viernes, 17 de junio de 2011

Boston Bruins, 39 años después

Cada año, la postemporada de la NHL presenta historias muy atractivas, desde la primera ronda hasta llegar a la definición por la Copa Stanley. Esta vez, no fue la excepción. Por el título, se enfrentaban Boston Bruins y Vancouver Canucks. Boston, regresando a una final desde su última incursión en 1990 y superando dos séptimos juegos (ante Montreal y Tampa Bay) en las series del Este. Vancouver, poseedor del mejor registro de la liga en temporada regular (117 puntos) e intentando ganar la Copa por primera vez.

En los primeros seis juegos, predominó la condición de local. Los Canucks sacaron ventaja en su casa (cada triunfo por un gol de diferencia) y los Bruins respondieron, cuando les tocó jugar en su pista (17 goles en sus 3 partidos como local). Tres victorias por bando y con ello, había que definir el nuevo campeón en un séptimo juego, el 16º en la historia de las finales y el 6º en la última década.

4-0. Los Bruins, pese a rematar al arco mucho menos que Vancouver, lograron imponerse a domicilio y con todo el público en contra, para finalmente adjudicarse su sexto título de Stanley Cup. El juego físico es su principal característica y además, tienen a Tim Thomas, que es una auténtica prenda de garantía en el arco.

Thomas ganó el premio Conn Smythe, como mejor jugador de los playoffs, y lo hizo estableciendo una marca de más tiros salvados en una postemporada, con 798 y, en unas finales, con 238. Por si fuera poco, se convirtió en el cuarto portero en dejar al rival en cero, en un séptimo juego de finales. A sus 37 años de edad, "The Tank" se consolida como un Goaltender de elite en la NHL.

De esta forma, Boston Bruins terminó con su larga sequía de 39 años sin campeonatos para volver a festejar y, de paso, confirman la buena década deportiva que ha tenido aquella ciudad: 3 Super Bowl's (Patriots - 2001, 2003 y 2004), 2 Series Mundiales de Béisbol (Red Sox - 2004 y 2007), 1 título de la NBA (Celtics - 2008) y ahora, celebran con su equipo de hockey sobre hielo. Un buen -y conveniente- momento para ser bostoniano y empatizar con cualquiera de sus equipos profesionales.

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