzaron a incrementarse los tiros detrás de la media luna, siendo el Orlando Magic el primer equipo en superar el 30% de intentos de 3's en la campaña 2008/2009, tendencia que mantuvieron hasta la liga 2011/2012. Ellos y los Knicks eran los únicos en lanzar tal proporción de triples en esos años. Pero en las últimas tres temporadas, comenzó a darse una erupción triplera.

Entre el 2005 y 2012, el promedio de triples intentados en la liga subió de 19.6 a 22.6, y de ahí los promedios han escalado a 24.3 en 2013, 25.9 en 2014 y 26.8 en este 2015. Esa evidente subida de los últimos tres años condice con una mayor cantidad de equipos que han apostado por bajar la estatura de sus alineaciones y empezar a jugar más rápido y buscar más tiros de larga distancia. Así es como hemos pasado de sólo dos equipos que lanzaban sobre 30% de triples en 2012 a ¡siete! en la temporada recién finalizada. Esos siete equipos en cuestión: Houston Rockets, Cleveland Cavaliers, Los Angeles Clippers, Atlanta Hawks, Philadelphia 76ers, Portland Trail Blazers y Golden State Warriors.

Si nos fijamos en los equipos, son planteles que están armados con jugadores ideales para el Small Ball y encima, los resultados han justificado esa apuesta. Cuatro de esos siete equipos llegaron al tramo final de los playoffs: Hawks, Cavaliers, Clippers y Warriors, siendo estos últimos los campeones. En el 2013, habíamos visto destellos de Small Ball con el Miami Heat, especialmente cuando alineaban a Chris Bosh como un pívot falso. En el 2014, los San Antonio Spurs alinearon a Boris Diaw como pívot para las Finales y tal movida de Gregg Popovich dejó como resultado una lluvia de triples. Ahora en 2015, los Warriors llegaron a disputar el título como un reconocible equipo triplero y de tal manera, lograron adjudicarse el trofeo Larry O'Brien.

Quizás, dentro de un tiempo aparezca otro equipo que imponga un estilo distinto que sea visto como revolucionario, pero por ahora, las alineaciones "chicas" son las predominantes en la liga. Muchas corridas, muchos tiros, muchos puntos y partidos rápidos. Baloncesto ofensivo, colectivo y muy vistoso.

Oficialmente, estamos en la era más triplera de la historia.