domingo, 18 de junio de 2017

El bicampeonato de los Penguins


por Claudio Jorquera
Twitter: @chonet

Y ya tenemos campeón de la final de la Stanley Cup 2017. Los Pittsburgh Penguins se convirtieron en el primer equipo de la NHL en el presente siglo que logra defender con éxito su título, luego de derrotar en seis partidos a los Nashville Predators. El equipo dirigido por Mike Sullivan logró hacer historia, duplicando su título por primera vez desde el bicampeonato de los Detroit Red Wings a finales de los años 90, equipo que ya reseñamos en la crónica previa a las finales.

La serie comenzó con dos partidos en Pittsburgh, que dejaron un contundente botín de 2-0 en el bolsillo de los campeones, pero que no fueron paseos en el campo. En el primer partido, un 5-3 muy mentiroso, ya que los Predators mostraron un juego muy sólido y contundente, limitando a los Penguins a lanzar apenas 12 tiros a puerta, ninguno en el segundo período. El comienzo del enfrentamiento estuvo lleno de polémica debido a un gol anulado por offside vía replay que pudo haber cambiado todo. Terminando el primer período, los Penguins se inspiraron y marcaron 3 goles en casi 4 minutos. El primero, un fierrazo en Powerplay de Geno Malkin, el segundo un pase de Chris Kunitz mirando a la tribuna que distrajo a Pekka Rinne, que permitió la anotación de Conor Sheary, quien estaba completamente solo. La tercera conquista, llegaría por un disparo de Nick Bonino que no iba dirigido al arco, pero se encontró con la rodilla del sueco Mattias Ekholm, quien venía patinando muy rápido luego de un cambio de líneas.

La enorme ventaja de los locales fue finiquitada a mitad del último período, con dos goles en ventaja numérica, situación que se volvería a repetir en el partido tres. Fueron 3 goles bajo Powerplay en este partido, algo que no se repetiría jamás. Ryan Ellis anotaría el primer descuento con un disparo lejano facilitado por un pase del polémico P.K. Subban. El segundo descuento, también logrado en Powerplay y en pleno tercer período, llegó gracias a un lanzamiento a media distancia de Roman Josi que rebotó en la parte interna de la rodilla del excelente Colton Sissons. Tres minutos después, un trabajo enorme de Austin Watson batallando por el puck junto a la pared y contra dos defensores, lo dejó libre para dar un certero pase a Frederick Gaudreau, quién apareció como una exhalación desde atrás para anotar su primer gol en estos playoffs y así empatar el juego.

Los Predators, por juego y momentum, iban directo a la victoria, pero casi al final, el desaparecido novato (venía de 8 partidos seguidos sin anotar gol) Jake Guentzel marcó el gol clave con un disparo que se coló arriba de la portería de Pekka Rinne. Al final, se concretaría  la dupleta de Nick Bonino, con un gol en portería vacía.

Dos días después, en el mismo PPG Paints Arena, el segundo duelo. De seguro, no se repetiría una secuencia de tres goles rápidos para los locales. Pero para sorpresa de muchos, se volvió a dar. En el primer período, por fin Nashville pudo ponerse en ventaja, con un golazo de Pontus Aberg, quién en un esfuerzo solitario, venció la débil marca de Olli Maata y con un rápido movimiento derrotó a Matt Murray. El empate llegó luego de un pobre PP de los Penguins, gracias a un jugador que, ahora, estaba en estado de gracia, Jake Guentzel.

En el comienzo del tercer período, la avalancha pinguina. Luego del pitazo inicial, una rápida contra de los locales via Bryan Rust. El oriundo de Pontiac lanzó un potente disparo, y el rebote dejado por Rinne queda a merced del talentoso novato Guentzel, para poner el 2-1. Los otros dos goles, llegaron tres minutos después, y en un lapso de 15 (si, quince!!!!) segundos. El primero vendría de la mano de Scott Wilson, quién le dio un insignificante toque al puck  luego de un pase de un muy irrelevante Phil Kessel, que permitió el rebote en el patín de Fiddler. El disco entró por un espacio también insignificante, para decretar el 3-1. 

