
En el quinto juego, apareció Patrick Kane. La principal figura ofensiva de Chicago convirtió dos de los tres goles con los que su equipo tomó ventaja en la serie y quedó a una victoria del título. Kane terminó la postemporada con 9 goles y 10 asistencias, encabezando a su escuadra en puntos, con 19. Grandes motivos para ser eventualmente premiado con el trofeo Conn Smythe, el cual es otorgado al mejor jugador de las etapas finales.
De vuelta en Boston, los Bruins debían ganar para llevar la final al séptimo encuentro y con ello, mantener sus aspiraciones. Todo parecía encaminarse perfectamente para ellos, al estar 2-1 arriba en el marcador, a menos de un minuto y medio para finalizar el partido, y con Chicago jugando con seis atacantes para intentar el empate. La presión ofensiva de los Hawks, una de sus grandes virtudes colectivas, dio resultado en un momento apremiante. Brian Bickell marcó el gol de la paridad, a 1:16 del epílogo. "Nos vamos a otra prórroga", pensaron muchos... menos los 'halcones', que 17 segundos más tarde completaron la remontada por cortesía de Dave Bolland.
Surreal. Mientras los Bruins trataban de meterse nuevamente en el duelo, los Blackhawks liquidaron el juego, para adjudicarse el cuarto triunfo de la serie y así, la Copa Stanley. La segunda que logran en las últimas cuatro temporadas y la quinta en toda su historia.

A falta de éxitos de equipos como los Bulls, los Bears y para qué decir de los Cubs, son los Blackhawks quienes sacan la cara por la ciudad de Chicago y vuelven a levantar el trofeo de Lord Stanley.
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