lunes, 6 de marzo de 2017

Tantas lunas

Hace cuatro meses escribí por última vez algo relativo a la NBA. En esa nota, mencionaba la llegada de Kevin Durant a los Golden State Warriors con todos los pros y contras que eso conllevaba. Admito que tenía muchas dudas, pero me agrada ver como los Warriors mantienen su esencia colectiva, aún con la adición de otro anotador más. Los Warriors iban a paso galopante, liderando el oeste, encabezando los ratings ofensivos de la liga, hasta que Durant se lesionó la semana pasada. Nuevamente han tenido que ajustarse, Stephen Curry está volviendo o al menos tratando de volver a su original rol de ser la (absoluta) primera opción anotadora. Le fue bien el domingo en New York: convirtió 31 puntos y metió casi la mitad de sus triples, pero le tomó mucho tiempo entrar en ritmo. Es más, estuvo toda la semana anterior con problemas tiradores. La excelencia mal acostumbra a la gente, una pequeña racha negativa y ya habían comentaristas hablando de unos "vulnerables Warriors". Este es un largo camino y seguro que Golden State llegará en buena forma a la postemporada, la duda será ver en qué condiciones retornará Durant, quizás por ahí esté la clave de un posible campeonato.

Es muy buena la evolución orgánica que viven los Boston Celtics. El actual plantel se ha ido construyendo paulatinamente con varias selecciones del draft más oportunos traspasos y/o fichajes de agencia libre, como ocurrió en su momento con Isaiah Thomas. Poco a poco se ha construido el equipo, se definió una línea de juego, se fortaleció la defensa y también ha visto como Thomas pasó de ser un decente anotador a una estrella de la liga. Ofensivamente el equipo se ha transformado y de forma sorpresiva siguió el actual patrón de juego en la competencia y así es como los Celtics promedian 12 triples convertidos por partido (3° en la liga) además de tener la séptima mejor eficiencia ofensiva (111.4 puntos por cada cien posesiones, 7° en la liga). Aún están en pleno ascenso, aún tienen matices que trabajar y deficiencias que corregir (¡cómo le cuesta anotar a los reservas!), pero ya están ganando muchos partidos y ya son capaces de darle pelea a los grandes, como ocurrió en el partido del miércoles pasado frente a los Cleveland Cavaliers. Un palo-a-palo que supo resolver Boston, aplicando mucho criterio en las jugadas ejecutadas en los últimos dos minutos.

Se suponía que Lebron James iba a jugar menos este año, que iba a reservar energías para el tramo más importante. Pero resulta que Lebron está jugando 37.6 minutos por partido, dos más de los que jugaba el año pasado y ya se ha ausentado de algunos encuentros, para poder descansar. Lo bueno, para causa suya y de los Cavs, es que James está bordeando la triple decena en cuanto a sus promedios: 25.9 puntos, 8.1 rebotes y 8.9 asistencias. Lebron sigue siendo el jugador más determinante de Cleveland, pero se sabe que necesita más compañía de la que ya tiene. Las adiciones de Kyle Korver, Derrick Williams y el recién llegado Deron Williams indican una mayor variedad en cuanto a cualidades de juego y mayor amplitud para el plantel. Ahora, los Cavaliers quedaron prácticamente con dos jugadores por cada posición. A ver si con eso no sobrecargan de trabajo a James, quien por mucho que sea el MVP de las últimas Finales, en algún momento podría desgastarse.

Anthony Davis, un gran jugador en un equipo pobre. Para desgracia suya, los New Orleans Pelicans figuran antepenúltimos en su conferencia, aunque igualmente están a solo cuatro juegos de distancia respecto del último puesto clasificatorio. Una pena que así sea, pues el uniceja mete la mitad de sus tiros, promedia una doble decena (28.3 puntos, 11.8 rebotes), y aún así su equipo apenas ha ganado un poco más de un tercio de sus partidos. Dos causas para comprender porqué a los Pellies les va mal pese al desempeño de Davis: el equipo tiene la cuarta peor eficiencia ofensiva de la liga (103.8 puntos por cada cien posesiones) y convierten tan solo el 44.4% de sus tiros al aro, el noveno peor porcentaje del torneo. Encima, hace un par de semanas llevaron a Demarcus Cousins, un alero/pívot con muchas condiciones pero muy dado a la indisciplina dentro de la cancha. Un ejemplo: tres faltas cometidas en menos de tres minutos, el viernes pasado frente a los San Antonio Spurs. Así es muy difícil para Davis y su conjunto.

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