miércoles, 7 de noviembre de 2018

Eastern Coast Trip (III)


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

New York / 31 de octubre, 2018. De regreso, luego del paso por Boston. Día de Halloween y se nota, porque en Times Square y alrededores anda mucha gente disfrazada a las 3 de la tarde. Después de imprimir mi entrada para el juego que iba a ver, pasé por NBA Store. Una enorme tienda de tres pisos en la que uno puede encontrar lo que se imagine, camisetas actuales y old school, zapatillas, balones, figuras en miniatura de los jugadores y varias cosas más. Es adictivo meterse a una tienda así. Hecha esa visita, era hora de caminar rumbo a 33rd Street esquina 7th Avenue, en el mismo centro de New York. Mucho ruido y mucho tumulto al ser un día hábil. Y en medio de todo eso, un edificio enorme que abarcaba toda una cuadra. En las fachadas se podía advertir, había llegado al Madison Square Garden, al famoso coloso neoyorquino para ver el juego entre los New York Knicks y los Indiana Pacers.

Apenas llegué al MSG pude notar que es un estadio con historia y un encanto particular. En las paredes, hay recuadros con citas y recuerdos de diferentes eventos y personajes que han pasado por ese lugar, hasta Roger Federer alguna vez jugó en el Garden. El ruido que había en las calles era tanto como el ruido que empezó a generarse, ya cuando abrieron las puertas para ingresar. Los Knicks son populares y tienen mucho apoyo, independiente cual sea su momento y sus resultados. La afición local se mezcla con toda la presencia foránea que parece ser muy numerosa, incluyendome. Muchos turistas europeos y se notaba que muchos iban solo por darse la experiencia de ver un partido en el MSG. En las tiendas oficiales del equipo, las camisetas más vendidas son las de Tim Hardaway Jr y Kristaps Porzingins, quien a pesar de estar fuera por lesión es muy un jugador popular en el ambiente Knickerbocker.

Llegó el momento de entrar a la cancha. Ver el techo que tanto caracteriza a este lugar fue quizás lo más impresionante de entrada, además de ver el video-marcador mientras los jugadores comenzaban con sus ejercicios de calentamiento. En los preparativos, podía percibir a los comentaristas televisivos. Mike Breen se veía tan delgado como sale siempre en pantalla, esta vez trabajando para el canal local de NY junto con Walt Frazier. A pocos metros, Jeff Van Gundy con su inconfundible calva junto con Mark Jones, llevando la transmisión de ESPN. Cuando se acercaba el comienzo, estaban hablando frente a la cámara. Seguro que estaban abriendo la transmisión. Sigo observando. Arriba, casi escondidos, se veían los títulos de los Knicks que están muy añejos. Dos campeonatos ganados en los 70s, más otro par de títulos de conferencia. El más reciente, fue un título divisional de 2013. Glorias pasadas, claramente. En la actualidad, los Knicks son muy disfuncionales y vienen de campañas muy complicadas. El público a pesar de su apoyo, es consciente de aquello. Hardaway Jr, quien ni siquiera debe estar dentro de los mejores 10 bases de la liga, es el jugador más aplaudido en el Garden, como se pudo comprobar en la presentación de los jugadores.

A Timmy le gusta tener mucho el balón y hacer dribles de toda especie, pero casi no pasa el balón. Un ballstopper o un pichanguero, en jerga chilena. Y ese es el mejor jugador de los actuales Knicks. Al comenzar el partido, Timmy metió un par de canastas y NY insinuaba, pero los Pacers imponían orden defensivo y posesiones largas. Darren Collison rinde como armador y repartía el balón de entrada, Myles Turner impuso algo de terror con un par de volcadas y el factor sorpresa apareció después con Domantas Sabonis, quien ganaba con altura y buenos movimientos de poste. Ritmo pausado y ataques bien urdidos, es una buena fórmula sobre todo para un equipo del este. Los Pacers tienen materia prima para competir a buen nivel. No por nada en la liga pasada llegaron a los playoffs y forzaron siete partidos a LeBron James y su ex equipo, Cleveland Cavaliers. En otra época, con esa forma de jugar los Pacers habrían sido catalogados como contendientes y quizás puedan serlo en la eventualidad, pero ahora el basket se juega a mil por hora y quizás por eso cuesta tomarse realmente en serio a este equipo.

