martes, 11 de diciembre de 2012

Adrian Peterson

En una época predominada por ofensivas aéreas, resulta llamativo ver a un corredor de estilo tradicional encabezar a un equipo. Tal es el caso de Adrian Peterson, quien resurgió de una fuerte rotura de ligamentos sufrida el año pasado, para volver a consolidarse como el mejor running back de la NFL.

El hecho es aún más sobresaliente, si se considera que la ofensiva de los Minnesota Vikings está diseñada principalmente para darle el balón a Peterson. Con 1.600 yardas y 10 touchdowns en 13 partidos, ya aparece como candidato para alguno de los reconocimientos individuales de fin de temporada, ya sea jugador ofensivo del año e incluso, para el más valioso de la liga.

Su estatus como corredor de primer nivel se justifica plenamente, viendo que las defensivas rivales se enfocan primordialmente en neutralizarlo. Su fuerza fisica para enfrentar a los advesarios y su elusividad para esquivar tackleadas lo convierten en un auténtico caballito de batalla y en todo un espectáculo para sus seguidores.

Parte de esas cualidades quedaron de manifiesto en la última jornada, donde vencieron a los Chicago Bears, cuando Peterson, en la primera jugada del partido, logró una escapada de 51 yardas, primero explotando el espacio generado por sus linieros y luego, acelerando en campo abierto y derribando algunos intentos de tackleo.

Siendo un gran corredor, todavía puede mejorar, particularmente en el cuidado del ovoide. En la presente campaña registra tres balones sueltos -dos de ellos recuperados por los rivales-, aunque no son tantos en comparación a los 12 que entregó en sus primeros tres años.

De todas formas, es sólo un detalle al lado de las seis yardas que promedia por acarreo. Excelente, tratándose de una ofensiva que tiene la quinta menor proporción de pases intentados en la competencia, lo que da un mérito más grande a lo que realiza el otrora miembro de los Oklahoma Sooners.

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