lunes, 27 de marzo de 2017

El club de los 70


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

En la noche del pasado viernes, Devin Booker hizo historia. El joven base de los Phoenix Suns se convirtió en tan solo el sexto jugador que logra 70 puntos o más en un partido de la NBA (en su caso, fueron exactamente 70), siendo este el undécimo caso en toda la historia. Mucho más que una racha tiradora, mucho más que un gran partido. Booker, como lo supo hacer alguna vez Kobe o en muchas tantas Chamberlain, terminó apoderandose del espectáculo más allá del resultado. Sus compañeros lo buscaron, los defensores lo encaraban, el público del TD Garden acabó aplaudiendolo a él pese al triunfo de los Boston Celtics. Así de extraordinario fue todo, el ascendente jugador de 20 años de edad se metió a una pequeña pero muy selecta lista.

Historia de la NBA / Jugadores con 70+ puntos en un partido

100 Wilt Chamberlain (Philadelphia Warriors, 2/III/1962)
  81 Kobe Bryant (Los Angeles Lakers, 22/I/2006)
  78 Wilt Chamberlain (Philadelphia Warriors, 8/XII/1961)
  73 Wilt Chamberlain (Philadelphia Warriors, 13/I/1962)
  73 Wilt Chamberlain (San Francisco Warriors, 16/XI/1962)
  73 David Thompson (Denver Nuggets, 9/IV/1978)
  72 Wilt Chamberlain (San Francisco Warriors, 3/XI/1962)
  71 Elgin Baylor (Los Angeles Lakers, 15/XI/1960)
  71 David Robinson (San Antonio Spurs, 24/IV/1994)
  70 Wilt Chamberlain (San Francisco Warriors, 10/III/1963)
  70 Devin Booker (Phoenix Suns, 24/III/2017)

Booker es el más joven en llegar a 70 puntos en un juego y se suma una lista en la que figuran históricos como David Robinson, Kobe Bryant y que es dominada notoriamente por Wilt Chamberlain, quien encabezaba todas las anotaciones de la liga en buena parte de los años sesentas. El factor común que une a estos casos es que en todos ellos, los jugadores tomaron por lo menos 38 tiros a la canasta y lanzaron, al menos, 18 tiros libres.

El caso de Devin es así. Tras una primera parte normal, con 19 unidades, y donde los Suns ya perdían ampliamente en casa de los Celtics, explotó en la segunda a tal punto que todas las jugadas ofensivas de su equipo pasaban por sus manos durante el último cuarto de juego. Sus compañeros contribuyeron, cometiendo fouls a sus oponentes para frenar el tiempo y tener más posesiones y luego, entregándole el balón. Y Booker cumplía, encestando tiros de toda especie. Bandejas, a media distancia, de tres puntos y desde la línea de libres. Pese al dominio del equipo de Boston en el juego, era la joven estrella de Phoenix quien estaba llevándose toda la atención.

Poco a poco, Booker coleccionaba anotaciones y así fue llenando su ficha estadística hasta redondear los 70 puntos, a los que llegó mediante estos registros: 21/40 tiros al aro, 4/11 triples y 24/26 tiros libres en casi 45 minutos dentro de la pista. Impresionan esos 24 puntos en la línea de libres, de hecho completó sus 70 de esa forma e igualmente, sus 40 intentos a la canasta que representaron casi la mitad de los 86 de todos los Suns, algo muy similar a los anteriores casos de jugadores con 70 o más puntos. Sólo para tenerlos de referencia: Chamberlain llegó a 100 puntos con 63 tiros y Bryant requirió de 46 intentos para alcanzar sus 81 unidades.

Pese al extraño contexto, no hay que desvalorizar lo hecho por Devin. Es la figura dentro de un equipo que intenta armarse para el futuro y que no logra ganar muchos partidos, razón por la que el oriundo de Grand Rapids no suele aparecer mucho en resumenes televisivos o en debates de especialistas y/o fanáticos sobre los mejores jugadores de la liga. En la presente temporada había tenido un par de partidos con 39 puntos, que eran su mayor marca (esos dos partidos fueron jugados en Ciudad de México) y otro con 36, hace un par de semanas, donde liquidó el partido en la última jugada con un triple frente a los Dallas Mavericks.