Había mucha voz de apoyo y mucho grito en las tribunas del MSG. Para desgracia de los locales, todo eso no condice con el desorden que transmiten los Knicks en la cancha. En ofensiva, muchas veces parecen remar cada uno por su cuenta, jugando posesiones de pocos pases y casi nulas cortinas y en defensa, mucha desatención en los rebotes y también para hacer cambios de marcas. En varias secuencias, los Pacers lograban meterse al aro haciendo pick and roll. Aún con toda esa inestabilidad, que también se manifestaba en la expresión de su coach David Fizdale, los Knicks combatían y se mantenían cerca en el marcador, suficiente para que el público se mantuviera expectante. De hecho, la primera mitad terminó favorable a NY por dos puntos de margen. Decía antes que los Knicks viven de glorias pasadas y durante un timeout se notó mucho más: por la pantalla, mencionaron a Jeff Van Gundy, el director técnico del equipo finalista de 1999. Razón suficiente para que los fanáticos Knicks aplaudieran furiosamente. Poco más y lo pedían de vuelta en la banca, junto con Latrell Sprewell, Allan Houston y Patrick Ewing.

Las animaciones y la música que suena en el Garden durante el juego tiene mucho toque retro. La cortina de "D-Fense" viene de un músico que toca el órgano en una esquina del estadio, que incluso fue presentado en un momento para tocar una cortina alusiva a Halloween. Música en vivo, lo que siempre estará bien. También habían juegos en los que se podía participar utilizando una aplicación en celular. A mi alrededor, varios se entretuvieron así. Y también, el grupo de animadores lanzaban poleras a las tribunas. Una pasó cerca mío, habían muchos de pie esperando ansiosamente alguno de esos regalos. En fin, volvamos al basket. Decía antes que Hardaway Jr es el jugador más aplaudido de los Knicks, otro aplaudido es Allonzo Trier, un novato que se integró al equipo después de brillar en las ligas veraniegas. Lanza bien al aro, razón suficiente para que la gente se entusiasme con él. Al parecer, en NY están vitoreando a cualquiera que juegue medianamente bien. En la banca de los Pacers, estaba Kyle O'Quinn un jugador normal que había pasado por los Knicks hace un tiempo. Fue tratado casi como un prócer patrio.

La segunda mitad tuvo un tono similar a la primera, partido relativamente luchado con momentos marcados para cada equipo, pero con mucha imprecisión en ataque. Sabonis seguía destacándose, de hecho iba a terminar la noche perfecto en sus lanzamientos al punto de llegar a las 30 unidades. Brillaba, mientras Victor Oladipo seguía escondido. Mientras miraba el partido, pensaba: los Pacers, poniendo un poco de orden, pueden ganar. Y así fue, en el cuarto período, Indiana apretó mucho más las marcas y de a poco se fue haciendo del control del juego. New York buscaba, pero sin una fórmula clara. Sujetos como Damiean Dotson y Noah Vonleh contribuyen, pero no como para darle solidez a su equipo. Sabonis había llegado a los 30 puntos, pero fue descalificado por cometer seis fouls. Se prendió el público, por fin. Pero ante la baja de Domantas, apareció Oladipo para liquidar el partido, metiendo canastas de contra ataque y un triple a menos de 30 segundos para el final. Ahí, los Pacers sacaban ventaja de cinco y mucha gente no quiso ver más y se levantó de sus asientos antes del final. Otra vez, la fiel hinchada abandonando. Hasta en New York ocurre.

107-101, Indiana terminó ganando de visita, mientras los Knicks volvían a perder en su casa. Oladipo justificó su rol de estrella cuando más contaba, Sabonis sorprendió convirtiendo sus 12 tiros y los Pacers mostraron orden con la dirección de Nate McMillan. "Go back to Seattle!", le gritaba alguien desde la tribuna. Hardaway Jr convirtió 37 puntos, pero juega solo para él. No conduce ni menos reparte el balón. En highlights puede ser que se vea bien, pero en directo se ve como alguien que juega de forma contraproducente para su equipo. Una lástima que dentro de un estadio con tanta historia y para un público que grita mucho, el actual equipo de los Knicks sea tan disfuncional. No tiene forma definida y Fizdale tampoco transmite mucha seguridad, algo que podía percibir desde mi ubicación a varios metros de la cancha.

Faltaba poco para las 11 de la noche. Hora de salir del Garden. Dentro de todo, una buena visita a un estadio histórico, aunque la experiencia no fue plena debido al juego desabrido de los locales. Era noche de Halloween, por lo que había que recorrer las calles y sobre todo, captar el ambiente de esa celebración. En New York se toman en serio los disfraces y se creen el cuento, no hay vergüenza. Ojalá Timmy Jr fuera igual de serio para jugar, le haría bien a su equipo y su propia causa. Pasó una segunda noche de NBA, queda más. Y sobre todo, queda más por conocer. Brooklyn, a la vista.


Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

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