lunes, 15 de septiembre de 2014

Controlando el ovoide

Dentro de los sistemas tradicionales del fútbol americano, se encuentra el Smashmouth, que consiste en ofensivas basadas en jugadas terrestres, en donde los corredores tienen una alta proporción de toques de balón. El propósito es correr, sumar yardas y anotar, pero también, se trata de consumir el mayor tiempo posible en cada posesión y de golpear a los defensivos en cada jugada hasta cansarlos. En la NFL moderna, son muy pocos los partidos en los que un equipo domina aplicando todos esos elementos, aunque algo que perdura hasta el día de hoy es el control del balón, para manejarlo y anotar, y a su vez, para tener en la banca al contrario. Así fue como Dallas Cowboys, Buffalo Bills y San Diego Chargers ganaron sus partidos de la segunda jornada.


En el caso de los Cowboys y los Bills, nos encontramos con que ambos tuvieron predilección por los acarreos para comenzar sus ofensivas, aunque los primeros lo aplicaron como su modus operandi mientras que los segundos lo hacían para complementar con los pases. Considerando las jugadas de primer down, los Cowboys corrieron 28 veces y en solo dos de ellas, perdieron yardas. Tomando en cuenta los 1st downs, Dallas promedió 5.7 yardas por acarreo, con Demarco Murray como pieza clave, llevando el balón por el centro o entre los tackles. Los linieros ofensivos abren buenos espacios y así lo entendió el entrenador Jason Garrett, quien apenas ordenó siete jugadas de pase en primera oportunidad. Al final, los Cowboys tuvieron el balón por 41:11, sumaron 220 yardas terrestres (167 de Murray con un touchdown) y así, lograron su primer triunfo de la temporada.

Los Bills acabaron su partido con un relativo balance en su selección de jugadas (33 acarreos, 26 pases) y tuvieron el balón en 28:43, pero en situaciones de primera oportunidad, también tuvieron una marcada tendencia a correr, aprovechando la mezcla de fuerza y velocidad que proponen Fred Jackson y C.J. Spiller. De las 22 jugadas que tuvieron en 1° down, en 16 de ellas corrieron, promediando 5.8 por acarreo y en ninguna de esas 16 corridas, tuvieron yardaje negativo. El impacto que tuvieron esas corridas estuvo en la posterior comodidas y efectividad de su mariscal E.J. Manuel para lanzar el balón, en particular al novato Sammy Watkins, a quien encontró en 11 ocasiones, de las cuales en ocho Watkins pudo atrapar el balón, incluyendo uno de touchdown en el final del tercer cuarto. Los acarreos abrieron el camino para el segundo triunfo consecutivo del equipo de Buffalo.


El caso de los Chargers es muy distinto. Son un equipo mucho más pasador que los dos mencionados anteriormente, aunque la semejanza se encuentra en el control de balón que sostuvieron a partir de sus prolongadas marchas, que combinaron adecuadamente los pases con los acarreos (al final del juego: 37 pases y 37 acarreos). Tomando en cuenta sus jugadas de primera oportunidad, el conjunto de San Diego corrió 14 veces y pasó en 12, aunque con el detalle que esos 12 pases en 1° down fueron durante la primera mitad, mientras que en la segunda decidieron correr más, puesto que necesitaban mantener la ventaja que acabó siendo definitiva frente a los Seattle Seahawks. Terminaron promediando 5.0 yardas por jugada en primeros downs y en general, sumaron 377 yardas y tres touchdowns (los tres de Antonio Gates) a través de 42:15 con el balón en su poder. Control y dominio absoluto a partir de su ofensiva y claves fueron sus jugadas en primera oportunidad.

Con una adecuada selección de jugadas y de personal para ejecutar las ofensivas, se pueden conseguir actuaciones muy prolíficas, arrasando en yardas, puntos y tiempo de juego. Viejas recetas que nunca se deben ignorar, así lo entendieron y aplicaron ayer los Cowboys, los Bills y los Chargers. En caso de estos últimos es particularmente llamativo, puesto que derrotaron a los actuales campeones, haciéndolos ver como un equipo vulnerable (¿Habrá influido el calor también?). A tal nivel, que Richard Sherman fue quemado en cinco oportunidades.

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