
Tal vez, ese cambio radical de perfil fue el que acabó jugando en contra de Carroll, quien llevó a los Patriots a los playoffs en la primera temporada, pero se quedó fuera en las dos siguientes, siendo despedido al final del curso 1999. Esa teoría la confirmaba Drew Bledsoe, quien dijo que el contexto fue muy duro para Carroll y tal vez por eso no haya tenido más continuidad en Foxboro. Aunque por otra parte, esos tres años sirvieron para que emergieran jovenes figuras defensivas, quienes iban a sobresalir años más tarde, como pasó con Tedy Bruschi; Willie McGinest y Lawyer Milloy, a quienes Carroll siempre los motivó para que dieran el salto de buenos jugadores a líderes de equipo.
Pero para desgracia de Pete, su tercer año en New England acabó con récord 8-8. Y eso, significó su salida del equipo. Luego, llegó Belichick, tiempo después empezó a jugar Brady y llegaron los campeonatos para los Patriots. Algo que no pudo vivir Carroll, pero quien a su vez vivía su propio legado como entrenador de USC, consolidándose como uno de los mejores en la competición universitaria, ganando 83 de 102 partidos dirigidos, siendo campeón nacional en 2004.
Después de una década completa en el sur de California, llegó una nueva oportunidad para el oriundo de San Francisco, al hacerse cargo de los Seattle Seahawks a partir del 2010. Un equipo joven pero inestable, el cual ha ido reforzando a través de los años bajo una notoria influencia de Carroll, consiguiendo mediante traspasos a jugadores claves como Marshawn Lynch y encontrando en la tercera ronda del draft a Russell Wilson, quien ingresó a la liga con mucho menos ruido que otros mariscales de su generación.
Se cumplirán cinco temporadas de Carroll como head coach de Seattle y con la excepción del 2011, cada una de ellas acabó como mínimo en la postemporada. Y este domingo, Pete y sus Hawks estarán intentando revalidar su título del Super Bowl ganado hace un año, buscando ser el primer bicampeón de la NFL en exactamente una década, logro que fue conseguido por última vez por los Patriots, el equipo que dirigió el californiano hace ya 15 años y con el que se reencontrará el próximo domingo en Arizona. Muchas coincidencias e historias cruzadas para el coach de 63 años, que seguramente vivirá este partido de forma muy especial.
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