jueves, 19 de enero de 2017

Misión Houston (III)

Los playoffs de la NFL, un terreno en el que se ganan las batallas, se forjan los campeones y se consagran las leyendas. Este último termino puede ser perfectamente asociable con Aaron Rodgers, quien está marcando una serie legendaria. Si en el juego de Wild Card fue capaz de completar un pase de Ave María, en el reciente partido divisional de sus Green Bay Packers contra los Dallas Cowboys hizo todo lo humanamente posible para conducir a su equipo rumbo a la victoria.

Rodgers es capaz de manejar el ritmo del partido, con su liderazgo, sus decisiones en la cancha, sus pases y su astucia, con la que saca de quicio a los rivales, provocando offsides u otras infracciones que generan avances automáticos para Green Bay. Es tal su capacidad que no tiene vergüenza en señalizar a sus compañeros que aceleren el paso, si encuentra a la defensiva rival con 12 jugadores en la cancha.

Su precisión quirúrgica se refleja en los pases de más de 20 yardas, lanzados directamente a las manos de sus receptores, sin importar si el balón pasa rozando alguna mano adversaria. Es como si Aaron tuviera cada movimiento calculado, el suyo para tirar el balón y el de sus receptores en cuanto a sus rutas. Dentro del pocket es implacable y fuera de él lo es todavía más. Cuando se desplaza, nunca pierde de vista las trayectorias de sus compañeros, quienes lo ayudan recorriendo sus rutas o bien, improvisando sobre la marcha cuando la jugada parece romperse.

El ejemplo más claro de eso último se dio en aquel pase a Jared Cook en la última ofensiva del domingo pasado, cuando Rodgers se movió a su izquierda y mientras tomaba espacio vio en todo momento como Cook lograba separarse de los defensores. Así fue como el pase fue lanzado a un punto en que solo el receptor lo podía atrapar. De hecho, en una toma se vio como Rodgers le indicaba a Cook como debía colocar sus pies para completar la jugada.

Solo para tener una idea del nivel en el que se encuentra el #12 de los Packers, en estos playoffs tiene una precisión de 84% en pases lanzados fuera del pocket (14 de 17) con 220 yardas, un abuso comparado con el resto de los quarterbacks combinados quienes apenas completan 40% con 200 yardas entre todos. Y como si fuera poco, en los últimos dos años Rodgers ha completado ocho pases de +30 yardas en el último minuto de cada mitad. Calificarlo de excelente, en este momento, sería algo mezquino. Es mucho más que eso.

Rodgers es el jugador más valioso del equipo empacador, pero no juega solo. Así como sus receptores completan atrapadas que parecen imposibles, también está Mason Crosby quien demostró lo confiable que es y lo hizo en un momento de máxima presión, conectando dos goles de campo de +50 yardas en los dos minutos finales. El primero, de 56 yardas y el segundo, de 51 yardas, en la última jugada del partido, coronando el esfuerzo que había hecho Aaron y compañía en los segundos finales del enfrentamiento. Ocho victorias consecutivas, sacaron a los Cowboys quienes habían entrado en primer lugar a los playoffs y se nota que están con la confianza por las nubes. El conjunto de Green Bay llega en su mejor momento a la final de conferencia.

El resto de la jornada

No hay secretos con los Atlanta Falcons. Son un equipo pasador y así es como juegan sus partidos, de principio a final. Un pasador como Matt Ryan (¿MVP de esta temporada?) que explota cualquier espacio que le concedan los rivales, receptores como Julio Jones y Mohamed Sanu que se esparcen por toda la cancha, acumulando yardas y touchdowns por doquier, y corredores como Devonta Freeman y Tevin Coleman que complementan de forma precisa en el esquema. Como si nada, les metieron 36 puntos a los Seattle Seahawks, cuya defensiva no tuvo forma de parar este circo aéreo que tendrá una última función en su Domo, el próximo fin de semana.

Fue extraño el partido entre los Houston Texans y los New England Patriots. Extraño, porque los Pats rindieron por debajo de sus estándares habituales, con muchos pasajes imprecisos y hasta perdiendo el balón en un par de ocasiones. Extraño, porque la estrella ofensiva fue Dion Lewis quien anotó de tres formas distintas: mediante un acarreo, devolviendo un kickoff (98 yardas) y atrapando un pase de Tom Brady. Lo que no tuvo nada de extraño fue el rendimiento ofensivo de los Texans, quienes tuvieron problemas para mover el balón, desaprovecharon oportunidades y su mariscal Brock Osweiler tiró dos intercepciones que acabaron decidiendo el juego. New England jugará la final de conferencia por sexta vez consecutiva.

En la crónica anterior, indicaba que los Pittsburgh Steelers podrían seguir requiriendo de una alta y eficiente dosis terrestre, si deseaban seguir avanzando en los playoffs. Dicho y hecho: Leveon Bell corrió 30 veces y acumuló 170 yardas, las que ayudaron notoriamente a que el conjunto acerero dominara en el tiempo de posesión y con ello, aseguraron el triunfo en casa de los Kansas City Chiefs, pese a no haber convertido touchdowns. Todos los puntos fueron logrados por su pateador Chris Boswell quien marcó seis goles de campo, los cuales son una nueva marca en partidos de playoffs. Pittsburgh volverá a jugar de visita, pero tiene las armas necesarias como para llegar al Super Bowl LI.

Finales de Conferencia

Campeonato NFC: Green Bay Packers / Atlanta Falcons, en Georgia Dome.

Se enfrentaron el 30 de octubre en ese mismo escenario. Fue un partido rápido y muy dinámico, donde el marcador se movió constantemente y al final, terminó ganando el equipo de Atlanta por la mínima diferencia (33-32), gracias a una conexión de último minuto entre Ryan y Sanu. Ambos equipos son definidos por sus ofensivas, vienen de superar las 400 yardas totales en la ronda divisional y ambos llegan en muy buena forma a este duelo. Un antecedente de postemporada: 15 de enero de 2011, los Packers siendo sextos clasificados borraron a los Falcons tras anotarles 48 puntos. Rodgers anotó por aire y por tierra, en tanto que Ryan regaló un pick six. Green Bay acabó ganando el Super Bowl XLV.

Campeonato AFC: Pittsburgh Steelers / New England Patriots, en Gillette Stadium.

En temporada regular, los Patriots ganaron tranquilamente el enfrentamiento del pasado 23 de octubre (27-16), pero con un detalle muy considerable: Landry Jones era el quarterback titular de los Steelers, debido a una lesión de Ben Roethlisberger. New England llega a este domingo con ocho triunfos consecutivos y Pittsburgh con nueve, y por increíble que parezca, será tan solo la segunda ocasión que Brady y Roethlisberger coincidan en un juego de playoffs. La vez anterior fue el 23 de enero de 2005, los Pats ganaron a domicilio y eventualmente se adjudicaron el Super Bowl XXXIX. Tom estaba invicto en playoffs (9-0 por entonces), mientras Ben estaba terminando su primer año en la liga. Otros tiempos.

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