Al rato después, la velocidad impresionante de Malkin le permitió sacar una enorme ventaja a Roman Josi y sacó un bombazo que se metió arriba de la portería de Rinne. Un Pekka Rinne que recibió 9 goles en 37 tiros al arco, que lo condenó a salir por el resto del partido, para dar paso al finés Juuse Saros. El reserva salió invicto gracias a un gol anulado por el mismo mecanismo del partido anterior. Un offside visto en el replay. 2-0 en la serie y los Predators tenían que preparar la batalla de los partidos tres y cuatrp en un verdadero volcán en ebullición, el Bridgestone Arena. 

Y fueron muy contundentes. Un global de 9-2 se llevaron los Penguins de vuelta a casa. En el tercer partido, Pittsburgh se puso en ventaja, nuevamente de la mano de Guentzel, y terminó el primer período arriba en el marcador. Pero el segundo período fue la fiesta de Roman Josi. El fenomenal suizo anotó el empate con un balazo y luego dio asistencias a Gaudreau y James Neal, éste último aprovechando un rebote y pase de Viktor Arvidsson, para cerrar el período con un sólido 3-1. En el tercer período, los Penguins literalmente desaparecieron. Smith con un disparo frente a Miller y Ekholm, con un fuerte y angulado disparo cerraron la goleada 5-1. La sensación posterior era que unos Predators más disciplinados estarían tranquilamente en ventaja de 3-0.



La serie se empató 48 horas después. Los Penguins solo anotarían en el primer período, con el empate parcial de Sidney Crosby, luego de la oportuna acción de Calle Jarnkrok para abrir la cuenta. Luego del primer intermedio, Gaudreau anotaría su tercer gol de la serie para romper el empate, en una rápida movida detrás de la portería, que tuvo que ser confirmada luego de revisar el video. Los Penguins tuvieron grandes oportunidades para empatar, pero una gran tapada luego de un violento lanzamiento de Crosby y, tras cartón, otra salvada imperial de Rinne impidió el 2-2. En una contra, Arvidsson anotaría el casi definitivo 3-1, el cual fue confirmado con un Empty Net Goal de larga distancia, cortesía de Filip Forsberg. Sería el último gol de los playoffs para los Predators.

Como sucede habitualmente, el quinto partido sería clave. Podía dejar match point a los Predators, quienes podrían finiquitar su primer título en casa. Pero justo se les ocurrió jugar el peor partido de la serie. Y los Penguins, jugaron el mejor. En menos de 7 minutos ya los Penguins estaban 2-0, con sendos goles de Justin Schultz y Bryan Rust. En la agonía del período inicial, los locales se ponían 3-0 con una combinación extraordinaria de Phil Kessel y Evgeni Malkin. El primero, controlando con maestría el disco, esperando con paciencia la llegada del ruso, quien con un bombazo de primera, derrotó a Rinne. Nuevamente sería sacado del partido.

El segundo período también fue muy contundente. Connor Sheary le dio rápidamente la bienvenida a Juuse Saros, luego de un genial pase de Crosby. Luego, Kessel firmó su oportuna reaparición, con un disparo solo a media distancia. Al terminar el período, una esforzada salida desde propio campo del defensor Ron Hainsey le permitió llegar al gol luego de una nueva combinación de Kessel y Malkin. Se repetía la misma fórmula, pero en orden distinto, al 3-0 del primer tiempo. Partido más que finiquitado. El período final estuvo de más, aunque se destacó por sus 14 penalidades, 9 de ellas por peleas, mala conducta y actitud antideportiva. Aunque lo más violento había sucedido en el primer período, donde en una acción que pasará a la historia, un violento Sidney Crosby -quién ya sufrió conmociones cerebrales en el pasado - golpeó repetidamente contra el hielo la cabeza de P.K. Subban, situación lamentablemente ignorada por los jueces. Algo que no va a ayudar a la imagen de jugador sucio que tiene la superestrella de los Penguins.

El partido 6 suponía el regreso a la caldera de Nashville y la oportunidad de los locales de salvar el match point que tenían en contra, el primero de todos los playoffs. Hubo oportunidades para ambos equipos, generando un partido muy dinámico y muy entretenido. Rinne y Murray fueron figuras durante todo el encuentro.

