jueves, 2 de noviembre de 2017

Presente y futuro


por Miguel Meléndez
Twitter: @journalistmike

79 puntos, 988 yardas totales y un touchdown decisivo, ocurrido a menos de 30 segundos para el final del tiempo reglamentario. El domingo pasado, los Seattle Seahawks y los Houston Texans nos regalaron el mejor partido en lo que llevamos de temporada en la NFL. Un juego verdaderamente disputado, donde se pudieron apreciar estrategias y sobre todo, una amplia variedad de jugadas por aire en las que brillaron Russell Wilson y Deshaun Watson, quienes desde el principio fueron las estrellas de la tarde.

Por una parte, Wilson representa liderazgo y experiencia. Por otra, Watson tiene el talento y el ímpetu propio de un novato que viene de tener una destacada carrera universitaria. Desde su arribo a la liga en 2012, Russell Wilson ha evolucionado a tal punto que ya es un quarterback que domina diversas facetas del juego. En sus primeros años (incluso cuando ganó el Super Bowl XLVIII) era un scrambler con cierta capacidad de completar pases en jugadas rotas. Su propio crecimiento, además de otras características de su equipo, lo han llevado a tener mayores cualidades de un pasador clásico.

Ahora, Wilson lee más y mejor a las defensas rivales, identifica donde están los espacios como lo sabe hacer cuando se queda dentro del pocket. El domingo lo hizo para conseguir múltiples primeros downs y también en la jugada del triunfo, cuando vio que uno de los safeties se cargaba a un costado, dejando el centro libre, justo por donde corría Jimmy Graham para así lanzarle el balón y convertir la anotación que significaría el definitivo 41-38 en el marcador. Son cada vez más comunes los pases de Wilson jugando plantado dentro del bolsillo, pero sus habilidades escurridizas siguen intactas.

En su primer pase de touchdown, Wilson logró escapar de la presión que venía por su costado izquierdo, estiró la jugada y encontró a Paul Richardson en las diagonales para completar la jugada. Cabe mencionar también que Richardson cooperó notablemente, al cambiar su ruta original una vez que Russell evadía la presión. Mérito tanto del mariscal como del receptor. El mismo Richardson protagonizó otra enorme recepción en la última serie, cuando atrapó un auténtico bombazo lanzado por el # 3, donde Paul quedó uno contra uno y en una especie de jumpball, se quedó con el balón dándole un gran avance a Seattle.

Habilidades muy similares, pero aún en pleno desarrollo, son las que posee Deshaun Watson. El otrora campeón universitario con Clemson tiene atributos físicos que le dan ventaja para desempeñarse como quarterback, los cuales combina muy bien con una fuerza precisa para lanzar pases largos, los cuales saca con asombrosa facilidad y tal como lo ha hecho desde que asumió la titularidad en la segunda semana. Watson se encuentra inserto en un esquema que le permite hacer fintas y sobre todo buscar jugadas grandes, sin tener que interpretar demasiado. En el comienzo del juego del domingo, apenas se tomó un par de segundos para identificar a Will Fuller, quien había ganado la posición a los profundos de Seattle y Watson lanzó un pase con ventaja suficiente para que terminara en anotación.

El playbook que emplean los Texans parece estar hecho para un jugador como Watson, ya que hay muchas jugadas con receptores en movimiento o bien, con opciones para amagar y correr el balón por su propia cuenta. Deshaun sabe ejecutar esas corridas, que son muy propias del college, y encima lo hace con inteligencia ya que no se expone innecesariamente y hasta se barre cuando es necesario. Aparte, tiene capacidad para vender bien las fintas. Lo hizo contra Seattle, donde en dos ocasiones utilizó la misma doble finta -primero de read option y segundo de pase lateral- para completar dos envíos largos, uno de ellos terminó en touchdown, nuevamente con Fuller.

Watson tiene mucha habilidad para desplazarse y poner buenos pases, pero como novato que es, aún tiene detalles que pulir, sobre todo leyendo defensivas. El domingo lanzó tres intercepciones, las tres fueron por errores principalmente suyos. En la primera, nunca vió a Earl Thomas quien siempre siguió la vista de Watson y anticipó el envío, el cual convirtió en siete puntos para los Seahawks. En la segunda, intentó quitarse a dos defensivos y forzó un pase apoyándose en el pie trasero, el resultado fue una intercepción de Richard Sherman. Y en el final del juego, el mismo Sherman anticipó un pase que Watson lanzó de forma precipitada, el # 25 tan solo tuvo que seguir a Fuller y en el acto, quedarse con el balón.

Uno ya tiene trayectoria, otro comienza a construir una carrera a grandes pasos. El domingo, los talentos de Russell Wilson y Deshaun Watson se juntaron para protagonizar un inmenso partido, donde Seattle continúa su ascenso en esta temporada en buena parte gracias a su mariscal, mientras que Houston sigue batallando pero con la buena noticia de haber encontrado a su pasador del futuro. Russell ya es de la elite, Deshaun tiene los pergaminos para pertenecer a ese sitio en la eventualidad.

Miguel Meléndez es el creador y responsable de Gringo Sports. Desde 2011 escribe artículos sobre los principales deportes norteamericanos. Además, es conductor y comentarista en el podcast de NFL Chile.

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