lunes, 29 de septiembre de 2014

Estirando la cancha

Los receptores siempre han cobrado un rol especial y espectacular en el desarrollo de un partido de fútbol americano. Más en la actual NFL, donde muchos han pasado a tener un perfil estelar, gracias al incremento de las jugadas de pase. Ya sea con velocidad, con ubicación, con tamaño, con ajustes y por supuesto, manos seguras, los wide receivers pueden ser factor en los partidos, como ocurrió en algunos de los desafíos de la cuarta semana.

En el duelo entre Green Bay Packers y Chicago Bears se pudo ver a tres tipos de receptores y cada uno de ellos rindiendo de manera muy distinta y muy eficiente, a la vez. De parte de los Bears, Martellus Bennett (9 recepciones, 134 yardas) fue el principal blanco de su mariscal Jay Cutler, gracias a sus casi dos metros de estatura y 120 kilos de peso, sacando provecho de sus cualidades físicas para vencer en cada enfrentamiento con el esquinero de turno (Sam Shields o Davon House) que colocaba Green Bay. Bennett no sólo se impone con su tamaño, el cual combina llamativamente con elusividad y mucha seguridad para atrapar cada pase. Bennett representa una nueva especie de tight ends, en la que sobresalen Jimmy Graham y Rob Gronkowski, con movimiento, elasticidad y fuerza. Todo en el mismo envase.

Del otro lado, los Packers cuentan con Randall Cobb y Jordy Nelson (ayer: 221 yardas combinadas y 4 touchdowns), quienes pueden desarrollar toda clase de rutas, aplicando cortes para lograr el espacio para ganar la posición y sumar yardas por doquier. Cobb, al ser más joven, tiene mucha velocidad y Aaron Rodgers suele buscarlo en rutas largas, más aún cuando queda en cobertura uno a uno. Por su parte, Nelson (¿el receptor más infravalorado de la liga?) se encuentra en un tramo de su carrera en el que combina su rapidez con inteligencia, la cual aplica para hacer ajustes sobre la marcha y para improvisar, en jugadas rotas. El factor común de ambos es que son muy confiables en jugadas cruciales y también, en las 20 yardas finales, donde ambos suelen convertir en cada balón que les envían.

Así como Cobb, los receptores con menos de cinco años de experiencia suelen sobresalir por velocidad, tal como ocurre con Antonio Brown en Pittsburgh Steelers (ayer: 131 yardas en 7 recepciones, 2 touchdowns) y Keenan Allen en San Diego Chargers (ayer: 135 yardas en 10 recepciones). Ambos poseen cualidades similares: apariencia física ligera, muy veloces para recorrer la cancha y con capacidad para ejecutar rutas y cierta clase de quiebres que les permiten conseguir jugadas de alto yardaje. Como ejemplo, su promedio de yardas por atrapada en sus juegos de ayer: Brown promedió 18.7 y Allen 13.5. Sus respectivos quarterbacks, Ben Roethlisberger y Philip Rivers, siempre los buscan cuando pretenden lanzar pases largos y estos receptores suelen no defraudar cuando van por esas jugadas que encabezan los highlights televisivos.

En el otro extremo, están los receptores con más de una década de trayectoria, quienes en algún momento fueron muy rápidos pero que debido a su edad, hasta cierto punto, han perdido algo de velocidad, pero que pueden compensar con su ubicación en la cancha para asegurar 1°s downs. Reggie Wayne en Indianapolis Colts (ayer: 119 yardas en 7 recepciones, un touchdown) y Steve Smith en Baltimore Ravens (ayer: 139 yardas en 7 recepciones, dos touchdowns) son fieles representantes de aquella especie.

Wayne no solo sigue siendo el receptor más seguro de los Colts, sino que es un auténtico referente dentro de un equipo en plena etapa de construcción. El joven Andrew Luck siempre lo busca en situaciones de presión y Wayne entiende que debe contribuir para la causa colectiva. Aún sigue ganando en duelos mano a mano, pero se ha vuelto extraordinario aplicando los detalles sutiles que marcan a los grandes receptores, haciendo ajustes y siempre colocando muy bien su cuerpo antes de asegurar la recepción. Smith en tanto, aún puede correr rutas profundas, aunque ya en su última etapa con Carolina Panthers venía perfilándose más como un receptor de posesión, asegurando el primer down y luego, ver si conseguir más yardas. Dado su tamaño (1.75 metros, 84 kg.), aún es capaz de correr largos trayectos como en su primer touchdown del juego de ayer, en la que tomó el balón (tras desvío de su compañero Owen Daniels) y lo llevó a lo largo de 61 yardas hasta las diagonales. A sus 35 años, Smith todavía tiene reserva en el tanque.

Diferentes contexturas y diferentes cualidades para un mismo rol dentro de una ofensiva. Atrapar el balón, mover las cadenas o bien, llevarlo a toda máquina hasta llegar a la zona de anotación. Los receptores siempre serán una especie muy talentosa en este juego y si vemos la aparición, relativamente reciente, de jugadores tipo Gronkowski o Graham, entonces el abanico se amplía y así vemos como sigue evolucionando esta posición.

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