Los errores arbitrales fueron muy comentados. En el segundo período, un disparo a quemarropa de Filip Forsberg es contenido de forma parcial por Matt Murray. Pero en un costoso error, el referee Kevin Pollock firmó su sentencia de muerte en el estado de Tennessee y pitó apresuradamente el fin de la jugada, pensando que el portero había detenido completamente el puck. Pero no fue así, el disco se deslizó por debajo de joven guardameta y quedó a merced de Colton Sissons, quien anotaría. Luego del replay, el equipo arbitral confirmó la anulación del gol. Error costoso que cambió en parte el destino de la serie.

Los Predators no pudieron concretar. Sissons, Arvidsson y Josi fallaron grandes oportunidades de gol. Contaron con 4 powerplays, incluyendo un 5 contra 3 por algunos segundos. Pero no llegó el gol de la ventaja. El tercer período se llenó de tensión y parecía que el que anotara, se llevaría la victoria. Y llegó a los 58 minutos de juego, con un gol que valió una copa. 

En una inocente jugada cerca de la pared del lado de Nashville, el defensa Ryan Ellis hizo rebotar el puck contra el muro. El Center Calle Jarnkrok, algo perdido en terreno defensivo, no fue capaz de enviar lejos el disco. Chris Kunitz lo tomó en terreno contrario y buscó a Justin Schultz, quién intentó un fuerte disparo a la derecha del portero. Luego del rebote en la pared y la parte posterior del arco, apareció un desaparecido Patrik Hornqvist, quién en un rápido movimiento, se desplazó del frente del área celeste, se puso a la izquierda de Rinne, hizo rebotar el puck en el codo izquierdo del portero, quién desesperado, no pudo dar con el disco y le dio un golpe en la cara al que inició la jugada, Ryan Ellis.




Luego de la revisión por posible interferencia sobre el portero, se confirmó el gol, y en las postrimerías del partido, un gol con la portería vacía de Carl Hagelin sentenció la serie, la Copa y el bicampeonato para la franquicia de Pittsburgh. Quinto título en seis finales, y todas logradas fuera de casa. Los jugadores felicitaban con todo al joven Matt Murray, quien sacó dos blanqueadas en los partidos 5 y 6 de la serie. Mientras tanto en Pittsburgh, una multitud pagó 10 dólares para ver el partido en la pantalla del PPG Paints Arena. 19.000 fanáticos lloraron de alegría con el nuevo éxito de los Penguins.

Sidney Crosby se llevó por segundo año seguido el Conn Smythe Trophy, que premia al mejor jugador de todos los Playoffs. 27 jugadores (incluyendo tres lesionados, como el destacado defensa Kris Letang) y 26 entrenadores, administrativos y miembros del Front Office -incluyendo a la leyenda y dueño Mario Lemieux- se ganaron el derecho de ver sus nombres grabados en la legendaria Stanley Cup.

Los Penguins se convirtieron, junto a los Edmonton Oilers, en los equipos con más campeonatos de la Stanley Cup dentro de las franquicias que no formaron parte del Original Six, superando a un rival clásico, los New York Rangers, aunque aún quedaron muy lejos de los 24 títulos de Montreal Canadiens, los 13 de Toronto Maple Leafs y los 11 de Detroit Red Wings. Eso sí, han quedado apenas a un título de Boston Bruins y Chicago Blackhawks, por el cuarto lugar en el historial de campeones.

Para Nashville, queda el consuelo de llegar como underdog en todas la series en las que jugaron y sacar adelante unos playoffs extraordinarios, con un juego contundente, vistoso y contar con el apoyo de una fanaticada de lujo. Ahora tienen el desafío de dar profundidad a sus líneas de ataque, renovar varios agentes libres importantes y resolver el problema de la portería. Peter Laviolette ha logrado notables avances en estos tres años a cargo del equipo, clasificando a playoffs en todas las temporadas, aunque los puntajes en temporada regular han ido bajando.

Nos veremos en una próxima oportunidad.

Claudio Jorquera es columnista invitado en Gringo Sports. Es uno de los responsables de NFL Chile, siendo columnista y conductor del podcast de aquel sitio. Además, contribuye para Spanish Bowl.

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