Pero esto supera a todo lo que había cosechado en su naciente carrera que comenzó hace menos de dos años. Una carta de presentación maciza y bien especial. Setenta, una cifra precisa, redonda. Como si con eso nos estuviera sugiriendo la presencia de una futura gran estrella basquetbolística.

lunes, 13 de marzo de 2017

Lluvia de Rockets

Popularmente, los conceptos correr y lanzar triples están asociados exclusivamente con los Golden State Warriors. Hay mucha verdad en eso, pues el equipo de Oakland ha sobresalido en los últimos años por tener alineaciones relativamente chicas, con mucho juego rápido y triples por doquier. Esa fórmula los ha llevado al éxito, el cual varios equipos han intentado replicar. Y uno de esos conjuntos ha tomado esa forma de juego y la ha exagerado aún más, haciendo del triple su modus operandi.

En la presente temporada, los Houston Rockets se han engolosinado con los tiros largos a tal punto que encabezan la NBA con 40.6 intentos de triple por partido y con 14.7 triples convertidos por cada encuentro, además de ser el equipo con la mayor proporción de triples lanzados, con un 46.7% y de tener el mejor rating ofensivo, con 115.5 puntos por cada 100 posesiones. La llegada de Mike D'Antoni (quien se atrevió a correr el Small Ball durante la década pasada) ha influenciado en esta tendencia triplera. Los Rockets juegan muy rápido (99.0 posesiones por partido, el 4° mayor ritmo del torneo) y lanzan de igual manera, pero no se trata solo llegar y tirar al aro.

El cambio que le ha impreso D'Antoni pasa por haber establecido una serie de movimientos, cortinas altas y rotación precisa del balón, que les ha generado muchos tiros cómodos para cualquiera de sus lanzadores, ya sea Ryan Anderson, Ben Gordon, el recién llegado Louis Williams y por supuesto, su estrella James Harden, quien está viviendo su mejor temporada, en cuanto a calidad de juego y en cuanto a números. Si bien persiste con su costumbre de provocar a los contrarios para que le cometan fouls, el barbudo está moviendo el balón de forma mucho más ágil, involucra mucho más a sus compañeros en las jugadas y ha mejorado en su efectividad tiradora.

Así es como Harden se ha convertido en un jugador mucho más decisivo para el bien de su conjunto, que actualmente se sitúa tercero dentro de su conferencia, y también para su causa. Con tan solo un mes por disputar en la temporada regular, el ex reserva del Oklahoma City Thunder está bordeando la triple decena: 29.1 puntos, 11.2 asistencias y 7.9 rebotes en 36.5 minutos en la pista. Esas once asistencias de media por partido son récord personal, superando por cuatro a sus promedios de las dos temporadas anteriores y como si fuera poco, ha registrado 16 triples decenas, la más reciente fue la que marcó en la noche del domingo contra los Cleveland Cavaliers, con 38 puntos, 10 rebotes y 11 asistencias. Hasta se dio el lujo de meterle un tapón a Kyrie Irving. Méritos propios de un posible MVP.

Aunque, hay que estar alerta con su debilidad: la defensiva. Así como son capaces de correr y anotar muchas canastas, también permiten muchas anotaciones a los oponentes, tal como son los equipos dirigidos por D'Antoni. Colectivamente, suelen ser muy lentos y pasivos en las rotaciones. Y si les mueven mucho el balón, pierden las marcas con relativa facilidad facilitando muchos tiros cómodos a los rivales. En este momento, Houston figura en la medianía de la tabla en cuanto a rating defensivo, permitiendo 108.6 puntos por cada cien posesiones, además de aceptar un 46% de tiros convertidos a los rivales, estando dentro de los 12 equipos que permiten ese porcentaje o peor que aquello.

Un sistema que, con los jugadores adecuados, está rindiendo frutos ofensivamente, brindando grandes exhibiciones, además de contar con un legitimo candidato al premio de Jugador Más Valioso de la temporada en la figura de Harden. Han demostrado ser capaces de transformar los partidos en auténticos "corre-corre" y así lograr imponer su método, aunque queda por ver que pasaría en unos eventuales playoffs, cuando las defensas cobran mayor relevancia. Por ahora, los Houston Rockets están llenando la vista de sus fanáticos a base de ataque y sobre todo, de una lluvia de disparos.

