
La quinta selección de ese draft le correspondía al Heat y la aprovecharon eligiendo a Dwyane Wade, quien venía de realizar un extraordinario torneo universitario con Marquette, llegando hasta el Final Four. En un principio, Wade debió batallar con algunas lesiones, pero una vez asentado, comenzó a producir y produjo tanto que Miami, equipo declarado en reconstrucción con Stan Van Gundy como entrenador debutante, comenzó a ganar muchos partidos y en todos ellos, Dwyane era protagonista. El novato, la sensación, el fenómeno. Su irrupción y impacto dentro de Miami era tal que Wade se movía en la pista con una soltura propia de un All Star, atacando sin miedo y tomando un rol de líder en su primer año en la liga. Líder de un equipo que tenía en la rotación a Lamar Odom, Brian Grant, Udonis Haslem -también debutando en ese año-, Caron Butler y Rafer Alston -quien tuvo su noche de fama en esa temporada, al definir un partido contra Dallas con un triple suyo, casi finalizando la prórroga-.
La supuesta reconstrucción estaba acelerando a pasos agigantados y gracias a su nuevo hombre franquicia, quien ya registraba partidos de 30 puntos en su primer año, el cual acabó promediando 16.2 puntos, 4.0 rebotes y 4.2 asistencias y el Heat finalizó la temporada regular con récord de 42-40, clasificando a los playoffs en la cuarta posición. El debut de Wade en las eliminatorias por el título no pudo ser mejor: en los segundos finales del primer juego frente a los New Orleans Hornets, Wade dejó en el camino a Jamal Mashburn con un crossover, se metió en la pintura y a una mano depositó la pelota en el aro. 81-79, triunfo para Miami, que acabaría ganando esa serie en siete partidos.
Inesperadamente, el Heat llegaba a las semifinales de conferencia, donde se encontrarían con los Indiana Pacers, el mejor equipo de la etapa regular. Rick Carlisle, por entonces técnico de los Pacers, ya advertía sobre el impacto de Wade: "Es un gran jugador y en este punto, no parece jugar como novato". Dicho y hecho, el escurridizo base causó problemas de toda especie en la férrea defensiva de Indiana. Eventualmente, Indy ganaría esa serie en seis partidos, poniendo fin así a la temporada del Heat y al primer año de Wade, quien en esos playoffs promedió 18 puntos y 5.6 asistencias.
Si bien era el fin de esa temporada, se sentía que era tan solo el comienzo de nueva era, la cual iba a traer mejores resultados. El primer título, ganado con Wade como MVP de las finales en 2006, y el reciente bicampeonato lo confirman.
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