lunes, 6 de marzo de 2017

Tantas lunas

Hace cuatro meses escribí por última vez algo relativo a la NBA. En esa nota, mencionaba la llegada de Kevin Durant a los Golden State Warriors con todos los pros y contras que eso conllevaba. Admito que tenía muchas dudas, pero me agrada ver como los Warriors mantienen su esencia colectiva, aún con la adición de otro anotador más. Los Warriors iban a paso galopante, liderando el oeste, encabezando los ratings ofensivos de la liga, hasta que Durant se lesionó la semana pasada. Nuevamente han tenido que ajustarse, Stephen Curry está volviendo o al menos tratando de volver a su original rol de ser la (absoluta) primera opción anotadora. Le fue bien el domingo en New York: convirtió 31 puntos y metió casi la mitad de sus triples, pero le tomó mucho tiempo entrar en ritmo. Es más, estuvo toda la semana anterior con problemas tiradores. La excelencia mal acostumbra a la gente, una pequeña racha negativa y ya habían comentaristas hablando de unos "vulnerables Warriors". Este es un largo camino y seguro que Golden State llegará en buena forma a la postemporada, la duda será ver en qué condiciones retornará Durant, quizás por ahí esté la clave de un posible campeonato.

Es muy buena la evolución orgánica que viven los Boston Celtics. El actual plantel se ha ido construyendo paulatinamente con varias selecciones del draft más oportunos traspasos y/o fichajes de agencia libre, como ocurrió en su momento con Isaiah Thomas. Poco a poco se ha construido el equipo, se definió una línea de juego, se fortaleció la defensa y también ha visto como Thomas pasó de ser un decente anotador a una estrella de la liga. Ofensivamente el equipo se ha transformado y de forma sorpresiva siguió el actual patrón de juego en la competencia y así es como los Celtics promedian 12 triples convertidos por partido (3° en la liga) además de tener la séptima mejor eficiencia ofensiva (111.4 puntos por cada cien posesiones, 7° en la liga). Aún están en pleno ascenso, aún tienen matices que trabajar y deficiencias que corregir (¡cómo le cuesta anotar a los reservas!), pero ya están ganando muchos partidos y ya son capaces de darle pelea a los grandes, como ocurrió en el partido del miércoles pasado frente a los Cleveland Cavaliers. Un palo-a-palo que supo resolver Boston, aplicando mucho criterio en las jugadas ejecutadas en los últimos dos minutos.

Se suponía que Lebron James iba a jugar menos este año, que iba a reservar energías para el tramo más importante. Pero resulta que Lebron está jugando 37.6 minutos por partido, dos más de los que jugaba el año pasado y ya se ha ausentado de algunos encuentros, para poder descansar. Lo bueno, para causa suya y de los Cavs, es que James está bordeando la triple decena en cuanto a sus promedios: 25.9 puntos, 8.1 rebotes y 8.9 asistencias. Lebron sigue siendo el jugador más determinante de Cleveland, pero se sabe que necesita más compañía de la que ya tiene. Las adiciones de Kyle Korver, Derrick Williams y el recién llegado Deron Williams indican una mayor variedad en cuanto a cualidades de juego y mayor amplitud para el plantel. Ahora, los Cavaliers quedaron prácticamente con dos jugadores por cada posición. A ver si con eso no sobrecargan de trabajo a James, quien por mucho que sea el MVP de las últimas Finales, en algún momento podría desgastarse.

Anthony Davis, un gran jugador en un equipo pobre. Para desgracia suya, los New Orleans Pelicans figuran antepenúltimos en su conferencia, aunque igualmente están a solo cuatro juegos de distancia respecto del último puesto clasificatorio. Una pena que así sea, pues el uniceja mete la mitad de sus tiros, promedia una doble decena (28.3 puntos, 11.8 rebotes), y aún así su equipo apenas ha ganado un poco más de un tercio de sus partidos. Dos causas para comprender porqué a los Pellies les va mal pese al desempeño de Davis: el equipo tiene la cuarta peor eficiencia ofensiva de la liga (103.8 puntos por cada cien posesiones) y convierten tan solo el 44.4% de sus tiros al aro, el noveno peor porcentaje del torneo. Encima, hace un par de semanas llevaron a Demarcus Cousins, un alero/pívot con muchas condiciones pero muy dado a la indisciplina dentro de la cancha. Un ejemplo: tres faltas cometidas en menos de tres minutos, el viernes pasado frente a los San Antonio Spurs. Así es muy difícil para Davis y su conjunto.